Alrededor de novecientos hombres se reunieron a deliberar en la
Meseta de la Turba; eran los que quedaban en pie, de los cinco mil que
tomaron parte en el levantamiento obrero del territorio de Santa Cruz,
en la Patagonia.
..... Dejaron ocultos
sus caballos en una depresión del faldeo y se encaminaron hacia el
centro de la altiplanicie, que se elevaba como una isla solitaria en
medio de un mar estático, llano y gris. La altura de sus cantiles, de
unos trescientos metros, permitía dominar toda la dilatada pampa de su
derredor, y, sobre todo, las casas de la estancia, una bandada de
techos rojos, posada a unos cinco kilómetros de distancia hacia el
sur. En cambio, ningún ojo humano habría podido descubrir la reunión
de los novecientos hombres sobre aquella superficie cubierta de
extensos turbales matizados con pequeños claros de pasto coirón. En
lontananza, por el oeste, sólo se divisaban las lejanas cordilleras
azules de los Andes Patagónicos, único accidente que interrumpía los
horizontes de aquella inmensidad.
.....
Los novecientos hombres avanzaron hasta el centro del turbal y se
sentaron sobre los mogotes formando una gruesa rueda humana, casi
totalmente mimetizada con el oscuro color de la turba. En el centro
quedó un breve claro de pampa, donde se movían los penachos del pasto
con reflejos de acero verde.
.....
-¿Estamos todos? -dijo uno.
.....
-¡Todos!... -respondieron varios, mirándose como si se
reconocieran.
..... Muchos habían
luchado juntos contra las tropas del Diez de Caballería, que comandaba
el teniente coronel Varela; pero otros se veían por primera vez, ya
que eran los restos de las matanzas del Río del Perro, Cañadón Once y
otras acciones libradas en las riberas del lago Argentino.
..... Este lago, enclavado en un portezuelo del
lomo andino, da origen al río Santa Cruz, que atraviesa la ancha
estepa patagónica hasta desembocar en el Atlántico. En época remota,
un estrecho de mar, tal como el de Magallanes hoy día más al sur, unió
por esta parte el océano Pacífico con el Atlántico, burilando en su
lecho los gigantescos cañadones y mesetas que desde el curso del río
ascienden, como colosales escalones paralelos, hasta la alta pampa.
Por estos cañadones de la margen sur, un amansador de potros,
cabecilla de la revuelta, apodado Facón Grande por el cuchillo que
siempre llevaba a la cintura, obtuvo éxito con tácticas guerrilleras,
tratando de dividir los tres escuadrones que componían el Diez de
Caballería. Usando más sus boleadoras, lazos y facones que las
precarias armas de fuego de que disponían, mantuvieron a raya en sus
comienzos a las fuerzas del coronel Varela. El río mismo, cuyo caudal
impide su paso a nado, sirvió para que Facón Grande y sus troperos,
campañistas y amansadores de potros, se salvaran muchas veces de las
tropas profesionales vadeándolos por pasos sólo por los indios
tehuelches y ellos conocidos.
.....
-¡Parece que nos va a llover! -exclamó un amansador alto y
espigado.
..... Los que estaban sentados
a su alrededor alzaron la vista hacia un cielo revuelto y la fijaron
en un nubarrón más denso que venía abriéndose paso entre los otros
como un gran toro negro.
..... -¡Ese
chubasco no alcanza hasta aquí! -dijo un hombrecito de cara azulada
por el frío y de ojos claros y aguados, arrebujándose en su poncho de
loneta blanca.
..... El amansador de
potros dio vuelta su angulosa cara morena, sonriendo burlonamente al
ver al hombrecito que hablaba con tanta seguridad del destino de una
nube.
..... -¡Que no nos va a
alcanzar..., luego veremos! -le replicó.
.....
-¡Le apuesto a que no llega! -insistió el otro.
..... -¿Cuanto quiere apostar?
..... -¡Aquí tengo cuarenta nacionales!
-respondió el del poncho blanco, sacando unos billetes de su tirador y
depositándolos sobre el pasto, bajo la cacha de su rebenque.
..... El amansador, a su vez, sacó los suyos y
los depositó junto a los otros.
..... En
ese momento un hombre de mediana estatura, ágil y vigoroso, de unos
cuarenta años, se levantó del ruedo y avanzó hasta el breve claro de
pampa. Iba vestido con el característico apero de los campañistas:
espuelas, botas de potro, pantalón doblado sobre la caña corta, blusón
de cuero, pañuelo al cuello, gorro de piel de guanaco con orejeras
para el viento, y atrás, en la cintura, el largo facón con vaina y
cacha de plata.
..... Facón Grande puso
las manos en los bolsillos del pantalón y las levantó empuñadas
adentro, como si se apoyara en algo invisible. Se empinó un poco,
levantando los talones, y adquirió más estatura con un leve balanceo;
el gesto, ceñudo, miraba fijamente hacia el suelo; una ráfaga pasó con
más fuerza por sobre la meseta y los penachos del coirón devolvieron
la mirada con su reflejo acerado. Los novecientos hombres
permanecieron a la expectativa, tan quietos y oscuros como si fueran
otros mogotes, un poco más sobresalidos, del turbal.
..... De pronto todos se movieron de una vez y el
círculo se estrechó un poco más en torno de su eje.
..... -Bien -dijo aquel hombre, dejando su
balanceo y soldándose definitivamente a la tierra-; la situación todos
la conocemos y no hay más que agregar sobre ella. Esta misma noche o a
más tardar mañana el Diez de Caballería estará en las casas de la
última estancia que queda en nuestras manos. El traidor de Mata Negra
ya les habrá dicho cuál es el único paso que nos queda por la
cordillera del Payne para ganar la frontera. Ellos traen caballos de
refresco, se los habrán dado los estancieros; en cambio, los nuestros
están ya casi cortados y no nos aguantarán mucho más... Nos rodearán,
y caeremos todos, como chulengos. No queda otra que hacerles frente
desde el galpón de la esquila de la estancia, para que el resto de
nosotros pueda ponerse a salvo por la cordillera del Payne.
..... El círculo se removió algo confundido al
escuchar la palabra "nosotros"... ¿Quiénes eran esos "nosotros"?
¿Acaso Facón Grande, uno de los cabecillas que habían iniciado la
revuelta en el río Santa Cruz, también se incluía entre los que debían
escapar por el Payne, mientras otros disparaban hasta su último
cartucho en el galpón de esquila?
.....
Un murmullo atravesó como otra helada ráfaga por el oscuro
ruedo de hombres.
..... -¡Que se rifen
los que quedan! -dijo alguien.
.....
-¡No, eso no!... -exclamó otro.
.....
-¡Tienen que ser por voluntad propia! -profirieron varios.
..... -¿Quienes son esos "nosotros"?... -inquirió
uno con frío sarcasmo.
..... Facón
Grande volvió a empinarse, tomando altura; se inclinó cual si fuera a
dar un tranco contra un viento fuerte, y levantó los brazos calmando
el aire o como si fuera a asir las riendas de un caballo invisible. La
murmurante rueda humana se acalló.
.....
-¡Nosotros, los que empezamos esto, tenemos que terminarlo!
-dijo con una voz más opaca, como si le hubiera brotado de entre los
pies, de entre los mogotes de la turba. Empinándose de nuevo, dirigió
la vista por encima de los que estaban sentados en primer plano, y
agregó, con un acento más claro-: ¿Cuántos quedamos de los que éramos
del otro lado del río Santa Cruz?
.....
Unas cuarenta manos levantadas en el aire, por sobre las novecientas
cabezas, fue la respuesta. El mismo Facón Grande levantó la suya, con
las invisibles riendas en alto, ahora tomadas como si fuera a poner
pie en el estribo de su imaginaria cabalgadura.
..... -¿Qué les parece? -dijo el hombrecito de
poncho de lona blanca, codeando al amansador de potros, que se sentaba
a su lado y quien había sido uno de los primeros en responder con la
mano en alto.
..... -No quedaba otra...,
está bien lo que ha hecho Facón.
.....
-No...; yo le preguntaba por lo de la nube -dijo, haciendo un
gesto hacia el cielo.
..... -¡Ah!...
-profirió el amansador, levantando también la cara con una helada
mueca de sorpresa.
..... Ambos divisaron
que el toro negro empezaba a deshacerse, descargándose como una
regadera sobre la llanura, a la distancia. El aguacero avanzaba con
sus cendales de flechecillas espejeantes; pero al aproximarse a los
lindes de la meseta desapareció totalmente, quedando del oscuro
nubarrón sólo un claro entre las nubes, por donde pasó un lampo que
lamió luminosamente a la llovida pampa.www.letras.s5.com
..... -¡Da gusto ver
llover cuando uno no se moja! -dijo el amansador con
sorna.
..... -¡Sí, da
gusto! -replicó el del poncho blanco, y se agachó a recoger el dinero
ganado en la apuesta.
..... Los hombres
empezaron a esparcirse por entre el turbal hacia el faldeo en donde
habían dejado ocultos sus caballos. El viento del oeste sopló con más
fiereza por el claro que había dejado el nubarrón, y aquel páramo,
desnudado, adquirió bajo el cielo una expresión más
desolada.
..... No hubo
ninguna clase de despedidas. Los que partieron hacia la cordillera del
Payne lo hicieron cabizbajos, más apesadumbrados que alegres de
avanzar hacia las serranías azules donde estaba su salvación. Los
cuarenta troperos de Facón Grande, también sombríos, se dirigieron
inmediatamente hacia el cumplimiento de su misión.
.....
De pronto, desde la multitud en éxodo hacia el Payne se
desprendió un jinete que a galope tendido avanzó en pos de la
retaguardia de los troperos. Todos, de una y otra parte, se dieron
vuelta a mirar aquel poncho de lona blanca que flameaba al viento,
como si fuera una última mirada de despedida. www.letras.s5.com
..... -¿Otra apuesta? -díjole
burlonamente el amansador, cuando lo vió llegar a su
lado.
..... -Es...
que... -repuso el del poncho, dubitativamente.
.....
-¿Qué?...
..... -Yo le llevo
su plata, y usted... se queda guardándome las
espaldas...
..... -¡A usted le
va a hacer más falta! -replicó el amansador,
fastidiado.
..... -¡Chilote
tenía que ser!... -profirió rudamente por lo bajo otro de los
troperos.
..... El rostro de
ojos claros y aguados se encogió parpadeando, como si hubiera recibido
un violento latigazo.
..... -¡Aquí está
su plata! -respondió con voz ronca, y agregó-: ¡Yo no la necesito
tampoco!
..... -¡El juego es
juego, amigo, llévesela y parta pronto! -exclamó otro.
.....
-¿Qué le pasa a ese hombre? -dijo Facón Grande, sofrenando su
caballo.
..... -Es una plata
de juego -le explicó el amansador-. Apostamos a una nube y él ganó.
Ahora parece que quiere devolvérmela como si me fuera a hacer
falta..., ¿habráse visto?
..... -Yo no he
vuelto por la plata -manifestó el aludido, dirigiéndose al cabecilla-.
Lo de la plata salió sin querer entre mis palabras... Pero yo he
venido hasta aquí porque quiero también pelear con los del Diez de
Caballería.
..... Los que
escuchaban el diálogo haciéndose los distraídos, se dieron vuelta de
súbito a mirarlo
..... -Pero usted
no es del otro lado del río Santa Cruz -le dijo Facón.
..... -No; era lechero en la
estancia Primavera cuando empezó la revuelta. Después me metí en ella
y aquí estoy; quiero pelearla hasta el final, si ustedes me lo
permiten.
..... -¿Qúe les
parece? -consultó el cabecilla a los troperos. www.letras.s5.com
..... -Si es su gusto..., que se
quede -contestaron varias voces con gravedad.
..... Antes de perderse en la
distancia, muchos de los que marchaban camino del Payne se dieron
vuelta una vez más para mirar: el poncho blanco cerraba la retaguardia
de los troperos, flameando al viento como un gran pañuelo de
adiós.
..... Al caer la noche, los
troperos se hallaban ya atrincherados en el galpón de esquila de la
estancia. Acomodaron gruesos fardos de lana en los bretes de entrada y
de salida, a fin de que por entre los intersticios dejados pudieran
apuntar sus armas hacia un amplio campo de tiro. En cambio, desde
afuera, se hacía poco menos que imposible meter una bala entre los
claros de aquellas imbatibles trincheras de apretada lana. Centinelas
permitieron que todos descansaran un poco mientras la noche
avanzaba.
..... -¡De puro
cantor se ha metido en esto! -dijo el amansador de potros al hombre
del poncho blanco cuando acomodaban unos cueros de ovejas para
recostarse junto a sus trincheras comunes.
..... -¡Ya estoy metido en la
cueca y tengo que bailarla bien! -replicó.
..... -A lo mejor le picó
aquello de "chilote tenía que ser"...
..... -Sí, me picó
eso; pero yo venía decidido a que me dejaran con ustedes... ¡Quería
pelearla también! ¿Por qué no? Y a propósito, dígame, ¿por qué miran
tan a menos a los chilotes por estos lados? ¿Nada más que porque han
nacido en las islas de Chiloé? ¿Qué tiene eso?
.....
-No, no es por eso; es que son bastante apatronados... y se
vuelven matreros cuando hay que decidirse por las huelgas, aunque
después son los primeros en estirar la poruña para recibir lo que se
ha ganado... A mí también me dolió un poco eso de "chilote tenía que
ser", porque yo nací en Chiloé.
..... -¿Ah..., sí?
¿En qué parte?
..... -En
Tenaún..., me llamo Gabriel Rivera.
..... -Yo soy de
la isla de Lemuy..., Bernardo Otey, para servirle.
..... -¿Y siendo lemuyano, cómo
se metió tan tierra adentro? ¡Cuando los de Lemuy son no más que
loberos y nutrieros!
..... -Ya no van
quedando lobos ni nutrias... Los gringos las están acabando. Aunque
uno se arriesgue a este lado del golfo de Penas, ya no sale a cuenta,
y la mujer y los chicos tienen que comer... Por eso uno se larga por
estos lados.
..... -¿Cuántos
chicos tiene?
..... -Cuatro, dos
hombres y dos mujercitas... Por ellos uno no se mete de un tirón en
las huelgas... ¿Qué dirían si me vieran volver con las manos vacías?
¡A veces se debe hasta la plata del barco, que se le ha pedido
prestada a un pariente o a un vecino! Y uno no puede andarle contando
todo esto al mundo entero... Por esos seremos un poco matreros para
las huelgas... ¿A usted no le pasa lo mismo? ¿No tiene familia allá en
Tenaún?
..... -No; no
tengo familia. Me vine de muchacho a la Patagonia. Me trajo un tío mío
que era esquilador. Murió al tiempo después y me quedé solo aquí...
Siempre que me acuerdo de él, pienso cómo me embolinó la cabeza con su
Patagonia -continuó el amansador, cruzando sus manos por debajo de la
nuca, y agregando con voz nostálgica-: Tocaba la guitarra y cantaba
tristes y corridos de por estos lados... Me acuerdo la vez que me
dijo: "Allá en la Patagonia se pasa muy bien..., se come asado de
cordero todos los días..., y se montan caballos tan grandes como los
cerros..." "¿Dónde está la Patagonia?", le pregunté un día. "¡Allá
está la Patagonia!", me respondió, estirando el brazo hacia un lado
del cielo, donde se divisaba una franja muy celeste y sonrosada. Desde
ese día la Patagonia para mí fue eso, y no me despegué más de sus
talones hasta que me trajo. Una vez aquí, ¡qué diablos!..., ¡los
caballos no eran tan grandes como los cerros y el pedazo del cielo ese
siempre estaba corrido por el mismo lado y más
lejos!...
..... "Trabajé de
vellonero -continuó el amansador-, de peón y recorredor de campo.
Después, por el gusto a los caballos, me hice amansador. He ganado
buena plata domando potros, soy bastante libre, pero... fuera de las
ñatas que uno baja a ver de vez en cuando a Río Gallegos o Santa Cruz,
no se sabe lo que es una mujer para uno, ni lo que sería un hijo...
¿De qué vale la plata entonces, si uno no ha de vivir como Dios manda?
El corazón se le vuelve a uno como esos champones de turba: lleno de
raíces, pero tan retorcidas y negras que no son capaces de dar una
sola hebra de pasto verde... Por eso será que uno no le tiene mucho
apego a esta vida tampoco, y se hace el propósito como si no valiera
nada... Le da lo mismo terminar debajo del lomo de un arisco o en una
huifa como esta en que nos hallamos metidos...En cambio, usted debiera
agarrar su caballo y espiantar para el Payne..., lo esperarán allá en
Lemuy una mujer y unos niños.
..... -¡Ya no,
ya!... ¿Quiere que le diga una cosa? ¡Me dió vergüenza que nadie se
hubiera quedado de los que cortaron para el Payne!
..... -Muchos quisieron
quedarse, pero Facón los convenció de que debían marcharse. Cuantos
menos caigamos es mejor, les dijo, y yo le encuentro razón... ¡Ah...,
cómo se la habríamos ganado con Diez de Caballería y todo si no es por
ese krumiro de Mata Negra!
..... -¿Por qué
habrá empezado todo esto? www.letras.s5.com
..... -¡Hem..., quién lo sabe!
La mecha se encendió en el hotel de Huaraique, cerca del río Pelque...
La tropa atacó a mansalva y asesinó a todos los compañeros que allí
estaban... Entonces nos bajó pica, y con Facón Grande nos echamos a
pelear todos los que éramos de campo afuera, campañistas, amansadores,
troperos y algunos ovejeros que eran buenos para el caballo... Se la
estábamos ganando cuando sucedió la traición del Mata Negra, hijo
de..., ése; se dio vuelta y se puso al servicio de los estancieros.
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..... -Más o menos todo es
sabido -dijo Otey, con voz apagada entre las sombras-; pero yo me
pregunto por qué diablos no se arreglan las cosas antes de que
empiecen los tiroteos, porque después no las arregla
nadie.
..... -¿Qué sé
yo!... Bueno, unos dicen que es la crisis que ha traído la Gran
Guerra... Parece que los estancieros ganaron mucha plata con la
guerra, pero la despilfarraron, y ahora que vino la mala nos hacen
pagarla a nosotros... Y todo fue por el pliego de peticiones...,
pedíamos cien pesos al mes para los peones y ciento veinte para los
ovejeros... Ni siquiera yo iba en la parada, porque la doma de potros
se hace a trato... También se pedían velas y yerba mate para los
puesteros, colchonetas en vez de cueros de oveja en los camarotes, y
que se nos permitiera más de un caballo en la tropilla particular...
Pero parece que había otras cosas todavía... En el Coyle, compañeros
con varios años de sueldo impago y que habían mandado a guardar el
dinero de sus guanaqueos fueron fusilados y esa plata se la embuchó el
administrador. A otros les pagaron con cheques sin fondo y se quedaron
dando vueltas en las ciudades. El coronel Varela se dio cuenta de todo
esto y primero estuvo de nuestra parte; pero los potentados reclamaron
a su gobierno, en los diarios le sacaron pica al coronel diciéndole
que era un incapaz y hasta cobarde. Entonces el hombre tuvo rabia y
pidió carta blanca para sofocar el movimiento; se la dieron, regresó a
la Patagonia y empezó la tostadera -dijo el amansador de potros dando
término a su versión de la huelga.www.letras.s5.com
.....
Con las primeras luces del alba se repartió un poco de charqui,
y, por turnos, se dirigieron a la casa de máquinas, en el fogón de
cuya caldera algunos habían hervido agua para el mate. Arriba, en el
altillo de la prensa enfardadora de lana, oteando los horizontes, un
tropero modulaba a media voz una lejana vidalita:
Más de un año
ausente, vidalitá...
estuve de esta tierra.
Hoy al
encontrarte, vidalitá...
ya me has despreciado.
Y eso es
lo que llamo, vidalitá...
ser un
desgraciado.
..... La tonada fue interrumpida
de pronto por una voz de alarma que desde otro lugar del techo anunció
la entrada de las tropas del Diez de Caballería por la huella que
conducía a las casas de la estancia.
..... Todos
corrieron a sus puestos, mientras dos escuadrones de caballería, de
más o menos cien hombres cada uno, desmontan a la distancia, tomando
posiciones en línea de tiradores.
..... No bien
entrada la mañana, se dejaron oír los primeros disparos de una y otra
parte. Una ametralladora empezó a tartamudear sus ráfagas, destrozando
los vidrios de las ventanas, y las tropas empezaron a cercar desde el
campo abierto al galpón de esquila.
..... Con un
disparo aislado uno de los troperos volteó visiblemente al primer
soldado de caballería; mientras rastrillaba su carabina para
dispararle a otro, profirió en voz alta la conocida versaina con que
se tiran las cartas en el juego de naipes llamado "truco":
Viniendo de los
corrales
con el ñato Salvador,
¡ay, hijo de la gran
siete,
ahí va otro gajo de mi
flor!
..... El duelo prosiguió sin
mayores alternativas durante toda aquella mañana, entre ráfagas de
ametralladora, fuego de fusilería y grandes ratos de silencio muy
tenso. Habían caído ya varios soldados, sin que una sola bala hubiera
logrado meterse por entre los sutiles intersticios de los gruesos
fardos de lana, tras los cuales los troperos estaban atrincherados
después de haber cerrado las grandes puertas del galpón de esquila,
enorme edificio de madera y zinc, construido en forma de T, y sólo
circundado por corrales de aguante, mangas y secaderos para el baño de
las ovejas, todo hecho de postes y tablones.
..... Pronto ambos bandos se
dieron cuenta de que eran difíciles de diezmar. Los unos, dentro del
galpón, bien atrincherados tras los fardos; y los otros, soldados
profesionales, avanzando lenta pero inexorablemente en línea de
tiradores, con la experiencia técnica del aprovechamiento del terreno.
El objetivo de éstos era alcanzar los corrales de madera para
resguardarse mejor en su avance. Pero los de adentro conocían bien la
intención y la hacían pagar muy cara cada vez que alguien se
aventuraba a correr desde el campo abierto para ganar ese amparo.
Fatalmente caía volteado de un balazo, y su audacia sólo servía de
seria advertencia para los otros.
..... Facón Grande
había dado la orden de no disparar sino cuando se tenía completamente
asegurado el blanco, con el objeto de ahorrar balas, causar el mayor
número de bajas y demorar al máximo la resistencia, a fin de que los
fugitivos tuvieran tiempo de alcanzar hasta los faldeos cordilleranos
del Payne, donde se encontrarían totalmente a salvo.
.....
Otra noche se dejó caer con su propio fardo de sombras,
interponiéndolo entre los dos bandos. Ambos la aprovecharon
cautelosamnete para darse algún respiro, y con la madrugada reanudaron
su porfiado duelo. proyecto
patrimonio
..... En este segundo día
ocurrió algo insólito: uno de los soldados, enloquecido posiblemente
por la tensión nerviosa del prolongado duelo, se lanzó solo al asalto
con bayoneta calada. Los del galpón no lo voltearon de un tiro, sino
que abrieron curiosamente las grandes puertas y lo dejaron entrar;
luego lanzaron el cadáver por una ventana para que nadie quisiera
hacer lo mismo.
..... Pero la
táctica empleada dio al coronel Varela un indicio: que las balas de
los sitiados estaban escasas, si no se habían agotado ya. Era lo que
él había previsto y esperaba ansiosamente dar la orden del ataque que
pusiera término a ese porfiado duelo, en que había caído ya cerca de
un tercio de sus escuadrones.
..... El toque de
una corneta se dejó oír como un estridente relincho, dando la señal de
que había llegado esa hora. Las ametralladoras lanzaron sus ráfagas
protegiendo el avance final. Los de adentro ya no tenían una sola bala
y no tuvieron más armas que sus facones y cuchillos descueradores para
hacer frente a esa última refriega. En heroica lucha cuerpo a cuerpo,
la muerte de Facón Grande, el cabecilla, puso término al prolongado
combate cuando todavía quedaban más de veinte troperos vivos, pues muy
pocos habían caído con los tiroteos y la mayoría había perecido sólo
en la refriega final. página chilena
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..... Esa misma tarde fue
fusilado el resto sobre el cemento del secadero del baño para ovejas.
Los sacaron en grupos de a cinco, y el propio Varela ordenó no emplear
más de una bala para cada uno de los prisioneros, pues también sus
municiones estaban casi agotadas.
..... Gabriel
Rivera, el amansador de potros, y Bernardo Otey, con otros tres
troperos, fueron los últimos en ser conducidos al frente del pelotón
de fusilamiento.
..... Promediaba
la tarde, pero un cielo encapotado y bajo había convertido el día en
una madrugada interminable, cenicienta y fría. Al avanzar hacia la
losa del secadero, vieron el montón de cadáveres de sus compañeros ya
dispuestos para recibir la rociada de kerosene para quemarlos, la
mejor tumba que había prescrito Varela para sus víctimas, cuando no
las dejaba para solaz de zoros y buitres. Entre aquellos cuerpos se
destacaba el de Facón Grande, que el coronel había hecho colocar
encima para verlo por sus propios ojos, pues había sido el único
cabecilla que, si no interviene la traición de Mata Negra, hubiera
dado cuenta de él y de todo su regimiento.
.....
Un frío intenso anunciaba nevazón. Cuando los cinco últimos
fueron colocados frente al pelotón de fusileros que debían acertar una
bala en cada uno de esos pechos, el sargento que los comandaba se
acercó y comenzó a prender con alfileres, en el lugar del corazón, un
disco de carton blanco para que los soldados pudieran fijar sus puntos
de mira. Una vez que lo hizo, se apartó a un lado y desde un lugar
equidistante desenvainó su curvo sable y lo colocó horizontal a la
altura de su cabeza. Iba a bajar la espada dando la señal de
"¡fuego!", cuando Bernardo Otey dio una manotada sobre su corazón,
arrancó el disco blanco y arrojándoselo por los ojos a los fusileros
les gritó:
..... -¡Aprendan a
disparar, mierdas!
..... La tropa
tuvo una reacción confusa. Pero, en seguida, enderezaron las cinco
bocas de sus fusiles hacia un solo cuerpo, el de Bernardo Otey, que
cayó doblándose segado por las cinco balas que replicaron como una
sola a su postrera imprecación.
..... Pero en aquel
mismo instante, aprovechando la reacción de los fusileros, los otros
cuatro hombres dieron un brinco y se lanzaron a correr mientras el
pelotón rastrillaba sus armas para cargarlas otra vez con bala en
boca.
..... -¡A ellos!
-vociferó el sargento, al ver que mientras tres corrían por la huella,
otro, el amansador de potros, daba un gran salto por sobre una
alambrada, caía a horcajadas en uno de los caballos de la tropa y
disparaba campo afuera, abrazado al cuello del animal.
..... El sargento hizo primero
unos disparos con su revólver, pero luego tomó uno de los fusiles de
los soldados, y, arrodillándose en posición de tiro, continuó
disparando al caballo y su jinete tendido sobre el lomo, que corrieron
velozmente hasta que se los tragó una hondonada.
.....
Los otros tres fugitivos, de a pie, fueron pronto alcanzados
por las balas, cayendo definitivamente sobre la
huella.
..... La
interminable madrugada espesó aún más su ceniza y una densa nevada
empezó a caer sobre los campos, ocultando definitivamente al fugitivo
con sus tupidas alas.
..... Bien entrada
la noche, el amansador Rivera alcanzó a darle un respiro a su
cabalgadura. Cuando desmontó, ambos, caballo y hombre, quedaron un
rato acompañándose en medio de la cerrazón de nieve y noche. Las
sombras, a pesar de todo, abrieron un poco su corazón con el leve
resplandor de la caída de los copos. www.letras.s5.com
.....
Su propio corazón también dio un respiro aprovechando aquel
oculto ámbito, y a su memoria acudió el recuerdo de una superstición
india: el águila de las pampas debe ser cazada antes que logre dar un
grito, pues si lo lanza, la tempestad acude en su ayuda... No bien la
recordara, montó de nuevo y siguió galopando, en alas de su
protectora.
..... En uno de
esos amaneceres radiantes que siguen a las grandes nevadas, el
amnsador de potros dio alcance al grueso de los huelguistas cuando ya
se habían puesto al reparo en uno de los faldeos boscosos del Payne,
todos sanos y salvos. Al encontrarlos, la cabalgadura se detuvo sola,
y la rueda humana, como en la Meseta de la Turba, volvió a reunirse en
torno del amansador como de su eje.
..... El animal se
había parado sobre sus cuatro patas muy abiertas, y cuando un hilillo
de sangre escurrió de sus narices, los belfos, al percibirlo,
tiritaron, y luego fue presa de un extraño temblor.
..... Como buen amansador,
Rivera sabía que un caballo reventado no obedece ni a espuela ni a
rebenque, pero no cae mientras sienta a su jinete encima. Por eso su
relato fue muy breve, y, al terminarlo, se bajó del caballo al mismo
tiempo que la noble bestia se desplomaba.
.....
Con la nevada, toda la Patagonia parecía un gran poncho blanco
que ascendía por los faldeos del Payne hasta sus altas torres que,
como tres dedos colosales, apuntaban sombríamente al
cielo.
..... Y así se
conservó memoria de cómo murió el chilote Otey.
en El Chilote Otey y Otros Relatos
Francisco
Coloane
Editora Nacional Quimantú
Primera Edición
1971