De Carmen Berenguer
mama
Marx
La subversión
de los valores habituales
Por
Mauricio Torres Paredes
Ni
siquiera vale decir que las partículas
intensas e inestables pasan por
agujeros,
un agujero es tan partícula como lo que pasa por él.
(Félix
Guattari y Gilles Deleuze)
Me ha tocado leer y
escuchar variados puntos de vista respecto de este nuevo libro de la poeta Carmen
Berenguer, muchas veces haciendo comparación con sus anteriores obras.
Pues acá no estamos hablando de niñerías, sino de subdivisiones,
de sublimaciones, de subversiones. Que quede claro.
El desesperar está
continuamente conectado con la incertidumbre y muchas veces, muchas más
de las que nos permitimos tener en conocimiento, revientan, explotan generando
el infinito universo que
escapa del verso y que continuamente hemos y tratamos de reflejar.
Los físicos
dicen: Los agujeros no son ausencias de partículas, son partículas
que van más rápido que la luz. Anos volantes, vaginas rápidas,
la castración no existe*. Y me convenzo de
que esta afirmación es válida al tener sobre mi móvil conjunto
de átomos (mis manos) un sinfín de partículas que proyectan
el rompimiento de valores habituales, el título mama Marx.
El
sonido está presente desde este momento en toda dimensión del espacio,
la mercadotecnia se puede dar el lujo de conjugar el pluscuamperfecto con el prototipo
del descabellado héroe de un sinnúmero de relatos de quimera, este,
uno particular.
Cuando Carmen Berenguer dice que ahí donde ella vive,
ve una numerosa cantidad de nuevos locos, manada de neuróticos, esquizos
y faranduleros, nos observa a todos, agujereados, veloces, difusos.
"Son
las 7 de la tarde y aquí donde yo vivo de tiempo en tiempo nuevos locos
se allegan a la Plaza Italia" (anticristo XII. Pág. 11)
A
las 7 de la tarde, en punto, ni un minuto más ni un minuto menos, hora
de locos en la frontera que divide "en una palabra, opresores y oprimidos,
frente a frente siempre(1)". Pero es
la obrera loca, la que llama la atención de la poeta, la proletaria meridional
de siglos anteriores, El Divino Anticristo, "el devenir-animal, el devenir-molecular,
el devenir inhumano*". El perfil articulado
de la massmediatización de lo singular frente al salvaje panorama, reflejo
del patio exterior de un manicomio urbano.
La psiquiatría haría
gala del parafraseo de versos de este consistente libro de la poeta Berenguer.
Libro furioso (ellos dirían neurótico) irónico, que me recuerda
el nombre de la película "Abre los Ojos^" abre los ojos, abran
los ojos, es esto último lo que nos repite a cada instante en sus escritos
muy cuidados, donde nos recalca que somos lobos con una hiperconcentración
humana, dispuestos a ser intimidados por la incertidumbre, ya que "Por
el oriente vienen unos jet lanzando papeles escritos por el oficiosísimo
y las gentes recogen los panfletos de lo alto y lloran y sus lágrimas van
a dar a un riísimo y sus vidísimas que me tienen los pelísimos
de punta" (anticristo XII; Isabelina la divina. Pág.23)
Y
en este asertivo Comics poético ¿Qué personaje es la poeta?
¿Es
la doncella casera de una historieta animada digitalmente?
¿Es la heroína
del plagio anticristiano?
¿Es la Lulú urbana de las Isabelinas
calles del decadente Santiago?
¿O la mismisísima mama Marx?
"Ella
saca una bandera/ y dibuja corazones en el aire/… nadie te ha conocido,/ por tu
lado perruno: Cóctel,/ la buena vida dando saltos/ Por el lado derecho
llegamos a mama Roma"
Mientras mama Marx nos sugiere la
encrucijada optima para lograr vislumbrar la paradoja del devenir, es por medio
de su articulación entre la poesía y sus crónicas que logra
conseguir entender que "no hay enunciado individual, sino agenciamiento maquínico
productores de enunciados. No hay enunciado individual, jamás lo hubo,
todo enunciado es producto de enunciados colectivos. El nombre es propio, no designa
un individuo*"
Es así como mama
Marx configura y reconfigura la panorámica poética y lúdica,
hasta sarcástica de una época de miedos, de mitos, angustias y vacíos.
No por nada, conciente, inconciente o subconscientemente, Carmen Berenguer nos
entrega en la portada de este libro la ambigüedad total. Mas que una anfibología
gráfica, destaca 4 Cuerpos sin Órganos (CsO) o 2 en su defecto-perfecto,
al gusto del interpretador, los cuales relativizan entre el blanco y el negro,
como paradoja de la multiplicidad, donde partículas, moléculas y
átomos recorren este espacio (la portada del libro) tan velozmente que
las imágenes que debieran estar allí, se traslucen en el papel interior
hechas poesía.
En este juego de la sospecha, sospecho que Carmen
se disfraza de mama Marx; el Anticristo de Nietzsche; y Freud de Superman. Cuerpos
sin órganos que "solo pueden ser ocupados, poblados por intensidades,
solo las intensidades pasan y circulan*"
mama
Marx nos invita a enloquecer, a abstraernos en estos tiempos donde tan de
moda está el bisturí para rediseñarse como héroe griego
o hollywoodense. La apuesta está en reconvertiros a vuestro antojo, como
diría Baudelaire, obligándonos a preguntarnos "¿Qué
es la felicidad David? Cada minuto que pasa es una oportunidad para cambiar todo^"
Es
nostálgico en un día nublado decir bye, chao, o adiós. Es
parte de nuestro pasado y futuro. En el poema Adiós, Superman (Pág.
115) la poeta nos explica el sobrevenir.
"en fin…
Yo pintaré
la casa y cubriré tu retrato,
con una cortina vieja
Rellenaré
las almohadas
de tu butaca y la mía
…Encenderé la luz y me
sentaré a fumar como si te estuviera
viendo.
Evocaré tus
palabras cuando me decías: Eres solo mía…
Tal vez camine hasta
la calle a buscarte entre las gentes.
Y eche un lagrimón sabiendo que
te has ido.
Quizás encuentre otro querer simulando mi olvido.
Y así,
entre las letras vivas de canciones ya viejas,
.........................
me cobije otra voz, para decirte:
Que el mundo no es tan ruin y que
puedo vivir sin ti."
Hoy cada uno es su propio superhéroe,
su propio padre, su propio experimento. Las luces de las grandes ciudades articulan
para cada cual su jaula de hierro y como programa animado desde la palabra y la
composición del verso, si supuestamente los poetas bajaron del olimpo y
supuestamente el muro de Berlín cayó, al compañero Marx se
le permite travestirse, como a él mas le venga.
mama
Marx (2007).
Carmen Berenguer.
LOM ediciones. 127 páginas.
***
(1) Marx y Engels (1848). Manifiesto comunista.
*Textos
del libro "Mil Mesetas, Capitalismo y Esquizofrenia". Félix Guattari
y Gilles Deleuze.
^Frases de la película
"Abre los Ojos". Dirección Alejandro Amenábar.