Son la nueva camada de autores
colombianos, los mismos que adelantaron el lanzamiento de sus novelas
para no toparse con la de Gabo, "Memoria de mis putas tristes"
Durante la Feria del Libro de Bogotá 2003, Susan
Sontag le preguntó a Héctor Abad Faciolince (1958):
- "¿Ha escrito protestando por lo que caba de hacerles
Fidel Castro a los disidentes?".
- "Sí".
- "¿Mencionó en ese escrito el silencio cómplice
de García Márquez?".
- "No".
- "¿Por qué no lo denunció?".
- "Por que Gabo ha sido una persona generosa conmigo y, concretamente,
acaba de hacerme un favor".
Como era de esperar, la confesión del autor medillense
causó controversia y, de paso, le brindó a Efraim
Medina Reyes (1967) otra excusa para hecer vudú
con "García Marketing" (como lo llama) y su séquito.
Pese a sus discrepancias, tanto Abad Faciolince como Medina
Reyes forman
parte de la nueva camada de escritores colombianos que lograron cruzar
el charco deshaciéndose de la mochila del macondismo. Son la
"Promoción Mutante", irónicamente llamados
"nietos de García Márquez", aunque lo suyo
más bien es la orfandad, el karma de la eterna sombra.
Su buena racha comenzó en el cruce de milenios,
con éxitos de ventas y laureles internacionales como el Premio
Lengua de Trapo 1999 a Abad Faciolince por "Basura"; el
de la Semana Negra de Gijón 2000 a Jorge Franco (1961) por
"Rosario Tijeras"; el Biblioteca Breve 2002 a Mario Mendoza
(1965) con "Satanás", y la Beca Rolex 2004 al creador
de "Su casa es mi casa" (Planeta), Antonio García
Ángel (1972), quien por un año será asesorado
por Mario Vargas Llosa en la producción de su nueva novela.
Hubo otros que no ganaron, pero siempre estuvieron en
las finales, como Santiago Gamboa (1965), que se hizo un sitial con
"Perder es cuestión de método".
Yo, el peor de todos
"A García Márquez lo queremos, pero
lejos", pareciera ser la consigna de este nuevo contingente,
liderado (gracias a su capacidad para provocar ruido) por Medina Reyes.
Su vida no tiene nada de "fresa". A los cuatro
años vio a su padre morir
atropellado; se crió en la pobreza, de la que escapó
gracias a la escritura, sus dotes de músico (7 Torpes Band),
la veta empresarial (Fracaso Ltda.) y sus arrebatos pugilísticos.
En 1990, publicó el poemario "El automóvil
sepia", que despertó la ira de un grupo feministas de
Cartagena que compró toda la tirada y la quemó en un
plaza; cuenta la leyenda que el propio autor contribuyó a la
hoguera con varios ejemplares.
Su censurada novela "Érase una vez el amor
pero tuve que matarlo" (1997) logró salir al mercado en
2001, convirtiéndose en un best seller, con traducción
al italiano vía Feltrinelli.
En 2002, Medina Reyes lanzó "Técnicas
de masturbación entre Batman y Robin" (Seix Barral). Con
una portada que exhibía sin tapujos su humanidad y personajes
de vuelta de cualquier límite, se transformó en el libro
del año, el mismo que Gabo sacaba sus memorias "Vivir
para contarla" (Mondadori).
Definitivamente, el fantasma no cedía terreno,
por lo que era necesario aunar esfuerzos. Impulsados por sus editoriales,
los integrantes de esta nueva Colombia se las ingeniaron para resistir
el próximo tornado: el lanzamiento mundial de la novela de
Gabo, "Memoria de mis putas tristes" (Mondadori), anunciado para el 15 de octubre.
Un tirada inicial de un millón de ejemplares después
de una década sin incursionar en el género es como para
asustar a cualquiera. Pero no hay que engañarse con esto de
las fechas.
"Lo más probable es que salga en noviembre.
Gabo siempre hace una campaña distractora porque tiene que
sacar lo más cerca de diciembre, que es cuando la gente compra.
Acá, todos los sellos quieren lanzar antes que él para
no tener que competir", explica el bogotano Felipe Restrepo,
comentarista literario de la revista "Semana".
Así las cosas, Medina Reyes presentó la
semana pasada "Sexualidad de la pantera rosa" (Seix Barral);
hoy Ricardo Mendoza sacará "Cobro de sangre" y a
fin de mes, Antonio
Ungar (1974)
hará lo propio con "Zanahorias voladoras" (Alfaguara).
No se queda atrás Ricardo Silva (1975): en octubre lanzará
en España "Tic" (Seix Barral 2003), a la que sumará
una nueva entrega a principios de 2005.
Todo vale con tal de vislumbrar el otoño del patriarca,
porque, como dice el vallenato, "me lleva
él o me lo llevo yo, pa' que se acabe la vaina"