NIETZSCHE:
"FRAGMENTOS
SOBRE EL ETERNO RETORNO"
César
Eugenio Vásquez López
(Poeta y Filosofo de Chile)
Nietzsche en un fragmento poético,
onírico y más aún: de hondura filosófica; cavila y
esboza su peculiar intuición del Eterno Retorno. Por ende, el alma intuitiva
de Nietzsche, derrama su abisal pensamiento. Su caótico espíritu
germina en un cántico. En una existencial pesadumbre.
En este breve
texto:"La Carga Más Pesada", del libro: Gaya Ciencia;
Nietzsche describe su singular cognomento sobre el retorno de todo de los enigmas.
El Eterno Retorno emerge entonces, de las profundidades de Nietzsche como un rayo
del infinito. Es un temblor que lo
remece desde sus raíces. Es una sombra que no lo abandona. Empero, abandonado
al fulgor de sus ideas, Nietzsche en un dialogo consigo mismo, irrumpe desde los
abismos del pensar y declama: "Vamos a suponer que cierto día o
cierta noche un demonio se introdujera furtivamente en la soledad más profunda
y te dijera:/Esta vida tal como tú la vives y las has vivido tendrás
que vivirla todavía otra vez y aún innumerables veces; y se te repetirá
cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo indeciblemente
grande y pequeño de la vida/". No obstante, ¿Quién
es aquel demonio que atormenta a Nietzsche, o al hombre acongojado por la revelación
del Eterno Retorno? Nietzsche no descifra el misterio. Deambula si, sumido en
sus reflexiones. Analizo: aquel demonio pudiera ser la aparición de un
ente metafísico. O quizá, el desconocido y oscuro horizonte que
subyace en las honduras de Nietzsche. O también, un demonio literario.
Un delirar místico... Un ser irreal que configura la perpleja existencia
del hombre...
Cabe consignar, este demonio avizora que el hombre tiembla
ante la complejidad, de que el mundo fuera un eterno retornar. Pero, ¿qué
asidero tendría la existencia del hombre?. ¿Por qué aquel
demonio, brota como llamarada en la conciencia de Nietzsche? ¿Qué
luz iluminó a Nietzsche cuando transcribió estos pensamientos? Evidente
es, aquel demonio conoce el desgarrador sino del hombre. Su fugaz deambular por
la tierra. Al parecer, este demonio sería la antítesis del divagar
religioso. Un ser meramente conceptual. Un tronar en el alma del hombre. Además,
nos revela que el arcano del hombre es un sempiterno oscilar. Todo la historia
del hombre se repite en un infinito devenir. El calvario del hombre sería
estar inmerso en la vorágine de la naturaleza. Abandonado a su soledad.
A la inmensidad del cosmos. Esclarezco: a la desaparición de Dios.
Nietzsche: ¿sustituye a Dios por la salvaje sabiduría de aquel demonio?
¿Será este demonio el principio filosófico de una teoría
Nietzscheana? ¿Tal vez, este demonio sea el aniquilador de la metafísica?
Para Nietzsche, este demonio representa el calvario del hombre. Conjeturo: la
cruz en donde el hombre cae en pedazos al más obscuro de los enigmas.
Al adentrarnos en estos ditirambos de Nietzsche, encontraremos como él
va explanando una teoría casi mecánica del universo: "además
todo se repetirá en el mismo orden y sucesión... Y hasta esta araña
y este claro de luna entre los árboles y lo mismo este instante y yo mismo"...
Barrunto: ¿Qué fenómeno se suscita para que todo siempre
se repita? ¿Cómo está conformado el mundo para que lo tengamos
que pensar así? Este Eterno Retorno ¿lo mueve todo desde lo intangible?
¿O es la condición abismal de la materia? ¿Es el Eterno Retorno
el naciente Dios? Repienso: ¿nunca hubo esencias? ¿Solo la realidad
del tiempo, que se manifiesta como Eterno Retorno?
¿Por qué
Nietzsche insinúa tener la lucidez y la certeza espiritual del eterno retornar?
¿Tiene la materia la divina capacidad de regenerarse y repetirse en una
misma forma o figura?. ¿Sinó como explicar, cuando Nietzsche subraya
el suceso de la araña y del resplandor de la luna sobre el follaje de los
arboles? Sin embargo, su voz es de mayor hondura cuando dilucida el vocablo "y
yo mismo". A saber, al retornar todo lo existente debemos escindir el
retorno del hombre, del de la materia. Al respecto, lo que retornaría en
Nietzsche ¿sería su espíritu?.. ¿Por eso Nietzsche
tiene conciencia del incesante devenir? ¡Que complejidad discernir sobre
el ancestral destino del hombre! Aquel sino regido por el perpetuo oscilar del
Eterno Retorno.
Nietzsche añade: "El eterno reloj de arena
de la existencia dará la vuelta siempre de nuevo, y tú con él
corpúsculo de polvo" Aludo, el hombre ya no es un ser creado,
sino creatura arrojada a la infinita nada. Una diminuta partícula que surgió
de inmemoriales tiempos. Eventualmente, si para el hombre hubo un comienzo, y
este origen fue el Eterno Retorno, Nietzsche aquí no lo pregona. Tampoco,
si el hombre es un átomo más, en el sin principio ni fin del Eterno
Retorno.
Nietzsche en un lenguaje taciturno; en una parábola de
fuego, declama el arcano del hombre. Acoto, en una dionisíaca simbología,
sentencia al hombre como una semilla del Eterno Retorno. Esgrimo: como un corpúsculo
de polvo que se diluye en su propia aflicción y en su efímera existencia.
Al menos, el hombre eternamente retorna. Y he ahí su grandeza filosófica;
su religioso verbo: no sucumbir a la incertidumbre de la vida. Valoro: el Eterno
Retorno le hará vivenciar perenne todas las vicisitudes de la experiencia
humana. El hombre se repite históricamente, y con él toda su cultura...
Infinitas veces el mismo Crucificado en aquella simbólica Cruz. ¡Que
paradoja! ¿Las civilizaciones son tan solo arquetipos, que resplandecen
fugazmente en un Eterno Retorno?
Al seguir escudriñando en las
hondonadas de este párrafo, avizoramos como Nietzsche clama su pensar nocturnal,
desde lo más recóndito de su peculiar espíritu. Es un colosal
dialogo con este hermético demonio. De momento, esta aparición fantasmal;
esta revelación sobrenatural transfigura a Nietzsche. Lo arroja a lo desconocido.
Lo eleva a lo inmensurable. Reflexiono: lo transforma en el hombre que tiene una
ingente visión cosmogónica. A Nietzsche, un relámpago lo
alumbró. ¿Quién antes escucho semejante voz demoníaca?
Exclamo: ¿Buda, Heraclito, Platón, Jesús?
Cabe señalar,
que las interrogantes sobre el origen de este demonio no tienen un trasfondo Metafisico-Cristiano.
En definitiva, este demonio no representa el mal ontológico. Con todo,
es la irrupción de una nueva alborada del pensamiento. Acoto, es la caída
del hombre a las simas de sí mismo. Nietzsche, comienza aquí en
el texto: "La Carga Más Pesada", a peregrinar por el albor
de su dilucidar más complexo. Eso sí, apenas esboza en estos fragmentos
su teoría del Eterno Retorno. Con posterioridad, esta idea existencial
la retoma en la tercera parte de su Zaratustra. Añado: además, ahondará
en tal pensamiento del retorno, en sus escritos inéditos y en algunos legajos,
que podemos encontrar en su libro póstumo "La Voluntad de Poder".
Estas ideas conceptuales que remecen el alma de Nietzsche, aparecen para mostrar
un nuevo sendero en el deambular del hombre. Constituyen la piedra angular del
nuevo filosofar, sin el asidero que otorgaba la creencia en el Ente: En aquel
Uno Primordial. Ahora, el hombre es el poeta extraviado en el decurso de la historia.
El melancólico habitante que escucha en el palpitar de su corazón
y en el torrente de su sangre, el clamor de aquel demonio que presagia el Eterno
Retorno.
De súbito Nietzsche sigue exponiendo su dialogo luciferino
con tal demonio: "O puede que hayas tenido alguna vez la vivencia de un
instante prodigioso en el que responderías: /¡tú eres un dios
y nunca oí nada más divino!/ Si aquel pensamiento llegase a apoderarse
de ti, te transformaría como tú eres y acaso te aplastaría.
En todo tu obrar, a cada cosa y a cada paso, se impondría como la carga
más pesada la pregunta: /¿quieres que se repita esto otra vez y
aun innumerables veces?/". En un murmullo pleno de congojas Nietzsche
va decantando sus ideas del retorno. No es la plegaria del hombre desamparado
de sus mitos y creencias religiosas. Es el himno del solitario. La profecía
del que ha sido iluminado por la verdad más radical. Al elucidar, este
trozo escrito por Nietzsche, podemos musitar que ya no es una tragedia el retornar
eternamente. El espíritu creador del hombre, le permitiría soslayar
todo el dolor y la miseria humana. ¿Acaso sería un calvario para
Mozart o Beethoven componer sempiternamente su inefable música? ¿Por
qué no suponer que lo exiguo de la existencia humana es el primigenio acto
poético del Eterno Retorno? ¿Por qué no reflexionar que esta
percepción del Eterno Retorno, tan solo subyace y emana, como una imperceptible
señal o signo en el subconsciente del hombre? Supongamos, que este demonio
que le murmura a Nietzsche, tuviera una visión estética del universo.
Entonces, ¿la revelación del Eterno Retorno sería la génesis
antitética de los valores míticos del hombre?
Nunca en este
relato, se explica si el Eterno Retorno solo se realiza en el mundo fenoménico;
o si hay, un orbe intangible paralelo al nuestro, en el cual también transcurre
este mismo suceso. Es decir, si el Eterno Retorno se realiza en un acaecer temporal;
o si tiene un origen óntico.
Este demonio que habita en las entrañas
de Nietzsche, no tiene reminiscencias presocráticas. No se conmovió
con la ideas arquetípicas del Timeo de Platón. No conjuga con la
luminosidad de San Agustín y Tomás de Aquino. No se inspiró
en la antinomias Kantianas. En fin, no es Hegeliano. Describo: este demonio es
el colosal filósofo que no sucumbe ante la pavorosa realidad de visualizar
y concebir el mundo como un Eterno Retorno... Certidumbre, que antes no fue concebida
por el pensamiento filosófico. Argumento: este demonio que le susurra a
Nietzsche, escrutó huellas más insondables que el devenir de Heraclito.
¡Que dantesca imagen del mundo! Imaginar por ejemplo, a un supremo Ser que
concibe al mundo como un eternal fluir. ¡O como aprehender esta sentencia
de aquel silente demonio, qué habló un día a Nietzsche! "¿Quieres
que se repita esto otra vez y aun innumerables veces?". Concluyo: ¿Qué
se repitan todos los holocaustos? ¿Cuál imperecedera la resurrección
del Hijo?. ¿Quién extravió el camino del relumbrar meditativo?..
¿Aquel demonio, Nietzsche, o el hombre?
En este relato: "La
Carga Más Pesada" del libro: Gaya Ciencia, Nietzsche inicia
la alegoría del Eterno Retorno. Asume su sapiencia. Y espera en silencio,
que otra vez, este demonio le murmure inéditos augurios. En efecto, un
original dialogo entre Nietzsche y este demonio meditativo, surgirá en
la tercera parte del Zaratustra. Un Nietzsche más lírico; y un demonio
más profundo, hablarán nuevamente sobre el Eterno Retorno.
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