LA 
POESIA DE DALMACIA RUIZ ROSAS SAMOHOD: 
DAR FORMA AL INFINITO
Por 
Roger Santiváñez
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Esta historia comienza en el invierno de 1975 en un aula del pabellón de 
Letras de la Universidad de San Marcos. Hasta allí llegué -después 
de trasladarme desde la Universidad de Piura- para seguir estudios de Literatura. 
Aquella fría mañana cuando abrí la puerta del salón 
y busqué dónde sentarme -inesperadamente- una hermosa muchacha de 
largos cabellos negros y muy blanca tez, ubicada en la primera fila, me hizo sitio 
junto a ella. Al finalizar la clase -Introducción a la  literatura 
contemporánea del poeta Armando Rojas- le pregunté si escribía 
poesía y ante su afirmativa respuesta le entregué un ejemplar del 
primer número de Auki revista que por entonces yo coeditaba con 
Armando Arteaga y Luis La Hoz.
literatura 
contemporánea del poeta Armando Rojas- le pregunté si escribía 
poesía y ante su afirmativa respuesta le entregué un ejemplar del 
primer número de Auki revista que por entonces yo coeditaba con 
Armando Arteaga y Luis La Hoz. 
 A partir de entonces una suave amistad 
me unió a Dalmacia Ruiz Rosas Samohod, por cuyo apellido yo le había 
preguntado cuál era su relación con el gran pintor Alfredo, recordando 
que él era el autor del impresionante óleo que ilustraba uno de 
mis favoritos libros de esos días de aprendizaje: Antología de 
la poesía peruana de Alberto Escobar (1963). "Es mi papá" 
-me respondió Dalmacia. Y para mí eso fue causa de gran alegría 
sencillamente porque yo profesaba devoción por todo lo que tuviera alguna 
relación con lo que yo amaba más: la poesía. Dalmacia brevemente 
me contó de la amistad de su padre -antes de viajar a Paris donde residía 
a la sazón- con algunos poetas peruanos como Sebastián Salazar Bondy 
(a quien ella llamaba en su infancia el tío Negro), Alejandro Romualdo 
(autor del famoso poema Si pintaras mi país color de rosa dedicado 
a Alfredo Ruiz Rosas), Washington Delgado o Arturo Corcuera (del que yo había 
leído un poema sobre la exposición de Ruiz Rosas en Art Center 
en uno de los primeros números de Haraui la mítica revista 
de Francisco Carrillo).
 Así pasaron dos años durante los 
que yo contemplaba a la joven poeta convertida en una de las principales líderes 
del movimiento estudiantil de San Marcos. Me llamaba la atención la entrega 
total y la fe que Dalmacia ponía en su lucha política. Una gran 
pasión comunista enardecía su corazón cada vez que -eventualmente- 
conversábamos en el Patio de Letras y yo siempre me alejaba conmovido por 
el horizonte utópico que se transparentaba -simultáneamente- en 
la pureza y la enérgica lucidez de sus palabras. Hasta que un buen día 
de enero de 1977 se me ocurrió -posiblemente influenciado por un abotonado 
vestido de blue-jean que alentaba unas bellas pantorrillas- invitarla a salir 
para dar una vuelta. Así fue como en el pequeño Fiat 600 (obsequio 
de mi padre cuando ingresé a la Universidad de Piura) terminamos en La 
Herradura contemplando el encrespado y dulce mar de una vida de amor que teníamos 
por delante. Ese mismo año mis compañeros poetas de La Sagrada 
Familia (Kike Sánchez, Edgar O'hara, Lucho Castillo y el narrador Willy 
Niño de Guzmán) decidieron invitarla a integrarse al grupo. Y así 
lo hizo ella, leyendo el manifiesto del segundo número de nuestra revista 
en un tumultuoso recital realizado en el bar Melibea de la Plaza San Francisco 
en el verano de 1978, en medio del intenso fragor de la lucha de clases que agitaba 
la sociedad peruana de entonces. Eramos pues la pareja tempestad como nos 
llamaba cariñosamente Marisol Bello. Ese fue el tiempo de la gran inocencia, 
de la lectura fervorosa de Marx, Lenin, Mao, el Che Guevara y Mariátegui. 
Tiempo de la militancia en La Sagrada Familia, en Puka, en el Partido 
Comunista Revolucionario (PCR) y en la Unidad Democrático-Popular (UDP). 
Horas de los círculos de estudios marxistas en San Marcos y de los recitales 
en sindicatos, pueblos jóvenes, barrios populares y la Plaza San Martín. 
Acciones como la toma del local de la ANEA para la huelga de hambre del Frente 
de Trabajadores de la Literatura (FTL) en apoyo a la huelga general del SUTEP 
en 1979. Ese fue el dorado tiempo en que creíamos que era posible transformar 
el mundo e instaurar un orden más justo y superior: el socialismo, 
cuyo ser y dinámica encarnaban -vallejianamente para nosotros- y objetivaban 
en la historia las inmensas masas explotadas de obreros y campesinos de nuestro 
país. Eso fue lo que creímos y seguimos creyendo todavía. 
La Sagrada Familia se disolvió por discrepancias internas y luego 
del fracaso de la coordinadora de poetas y artistas de izquierda denominada La 
Unión Libre (1980) Dalmacia Ruiz Rosas Samohod y quien redacta este 
documento aceptamos la invitación de Jorge Pimentel para integrarnos al 
Movimiento Hora Zero. Con los poetas horazerianos descubrimos la calle 
-ya que la ignorábamos procediendo de clasemedieros hogares y formación 
universitaria- y un nuevo mundo se abrió para nosotros -derivando después- 
en el Movimiento Kloaka (del que Dalmacia fue aliada principal) y en el 
Rock Subterráneo. Otro punto fundamental en nuestros años 
formativos fue la fundación (con José A. Mazzotti cuando ya éramos 
el Tri) del suplemento cultural Asalto Al Cielo en El Nuevo Diario 
(1986) cuyas ediciones no dudo en considerar lo más avanzado en cuanto 
a publicaciones de su tipo en nuestro país. De aquellos tiempos es también 
la antología de la generación del 80 La Ultima Cena preparada 
y lanzada en 1987 por la collera de Asalto (con Rafael Dávila-Franco 
y Pancho Alcázar) entonces convertido en sello editorial. 
2
 
El libro que presentamos esta noche Conjunto de objetos encontrados -detestables 
sentimientos de jóvenes ingeniosos- fue concebido por su autora hacia 
fines de los años 80. Y como el buen vino ha debido macerarse con el tiempo 
para poder tenerlo hoy en nuestras manos en la pulcra edición de Teófilo 
Gutiérrez. Se trata de un solo canto unitario aunque también puede 
leerse cada poema como una entidad aparte. Los textos no llevan título 
sino simplemente el primer verso en negritas que -de algún modo- funciona 
como encabezado. En el primero de ellos leemos: Siempre seré un ángel 
solitario con lo cual ya estamos notificados de que la soledad es la condición 
básica de esta escritura. Y la dimensión angélica de la poeta 
en una rica tradición que viene desde Rimbaud y Rilke hasta nuestro Martín 
Adán pasando por Rafael Alberti. Esos ángeles inspiradores o poetas-ángeles 
parecen alumbrar el camino de Ruíz Rosas Samohod como si quiera exponer 
su procedencia ajena a este mundo. Y en seguida el tema del amor -representado 
por un romántico héroe un hermoso muchacho- se nos presenta 
como ese sueño de belleza y traición configurado en la utopía 
de su propia soledad. Por eso la poeta afirma: soy tímida / mi amigo 
me maltrata / no tengo dinero / la gente me conoce mal. Tonalidad conversacional 
también hábilmente recogida en la cotidianidad doméstica: 
y se agazapa como un t.v. apagado o una chica con el televisor prendido versos 
en los que no sólo queda testimoniada la postmodernidad urbana sino que 
nos permite una interpretación de esta poesía en tanto producto 
de la entronización de lo visual en la sociedad contemporánea. En 
efecto, el desglose permanente en las cortadas imágenes del estilo de Dalmacia 
nos remite al diario vértigo televisivo.
 Pasemos ahora al aspecto 
semántico. Una aguda y terrible conciencia del tiempo y del deterioro parece 
informar esta poesía: Lo mejor de nosotros está muerto empieza 
el tercer poema. Y prosigue esta danza macabra: todo está manchado y 
al revés / todo es precario y va a hundirse / todo tiende a disolverse. 
Y aún más y en relación a la soledad de la que hablamos líneas 
arriba: -Yo de mi casa hice mi propia horca con lo cual la expresionista 
y desgarrada visión de sí misma nos conmueve de profundis. 
Esta oscura perspectiva está asumida bellamente desde su condición 
de mujer: esa chica come pollo y busca un rostro / un efecto de maquillaje 
o una manera particular de caminar, en un onírico y descarnado fondo 
en el que ella ha visto: autos de carrera globos colorados úteros. 
Es decir, la auto-conciencia metafísica del poeta está allí, 
aunque paródica no por eso menos tierna en su dramática evidencia: 
soy una muñequita / a veces cuando me pongo mis anteojos de maldad / 
me arrojo sobre un pecho como muerte / me alimento y me levanto enloquecida.
 
A propósito de la perspectiva femenina de Ruíz Rosas Samohod, ella 
misma se encarga de contradecirla desde un punto de vista simplemente humano, 
por eso dice: no me interesa saber si soy hombre o mujer / no quiero definir 
/ sólo voy a sentir e inmediatamente sigue la contradicción: 
porque nunca he sentido / Nada. Estamos pues ante una poesía que hace 
gala de la suma contradicción -famosa ley dialéctica de Mao Tse 
Tung- mediante la cual nos quedamos suspendidos de pronto en la más cruda 
realidad cotidiana: huyacocolorvencedorlátex -constatación 
del mundo a través de los elementos de la publicidad comercial que nos 
atosiga y en la que sin embargo podemos encontrar belleza peruana: ley de la 
calle oscura como la sensualidad del cholo soy. Y no es casual que el poema 
siguiente a estos versos sea el dedicado al cantante y compositor del grupo Delpueblo 
Y delbarrio Piero Bustos a quien sintomáticamente se le denomina: 
hijo de la radio y la televisión / procreado en los Andes del Perú 
/…/ en el útero de la provocación y el sueño. Hay una 
clara reivindicación de lo popular nacional pero llevado a la intimidad 
del ser, sino leamos estos versos que nos retrotraen hasta las construcciones 
incaicas en una reformulación sentimental de hermoso fraseo:
la 
piedra del corazón es esa piedra que no se abre
cuándo dónde
es 
la piedra del corazón que no se abre
nadie mira una cerrada piedra oscura 
noche piedra
corazón piedra hermana
piedra cruel
En 
resumidas cuentas la poesía de Dalmacia Ruíz Rosas aspira como ella 
misma nos dice en un lindo verso dar forma a lo infinito. Mas este infinito 
esta compuesto casi siempre por la realidad más dura incluso del submundo: 
el que sonríe mostrándoles las ligas o la expresión 
más directa de un erotismo a flor de piel: comeré esta noche 
tu recuerdo / como el platito de dulce que es tu culo / y tu falo? cuando 
no las reverberaciones de la hipocresía social y su belleza: la moral 
en un texto /…/ me contemplo desnuda /…/ es mi cuerpo la prueba del mundo moderno?. 
Este sentido crítico de la realidad que campea en el libro consigue momentos 
de gran efectividad poética metonímica como por ejemplo la vida 
puede ser alegre triste o peligrosa como un tono chicha para desembocar en 
la terrible conciencia del tiempo y la finitud -de la que hablamos al comienzo 
de esta nota- las citas se suceden y te da cólera las apenas 24 hrs. 
En este sentido van estos versos de conmovedora y nostálgica ternura: 
yo que fui tan bulliciosa / ahora sumida en el romanticismo / de la madrugada 
me consumo.
 Desde Baudelaire hasta TS Eliot la cultura literaria de 
Ruíz Rosas Samohod se filtra en los poemas dotándolos de sólida 
intertextualidad, lo que no le impide una lúdica autoparodia: Bobería 
de niña para saltar -otra vez- al desgarramiento: tiro lejos mi 
sonrisa como cuando se constata: Mártir de la realidad / no tengo 
casa / como una paria hablo con las veredas. Pero aún así la 
poeta -como debe ser- busca desesperadamente el amor aunque sea luego: un colchón 
de alfileres / hecho para dar de beber a estas crueles muchachas y contradiciendo 
su vocación ella se niega a hablar de arte y literatura porque Lima 
es un estómago -resonancia brechtiana- y entonces ella prefiere culminar 
su poema como una canción rock subterránea: da náuseas 
/ el sistema de mierda / ah ah ah oh.
 Sin embargo y a despecho de 
lo procaz nuestra poeta es conciente de su metafísica marcha hacia la nada 
y capaz de entregarnos nueva belleza en una impecable formulación lírica 
como lo prueba este breve poema que cito en su integridad: qué espera 
/ esa gente que contempla el mar / nada pero sueña / Haces preguntas que 
da flojera responder / criatura celeste / un día me fui / sigo anormal 
/ Cielo Cereno / Chaqueta negra / de nuestra mutual admiración / mordisqueo 
la hierba hechizada de la noche. Para qué más?
 
[Roger Santiváñez, 17 de mayo de 
2007, a las orillas del río Cooper]
 

 
Lo 
mejor de nosotros está muerto 
viene a mi encuentro se arroja sobre 
mi cabeza 
dura como un guijarro rellena como un huevo 
mi ojo mi nariz 
mi ceja 
 .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. joyas 
extraordinarias 
en una herida que no se librará 
 .. 
.. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. sobre una cama 
.. 
.. .. .. ..todo está manchado y al revés 
.. 
.. .. .. ..todo es precario y va a hundirse
.. 
.. .. .. ..todo tiende a disolverse 
.. .. .. .. 
..todo flota
.. .. .. .. ..entre cuatro 
altas paredes 
.. .. .. .. ..una chica con el televisor 
prendido
.. .. .. .. ..sostiene por el hueso y 
con papel higiénico 
.. .. .. .. ..una pierna 
de pollo sancochada 
.. .. .. .. ..-Yo de mi casa 
hice mi propia horca 
con la mirada fija en ella como un espejo 
 .. 
.. .. .. ..-Tal cual soy en vida soy después de muerto
esa chica 
come pollo y busca un rostro
.. .. .. .. ..un efecto 
de maquillaje o una manera particular de caminar 
.. .. 
.. .. ..un cuchillo en medio de una piedra 
.. 
.. .. .. ..soy un cuchillo en medio del linoleum 
.. 
.. .. .. ..ayer vi autos de carrera globos colorados úteros 
.. 
.. .. .. ..soy un cuchillo tiemblo suavemente y me hundo 
.. 
.. .. .. ..la gente mira hacia abajo y cae 
.. 
.. .. .. ..la gente mira hacia arriba y teme
.. 
.. .. .. ..soy una muñequita 
.. .. .. .. 
..a veces cuando me pongo mis anteojos de maldad 
.. 
.. .. .. ..me arrojo sobre un pecho como muerte 
.. 
.. .. .. ..me alimento y me levanto enloquecida