Los siguientes pasajes biográficos de Arguedas de diverso modo testimonian rasgos particulares de este relevante escritor peruano, al que algunos desubicados encasillan como indigenista para mezquinarle a menudo su categoría de escritor universal, ya que, enraizado en su tiempo, escribió desde y sobre la condición humana. Indudablemente, su variada correspondencia se vincula con circunstancias específicas de cada temporada vivida; por lo que tampoco cabe deducir de aquella que toda su fructífera vida estuviese marcada por un solo color.
Obviando innecesarios comentarios sobre estos testimonios, comparto los siguientes fragmentos seleccionados de la correspondencia de José María Arguedas (1911-1969) con su amigo, el etnólogo norteamericano John Murra, y con su fisióloga y psiquiatra Lola Hoffmann radicada en Chile, para motivar a una mejor inmersión en su universo vital y creativo. Asimismo, va íntegra la carta final dedicada a su esposa Sybila Arredondo. Lo ofrecido refleja experiencias vividas por este autor en torno a su labor magisterial, creativa, el hogar, su país, su salud, sus amores. Estas transcripciones son copia fiel de las versiones publicadas en el recomendable libro Las cartas de Arguedas, de Mercedes López Baralt y John Murra.
Sobre su novela póstuma, así como reflexiones críticas acerca de su vida y trayectoria creativa (imbricado todo en compleja trama), ya me ocupé en el ensayo “La otra modernidad y el socialismo peruano según José María Arguedas: El zorro de arriba y el zorro de abajo”.
Las cartas y testimonios suelen ser materiales significativos para abarcar mejor el mundo de un autor y su obra. Por lo que, considerando el permanente abandono y secular maltrato por parte del Estado peruano contra los intereses y necesidades de las mayorías en ese país (de ahí también el título de esta colaboración, que además evoca el ensayo-denuncia de Artaud sobre el caso Van Gogh), es relevante conocer pasajes personales y apuntes críticos de una de las cimas (y simas) en el trabajo cultural y literario signado por lo popular en el Perú contemporáneo, como es José María Arguedas. Que sus lectores se multipliquen y guarden su memoria tal un fuego en piedra de sangre hirviente, y arrojada.