Plagio y
reescritura
El
viernes 7 marzo, en una entrevista telefónica hecha por la periodista
Angélica Leal y publicada por el suplemento La Guía del diario La
Tercera, el poeta Sergio Parra expresa como propia la siguiente frase:
"En la actualidad hay dos tipos de poesía y narrativa que se están
escribiendo, la Cocida y la Cruda. La primera magníficamente experta,
parece a veces que haya sido concebida para su consumo y digestión en
un seminario de doctorado. La segunda, enormes pedazos sangrantes de
experiencias sin condimentar, que se preparan y sirven a los lectores
de media noche".
..... Hace más de
cuarenta años, tras recibir el National Book Award por su libro Life
Studies, Robert Lowell describe el panorama poético norteamericano
declarando: "En la actualidad dos tipos de poesía están compitiendo,
la "cocida" y la "cruda". La primera, magníficamente experta, parece a
veces que haya sido concebida para su consumo y digestión en un
seminario de doctorado. La segunda, enormes pedazos sangrantes de
experiencia sin condimentar, que se preparan y sirven a oyentes de
media noche". Esta frase -debo su pesquisa al poeta Guillermo
Valenzuela- está tomada de la página 15 del libro Por los muertos de
la Unión y otros poemas de Lowell, publicado por Cátedra en
1990.
.....
El plagio es un tema que por estos días (después del caso de Paulina
Wendt) bate lenguas en nuestro pequeño mundillo literario. Y cómo no.
La sospecha de plagio es siempre un territorio en disputa, en el cual
la frontera que sanciona el delito es desplazada y ubicada según del
lado en que se milite. Rara vez hay conclusiones tajantes, y nunca es
esperable ni siquiera un asomo de reconocimiento por parte del
acusado.
..... Según la RAE, plagiar
significa "copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como
propias". Por su parte, la palabra obra tiene aquí el sentido que le
da su segunda acepción, esto es "cualquier producción del
entendimiento". Puede ser objeto de plagio, entonces, no sólo un libro
o un poema, sino también un texto breve o incluso una idea. Eso dice
la RAE, pero otra cosa es la literatura, y ese es el
problema.
..... Que la historia de
la literatura es en verdad una constante reescritura de sí misma, es
un viejo cliché que se trae a colación como si tuviera el poder de
iluminar por sí solo el cuarto oscuro de la polémica ("sin reescritura
no hubiera habido Hamlet", escribió recientemente Nicanor Parra en
defensa de Paulina Wendt). Bueno, ese cliché lo que tiene de cierto,
también lo tiene de confuso. Plagiar no es reescribir. Lo primero
supone un acto de viveza y vileza y un ocultamiento alevoso de la
fuente. Lo segundo es un acto creativo legítimo, cuyo producto debería
soportar (incluso exigir) una lectura con el original en perspectiva.
Por otra parte, reescribir no es clonar. El resultado de una
reescritura creativa son dos obras distintas que, aunque emparentadas,
cada una debería inscribirse con toda propiedad en el universo
estético particular de sus respectivos autores. Lo dijo Wilde alguna
vez mejor que yo: "en el arte el robo está permitido, siempre y cuando
vaya acompañado de asesinato".
..... El texto El Cazador de Paulina
Wendt, premiado en primera instancia por el jurado del Concurso de
Cuentos Paula, es hasta con las luces apagadas un plagio. Está
"emparentado" sin duda con el relato El fin del viaje de
Piglia, pero nadie podría legitimar una lectura seria del primer
cuento teniendo el segundo como antecedente. Es imposible lisa y
llanamente porque son ambos el mismo cuento.
El caso de Sergio
Parra, apuntado al comienzo de esta nota, tendrá para algunos una
lectura simple: una omisión involuntaria de la cita de autoridad que,
en el contexto de una entrevista, tampoco es imprescindible consignar.
Lo primero lo puedo creer, lo segundo es un absurdo que nos daría
carta blanca a todos para posar de inteligentes.
..... Afirmo lo que me parece evidente: Parra
primero expresa como propia una idea que no es de él (la poesía cruda
versus la poesía cocida), que muy probablemente comparte, pero que por
alguna razón omite acompañarla de los créditos al autor original; y
segundo, en un acto de pereza intelectual (o de mala digestión) copia
textual la formulación que de esa idea hizo Lowell hace más de
cuarenta años. A la luz de lo discutido más arriba, eso es un plagio.
Claro, no hay una intención de lucro como cuando se clona una obra
para un premio o un concurso. Pero sí existe la ganancia de la
apariencia que da -permítaseme la cursilería- poner en el ojal una
flor que no se tiene.
..... Como en
otros ámbitos de la vida -cuál puede eximirse- la deshonestidad en la
actividad literaria existe. Probablemente una acusación de plagio
ventilada en la prensa sea apenas una punta de lanza: siempre late
sorda la sospecha detrás de las bambalinas de los premios y los
concursos. Vaya a saber uno.
M. A.
Coloma