Magia y Realidad
por Luis Alberto
Mansilla.
en revista Rocinante, N°41, marzo de 2002
Los saltimbanquis,
un relato que mucho debe al realismo mágico es el vehículo expresivo
de Javier Campos para transfigurar el mundo de los circos pobres en el
escenario de la historia reciente de un país que podría ser
Chile.
... El
empresario del circo Luis Ventura, arruinado por el incendio de su
empresa anterior, busca sus números en las plazas de
pueblos chicos, en el campo, en los bares. No puede ofrecer un
espectáculo de categoría. Sólo dispone de un león viejo y tímido, de
un chimpancé, un payaso viejo y desmemoriado, una mujer que baila con
serpientes, una bailarina coja que danza con un solo pie, una orquesta
tropical de mala muerte, dos graciosos enanos, un mago, un mapuche que
toca la trutruca.
... El
circo se presenta en las afueras de pueblos como Santo Tomé o Parral
de los Andes. Ofrece funciones a los campesinos de un fundo y fascina
a un público silvestre e ingenuo. En su elenco hay personajes
prodigiosos: una enana, Azucena, que lee "El cantar de los cantares" y
es asombrosamente sabia y una niña iluminada, Teresa de los Andes, que
posteriormente es canonizada. Hay personajes periféricos como Violeta
Parra y el rebelde Padre Hurtado, construido a imagen y semejanza del
venerado jesuita real.
...
Todo marcha al interior de la carpa. Se viven amores frustrados y
realizan dos: un don Juan impenitente, llamado Juan Casanova, una
relación invertida entre el mago y el mapuche, una pasión tranquila
entre Azucena y el enano Justo. De pronto los artistas de "La edad
dorada" reclaman por los salarios que no reciben y hablan
nebulosamente de justicia y de un trato humano. Es suficiente para que
se vean envueltos en el vendaval que se ha desatado en el país. Les
acusan de planear el incendio de todos los fundos de la zona. Unos son
detenidos y fusilados. Otros son arrojados a volcanes en erupción.
Aparece el general Arellano en su helicóptero Puma y nadie se salva de
su furia. Sólo alcanzan a huir las mujeres.
... Sin
duda Javier Campos le debe a García Márquez casi todos sus recursos
literarios. Su exuberancia, sus descripciones fantasiosas, su
alteración del tiempo y el espacio, pertenecen al arsenal
inconfundible del "realismo mágico". Pero algo tiene que aportar el
escritor chileno. Sus héroes conquistan al lector y se deslizan con su
propio sortilegio. El latifundista Fernando Benavente acude a los
militares para eliminar de sus campos a los peligrosos saltimbanquis
que podían despertar las conciencias dormidas de sus peones: "Pasó
rápidamente desde una positiva contemplación de historias divertidas -
que no molestan a nadie - hasta lo más lógico: exterminarlos de raíz
de sus potreros".
... Los
malabares de un circo atorrante, podrían ser voces de la subversión
destinadas quizás a alterar el principio de "pan y circo" que
resguarda la inalterable explotación de los inquilinos del señor
agrario. Y como era necesario descubrir a "extremistas agitadores",
pasaron a ser cadáveres de "La guerra interna" inventada por una
dictadura.
... La
novela de Javier Campos tiene el valor agregado de una buena prosa,
viva y colorida, un aliento casi musical, una poesía subyacente, una
fiesta de imágenes. Su lectura es, en fin de cuentas, toda una
sorpresa.