"KARMA" de Carlos Tromben. Planeta, Santiago, 2006
Es un mundo loco, loco, loco...
Por Camilo Marks
Revista de Libros de El Mercurio, Viernes 25 de Agosto de 2006
"Karma" no sólo es la mejor ficción de Carlos Tromben, sino también una de las obras más entretenidas, ambiciosas, visionarias, publicadas en Chile en los últimos tiempos.
Poderes fácticos y Prácticas rituales fueron promisorias novelas policiales que situaron a Carlos Tromben como un escritor diestro en la recreación de épocas, un prosista que se abría paso en una forma difícil y poco confiable entre nosotros. Pero nada hacía presagiar Karma, no sólo su mejor ficción, sino también una de las obras más entretenidas, ambiciosas, visionarias, publicadas en Chile en los últimos tiempos. La variedad de escenarios es enorme; los personajes son múltiples y casi nunca perdemos el hilo conductor que los une; por último, las historias y subhistorias están bien hilvanadas, sin 
superposiciones artificiosas, culminando en un conjunto novelístico armónico, cautivante de principio a fin. En suma, se trata de un relato notable, aquí y en cualquier parte del mundo.
La primera sección cuenta la vida
de Satoshi Kusanagi y es simplemente brillante. Desde fines del siglo XIX hasta mediados de la centuria que recién termina, asistimos al fascinante universo de la exigua colonia japonesa en Valparaíso, con un protagonista que absorbe las tradiciones locales, incorpora los ritos y creencias de sus ancestros, se adapta al idioma o usos nativos y es poseedor, al final, de un admirable sincretismo religioso-filosófico. La carrera de Satoshi sería apenas una anécdota si no fuera por la prosa aplomada de Tromben y la abundante documentación que exhibe. El karma —destino resulta una palabra vulgar— de Satoshi parece estar conformado por una acumulación de lo místico, lo político, lo inevitable. Así, el héroe asimila el cristianismo sin abandonar la fe budista, se hace masón sin caer en actitudes oportunistas, se torna revolucionario con una perspectiva conservadora. Todo
esto, que podría haber derivado en un galimatías ininteligible, es claro, lúcido, porque Tromben lo cuenta del modo más natural, como si los extraordinarios sucesos fueran tan corrientes como tomar agua. No todos los días vemos desfilar nuestro turbulento pasado bajo la mirada perpleja de tres generaciones de asiáticos y, únicamente por ello, Karma vale su peso en oro.
El segundo capítulo desarrolla las aventuras de Martín Concha, ejecutivo de una empresa de telecomunicaciones que abandona su puesto y lo cambia por el arriesgado oficio de taxista en el Santiago de los 90. Entre sus clientes fijos destacan Borja Kusanagi, nieto
de Satoshi, magistrado que lleva emblemáticos casos judiciales (léase violaciones a derechos humanos), y cierta dama pinochetista asistida por una misteriosa enfermera sueca. Las posiciones ideológicas de Martín son escépticas. En días de elecciones "me levanto temprano, dejo mi papeleta en blanco y me sumo a la sabia mayoría. Pero esta vez me gusta la candidata comunista: trae una propuesta extraplanetaria y por eso mismo conmovedora". Sin embargo, esa placidez se verá brutalmente interrumpida.
El tercio final de Karma describe la biografía de Soffia Ström, entrañable lesbiana
educada en Suecia, de padre chileno detenido desaparecido y con una fuerte vocación militar, pacifista y medioambiental (la combinación es fluida en los países escandinavos). Alistada en las fuerzas de paz de las Naciones Unidas para la ex Yugoslavia, Soffia sufre un grave accidente, se repone a medias y opta por retornar a sus orígenes en vísperas de la elección presidencial de 1999. En nuestra única metrópoli, la realidad es tan enigmática
que medita, a propósito de la primera ronda en las elecciones: "Estaba el profesor carismático, el alumno aplicado, la ecóloga severa y la pasionaria roja, esta última muy parecida a su madre...". Ahora los tenues lazos entre la familia Kusanagi, Martín y Soffia comienzan a dibujarse con precisión, sus dispares y contrapuestas trayectorias confluyen en un objetivo común y el ciclo se
acerca a un desenlace.
Karma sería excelente si no pecara de un grado de embrollo, quizá ineludible en un proyecto tan abarcador. Lo que dice Martín con respecto al juez ("... demasiados nombres... demasiadas fechas, aclaraciones, desvíos") se aplica, a ratos, al resto de la trama. Hay muchos cabos sueltos y numerosos sucesos quedan en el aire. Así y todo, se trata de un texto de gran calidad.
Carlos Tromben:
Nació en Valparaíso en 1966. Es autor de las novelas Poderes fácticos —con la que obtuvo el Premio Revista de Libros en 2003— y Prácticas rituales. Director de Comunicaciones de la UCV, también ha participado en antologías de cuentos y ha publicado diversos artículos sobre cine, literatura y economía.
