La muerte
Encienden el fuego
recogen sus armas
abren heridas
recorren el cielo
y lo dibujan en tu frente
sacuden el hollín y
la violencia centellea en tus ojos sin párpados
la muerte se apodera de tus extremidades
la muerte venció tu belleza infantil
fuiste la carnada de los cachorros
las gaviotas dieron a luz a mujeres
abandonadas por sus amantes
como lobos hambrientos
se arrojaron sobre la multitud
vi sus rostros
vi nuestras lágrimas
y mi impotencia
mi miedo
la espalda contra las paredes frías
mientras se repartían tu cuerpo
recordé tus dones
que una vez me ofreciste en una primavera lejana
el olor del maíz, la menta, el sol sobre nuestros párpados
y luego el fuego me recorrió
el calor ennegreció mis plumas
recibí la marca del fuego...
sí...
emigraré al norte donde me esperas...
no
el suelo es un agujero...
estoy cayendo
no...
estoy sintiendo el hielo...
no...
estoy muriendo...
Antes de partir
Quisiera esta tarde
no ver tantos cadáveres
la ciudad está plagada de muertos
ojos sin brillos
miradas perdidas
labios opacos
manos inertes
Hoy la muerte ha rondado mis pasos
me ha besado
he sentido su respiración
he sentido sus tentáculos
he sentido que se ha adormecido mi alma
he sentido que me ha hurtado la inocencia
Estoy hastiada de ella
devoradora de mis sueños
se nutre de mis ilusiones
se alimenta de mis fortalezas
liba de mí
ahueca mi sombra
desgasta mis palabras
destroza mis verbos...
Aborrezco su rostro
besando hipócritamente mis sienes
aborrezco ingerir una dosis
para olvidar mi tormento
Sola en el laberinto
deambulo
sé que me encontraré cara a cara
con su rostro de muñeca de porcelana
Dioses,
protegedme
no deseo aún ver su rostro
los espejos se han trizado
los ventanales desgarraron mis venas
lágrimas azules
resbalan
mi cabeza es una llama ardiente
y, sin embargo, el frío escala mi cuerpo
Sola
enfrento la última puerta
oscuridad
mutismo
sosiego
inercia
tañen coágulos
en mis arterias
la vida es un soplo de estrellas
quiero ver constelaciones
atrapar el murmullo de las hojas
vestirme con el aroma de la tierra húmeda
salar mis pies con la marejada
Concededme ese deseo,
Dioses,
antes de partir...