DON
PANCHO Y YO
por Luis
Sepúlveda
"Me
cuesta hablar de Coloane, porque todavía no me repongo de saber que
nunca más lo veré, y porque tuve que soportar los llamados telefónicos
de muchos carroñeros que desde Chile querían saber la razón de nuestro alejamiento. Advierto que si
alguno intenta enmierdar la memoria de don Pancho, tal como lo
empiezan a hacer con la de Neruda y Matilde, independientemente de su
sexo, estado civil o pasquín para el que escriba, va a escupir los
dientes.
..... "Empecé a leerlo cuando
era un muchacho. Mis autores preferidos de entonces eran London,
Salgari, y un chileno injustamente olvidado que se llama Lautaro
Yankas. En sus libros había algo que me conmovía especialmente y era
el culto a la lealtad que practicaban sus personajes. Para mí Coloane
fue una revelación porque era la primera vez que me enfrentaba a
historias en las que el viento soplaba de verdad, y porque me enseñaba
que Chile era algo más que el aburrido Santiago, que existía el
profundo sur donde la épica era el pan de cada día. Él supo conferir a
sus personajes, todos seres marginales, perdedores que sabían por qué
perdían, una identidad inédita en la literatura escrita en español.
Coloane no escribía desde el punto de vista de la compasión, lo hacía
desde una barricada, del lado de los jodidos, y eso fue para mí una
invitación a imitarlo.
..... "No adornaba con floridos
barroquismos los errores del narrador tan visibles en otros
contemporáneos suyos, pero sus libros destilan un rigor de corrector
que, modestamente, hice parte de mi bagaje. A él le debo la
determinación final de dedicarme a la escritura.
..... "Lo conocí personalmente recién a inicios
de los noventa, y, de inmediato, nació una gran amistad que nunca se
interrumpió ni se interrumpirá. Yo no he sido, como se ha dicho, el
promotor de su literatura porque la obra del más grande de nuestros
narradores se impone por sí misma. Pero cuando llegué a
Europa, y no
como turista ni diplomático, en 1980, constaté que aquí Coloane no se
conocía a pesar de que había habido varios escritores chilenos que
fueron diplomáticos, porque jamás hicieron nada por difundir su obra.
Y me propuse terminar con esa injusticia.
..... "La oportunidad se dio en Saint Malo
mientras comentaba este asunto con el gran escritor colombiano Álvaro
Mutis. Este movió la cabeza y exclamó que era absurdo porque Coloane
era un autor de la talla de London o de Stevenson. Esto lo escuchó un
editor francés, que quiso saber más del chileno del que hablábamos. Yo
me limité a contarle, en resumen, el mejor y más perfecto relato
escrito en los últimos cien años: El témpano de Kanasaka. Él
escuchó, tomó nota, pesó la conveniencia de editar a un escritor
sudamericano octogenario y ajeno al boom, y meses más tarde me pidió
que prologara el primer libro de don Pancho en francés. Éste se
convirtió desde su aparición en un éxito de crítica y ventas. Luego,
mi editor italiano me propuso dirigir una colección de literatura
iberoamericana, para publicar autores cuya obra se acercara a lo que
los dos considerábamos como literatura universal escrita en español y
en portugués. Así nació la colección La Frontiera Scomparsa. Y,
cuando me consultó por el primer título, dije de inmediato Tierra
del Fuego, de Francisco Coloane.
..... "Desde la publicación del maravilloso libro
de aventuras de don Pancho, y en mi colección están todas sus obras,
al éxito francés se sumó el de Italia, donde se transformó en autor de
culto, venerado, amado sobre todo por lectores jóvenes, por los
inconformistas antiglobalización. Lo mismo ha ocurrido en Grecia,
Portugal, Alemania y España. Yo lo único que hice fue presentar sus
libros y si algún merito me toca, es el de haber contribuido a lograr
que finalmente Coloane tuviera el sitio merecido en la literatura
universal".
en El
Sábado
septiembre de 2002