por Francisco Véjar
.......... No hace mucho que
Coloane cruzó las fronteras de nuestro país y fue descubierto en el
extranjero: sólo hace cinco años el ministro de cultura francés Philippe
Druste lo nombraba "Caballero de la orden de las artes y las letras".
Pero Francisco Coloane debuta en la literatura ya en 1940 con la novela
Cabo de Hornos, después de haber sido cazador de lobos y
ballenas, ovejero y capataz en Tierra del Fuego. También trabajó en la
marina de Chile, como escribiente, lo que le permitió viajar en la
Esmeralda.
.......... Nació en
Quemchi, provincia de Chiloé, el 19 de junio de 1910. Su padre, Juan
Agustín Coloane Muñoz - de quien heredó un carácter fuerte y la sed de
aventura- , fue capitán de barco de cabotaje y tuvo además maestría para
utilizar el arpón en la caza de los cetáceos. En su libro de memorias
recuerda:
.......... -Mi padre
había traído blancas costillas de ballena y vértebras que servían de
asientos y mesas. Yo jugaba entre esas grandes osamentas sobre el césped
y las flores y me sentía como un Jonás, navegando en el vientre de un
cetáceo. De allí tal vez provenga mi romanticismo por la caza de
ballenas.
.......... En Velero
anclado (Lom, 1995) narra que estuvo a bordo del Indus II,
embarcación que partía tras la caza de la ballena, desde Quintay,
durante las primeras décadas del siglo XX:
.......... Quintay, al sur de Valparaíso y del
cerro Curauma, de más o menos 500 metros de altura, es una caleta
resguardada de los vientos de la travesía (...). Humberto Olavarría,
comodoro de la flota, como Neptuno, dirige con los gestos de su mano
derecha las maniobras de los balleneros, y con su izquierda la faena de
los trabajadores de Tierra. Se remolcan las ballenas desde los barcos
hasta el borde de la rampa. Allí la aprehende la "jaiba", artefacto de
acero llamado vulgarmente así por las tenazas que cogen la cola del
cetáceo. Un cable accionado por un winche la arrastra hasta el lugar
donde será destazada.
Elogios foráneos
.......... El crítico francés
Martine Laval afirma que la obra de Francisco Coloane se sitúa "al fin
del mundo (...), al punto más extremo del continente sudamericano.
¡Tierra del Fuego! ¡Patagonia! Son palabras extrañas que suenan como un
llamado a la aventura o a la huida. Es un mundo frío y húmedo, austero y
hostil, de montañas desgarbadas y de pampas interminables. Puerto Edén,
Punta Arenas, Magallanes, Desolación. Es un mundo a lo Julio Verne,
fantástico y loco, de una belleza cruel".
.......... Coloane reafirma lo dicho por Laval en
una entrevista, concedida para "L Express", en julio de
1996:
.......... -La naturaleza es
la que me ha inspirado, la propia existencia la que ha hecho de mí un
escritor. En mi obra podrán encontrar el latido sensual del universo, y
especialmente del mar. Hay que saber pensar como él, todo nace de él;
nosotros somos sus hijos. Conscientemente no somos más que un retoño de
esas oleadas.
.......... En
Italia, donde también han tenido una gran acogida sus libros Tierra
del Fuego, Cabo de Hornos y La ballenera de Quintay, la crítica fue
favorable y acuciosa. La ensayista Andrea Zambotto, por ejemplo,
escribió en 1999 en el diario "IL Giornale Di Vicenza":
.......... -Su mundo, aquel en que ha vivido por
largos años y que luego ha narrado, pertenece a las más remotas regiones
meridionales de Sudamérica, ambiente de la naturaleza aún áspera y
salvaje en que el hombre se encontraba cotidianamente luchando por la
propia supervivencia. Lo contado por Coloane no es, por lo tanto, el
fruto de la fantasía, sino forma parte de una vida vivida. Los
personajes de Coloane, sean balleneros o cazadores de focas o buscadores
de oro, son hombres que siempre ponían en riesgo su existencia,
constreñidos a medirse con los mares borrascosos, las tempestades
constantes. Una naturaleza monstruosa podía ser tanto destructora hacia
aquellos pocos temerarios intentos para cruzar sus mares o ir a
refugiarse en perdidas playas, habitadas por focas o leones marinos que
nunca antes habían visto a un hombre.
.......... Por su parte, el comentarista español
José María Guelbenzu lo compara con los autores de grandes novelas de
aventuras:
.......... -El verdadero
escritor de aventuras es un autor de raza que extiende parsimoniosamente
las cartas y las va mostrando sin miedo a no sorprender, porque la
intención que guía su historia no necesita de trucos (...), sino que es
el resultado de una forma de ver la vida y, como en el caso de Coloane,
vivirla. A esa raza pertenece gente como Jack London o Bernard
Traven.
Espacio privado
.......... Visitamos su domicilio en calle
Miraflores, el departamento donde Francisco Coloane pasa sus días junto
a Eliana Rojas, su señora, quien prepara un libro sobre los diversos
viajes del autor por el mundo. Ya tiene avanzado el primer capítulo
sobre su estadía en China, en la primera década de los años sesenta,
cuando se desempeñaba como corrector en la editorial de lenguas
extranjeras, en Pekín. El título tentativo de la obra es: Papeles
recortados. Se trata de casi un centenar de libretas y cuadernos
manuscritos que Coloane llevó a lo largo de su vida y que fueron
quedando inéditos, y que ahora ella transcribe al ordenador, provista de
una buena lupa.
.......... En la
biblioteca de su departamento, ediciones antiquísimas de sus libros
predilectos lo acompañan, y lo curioso es que están llenas de notas a
lápiz. Por ejemplo, en la edición de Viaje al Polo Sur, de
Nordenskjold, publicada a comienzos del siglo veinte, puso al final del
libro dos fotos de guanacos de la zona austral, con una breve leyenda
escrita por él. Lo mismo hizo con los Hombres primitivos de Tierra
del Fuego, de Martín Gusinde (Sevilla, 1951).
.......... Reparte las horas y los días entre sus
recuerdos y la música clásica. Tiene sueños recurrentes. Cuando su padre
agonizaba le dijo: "Volvamos al mar", y esa escena vivida se le repite
en el mundo onírico, mientras duerme. (Prácticamente no participa de la
vida literaria oficial y con frecuencia es visitado por extranjeros.) De
vez en cuando recuerda al poeta Antonio Acevedo Hernández (1886-1962) y
lo recita de memoria: "Yo vi la muerte en un vaso, / el mar en un
caracol / y todo el dolor del mundo dentro del
corazón".
COLOANE VISTO POR
ARMANDO URIBE
.......... -Cuando algo dura
diez años, por ejemplo un café, le llaman el mítico café, etc. Pero es
distinto a decir que Francisco Coloane y su obra constituyan un mito.
Los mitos se desarrollan largamente en la historia de los pueblos y
representan muy profundas vivencias colectivas.
.......... -Se puede decir de Coloane que su obra y
su persona van juntas. Su manera de ser, de vivir y escribir,
legítimamente, constituye una leyenda en Chile. Leyenda que en los
últimos años, por la fuerza de su obra y también de su persona, lo ha
llevado como un notable escritor y una persona de nobleza y edad a
países extranjeros donde ha tenido grandes reconocimientos y
traducciones. En Francia, en Italia y en otros países. Esta leyenda que
constituye la obra y la persona de Coloane es, en mi opinión, una
emanación de la conciencia colectiva chilena que se siente expresada en
aquello de lo que escribe. Francisco Coloane, a diferencia de una buena
parte de los prosistas chilenos, amén de entretenido, produce placer
leerlo, incluso cuando lo que relata es trágico.
.......... -Cuando adolescentes leímos El último
grumete de la Baquedano. Nos producía placer su lectura. Puedo
comparar mi experiencia real de las primeras lecturas que hice de
Coloane, con la de grandes libros, literariamente de primera categoría,
como Robinson Crusoe, Moby Dick, de Melville, e incluso también los
intensos relatos de Conrad.
..........
-Sería interesante estudiar a través de la obra de Coloane de qué manera
lo nacional popular chileno se expresó en la vida de la república hasta
nuestros días. Respecto de la totalidad de la obra, puedo señalar:
Coloane es un escritor nacional y popular. Lo que escribe revela al país
y también las condiciones humanas reales, principalmente frente al mar.
Entre los chilenos que han escrito sobre el mar quiero destacar un libro
considerado y considerable de Benjamín Subercaseaux: Tierra de
océano (1946). En otra de las novelas que aparece mucho el mar y que
pertenece al mismo Subercaseaux es Jemmy Button (1950). Está
también un tercer escritor chileno importante, Miguel Serrano, que
escribió ¿Quién llama en los hielos? (1957). Por otro lado, está
la literatura de puerto más que de mar de Salvador Reyes, pero ningún
escritor chileno ha transformado el mar, lo infinito y peligroso como lo
ha hecho Coloane en Chile y por eso su proyección es
universal.