DE LA POBREZA DEL PURO (RE)SENTIMIENTO
Damaris Calderón
18 marzo 2007
Fina García Marruz
Desconozco quién redacta la columna "De buena fuente",
de la sección Artes y Letras, de El Diario El
mercurio. Hoy, dicha sección, llegó con "dos
noticias": Germán Marín llega a Mondadori y El Premio
Neruda y "la muñeca" cubana. Sobre esta última
quisiera detenerme, por lo capcioso y lo alevoso de la
nota. En ella, no se habla (escribe) una palabra sobre
la obra de Fina García Marruz, quien ganara
recientemente el Premio Iberoamericano de poesía ,
Pablo Neruda, y se especula, por el tono de la nota,
se da por sentado, "el muñequeo cubano" de Roberto
Fernández Retamar con "la cruzada de Ana Pizarro", por
el premio de "una mujer, caribeña, y para más señas,
cubana". El gacetillero en cuestión, que para variar,
desparece en el anonimato, comienza señalando que
"todavía no hay acuerdo en qué fue más sorprendente: si
el hecho de que el IV Premio de Poesía Pablo Neruda lo
hubiera ganado Fina García Marruz, (1923), una
escritora cubana desconocida en Chile, o que el jurado
Roberto Fernández Retamar tuviera `tan buena muñeca´
para convencer a sus colegas de premiar a su
compatriota". También habla de que la Ministra de
Cultura, no tenía voto, pero sí voz, por lo tanto todo
era favorable para esta "cruzada".
Sobrecoge la ignorancia de quien escribe, que
desconoce la obra de una de las poetas más importantes
no ya del Caribe, sino de Hispanoamérica, como sabe
cualquier lector de poesía medianamente informado, con
una obra que, para los lectores de poesía o ensayo
contemporáneo, es ineludible. Con libros como
Visitaciones, Créditos de Charlot y Hablar de poesía.
Una de las grandes estudiosas de la obra martiana, con
años y reconocimientos de fervor poético, que la han
merecido el respeto de numerosas generaciones de
escritores americanos, no sólo los premios de las
instituciones. Ubicada (si es posible ubicársela, pues
su voz poética desborda lo generacional y trasciende
el tiempo) dentro de la generación de Orígenes, junto
a figuras como Lezama Lima, Eliseo Diego, Gastón
Baquero, o Cintio Vitier, Fina García Marruz, una
poeta de raíz cristiana, ha escrito una poesía que,
siendo profundamente cubana, recoge lo ecuménico y lo
universal, a través de autores como Goethe, Píndaro o
Anacreonte, el romanticismo alemán o el inglés, que en
su voz, hallan un nuevo registro y se abren, (se
incorporan) desde lo cubano, otra vez al mundo y al
espacio latinoamericano. Autora de los extraordinarios
poemas "En la muerte de Ernesto Che Guevara", "La
elección de Pedro" y Xochimilco, Teotihuacan, La
Alameda, Homenaje a Keasts, alejada de todo tipo de
lobby y del "discurso cuico" de que hablara Parra.
¿Qué nombre le han dado al negociado, a las
conciliaciones, al lobby, que han hecho numerosos
autores (varones) para obtener los premios, los
reconocimientos literarios y las publicaciones en una
literal "carrera" de caballos, reventándole los ijares,
a más de uno?. El Premio Iberoamericano de poesía
Pablo Neruda, le fue otorgado a Fina García Marruz por
unanimidad; la nota cuestiona esta decisión y la llama
cruzada, muñequeo, tratando de devaluarla desde el
género (cruzada genérica femenina), desde el
chovinismo nacional (un cubano hace que premien a su
compatriota). Pretende devaluar así, tanto la poesía de
Fina García Marruz, como la ética de las personas que
oficiaron de jurado. ¿Qué le habrán ofrecido al poeta
Belli, en "esta cruzada", para su aquiescencia?, me
pregunto, siguiendo al redactor de la nota. Viviendo
12 años en Chile e incorporada a su quehacer poético,
no puedo menos que sentir vergüenza por lo afrentoso
de esta, que, más señalar u orientar al lector,
revelándole o develándole una figura poética,
desaparece en lo anecdotario, en la bisutería de
comidilla donde "Lemebel saludó afectuosamente a
Retamar", etc, etc. Si Fina García Marruz se merece el
respeto y re(conocimiento) de su obra, también merece
un respeto el lector, a quien cada día, desde un
suplemento que se supone de las artes y las letras, lo
empobrecen con notas paupérrimas. Ah, y esto lo
escribo muy orgullosa, como mujer, poeta y, por
añadidura, cubana.