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Atravesando el umbral del dolor por medio de la Antropología poética:
Poemas de Cristian Cayupán, en Tratado de piedras.

Alejandro Banda P.
Lic. en Lengua y Literatura hispánica PUCV
Mg. © Literatura Chilena e Hispanoamericana UPLA
alebanda@gmail.com

 




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RESUMEN

El artículo reflexiona sobre los poemas de Cristian Cayupán presentes en el libro Tratado de piedras (2014) y la posible aplicación del concepto Antropología poética al análisis. De esta manera pretende aunar ambos fenómenos: la nueva textualidad propuesta por el escritor-antropólogo Juan Carlos Olivares y los poemas de Cayupán, que parecen mantenerse imperturbables ante la crisis global. Considera, además, hitos y sucesos contemporáneos, en especial, cambios en las tradiciones como consecuencia de la Globalización y sus procesos. El análisis de los poemas “El viajero”, “Rito esotérico” y “Ofrenda humana en un altar de piedra”, junto con las percepciones del propio autor Cristian Cayupán como informante, pretenden definir la cosmovisión del hablante poético y entender las razones de una escritura que encarna el dolor pero que a la vez se mantiene firme a manera de resistencia y acto político.
 
PALABRAS CLAVE: Cristian Cayupán, poesía mapuche, antropología poética, rito esotérico

 

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Atravesar umbrales requiere un esfuerzo mayor, atravesar el umbral del dolor, un imposible. Sobre todo si quiero llegar al fondo de un poemario donde el tiempo es un bosque, el sujeto es una piedra y el viaje es hacia la memoria del hombre. Por tanto, comunicar esta travesía y los hallazgos semánticos por medio de las interpretaciones de los poemas de Cristian Cayupán (1985) serán los objetivos específicos de este trabajo. Para tal efecto utilizaré conceptos propios de la etnografía y consideraciones de la Antropología poética, que une ciencia y arte para recibir, describir y desarrollar ideas desde un yo que pretende liberarse de sus propias convicciones y creencias. Sean aquellas, arte y ciencia, las más puras expresiones de la naturaleza humana, porque rozan de distinta manera lo que un día nos pareció inexplicable e inalcanzable.

Los poemas de Cristian Cayupán (1985) serán el arte. En este caso una obra literaria, el poemario Tratado de piedras (2014) que fuera publicado recientemente en Valparaíso por Conunhueno, editorial independiente a cargo del poeta Cesar Hidalgo. La ciencia, por su parte, será el método que pueda ordenarnos. La Antropología poética permite el registro por medio de un lenguaje testimonial y a la vez artístico, no se priva de metáforas en sus recursos literarios y se permite hablar de un yo sin privaciones y abierto a recuerdos [sin complejos que vinculen al ego], porque se trata de un explorador atento al entorno y a las relaciones humanas, porque se trata de un científico riguroso hablando del origen de las cosas, para luego reflexionar sobre la cosmovisión del propio individuo que, a razón de hitos y procesos, va modificando y a veces reestructurando sus modos de vivir. En el caso del poeta Cristian Cayupán, los cambios que provoca la globalización parecen no perturbar sus poemas, tampoco la voz ancestral del hablante. Este artículo interpreta los poemas “El viajero”, “Rito esotérico” y “Ofrenda humana en un altar de piedra”, para develar significados y reflexionar sobre el modelo de mundo que Cayupán propone a sus lectores. 

Conceptos como globalización, hibridación, multiculturalidad e interculturalidad dan cuenta de los cambios que vive el mundo en sus dinámicas relaciones y transformaciones, que han hecho cambiar incluso nuestras percepciones de aquellas instituciones que creímos eran inamovibles. Muchas veces por error las seguimos llamando y considerando de la misma manera, pero claramente ya no son las de antes. Por ejemplo, palabras como familia, matrimonio, hijo, tradición, incluso nación, hoy tienen un significado diferente. Porque estos conceptos se constituyen y funcionan de manera diferente. La familia de hoy no es aquella de antaño. Palabras como estas y lo que imaginamos de ellas son lo que Giddens llama instituciones concha[1]. Pese a la vorágine de la industrialización y la amenaza constante de una cultura hegemónica avasalladora como tal, estas palabras, cuales temas, están presentes en la poesía de Cayupán, pero aunque no lo están de una manera occidentalizada, sí lo están desde la perspectiva de una voz con memoria que no necesita de hechos porque cual voz ancestral resulta intocable, como la más pura poesía, y que además de concentrar muchísima información teje un sentido que no requiere decirnos todo. Es decir, se fortalece como un texto que no pretende un saber porque es poseedora de este.

 El poeta Cristian Cayupán nació el año 1985 en Puerto Saavedra (Chile), estudió Servicio Social en la Universidad Católica de Temuco. Fue miembro del Círculo de Escritores “Juvencio Valle” de Nueva Imperial y Director de la revista literaria Letras del Sur. Actualmente, dirige la revista Comarca, que cuenta con las colaboraciones de Omar Lara, poeta de Imperial, Niall Binns, crítico y poeta de Inglaterra y Bernardo González Koppmann, poeta de Talca, entre otros autores. El año 2010, con el poema "Nací Piedra", Cayupán obtuvo la Mención especial en la entrega del Premio Internacional de Poesía Nósside, del Centro de Estudios Bossio, en Italia. Cayupán no se autodefine poeta mapuche. Es un autor que se reconoce híbrido[2]. Por fecha de nacimiento sugiero ubicarlo en la Tercera generación de poetas mapuche y no en la Segunda[3]. De ser así, lo interesante es que vemos un ciclo que se repite, ya que este autor no escribe desde el desarraigo como la Segunda generación de poetas mapuche, encabezada por Jaime Huenún, David Aniñir y César Cabello, y otros destacados escritores jóvenes[4]. Su escritura tiene más similitudes con la Primera generación, donde se encuentran Leonel Lienlaf, Lorenzo Aillapán y Elicura Chihuailaf, junto a otros y otras poetas mapuche[5], que a través de la creación expresan su cosmovisión ancestral y el vínculo mágico (la comunicación) con los elementos de la naturaleza y el territorio ancestral.

Aunque es transversal en la Primera y Segunda generación el tema del dolor como un choque con la cultura occidental; en la Tercera generación, donde ubico la escritura de Cayupán, no se transmite odio, ni se apela a nuestras reivindicaciones. Pareciera que el poeta del sur del mundo no las necesita y a la vez se ha vuelto más fuerte y sabio, completamente autónomo, obviando la discusión y la sed de venganza. Siente el dolor, pero lo atraviesa, y al parecer queda intacto, al menos, de esa necesidad humana de responder a las agresiones. Existe en el hablante la calma y el temple de un espíritu antiguo, sus reflexiones están con el tiempo, en los elementos y con el encuentro consigo mismo. Cristian Cayupán reconoce asimilaciones de Jorge Teillier, y a su vez, Bernardo González Koopmann señala, en el prólogo del poemario, que también percibe tópicos que le recuerdan a Efraín Barquero.

En el intento de acercarme a sus poemas y al autor como si yo fuera un etnógrafo con alma de poeta (antropólogo-poeta) para percibir y definir ciertas características esenciales del ser humano, y en este caso del ser humano que hay en el poemario Tratado de piedras; incorporé de la Antropología poética esta manera de argumentar y narrar al mismo tiempo, siendo además autorreferente y poético cuando sea necesario. Para ello debemos considerar la libertad y la intensidad de la poesía como un puente que permita describir la “real realidad” en el ejercicio etnográfico. Esta propuesta de trabajo o metodología, fue un giro poético dado desde la antropología, esto lo pone de manifiesto claramente Juan Carlos Olivares en El Umbral roto (1995) cuando refiere:

Por ello nuestra propuesta nace en el convencimiento que la antropología debe volver, rápidamente, a la real-realidad, al trabajo de campo, (…) con el propósito de invadir perentoriamente el país chileno y apropiarse, con un golpe certero de la percepción, de las reales realidades y quedarse a vivir con ellas para que, en un proceso natural, emerja la revolución terrible del cambio y evolución que hoy en día, los distintos estilos de vida que ocupan nuestro territorio se empeña, vigorosa y etnocéntricamente en no lograr (…). (Olivares, 1995: 70) 

Este antropólogo que escribe como poeta, es categórico. Y se expresa desde una necesidad, una necesidad tan intelectual como vital, la de elaborar un discurso más libre y menos atado de teorías y métodos. Miguel Alvarado Borgoño ratifica (2004) este nuevo tipo de discurso y lo denomina “Antropología Poética Chilena” (APCH), y explica que surge del cruce entre lo que Pierre Bourdieu  determinó (1992) Campo científico y Campo literario.

Por un lado, el poemario Tratado de piedras nos demuestra que un lugar ancestral permanece intacto. El Gulumapu está, existe y es un territorio vasto. Y puede perdurar aunque esté sujeto a los cambios, es decir, aunque la cultura sea dinámica y pueda estar sujeta al cambio “nunca tiene la obligación de adaptarse a un entorno cambiante” (Embert, 1997: 31). En esta dirección podemos leer del poemario:

Sonríen solo con gestos
sin mover los músculos de la cara
es como si sus movimientos salieran por la vista
mientras duermen por alguna parte de sus ojos.
  
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . (Cayupán, 2014: 13)

Estos versos del poema primero, “Hombres de adobe”, nos obligan a pensar que la sabiduría trasciende de algún sitio como legado. Así lo entiende el poeta César Hidalgo, editor y diagramador del libro, cuando luego de leer la segunda estrofa de un poema de Cayupán: “Se tragan las palabras más dulces / las amargas las escupen / Y se ganan a la sombra de las más oscuras / para protegerse de las palabras claras”,exclama y se pregunta cuál es la verdadera fuente de tanta sabiduría. Y advierte:

Al comenzar a leer el libro uno entra en la verdadera dimensión de las cosas, donde el lenguaje es el primer aliento de vida. Entonces, te preguntas si es un poeta o es un profeta quien escribe. Conforme vamos avanzando en el libro, se hace manifiesto que estamos  ante la poética de un vidente, ¿o es que a través de un peuma recibió el conocimiento de los antiguos? [6] (Hidalgo 2014)            

Recuerdo un documental que vi online[7] durante esta investigación, se llama “Is the Man Who Is Tall Happy?” Conversación Animada con Chomsky, del director y dibujante francés Michel Gondri. El galo le dice a Chomsky que cuando era más joven pensaba que las personas se reencarnaban y se transmitían el saber o conocimiento acumulado como si fuera una energía, un legado de generación tras generación. Y de inmediato se disculpa y confiesa su error y su ignorancia, insiste en que a esa edad no sabía nada y menos de epistemología y procesos cognitivos. El científico se ríe y le dice que esa teoría es de Platón, y se llama la teoría de la reminiscencia. El galo se sorprende, pero Chomsky no es completamente categórico en corregirlo, y le da a entender que efectivamente sí hay habilidades y condiciones genéticas que se han ido acumulando como experiencias frente al medio. Esto confirmaría de partida que el intercambio de sabiduría entre los pueblos es un hecho ancestral, un hito. Y si a esto sumamos elementos concretos como lo afirmado por Marimán, nos daremos cuenta de un constructo tangible, que genera un capital cultural y simbólico en permanente resistencia.

A la llegada del europeo en 1536, la nación Mapuche extendía su influencia entre el río Copiapó por el norte y la Isla de Chiloé por el sur. En esa extensión territorial, incluyendo las costas del norte grande se hablaba mapuzungun. Así como habían elementos aglutinadores como el idioma y la cultura, los distintos ecosistemas fueron moldeando los rasgos diferenciadores entre ellos por el predominio del algún tipo de actividad (agrícola, recolectora, ganadera, etc.) también por sus contactos con otros pueblos como los andinos del tawantinsuyu o bien con aquellos situados en las pampas, la patagonia, o la zona de los canales y archipiélagos autrales. El mundo indígena, al contrario de lo que se nos ha enseñado, estuvo interrelacionado desde los primeros tiempos. (Marimán 2006 77).

La globalización, con todos los complejos procesos que la constituyen como fenómeno de relaciones a nivel globo, incluye también actos de institucionalización que obligan a categorizarnos y a definirnos como Target. Lo que implica la cosificación del sujeto y la anulación o muerte del hombre (Foucault). Es el mismoestado de las cosas el que ofrece mecanismos para informarse y nutrir una esperanza de vida o sentido de la vida, que involucra al ser que quiere comunicarse con la curiosidad de querer para saber lo que está pasando y conocer los cambios que se producen en otras partes del mundo. La globalización es una contradicción en sí, y se parece en ese sentido mucho al ser humano, como entidad racional y consciente capaz de asimilar o negarse a los cambios o incluso a eliminar a otros miembros de su propia especie a razón y defensa de sus propios argumentos. Por tanto el poder y el saber no sólo serán eslabones de una misma necesidad de dominación, sino que además contrapartes de una contradicción absoluta condenada a consumirse a sí misma.

Aunque supuse que el poeta pensaba lo mismo que yo, le pregunté a Cayupán qué pensaba al respecto, es decir, sobre la globalización, para corroborarlo. Y él me contestó:

En la actualidad, el término ´globalización´ se ha denotado despectivamente en todo su sentido y se tiende a confundir con el proyecto económico de corte neoliberal que se viene replicando desde antes de Colón y que hoy solamente ha sofisticado sus operaciones. Pero también se le puede dar otra lectura, por ejemplo, desde el Derecho, globalizar los Derechos fundamentales de la humanidad. O bien, desde las alianzas, entre uno y otro pueblo. La globalización por otro lado, ha significado la aceptación del otro, siempre respetando sus diferencias, lo complicado viene cuando se vulneran esas diferencias y se le someten a leyes universales del mundo matemático cartesiano sin contar con el consentimiento de ese otro. Veremos algún día dónde terminará ese proyecto que comienza en el amanecer del hombre. (Entrevista para este artículo.)

Desde la perspectiva de Cayupán, la Globalización implica problemas y beneficios, es decir, reconoce la existencia de un fenómeno que no le es ajeno. Vemos que defiende o entrega inicialmente una visión esperanzadora, porque la serie de procesos globalizantes genera vínculos y una posible aceptación de las diferencias, no obstante, condiciona un feliz término al respeto consciente de “ese otro”. No obstante, sabemos que la globalización es un conjunto en serie de procesos complejos. Existe la globalización económica, política, tecnológica y cultural, nos dirá Anthony Giddens, y estas afectan el desarrollo actual del mundo como consecuencia de la ampliación de las fuerzas económicas de super empresas que –superan- la autonomía de las naciones convirtiendo todos los espacios habitables en bienes de consumo, incluidas todas las especies. Giddens cita al escritor financiero japonés Kenichi Ohmae quien a su vez dice “los estados se han convertido en meras ficciones.” Y esta situación es tan abismante que fácilmente se puede comprobar, porque es perceptible por cada habitante de la tierra y en especial en las ciudades. Es cuestión de mirar la ropa que llevas, los objetos plásticos al interior de tu casa, sumarlos, pensar en el agua que gastas, la luz que gastas, es decir, salvo aquello que consumes y ocupas no tienes nada. Pero atención, en los poemas de Cayupán no hay nada de eso. El Tratado de piedras consiste en que todos somos piedras, significa que estamos en un estado diferente, conscientes, pero ajenos al mundo. La piedra no daña, es sabiduría. El resto, nosotros, sí reflejamos globalización, nosotros los wincas, incluso los mestizos o champurriaos [como escuché que me llamaban en Ralko, en las comunidades mapuche pewenche], híbridos o wincache como nos identificó Cayupán cuando chateábamos hace algunas noches. Nosotros sí nutrimos y reflejamos la globalización. Es decir, el resto no-originarios somos globalización, aunque lo neguemos. Los adelantos tecnológicos no-sanos y anti-ecológicos que son cada día más permeables y manipulables, son tan destructivos y enmascarados que es muy difícil no caer en el imaginario chatarra provocado por un modelo autoritario y totalizador.  La información te dice qué está ocurriendo en el mundo y qué cambios ocurren cual espejo infiel. Lo negativo por tanto, serán los cambios provocados por el abrupto aumento de las actividades comerciales. La globalización, en definitiva, se ha vuelto un saqueo global, como sostienen los más radicales. Y éstas abrumadoras cifras de miseria y desigualdad son las consecuencias. Concuerdo por tanto con Cayupán, en la idea de que existe una necesidad palpable de agregar interculturalidad a la naturaleza multicultural de nuestra Latinoamérica y del mundo donde cada cual tome lo mejor del otro y viceversa, una retroalimentación democrática.

Al respecto, y por su parte, Giddens señala que daría mayor condición democrática a las instituciones, y que éstas deben seguir funcionando. Pero agrega algo más, que debemos incorporar a nuestra exploración una reflexión sobre las tradiciones para entender las parte del proceso de cambios. En Un mundo desbocado (1999), recomienda que las tradiciones de continuar deben centrarse no sólo en su realidad interna, sino que también deben aportar hacia afuera.

Cayupán agrega:

La globalización ha existido desde que el hombre decidió abandonar su cuna (África), desde que emprendió ese gran viaje por nuevas estepas, el éxodo de la humanidad por nuevas comarcas, trazando consigo un camino en su memoria, por eso digo, todos los “-caminos, que en su génesis fueron solamente uno-” [Vivo muriendo] y también: que “hay una palabra que es la raíz de todas las palabras”.

Sus versos dan cuenta de un hablante que espera soluciones, no obstante este no las exige abiertamente, sabe cómo funciona el mundo, es testigo de un proceso que llegará a su puerta, pero a una puerta del tamaño de un muro que parece impenetrable. El poeta de esta manera encuentra resguardo y una fuerza inmemorial que crece y reverdece desde sus más profundas raíces. Quien publicó a mano el libro de Cayupán, César Hidalgo, nos dice:

Cayupán nos muestra, como mensajero, una parte, la parte profunda  de la cosmogonía de su pueblo. (…) Lo inanimado tiene vida y raíces; las piedras, las puertas, lámparas, espejos, cántaros rotos, vino, habitaciones, paraderos y casas. Son pasajes o portales hacia la verdad primigenia de la vida y el misterio. (…) ¿Cuál es la verdad de las piedras? Se dice que quienes involucionan pasan a convertirse en piedras, ellas prescinden de la vida, pero están más presentes que muchas cosas que nos rodean. En este libro me convenzo de que las rocas tienen raíces, que nuestra imposibilidad para ver lo evidente nos trunca de toda magia y nos rodea el misterio.

Las piedras tienen raíces. Esta imagen que es a la vez dictamen y metáfora, nos recuerda por qué a las grandes piedras se les llama también abuelas. La piedra, ya de por sí, es enigmática, y como elemento tiene un capital simbólico enorme. Básicamente, podemos afirmar que al ser pedazos del mismo espacio, al que pertenecemos todos nosotros, me refiero al universo y a la vía láctea, las piedras nos conectan de inmediato con una parte de nosotros que está en el espacio. La idea de que posean raíces las vincula con las propiedades vivas de la tierra, las plantas que son parte del equilibro y por tanto de la salud del pueblo mapuche. La piedra adquiere vida a través de la condición de planta y a su vez el vegetal se vuelve indestructible. Si hay piedras con raíces, habrá hombres de piedra también.

Los poemas “El viajero”, “Rito esotérico”, “Tratado de piedras” y “Ofrenda humana en un altar de piedra”, tienen en común ser textos de mucha información concentrada, pero también presentan características particulares, sus estructuras son diferentes, y van en función del tema que quieren abordar. Por tanto, en el siguiente análisis se considerará la propuesta del filólogo ruso Jouri Lotman[8], quien sostiene que la obra de arte además de servir para representar el mundo y se caracteriza por poseer una elevada concentración de información, concentrada y poco redundante, al interior de ese lenguaje particular. En consecuencia, para analizarlos, develaré la información que se desprende de ellos y reflexionaré sobre el modelo de mundo que nos proponen.

Poema “El viajero”. La familia y el reencuentro incondicional.
 
El viajero es el texto más narrativo de los poemas seleccionados. Está escrito en versos, posee tres estrofas: dos sextetos y una estrofa final de once versos. Y puede ser considerado la hiper síntesis de un canto épico, en este caso, el retorno del héroe. Esto nos llevaría a la cicatriz de Ulises. Cayupán ha reconocido a la prensa haber tomado la opción de acortar los caminos [9], dejar de escribir poemas tan largo por considerarlos “lateros”.

Al respecto, yo recuerdo que cuando caminábamos junto a otros voluntarios/as desde la casa de la ñaña Pancha a las tierras de las hermanas Quintreman, Berta y Nicolasa, nos preguntábamos iniciando el viaje: ¿Vamos por el camino hecho por Besalco o avanzamos “a lo derecho”? Y casi siempre elegíamos la segunda opción que implicaba avanzar en línea recta por prados, montes y arroyos, para no toparnos con tantos autos y camionetas de las empresas que destruían el río y dinamitaban a diario la piedra, y también porque era más rápido ir a campo traviesa, repitiendo senderos e inventando nuevos pasadizos entre las raíces de la nativa.

En este poema, el sujeto ha vuelto a casa desde algún lugar. Si tomáramos al mismo autor como el sujeto del poema, sería la ciudad de Temuco aquel lugar donde además se encuentra la Universidad. Posiblemente el viaje sea también mayor, y es el resultado de un largo viaje, a otras tierras, a otros espacios de los cuales no sabemos nada a través del poema. Hay otra posibilidad y es que el sujeto ya no sea el mismo. Pudo ocurrir algo que lo cambió, algo que a la madre se le hace difícil aceptar. Pero no sabemos nada de ello. Es un poema donde predomina la actitud enunciativa de hablante que describe la llegada del sujeto que vuelve a casa después de muchos años y a quien su madre no reconoce del todo. Pero, en su estructura más simple podemos notar cambios interesantes, que pronostican un hecho conocido, cualquier que imaginemos en relación a hechos que se han vuelto cotidianos, como saludar y despedirse, como no saludar o no despedirse, cosa-cotidiana o posible de encontrar en un cuento, pero en este poema sucede algo muy distinto, la narración se vuelve lírica, condensada en breves palabras, y nos lleva al lenguaje intensamente poético con la siguiente secuencia de personificación, comparación y metáfora final: “(…) sus manos enmudecen/ como un puñado de piedras/ que no han tocado suelo”. (26) Como primera conclusión y desde esta metáfora introducida, podemos interpretar que la sabiduría como tal no se desvanece, no se diluye, no es líquida ni gaseosa, es sólida como una piedra.

La poesía nace o se asoma en este final del poema y convierte el relato inicial en uno de fin abierto. El hecho de que ella, la anciana, lo reconozca o no, ya no importa. Ella crece. La madre toma la fuerza necesaria para perdonar y cobijar al hijo, dar equilibro entre el cuerpo y su interioridad. Matriarcado, significa sistema político que gira en torno a la mujer. En este poema la idea de familia como centro, unidad y afecto mutuo prevalece.

Poema “Rito esotérico”. La criatura, el niño.

Es el único poema donde hay mención a las instituciones y a la globalización. Además, se vincula como mención al rito que también ocurre con el poema “Ofrenda humana en un altar de piedra”. Hay un sacrificio en las acciones humanas. Hay una necesidad de cambios, una necesidad de pasar de un estado a otro. Los hombres beben en las tabernas, buscan ebriedad, olvidar lo malo. En este poema los sujetos llegan a conversar de ritos antiguos, profanos, al menos vinculados a otros cambios más agresivos y a la fuerza de la naturaleza.

Desde los mitos que nos contaban cuando niños, recuerdo que había un imbunche en el sur, en Chiloé, que cuidaba la cueva de los brujos, después un imbunche como ser deforme o deformado a la fuerza, un excluido de la ciudad, un monstruo que quisiera ser bello o al menos aceptado. También existe el imbunche de La Muralla enterrada (2001), de Carlos Franz, un ser fragmentado y vuelto a coser, dando cuenta de la mala unión entre las partes, anulando identidad y memoria. Las dos primeras estrofas hablan de esto de alguna manera, de energías detenidas. “Sus abuelos ha escondido las palabras/ en lo más oscuro del pozo (…) en el vientre de la tierra para que no salgan a flote”. Pero repentinamente, en este poema de tres estrofas, en la última, también se percibe un quiebre. La conversación ha cambiado, las siglas CONADI, INDAP y los PDTI irrumpen en los versos finales luego de sentenciar: “y ahora han institucionalizado el lenguaje” (Cayupán 2014 47) Hay un contexto y este es innegable, con esto el hablante no es ajeno de los hechos externos y los apremios de privados y Estado de Chile que considera a los mapuche chilenos.

Poema “Ofrenda humana en un altar de piedra”. Sucesión, machi para la vida.

Se describe el rito, la ofrenda, el tema familia vuelve a estar en la cabeza del lector osado, hay ritos que no deben ser contados, pero este es inusual, es un hecho aislado. La poeta Libertad Manque asegura que la machi cometió un error. Cecilia Nahuelquin señala que “la machi es para la vida.” (Apuntes personales. Entrevistas durante la investigación). Lo cierto es que, aunque hay varias versiones del hito que significó el sacrificio de un niño en los años sesenta, el rito es contado a través del poema, por tanto el poema es el rito que vuelve a repetirse. Por tanto, aquello sagrado está presente en el texto, con esto me refiero a que no resulta un poema agresivo, el dolor existe pero no es estridente, el poema nos lleva a atravesar el umbral del que no quiero hablar. Y no niega que el sincretismo se vea a veces representado de manera que nos puede parecer chocante pese a querer enfrentar los términos liberados de prejuicios como un verdadero etnógrafo. El significado de sacrificio para nosotros hoy es otra cosa, el sacrificio en la actualidad es un esfuerzo mayor, un desgaste, no un sacrificio humano, una ofrenda de vida, un derrame innecesario de sangre. Sacrificar a un niño hoy para los ciudadanos es un acto abominable.  



 

Posiblemente esto explique la condición de lamento o de “ser maldito” en el hablante de varios poemas (pese a que la mayoría de los poetas presenten esta condición de fatalidad y nostalgia). Heredar una culpa que no le corresponde pero que asume. El hablante cuenta la historia del rito para sacarse el peso que arrastra su comunidad (o comunidad vecina) por sacrificar a un niño. El hablante por momentos asumirá la voz del ausente por medio de un dolor que no se desvanece. Es una culpa que viene desde el interior del heredero de su pueblo, no desde factores externos impulsados desde las influencias de la urbe. Se sitúa en la voz del penitente. La piedra encarnará al niño. En un texto anterior a través del título, Cayupán dice: “Nací piedra”. Habría que preguntarse por tanto si estos poemas son desde la poesía una especie de ofrenda o rogativa ¿O serán un intento más para lograr el equilibrio y la sanación para la comunidad? Comunicar ciertamente es parte de la naturaleza humana, así como lo es resistir y mantener la palabra como puente para las relaciones humanas, como principal legado de culturas que nos anteceden y conforman.

La investigación plasmada en este artículo se ha realizado en cuatro etapas: En primer lugar, leer y conocer textos y conceptos en torno a la nueva textualidad poco conocida y creada en Chile, llamada Antropología Poética. En segundo lugar profundizar en la lectura de Giddens, Un mundo desbocado, para entender factores propios de la globalización como proceso. En tercer lugar, conocer el proyecto creativo de Cristian Cayupán y analizar sus poemas, aunando aquel proceso de estudio con una aproximación al poeta de la Región de la Araucanía, para así ir plasmando mi acercamiento hacia la literatura mapuche contemporánea a través de este escrito.

Conclusiones

La antropología como una disciplina científica que estudia al ser humano desde sus antepasados (hace algunos millones de años) implica al hombre y a la mujer, antrophos, y por medio del logos, conocimiento, analiza el significado como producto del encuentro de ser humano con el medio y sus formas de existencia. La antropología enfrenta constantes preguntas sobre cómo y por qué aparece el ser humano en la tierra, cómo ha cambiado y qué diferencias de comportamiento, pensamiento y tradiciones se mantienen y resisten. Para abarcar los paradigmas humanos es necesario contar con otras disciplinas que van desde la sociología hasta las ciencias biológicas, pasando por las ciencias políticas y económicas, hasta llegar incluso a las disciplinas humanísticas como la filosofía y la literatura, y así lograr en verdadero acercamiento a las percepciones de la vida desde el otro, ya no como un ser diferente sino como un ser semejante. Es ahí donde se unen poesía y antropología en esta nueva textualidad para alcanzar a tocar aquello que a veces no comprendemos, a menos de que seamos capaces de entender otras tradiciones, incluso considerando las propias formas occidentalizadas y globalizadas en que delimitamos nuestro entender del mundo. La diversidad Latinoamericana es una fortaleza, al menos una cualidad, de la cual no somos completamente conscientes, por tanto debemos imperiosamente intentar comprender sus implicancias filosóficas, para lograr una conciencia real de aquella diversidad, y sin la necesidad, como afirma Alvarado Borgoño en Ensayos de análisis cultural (2004), de creer o basarse necesariamente tan sólo en absolutos.

En consecuencia, la pregunta: ¿Es posible, en conclusión, aplicar la etnografía con alma de poesía al análisis de textos literarios como poemas de un poeta heredero de dos culturas? Sí, es posible. El análisis conjunto, a través de los conceptos recogidos desde El Umbral roto de Juan Carlos Olivares para atravesar el umbral del dolor presente en los poemas de Cayupán señalan que: La familia, el dolor, la culpa, la idea de frontera como muralla o bloqueo cultural hacia el mundo occidental o como generadora de autonomía por oposición, conforman el tema central en los poemas de Cayupán. El poeta se posiciona, por tanto, desde una voz ancestral, inmortal, como una piedra, una voz que quiso ser silenciada, pero que hoy contiene y entrega el equilibro necesario de decirnos y no decirnos todo. El werkén o mensajero [cual Hermes] tiene el deber de controlar toda información que da y recibe, porque no todo debe ser develado a quienes han usurpado la tierra. El análisis determina la presencia de elementos que prevalecen y se concretizan en la condición del guerrero en paz, pero con memoria y conscientemente vivo desde las fuentes de piedra y agua al sur del mundo. Su pueblo es el guardián de la naturaleza que nos va quedando. Cayupán construye una barrera de piedras con poemas que prácticamente se mantienen imperturbables ante la crisis global, pero es una pared que también deja traspasar ideas, incluso situaciones difíciles, temas que constituyen el espejo sociedades en crisis, y mantiene bloqueada dicha globalización y sus efectos que pretenden distorsionar la realidad de su cultura milenaria. Por tanto, la resistencia del hablante al poder es también una cosmovisión ancestral en resistencia, que se proyecta a través de sus poemas solidificando el presente de quien lee y llevándolo a percibir el temple del poeta mapuche, del guerrero y escriba, que mantendrá vivos ciertos mitos y conceptos, gestando así un acto político tan necesario como estar atentos al mundo y a sus múltiples cambios.

 

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BIBLIOGRAFÍA

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- Mayo, Jhoan. “Poesía Mapuche: Desde la etnoculturalidad hacia la conformación de una identidad mapuche contemporánea” Tesis Universidad de Chile: 2012. [Virtual Web]
- Marimán, Pablo y otros. ¡¡…Escucha, winka…!! Cuatro ensayos de historia nacional mapuche y un epílogo sobre el futuro. Santiago: LOM Ediciones, 2006. Impreso
- Mora Curriao, M. y Moraga F. (Editoras) Kümedungun / Kümewirin. Antología poética de mujeres mapuche (siglos XX-XXI). Santiago: LOM, 2010.
- Olivares, Juan Carlos. El umbral roto. Escritos en Antropología Poética. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 1995 [PDF]  

 

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ANEXO

 

ANEXO: Entrevista al poeta Cristian Cayupán. Reflexiones sobre la vida del autor y el poemario Tratado de piedras.  

 
I. PIEDRA Y FORMA:

1. ¿Qué opinas del proyecto creativo del poeta David Aniñir?, ¿qué te resulta interesante?
R. Desde que compré el primer libro de Aniñir (Mapurbe), me sorprendió de manera considerable su nomenclatura literaria, propuesta que considero totalmente auténtica y original. David irrumpe con su estética en un momento propicio y deja ver su capacidad creativa y se echa al bolsillo toda una tradición poética fundamentalista de nuestros predecesores, los poetas Mapuche. Unir lo disímil, conectar lo disociado entre uno y otro colectivo humano (ancestral / occidental) en un escenario sociocultural fue el soporte que gatilló su poesía. Lo sorprendente es el resultado que arroja en su compaginación y en la transfusión social en un marco cultural entre el canje, los préstamos lingüísticos, las acomodaciones verbales, los injertos del lenguaje, entre otros, para llegar a configurar y fortalecer una voz muy propia y necesaria para la ruptura de los esquemas estándares.

2. ¿Conoces a Lorenzo Ayllapán, el hombre pájaro, tienes retroalimentación con él? (Tuve la oportunidad de leer y declamar a su lado y junto a Leonel Lienlaf en el lago Icalma, a los pies de las araucarias en un encuentro poético en la comunidad Pedro Calfuqueo).   
R. Sí, conozco a Lorenzo, a menudo se pasa por la casa de mis padres y conversan gratamente. Luego mis papás me comentan que anduvo “el amigo pájaro” como le solemos decir. La retroalimentación que entrega Lorenzo es solo del plano cultural Mapuche como la explicación de algunos relatos de la zona, la conformación del territorio, el lenguaje, pero no de poesía propiamente tal.

3. ¿Quiénes son las personas que te acompañan (en la foto adjunta), me refiero a si hay un poeta entre ellos? Y de haber(los) ¿qué hay de ellos en ti?

R. De izquierda a derecha: Javier Aguirre Ortiz, filólogo y poeta vasco, quien me acompaña con las ediciones de la revista Comarca, compartimos un fuerte vínculo con la poesía y ha contribuido a fortalecer mi personalidad como escritor, con sus observaciones relativo a mis libros; Leonel Lienlaf, poeta Mapuche, lo conocí hace cincos meses como persona, había leído vagamente su lectura, es quien me presentó Tratado de piedras en la UFRO, Temuco; Juan Wenuán, poeta Mapuche, nos conocimos hace cuatro años aproximadamente y de él he aprendido a trabajar la palabra, pulirla como se diría en la cantera, analizar el texto, reescribirlo, reestructurarlo, ralear el lenguaje hasta darle forma humana; el último es Rafael Pichún Collonao, ex prisionero político Mapuche, acusado bajo ley antiterrorista en “democracia”, con él compartimos una afinidad política alternativa (no la política convencional) y una afiliación independentista del territorio ancestral Mapuche.

4. ¿Todavía perteneces al círculo de escritores “Juvencio Valle”? ¿Qué opinas de la eco-poesía presente –incluso- en Juvencio Valle?
R. No, ya no pertenezco al Círculo de Escritores Juvencio Valle. La eco [-] poesía es un testimonio que han dejado los escritores no para dar a conocer su conexión o armonía con la naturaleza, sino más bien, un registro de humanidad y convivencia que existió en territorio ancestral Mapuche y la desmantelación que nos ha proporcionado reduciéndonos con eso que le denominan “progreso”.

5. ¿En qué estado actual está la revista Letras del Sur?
R. Letras del sur murió cuando me alejé del Círculo de Escritores “Juvencio Valle” de Imperial, en ese tiempo era el director de la revista y hoy sólo quedan algunos ejemplares en la biblioteca del citado Círculo.

6. ¿Estás a cargo de otra revista o diriges un taller?
R. Soy director de la revista literaria Comarca que ya va en su quinta versión[10], con colaboraciones como Omar Lara, poeta de Imperial, Niall Binns, crítico y poeta de Inglaterra, Bernardo González Koppmann, poeta humano de Talca, entre otras figuras.

7. ¿Estás completamente de acuerdo con el prólogo de tu libro y las afirmaciones de Bernardo González Koppmann?
R. Mi aprobación es absoluta y total. Sólo he escuchado una disconformidad del poeta Leonel Lienlaf, pero para qué son las palabras sino para debatirlas, el bardo talquino señala que de la poesía de Cayupán se dará que hablar.

8. ¿Cómo conociste a César Hidalgo y qué breve historia puedes contar al respecto? ¿Cómo y por qué nació la idea de lanzar el libro en Valparaíso?
R. A César Hidalgo lo conocí a través del ser humano, Bernardo González. Nos conocíamos únicamente por Internet hasta la presentación de Tratado de piedras en Valparaíso. La idea de presentar el texto en el Puerto principal fue de César, y consideré que era pertinente, ya que la editorial es de dicha ciudad con el compromiso de hacer una segunda presentación en el corazón de Gulu Mapu, Temuco.

9. ¿Conoces el concepto de Antropología poética?, ¿La llamarías Antropología poética chilena? ¿Qué rescatas de El umbral roto, de Juan Carlos Olivares?
R. El término se lo escuché a un compañero que estudió Antropología en la Universidad Católica de Temuco, y hablamos un poco de la obra de Jorge Teillier, mientras nos proporcionábamos una ebriedad, pero más allá no conozco el concepto en profundidad ni al autor citado con anterioridad.

 

II. PIEDRA Y FONDO:

10. ¿Cuál es el significado mapuche de tu apellido, y del concepto?
R. Cayupan es un numeral y un animal, cayu del mapuzungún es el número seis y; pan está cortado, atribuciones que se tomó la institucionalidad chilena con sus proceso de radicación, no solo nos redujeron el territorio sino también los apellidos que eran los nombres,  debiera ser pangui que es el puma, entonces sería “seis pumas”.

11. ¿Qué opinas por globalización y los cambios que provoca? ¿Por qué pareciera que no tocan o dañan tu proyecto creativo y capital cultural, y los imaginarios construidos, salvo en la última estrofa de “Rito esotérico”, estrofa ya separada por la palabra central del primer verso: erradicación.
R. La globalización ha existido desde que el hombre decidió abandonar su cuna (África), desde que emprendió ese gran viaje por nuevas estepas, el éxodo de la humanidad por nuevas comarcas, trazando consigo un camino en su memoria, por eso digo, todos los “-caminos, que en su génesis fueron solamente uno” [Vivo muriendo] y también: que “hay una palabra que es la raíz de todas las palabras”. En la actualidad, el término ´globalización´ se ha denotado despectivamente en todos sus sentido y se tiende a confundir con el proyecto económico de corte neoliberal que se viene replicando desde antes de Colón y que hoy solamente ha sofisticado sus operaciones. Pero también se le puede dar otra lectura, por ejemplo, desde el Derecho, globalizar los Derechos fundamentales de la humanidad. O bien, desde las alianzas, entre uno y otro pueblo. La globalización por otro lado, ha significado la aceptación del otro siempre respetando sus diferencias, lo complicado viene cuando se vulneran esas diferencias y se le someten a leyes universales del mundo matemático cartesiano sin contar con el consentimiento de ese otro, veremos algún día donde terminará ese proyecto que comienza en el amanecer del hombre.
Yo, de alguna manera, he comenzado ese viaje pero a la esencia humana, a ese pasado que nos está esperando allá en el futuro. Para este propósito, he tenido que sortear entre la arqueología poética y la ontología del lenguaje, a modo de pasaporte, para definir una filosofía de vida y aventurarme en ese viaje por la memoria del hombre, por eso, ese pasado temprano me es tan confuso y familiar a la vez, porque sé que mis genes han viajado milenariamente hasta dar con migo. Se puede ver notoriamente reflejado en los poemas: [Hombres de adobe], [La palabra], [Lámpara], [Búsqueda], [Cántaro roto], [Una puerta], [Habitación], [El viajero], [Paradero], [Piedra desnuda], [Designios], [Soplo divino], [Remembranza de la mesa], [Media noche], [Tu casa], [Vivo muriendo], [Muerte inicial], [No estoy aquí todavía], [Fuego eterno], [Quien quiera que sea Dios], [Dolencia], [Amigos muertos], [Culto chamán] y, por supuesto [Tratado de piedras]. Los poemas no mencionados se reflejan de manera parcial pero buscan también esa orientación.

12. ¿En el sentido de la pregunta anterior? Tu libro y la idea presente en el título, la idea de tratado y fortaleza que vendría a ser una nueva Frontera, una nueva frontera de hombres fuertes o de una cultura que no necesita definirse más con adjetivos como para ser fuertes, herederos no de una derrota en la guerra anterior, sino de un fortaleza milenaria imborrable, ¿conlleva tu libro un manifiesto y qué propone?
R. El texto solo manifiesta la urgencia que muchas personas han tenido en este pasado casi presente: la preservación de las raíces y la esencia de las cosas, como la totalidad de pueblos originarios del mundo, el canto de las tierras del bajo. Por otra parte, el libro propone sigilosamente que el hombre es un espejo que sirve para mirarse a sí mismo, un espejo que todos llevamos en el interior y nos conecta con un pasado imperecedero. En una lectura más fina nos dice que, cada persona es una puerta que se abre a la memoria para desenterrar los misterios del hombre y los elementos que acompañan desde el comienzo que hacen que el ser sea tal.

13. ¿Qué opinas del concepto familia (considerando los cambios que hay en este concepto como institución concha)?
R. La familia es la primera piedra de una construcción, la segunda y la tercera. La familia es susceptible de modificaciones, por ende, es dinámica y sujeta a las nuevas mutaciones aunque la iglesia y el Estado no lo quieran.

14. ¿Qué reflexión haces de la palabra hijo?
R. La sucesión.

15. ¿Podrías explicar con tus propias palabras, por qué prefieres ser considerado poeta, a secas?  A parte de que no sea necesario (entiendo y concuerdo).
R. Eso de ´poeta a secas´, lo propone González en “Con esta poesía tengo bastante” pequeño prólogo a Tratado de piedras, sería interesante y oportuno platicarlo con el prologuista.

16. ¿Considerarías como un hito la historia del sacrificio presente en el poema “Ofrenda humana en un altar de piedra”, el hecho ocurrido en los sesenta  –desde el punto de vista de la teoría literaria y la idea de hitos y sucesos-?
R. Desde el paradigma que lo observes es un hito histórico en la memoria tardía, en primer término como fenómeno de la naturaleza y, en un segundo apartado, como un hito de un evento socio cultural con características de lo mágico inconsciente, o bien, sobrenaturales; una fuerza psíquica irresistible como le denominaron jurídicamente. Pero cuando el Estado chileno  decide invadir el territorio autónomo Mapuche lo hace con argumentos de civilizar, preguntémonos entonces, en cuántos sacrificios colectivos ha incurrido el Estado de Chile, desde su conformación, pasando por guerras civiles, externas, internas, como la pacificación de la Araucanía, Santa María de Iquique, golpes de Estado, en fin. Los ríos de sangre que ha provocado la institución siguen hasta hoy en día en esta pseudo democracia, entonces… a quién hay que civilizar?

17. ¿Qué opinión te merece el siguiente esquema y párrafo al pie (2do archivo adjunto) como resultado de un primer análisis que considera el poema “Ofrenda humana en un altar de piedras” y otros poemas que presentan la idea de un pacto secreto o situación innombrable y la connotación no siempre humana de las piedras sino además lugar de sacrificio?
R. Lo considero un esquema bien acertado, porque logras identificar los dos primeros apartados que te guían a un resultado casi premeditado, la culpa. Por otro lado, se perciben las mutaciones del hablante a la vez que se camufla como testigo inconsciente. Aunque el esquema teóricamente identifica su contexto, problematización con la presencia humana, y post oficio religioso, siempre está la confusión en sus momentos, y es eso lo que se quiere realmente plantear, ya que el dolor está por sí solo.

18. Finalmente, ¿podrías describir, narrativamente, en un párrafo o dos, el o los lugares donde vives, el espacio exterior –naturaleza, paisaje- y hogar. El ambiente físico y psicológico, y la atmósfera que respiras? (En caso de haber un lugar en Temuco y otro fuera de la ciudad, por favor describir ambos). Para incorporarlo textualmente en este trabajo o en posteriores.
R. En Pto. Saavedra [el terruño] en la casa de mis padres, fue un lugar a menos, una infancia idílica sin mayor presencia de urbanismo, el lugar donde corría por bosque y trepaba árboles. Temuco, en cambio, es una ciudad totalmente urbanizada, es una ciudad que sólo se está de paso, la contaminación acústica, ambiental, congestionamiento, suministrado a ello, la calidad de vida es una mierda, por eso hemos decidido irnos a vivir al campo (Maquehue) con mi familia, allí hay otras expectativas, pero es más sano.

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Cuestionario escrito por Alejandro Banda y entrevista on line realizada para este artículo: “Atravesando el umbral del dolor por medio de la Antropología poética: Poemas de Cristian Cayupán en Tratado de piedras.” (2014-2016)

 

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NOTAS

[1] Anthony Giddens, señala en Un mundo desbocado (1999): “El matrimonio y la familia se han convertido (…) en instituciones concha: se llaman igual, pero han cambiado en sus características básicas. En la familia tradicional la pareja casada era solo una parte, y con frecuencia no la principal, del sistema familiar. Los lazos con los niños y con otros parientes solían ser igual de importantes, o más, en el discurrir diario de la vida social. Hoy la pareja, casada o no, está en el núcleo de la familia. La pareja vino al centro de la vida familiar al menguar el papel económico de la familia y convertirse el amor, o el amor más la atracción sexual, en la base de los lazos matrimoniales.”

[2] García Canclini reflexiona sobre las nuevas formas culturales y plantea que lo híbrido al tratarse de un proceso y de “una fusión en movimiento con resultados aún imprevistos” (Villoro 2011 33), por tanto se distinguiría de lo sincrético, lo criollo y lo mestizo, “porque que no se trata de un hecho consumado y codificado” (2011).

[3] “Esta segunda generación de poetas pone en cuestión la conformación del poeta mapuche y su poesía, provocando un quiebre en la concepción de la identidad del poeta mapuche como tal, de esta forma, la poesía se desarraiga del escenario cultural tradicionalista y comienza a integrar temáticas de mayor complejidad social, cultural y política en su contenido. Esta poesía mapuche integra la figura del sujeto urbano y su relación con su cultura, cómo este surge desde un espacio totalmente desligado del entorno tradicional. Este nuevo grupo de poetas mapuches difieren en su poesía de la generación anterior, al estar insertos en una realidad muy diferente. De esta forma, portan en su poesía un nuevo proyecto poético, en el que instalan un complejo panorama, desarrollando desde la poesía no sólo un nuevo sujeto sino que también una nueva perspectiva de la lucha mapuche y la conformación del pueblo en la contemporaneidad.” Mayo, Jhoan. “Poesía Mapuche: Desde la etnoculturalidad hacia la conformación de una identidad mapuche contemporánea” Tesis Universidad de Chile: 2012.

[4] Jaime Luis Huenún antóloga a un grupo de autores mapuche, encabezados por David Aniñir, en el libro 20 poetas mapuche contemporáneos (2003) Ediciones LOM. Por su parte Barros señala que en la revista Mar con Soroche, de noviembre del año 2006, el propio Aniñir antóloga a César Millahueique, Eliana Pulquillanca Nahuelpán, Rayen Tala y Fredy Palacios.

[5] Para leer autoras mapuche, recomiendo Kümedungun / Kümewirin. Antología poética de mujeres mapuche (siglos XX-XXI). Maribel Mora Curriao y Fernanda Moraga García (Editoras). Santiago: LOM, 2010.

[6] Poeta César Hidalgo, “Discurso de Presentación del libro Tratado de piedras en Instituto Chileno Norteamericano”, 2014.

[7] http://gnula.nu/documental/ver-is-the-man-who-is-tall-happy-2013-online/
 

[8] Lotman, Jouri. Estructura del texto artístico. Madrid: Istmo, 1982.

[9] Barrera Ortega, Anibal. “Con real y medio”. El Austral. 1 nov. 2010: Espectáculos.
Web. http://www.australtemuco.cl/prontus4_noticias/site/artic/20101101/pags/20101101000309.html

[10] Este ANEXO y el artículo al cual pertenece fueron escritos el año 2014. En la actualidad (2016), la revista Comarca cuenta con 7 números. Y el poeta Cristian Cayupán regaló ejemplares recientemente en el lanzamiento de su nuevo poemario El hombre y su piedra (2016, Valparaíso: Inubicalistas). La presentación estuvo a cargo de Carlos Henrickson y Rodrigo Arroyo. Se realizó el 27 de mayo, en Cerro Alegre, Valparaíso.



 

 

 

 

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Atravesando el umbral del dolor por medio de la Antropología poética:
Poemas de Cristian Cayupán, en Tratado de piedras.
Por Alejandro Banda P.
Lic. en Lengua y Literatura hispánica PUCV
Mg. © Literatura Chilena e Hispanoamericana UPLA