EMIGRACIÓN:
UN TEMA POSTERGADO
Anotaciones
a propósito de Guerra a la luz de las velas
de Daniel Alarcón
Por
Carlos Yushimito del Valle*
0. Introducción
En
los últimos veinte años, pocos escritores peruanos han abordado
directamente el tema de la emigración o han sabido darle una lectura original
y creativa a dicho fenómeno. Esta falta de interés es por lo demás
extraña, siendo una experiencia histórica tan cercana y significativa
para muchos de nosotros(1). En estas circunstancias,
dado el tiempo de fermentación que ha tenido este fenómeno social
desde que se iniciara en la década de 1980 -debido sobre todo a la crisis
económica, la violencia senderista y al progresivo desprestigio de las
instituciones políticas-, uno podría sentirse tentado
de encontrar en nuestra producción más reciente, muestras de dicho
imaginario y su representación, tal como sucede con el tema de la violencia
política. Lo cierto es que, en el mejor de los casos, un escrutinio rápido
de la literatura peruana actual(2) nos habla
apenas de una manifestación sugerida o bien subterránea del mencionado
fenómeno.
Este contexto debe considerarse pertinente al momento de
abordar la ópera prima del escritor peruano Daniel Alarcón(3).
Su obra realista y esencialmente urbana recupera el contenido social de buena
parte de la obra desarrollada por la Generación del 50, sobre todo en lo
que respecta al tema de la migración. Como se sabe, la secuencia(4)
de dicha vertiente narrativa, pasando por Oswaldo Reynoso y el Grupo Narración
en los 60's, devino finalmente en una línea 'dura' ('realismo sucio' como
fuera denominada entonces) una década atrás, pero los representantes
de dicha vertiente no se mostraron abiertos a la representación de esta
crisis social aún latente, algo curioso si notamos que durante la década
de 1990 fueron precisamente los más receptivos al acercarse a temas como
la violencia urbana, la celebración de la marginalidad y el sinsentido
de la convivencia moderna.
No es propósito del presente ensayo analizar
por qué no se desarrolló una literatura de la 'emigración'
en los noventas y por qué la vertiente realista no lo hace tampoco en la
actualidad, como sí el tema de la violencia política. No obstante
lo cual, quizá sea posible sostener la hipótesis de que un germen
de representación del periodo de la emigración durante dicho periodo
podría estar vinculado a la literatura de corte intimista que siguieron
autores como Mario Bellatin o Iván Thays. La mención de estos dos
importantes autores del periodo no desea ser gratuita porque ambos tienen especial
vigencia en la actualidad, sobre todo como modelos en la tendencia de literatura
de corte 'evasivo' (llamada 'metaliteraria' por muchos) que caracteriza a buena
parte de escritores menores de treinta años.
Resultaría interesante
abordar el tema de la emigración, sus efectos sobre las generaciones actuales,
no sólo desde su manifiesta representación mimética a través
de una literatura realista (como en efecto lo hace Alarcón, lo cual sí
es propósito de este ensayo), sino apelando a canales sutiles como sería
desarrollar las historias en lugares innombrados, ficticios o abiertamente foráneos,
lo que finalmente podría dar lugar a una lectura sugestiva acerca de las
circunstancias del escritor y la secuela de dicha experiencia histórica
sobre su periodo formativo. Este análisis merecería mucha más
atención y es, sin duda, un tema pendiente de investigación en el
futuro.
1. Deudas externas, migraciones internas
Guerra
a la luz de las velas(5) presenta nexos
evidentes que conectan la obra de Daniel Alarcón con la de varios miembros
de la Generación del 50. Encontramos en este diálogo no sólo
afinidades superficiales, como la reivindicación del género cuentístico
o la tendencia realista del mismo, propia del periodo; sino, sobre todo, en el
proyecto aún en formación que viene desarrollando Alarcón,
en el que sin duda resaltan reflexiones paralelas al tema de la migración
y al de la identidad fragmentada que producen individuos sin centro, erráticos
y solitarios en proceso de adaptación a una nueva cultura.
Uno de
los grandes méritos de Alarcón consiste, por lo tanto, no sólo
en haber obtenido una voz literaria peculiar estilísticamente hablando,
sino también en haber hecho orgánico un conjunto de historias que
exploran desde diversos ángulos el problema de la identidad del sujeto
migrante.
Al respecto resulta revelador que, pese a estar influenciado
esencialmente por escritores norteamericanos, Alarcón manifieste de manera
constante su proximidad a autores canónicos del periodo como lo son Mario
Vargas Llosa o Julio Ramón Ribeyro, y un especial conocimiento de la obra
de José María Arguedas (con quien comparte, dicho sea de paso, la
profesión de antropólogo). Esto último nos habla no sólo
de su interés por conocer la literatura del mencionado periodo, sino también
de una afinidad que lo identifica con los temas que dicho grupo compartía.
"Ribeyro is best known as a short
story writer. He's your classic post-Boom Latin American realist, an unapologetically
bleak chronicler of urban decay, who writes these beautiful, heart-breaking stories
about Lima, its various underworlds, its class an racial tensions, manhood, drinking,
violence, both real and metaphorical (…)"(6)
Asimismo, tanto por referentes como por temática
e imaginario, su obra inicial nos dice claramente que estamos frente a un escritor
necesariamente inclusivo en la tradición literaria peruana, aunque su lengua
sea la inglesa y no la castellana.
Al observar esta cualidad bilingüe
y la naturaleza cultural bifronte del autor (a caballo entre dos sistemas culturales
distintos), no es difícil caer en la tentación de cotejarlo con
lo que significó la experiencia migrante en un autor como José María
Arguedas(7). Es, alrededor, sobre todo de
su posición no sólo de sujeto migrante sino como autor que además
representa individuos con estas características y conflictos, que los cuentos
desarrollados por Alarcón cobran una unidad inusitadamente intensa y una
insularidad destacada en la literatura peruana reciente, especialmente heterogénea.
El mundo ficticio de Alarcón, pues, está estrechamente vinculado
a la realidad peruana y a su imaginario, por lo que sin duda se posiciona como
un 'escritor peruano' y no exclusivamente como un 'escritor latino'. En tal sentido,
formaría parte de la totalidad contradictoria de nuestra literatura, como
afirmaba Cornejo Polar, en la medida que la obra de Alarcón se encuentra
como veremos en el mismo 'proceso histórico-social englobante'(8),
fenómenos migratorios hacia la ciudad de Lima análogos como los
de la década de 1950 y los sucedidos a partir de 1980(9).
Pese a todo, por ahora es difícil predecir el camino que en sus futuros
trabajos tomará; no hay que perder de vista el imaginario de Daniel Alarcón,
siendo híbrido y contradictorio como es, también ha dado claras
muestras del poder adaptativo de los procesos multinacionales que se producen
en los Estados Unidos de Norteamérica(10),
precisamente debido a esa trashumancia latinoamericana.
Estos paralelos
quieren servir de base para destacar el interesante y riquísimo diálogo
que Daniel Alarcón sostiene en su libro con nuestro imaginario tanto como
con nuestra tradición. La misma suscribiría lo que, basado en Gerald
Martin, Carlos García-Bedoya denomina una 'secuencia literaria' para establecer
la concatenación que va desde el surgimiento de la Vanguardia hasta el
"Boom" Hispanoamericano. Personalmente no me cabe duda, por lo visto
hasta ahora, que es posible rastrear esta 'secuencialidad' en el proceso literario
de Alarcón hasta la Generación del 50.
Por supuesto, estas
reflexiones iniciales también quieren destacar la continuidad de un tema
especialmente relevante en la formación de ese ambiguo Estado nación
que heredamos y seguimos construyendo, esa diversidad ciudadana que todavía
está en proceso de consolidación y que se vincula desde luego a
la gravedad apabullante del centralismo limeño. Y es que, además
de ser un claro ejemplo de este permanente ciclo de influencias y deudas (que
en este caso han salto incluso la barrera del idioma), el de Alarcón es
sobre todo un ejemplo de su capacidad adaptativa para retratar dos sociedades
que viven fenómenos parecidos a partir de la focalización de sus
protagonistas periféricos: sean peruanos que migran como Chino de Cerro
de Pasco a San Juan de Lurigancho; sean como Wari, que empiezan sus desencuentros
con ciudades del primer mundo, en este caso, en la ciudad de Nueva York.
Es
decir, una propuesta realista capaz de representar la emigración, esta
vez extrapolada a un escenario global, pero que guarda una profunda comunicación
con el movimiento urbano realista de los años 50, y del que el autor es
plenamente conciente al escribir sobre el Perú.
"Culturally,
though, all this is significant because in a country like Peru, which is an arbitrary
creation -just lines drawn on a map- the only place where you can talk realistically
about the Project of the nation-state is in a place like San Juan: in these marginal
neighborhoods at the edges of the city you have, suddenly and for the first time,
folks from the jungle, charapas, living side-by-side with andinos, (people from
the mountains), criollos (…) It makes for an interesting and dynamic mix. Add
a dose of globalization, and you have an altogether fascinating and unique blend
of the modern, the archaic, the unintentionally kitschy and the absolutely mystifying".
(11)
Antes de pasar
a revisar cada uno de los cuentos que componen el libro, quisiera anotar lo significativo
que resulta que el desplazamiento humano que documenta Alarcón se dirija
hacia los EE.UU. por cuanto de simbólico tiene este país en los
debates sobre la posmodernidad, es decir, la hegemonía norteamericana tras
el periodo de 1950 especialmente anotada por la corriente de pensamiento encabezada
Jean Francois Lyotard(12). Al tratar sobre
descentramiento en sus relatos (es decir, la migración de los provincias
del interior del Perú al 'centro' que es la Lima en los 50's o en los 80's;
a la migración masiva de Lima hacia el nuevo 'centro' que son los EE.UU
u otros países desarrollados sobre todo entre los 90's y la actualidad)
el libro de Daniel Alarcón también nos conduce, en cierto modo,
al estudio del individuo posmoderno, descentrado y errático que tiene que
lidiar su destino en la sociedad global en la que vivimos.
2.
Identidades y maquillajes
La versión definitiva en español
de Guerra a la luz de las velas representa no sólo un considerable
avance con respecto a la pobre traducción de la edición española
de HarpersCollins, sino que incluye dos relatos hasta entonces inéditos
("El Señor va montado sobre una nube veloz" y "Florida")
que corroboran la impresión temática que dejó la primera
edición del libro y que enriquecen ostensiblemente la calidad del conjunto.
Como
mencioné, son varios los ángulos desde los cuales Alarcón
aborda el tema de la migración. Por ejemplo, la incomunicación como
producto de los diferentes sistemas culturales en un mismo espacio. Así,
"Suicidio en la Tercera Avenida" personifica las dificultades en la
relación amorosa entre un joven de origen hispano y su novia de ascendencia
india (bloqueada por la tradición fuertemente paternalista de esta última);
mientras que en "Ausencia" es particularmente intenso el desenlace que
viene a concluir el proceso que ha llevado a su protagonista peruano hasta Nueva
York. En este caso, el peruano Wari que observa desorientado e insensibilizado
el lugar vacante que han dejado las torres gemelas y que una amante norteamericana
ocasional le señala conmovida, es también, simbólicamente,
un personaje que mira el lugar que ha dejado vacante su propios vínculos
removidos.
Son estos diálogos quebrados, esta incomunicación
casi física, los que, a pesar de la territorialidad compartida (o impuesta),
nos presentan individuos contradictorios en sus relaciones, algo que bien encaja
en el concepto que Cornejo Polar denominara "heterogeneidad no dialógica"
al estudiar al sujeto migrante. Alarcón nos enfrenta con personajes en
mitad de este proceso de adaptación, llenos de cuestionamientos y en busca
de un centro que los enraíce(13).
La tragedia del que se encuentra de improviso fuera de lo que ha reconocido siempre
como hogar (y cuyo simbolismo más claro lo encontramos en "El visitante",
inspirado en la tragedia de Yungay); o de quienes nacidos en este peculiar exilio
batallan sus propias guerras internas intentando reconocerse como parte del mundo
adoptivo, personalmente decidido o decidido por sus padres.
La perspectiva
de la mejora económica como pretexto hacia la migración se convierte
en eje de "Sobre la ciencia de estar solo" en la que un romántico
sin futuro ve cómo la madre de su hija lo rechaza para irse de la caótica
Lima, a cumplir su sueño del brazo de un norteamericano interesado en ella
(acaso hacia un destino próspero pero sin amor, lo cual nos recuerda a
la volátil Queca de "Alienación" de Ribeyro). Este mismo
móvil está presente en "Florida", en la que un joven puertorriqueño
afincado en Nueva York imagina su prosperidad en el emblemático Estado
del sureste estadounidense (en la sociedad limeña se diría "Miami"),
y lo sueña mientras observa el mapamundi de su habitación y los
lugares destino que quizá nunca conocerá por decisión propia,
lejos del negocio que en el que teme quedar atrapado así como en la mera
supervivencia.
Pero es quizá "Ciudad de payasos", el cuento
más ambicioso del conjunto, el que mejor puede dar una idea sobre el análisis
profundo de la realidad que Alarcón es capaz de sacar en claro. Este fresco
impecable sobre la periferia limeña, nos muestra como ninguno el estrecho
diálogo que establece Alarcón con algunos autores de la generación
50, como Ribeyro o Congrains. También reflexiona sobre la migración
interna (la migración de la familia del personaje y posteriormente del
personaje mismo de Cerro de Pasco a Lima; los desplazamientos hacia el colegio
de San Isidro en el cual lo becan; la migración de Chino fuera de la periferia
de San Juan de Lurigancho), y la corrupción del padre en esa guerra que
le exige la supervivencia en la ciudad, se trasmite con la desapasionada errancia
del personaje convertido en payaso mientras recorre la ciudad en un autobús.
La mirada del otro permanentemente puesta en debate para concluir que la identidad
no es más que una realidad maquillada en la que los demás no reparan,
zombis en su indiferencia frente a los que no pertenecen a ella. Esta sensación
de no pertenencia y desconcierto frente al lugar adoptado, este deambular por
sitios siempre de paso, puede leerse, asimismo, en el camino del protagonista
hispano en "El Señor va montado sobre una nube veloz", un cuento
con el aliento de Hemingway, como lo quiso ser, aunque fallido, "Un muerto
fuerte".
Lo cual, desde luego, nos muestra en él una secuencialidad
desde el realismo urbano de los cincuentas, con guiños a autores fundamentales
del periodo. Aunque no es en ellos en quienes podemos hallar las influencias estilísticas
más notorias de su trabajo, si lo es en cambio interesante vincularlos
a la representación de mundos expuestos a cambios sociales e individuales
semejantes. Con respecto a su estilo, el de Alarcón es una clara muestra
de escuela norteamericana; y vista su evolución, quedan claros indicios
de autores como Carson McCullens o Truman Capote (autores sureños, al igual
que él, y que exploraron en sus novelas temas semejantes a los suyos: los
conflictos de la minoría racial negra, y el de la migración, el
poder pernicioso de la ciudad sobre el sujeto migrante, respectivamente), John
Cheever, Ernest Hemingway, entre otros. Frases cortas sin ser escuetas, directo
sin ser superficial, el lenguaje de Alarcón sostiene una economía
verbal que se nutre tanto de la crónica como de un suave lirismo, no excluyentemente
literario. Está ahí, por ejemplo, el desenlace del que quizá
es el mejor relato del libro, "Florida", que recuerda los mejores finales
de Spike Lee. La historia narrada por un condicional o un futuro imaginado por
el mismo personaje, un escenario posible, un sueño que quizá o tal
vez nunca tenga el desenlace que tanto desea.
No se trata, por otra parte,
de un autor que tenga el monopolio de lo peruano, pese a que la mayoría
de historias ocurran en nuestro país o con actantes peruanos. Su visión,
propiamente dicha, está vinculada asimismo a su experiencia norteamericana:
a ese pequeño ghetto que significa el mundo hispano enclavado en la cultural
oficial del norte. Y es, precisamente, cuando uno lee estos cuentos, pero desde
la perspectiva amplia de este fenómeno, que sus historias adquieren universalidad
y complejidad. Lo de Alarcón, con sus temas próximos pero profundos,
lo alejan de una literatura del 'ocio', como lo llamaría Sabato, para acercarlo
a uno que nos presenta parte de la condición del hombre que vive o sale
de la periferia y vaga detrás de su propia identidad fragmentada, una identidad
en formación o en camino a convertirse en algo único armado de recuerdos,
deudas y ausencias.
3. La violencia política/mente incorrecta
Quisiera
hacer aquí una acotación con respecto al tema de la violencia política.
Y es que resulta por lo demás extraño que el libro haya sido 'levantado'
en medios de comunicación principalmente por dicho tópico, cuando
por el contrario revisado en su totalidad la mencionada cuestión es más
bien secundaria (sólo tres de los once relatos tocan este tema). Por coincidencia,
estos mismos relatos resultan ser los menos logrados del conjunto.
Así,
el cuento que abre el libro es, a mi entender, junto con el que lo cierra ("Un
muerto fuerte") el más flojo de todos. En "Huayco", la escena
inicial que da título al relato más que alegorizar la fuerza de
la naturaleza y su estrecha relación con la fatalidad -como lo era para
Vargas Vicuña en "Esa vez el huayco"-, ilustra la irracionalidad
y la violencia absurda que desencadenó la guerra interna peruana. Así,
el fenómeno natural que amenaza por igual a barrios en conflicto, no es
excusa para generar una solidaridad momentánea, sino todo lo contrario.
El instinto de violencia, de disparate, parece decirnos está enclavado
en mitad de ese barrio nacido de la migración como la prisión en
la que están igualmente capturados criminales y terroristas. Aunque a nivel
argumental es un cuento que resulta interesante, lo cierto es que la ejecución
del mismo se cae en la parte final, y la narración del motín de
los terroristas y el posterior bombardeo por parte del gobierno resulta apresurado
y un tanto aparatoso (también es de notar en los diálogos un excesivo
intento mimético que, sobre todo en el caso de las jergas, causa un contrario
efecto de impostura).
Los otros dos relatos que tocan directamente el tema
de la violencia terrorista -"Lima, Perú, 28 de julio de 1979"
y "Guerra a la luz de las velas"- tienen un matiz que lo diferencian
del resto, más allá de los temas. Frente a la intensidad de los
demás cuentos; frente a su riqueza de atmósferas, a la construcción
de sus personajes y diálogos, es menor, en cambio, el éxito de aquellos
relatos que giran en torno a la violencia política. Esquematizados y sin
sorpresas, incluso sin el humor y la ironía de los otros, "Lima, Perú,
28 de julio de 1979" y el cuento que da título al conjunto adolecen
de naturalidad. Como bien se ha dicho, hay en ellos una mirada antropológica
de su narrador que los pervierte, y la impresión que dejan finalmente es
que las anécdotas, quizá mucho más forzadas a sentirse que
espontáneas al momento de su representación, debilitaron la libertad
en un Alarcón visiblemente mucho más a gusto fuera de esta temática.
*
* *
Observando la repercusión de la narrativa peruana actual
en los medios canónicos -específicamente con novelas como Abril
rojo, de Santiago Roncagliolo o La hora azul de Alonso Cueto-, uno
se pregunta si es verdad que esta producción representa, de alguna manera,
la culminación estética de una propuesta; es decir, si la calidad
coincide merecidamente con el prestigio que legitiman algunos premios de importancia;
o si, como dijera Basadre, también en este caso nos encontramos frente
a una 'prosperidad falaz'. No es propósito de este ensayo responder a esta
cuestión.
El tema de la violencia política que unifica (y
no por coincidencia) las dos novelas en mención han arrastrado la atención
hacia Daniel Alarcón, a mi entender, restándole los méritos
que, fuera de esta focalización desmedida, tiene frente al mencionado y
riquísimo matiz sobre la migración que propone. Sobre esa otra violencia,
sobre el desarraigo y la persistencia de la condición humana y su supervivencia
poco, en verdad, se ha dicho. Visto así, heredero de la generación
del 50 que documentó, o mejor dicho, no tuvo otra opción que documentar
por su propio peso histórico los cambios que la migración interna
había producido en nuestro país, lo de Alarcón testifica
desde un espacio global lo que este mismo fenómeno produce, una mirada
honesta sobre un mundo igualmente dividido, legitimadamente universal que nos
hace reflexionar sobre los verdaderos espacios que nos dan carta de ciudadanía.
Es difícil, como ha dicho Ángel Rama, que se produzca esa
real y maravillosa confluencia de calidad y fuerza mediática que favoreció
el despegue del Boom en los sesentas. Por ahora, vista la condición de
esta balanza que favorece lo comercial sobre lo cualitativo, el trabajo de Alarcón
es afortunadamente el feliz contrapeso que necesitábamos para no perder
la fe en el sistema editorial, capaz de entregarnos aún una literatura
problemática y enriquecedora.
NOTAS
(1) La emigración
masiva es un tema sumamente vigente en el Perú. De acuerdo con la Digemin,
el año pasado más de 300.000 peruanos abandonaron el país,
y se estima que cerca del 10% de la población peruana reside en el extranjero.
Lo que es peor, en una encuesta realizada por Apoyo hace algunos meses, el 83%
de jóvenes entre los 18 y 24 años manifestó sus deseos de
marcharse lejos de su país o ve en esta opción la única posibilidad
de futuro. Para una revisión rápida del tema, Cfr. "¿Por
qué migran los peruanos al exterior?", Juan de los Ríos y Carlos
Rueda, CIUP. En Economía y Sociedad Nº 58. Consorcio de Investigación
Económica y Social (CIES), Lima, 2005.
(2)
Luis Hernán Castañeda, Johan Page, Edwin Chávez, Alexis Iparraguirre,
Christopher Van Gingoven, Víctor Falcón, Ezio Neyra, Mónica
Beleván, por mencionar las óperas primas de sólo algunos
de los autores nacidos entre los años 1975 y 1985, más próximos
'generacionalmente' al autor que estudiamos.
(3)
Daniel Alarcón nacido en Lima, 1977, viajó a Alabama a la edad de
tres años y desde entonces ha desarrollado su carrera literaria empleando
el inglés en su país adoptivo.
(4)
Es sumamente pertinente asimismo este criterio de secuencialidad resaltado por
Carlos García Bedoya al estudiar el caso de la vanguardia latinoamericana,
la Nueva Narrativa y el "Boom". Ver: "Vanguardia, Nueva Narrativa
y el Boom en Hispanoamérica", Diégesis 8, noviembre
de 2005, p.34.
(5)
Publicado originalmente en inglés como War by Candlelight por HarperCollins,
2004; y traducido como Guerra en la penumbra en la primera edición
en español. Hemos utilizado para la elaboración de este ensayo la
edición final de Alfaguara, 2006. 256 pp.
(6) Entrevista de Vinnie Wilhelm en Loggernaut.org,
summer 2005, p.8
(7) En la mencionada entrevista
también puede notarse el conocimiento que tiene sobre la obra del escritor
andahuaylino y la afinidad en temas comunes que le interesan de aquél:
"For peruvians, he's probable as important as Vargas Llosa, in some ways
more so. He embodies all of our frighteningly confused identity issues.
(…) All this culminates in what, for my taste, is his finest, most experimental
book: The Fox from Above, the Fow from Below, which is a novel, an essay on Latin
American literature (…) It's his first novel set in a coastal city, a place
peopled by Andean migrants, American Peace Corps volunteers, criollos, blacks,
everyone (…)". (Las cursivas son mías).
(8)
Escribir en el aire… Antonio Cornejo Polar, p.49.
(9) "Resulta que lo que he querido hacer con este libro es desarrollar
historias que intentan retratar las diferentes versiones de mi posible
vida en el Perú en la década de los ochentas. Por eso desarrollo
en él el caos urbano, la violencia, el crecimiento de los conos, y todo
aquello que identificó aquella época". (Entrevista a Jack Martínez
en diario La Primera, agosto 2005).
(10)
Véanse por ejemplo los relatos incluidos en este libro: "Florida",
"Suicidio en la Tercera Avenida" o "El Señor va montado
sobre una nube veloz".
(11)
Entrevista de Vinnie Wilhelm en Loggernaut.org, summer 2005, p.3. Es interesante
cotejar estas declaraciones con las que hace al referirse a José María
Arguedas. (Ver cita 7).
(12) Francois Lyotard
afirma: "Esta situación es una clara evidencia del traslado de los
centros de poder tanto a nivel geopolítico como de los imaginarios culturales
que afectan, también, a los marcos epistemológicos".
(13) Esta definición también se amplía
a personajes como Chino o al narrador de "El señor vuela en una nube
veloz", entre otros, como se observará.
*
Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado
los libros El Mago (Sarita Cartonera, 2004) y Las islas (Sic, 2006).