Navidad
y Matanza de Carlos Labbé
Un
juego que da miedo
Por
J. Ernesto Ayala-Dip
Babelia, El País de España,
12 de mayo de 2007
Un
periodista investiga la desaparición de dos hermanos. Así arranca
Navidad y Matanza, una novela lúdica y desasosegante del escritor
chileno Carlos Labbé.
La
novela de Carlos Labbé (Santiago de Chile, 1977), Navidad y Matanza,
es un juego literario que describe un juego literario. Eso en principio. Algunos
de sus personajes llevan por nombres los mismos de la semana. Con lo cual ya tenemos
ahí la presencia de Chesterton y su El hombre que fue Jueves. No
sólo por sus nombres, sobre todo por su mudanza de identidades y por la
permeabilidad entre realidad y ficción. Los dos personajes principales
se llaman Alicia y Bruno, dos nombres
de clara filiación literaria. Ahí asoma su personalidad lúdica,
a pesar de su victoriano recato, el profesor de matemáticas Charles Dodgson,
más conocido por Lewis Carroll. La novela de Labbé está situada
en Chile, entre 1999 y nuestros días. Diríamos que el meollo del
relato comienza con dos desapariciones. Un día de verano, Alicia y su hermano
Bruno desaparecen mientras se bañaban en el Pacífico. Un periodista
inicia una investigación sobre dichas desapariciones. La materia es suculenta
para un buen reportaje.
Sigamos con los guiños y las referencias
literarias que esta novelita fagocita con deslumbrante criterio. Resulta que Alicia
parece mantener ciertos intercambios epidérmicos con algún que otro
adulto. Su desparpajo y su sensual desenvoltura no parecen indicar algún
tipo de coacción. Así podemos ir atando cabos. Resulta que el comportamiento
de Alicia nos recuerda demasiado a la Lolita de Nabokov. Y resulta que hacia los
años veinte, Vladímir Nabokov tradujo al ruso Alicia en el país
de las maravillas. Y fue precisamente ese trabajo el que inspiró la
hechura de su consagrado prototipo literario. Navidad y Matanza es una
historia teñida de aires surrealistas, nada extraño también
si no olvidamos que del libro de Carroll los surrealistas sacaron caros provechos.
Dije más arriba que este libro era un juego sobre un juego. En principio.
A medida que uno avanza por sus páginas, le va quedando una sensación
de cierto temor metafísico y desasosiego. Éste también es
un arte que exige mucha competencia. Recuerdo que en Estrella distante,
Roberto Bolaño hace que un personaje, buscando una dependencia determinada,
se equivoque y se introduzca justo en la que nunca debió entrar: en la
que hay unas personas torturadas. En la página cuarenta y cuatro de este
precioso relato Labbé repite el mismo mecanismo: un fotógrafo, buscando
un lavabo se encuentra con una escena que me negaré a relatar. Es una visión
muy inquietante que releí varias veces. Es posible que este año
lea algunos libros de contrastada valía artística. Éste será
sin lugar a dudas uno de ellos.
CARLOS
LABBÉ: UN JUEGO NARRATIVO
Por
Luis Alonso Girgado
Diario de Ferrol, 6 de mayo de 2007
En
lo que parece una apuesta decidida por los narradores hispanoamericanos -nuevos
o ya consagrados- la Editorial Periférica acaba de presentar (el título
es llamativo) "Navidad y Matanza" (Periférica, 2007),
del joven chileno Carlos Labbé, que con su anterior "Libro
de Plumas" (2004) cosechaba un éxito de público y crítica
y era situado por algunos en la estela de Roberto Bolaño, al tiempo que
se reclamaba para él un primer lugar entre los nuevos narradores chilenos.
Valga decir que, además de novelista, Labbé es guionista de cine
y televisión, músico, crítico y profesor universitario.
"Puzle
o artefacto para armar con narradores diversos ocultos"
En
varias ocasiones se repite que "Navidad y Matanza" (topónimos
de dos pueblos mellizos, turísticos de la costa chilena) es una novela-juego
y, efectivamente, es así: un puzle o artefacto para armar
o montar con narradores diversos ocultos bajo los nombres de los días de
la semana o historias entrecruzadas entre las que detectamos un secuestro, la
fabricación de una droga mortífera y una errática andadura
de un personaje-grupo por playas costeras. Cada línea narrativa va pasando
como una fragmentaria secuencia de "imágenes farragosas" de una
memoria quebradiza o tentativas de reconstrucción protagonizadas por un
cronista de prensa. Personajes, sucesos, lugares pasan difusos, se alternan o
reaparecen mientras se suceden los niveles de lo real, lo virtual y lo onírico
e incluso el propio escritor se ficcionaliza ingresando en una trama a cuya construcción
entre el caos y el orden, contada y construida a varias voces, con cambiante temporalidad
narrativa, asistimos. Novela con claves y contraclaves, "Navidad y Matanza"
participa de la crónica periodística, del relato de terror, del
género negro, de la ciencia ficción y de lo fantástico para
acercarse también, entre constantes quiebros de la identidad de los personajes,
al mundo virtual de los videojuegos. Se trata, en fin, de un mundo de ficción
que fluye borroso e inquietante, misterioso y violento; huidizo en su constante
movilidad y sus quiebros equívocos, es todo un ámbito de superficie,
de visualización donde todo se muestra y registra con puntual precisión.
La
condición de guionista del escritor no deja de patentizarse en una prosa
efectiva, eficaz, de fijada claridad y andadura telegráfica y recortada
a base de un fraseo breve. Quiere tener esta novela, que hace guiños al
terreno de la informática y de sus posibilidades creativas individuales
o supraindividuales, un inequívoco aire de modernidad y experimentalismo
y, al tiempo, una intensa y heterogénea fecundidad imaginativa. Todo lo
cual se concreta en una obra narrativa que representa una sorprendente y novedosa
experiencia lectora, que implica un atractivo montaje y que se sirve con destreza
de múltiples materiales narrativos. Satisface y hasta interesa por lo que
se autoproclama: un juego novelesco que se planta, desafiante, ante un lector
obligado a descifrar en un recorrido por cien disímiles secuencias entre
las que la 45 deja claro algunos principios aquí de aplicación.
No
hemos leído "Libro de Plumas", predecesora de esta "Navidad
y Matanza" que, en todo caso, anuncia a un narrador interesado en innovar,
en utilizar elementos de modernidad, en separar vida y literatura, en diseñar
textos ambiguos y personajes apenas esbozados. Literatura de búsqueda,
de tentativa de afirmación creativa del escritor y de invitación
al juego mental e imaginativo del lector.