Eddie Morales Piña 
          
Universidad de Playa Ancha 
          
          ... 
          Resumen
El 
          artículo aborda el relato policial y el neopolicial en Chile y 
          problematiza su inclusión en el curriculum de literatura. Además, 
          presenta los planteamientos escriturales que sostienen la actividad 
          discursiva del escritor Ramón Díaz Eterovic y de qué modo se 
          manifiestan en su novela El hombre que pregunta 
          (2002).
Palabras claves: 
          relato policial- relato neopolicial- literatura chilena- poética 
          neopolicial.
... 
          Abstract 
          
This article discusses the police and the 
          neo-police story in Chile and examines the possibility of including in 
          the literature curriculum. Additionally, it also presents the basis 
          that sustains the discursive activity of the writter Ramón Díaz 
          Eterovic and how this is displaued in his novel El hombre que pregunta 
          (2002). 
Key words: police story- neo-police story- Chilean 
          literature- neo-policepoetry
           
          I. 
          Brevísima relación del relato 
          policial chileno: 
          ... El género de la novela policial, 
          como es bien sabido, ha estado durante mucho tiempo en la historia del 
          canon narrativo como una forma escritural que se sitúa en los márgenes 
          de la literatura. En otras palabras, ha sido considerada como una 
          forma paraliteraria destinada a satisfacer los intereses de un grupo 
          de lectores también ubicado en la periferia.
... La situación descrita ciertamente que ha 
          incidido en la escasa o nula adscripción del género en el curriculo de 
          la enseñanza de la literatura en las aulas universitarias. Sin 
          embargo, en el mes de mayo de 2002 se desarrolló en nuestro país un 
          Encuentro Latinoamericano de Narrativa Neopolicial y se han 
          publicado textos y artículos que reflexionan acerca de esta forma 
          discursiva en el contexto de la literatura chilena.(1)
... En las líneas 
          siguientes quisiera dar el testimonio personal como profesor del área de literatura chilena en la 
          Universidad de Playa Ancha y mi relación con la novela policial y su 
          inclusión en el curriculo de literatura, focalizando luego nuestro 
          interés en una lectura interpretativa de la última novela de Ramón 
          Díaz Eterovic titulada El hombre que pregunta (Santiago: LOM 
          Ediciones, 2002. Citaré de ahora en adelante, como HQP la edición 
          mencionada y la página correspondiente), así como también en los 
          planteamientos acerca de su actividad discursiva que sostienen la 
          arquitectura de la novelística de este autor.
 del área de literatura chilena en la 
          Universidad de Playa Ancha y mi relación con la novela policial y su 
          inclusión en el curriculo de literatura, focalizando luego nuestro 
          interés en una lectura interpretativa de la última novela de Ramón 
          Díaz Eterovic titulada El hombre que pregunta (Santiago: LOM 
          Ediciones, 2002. Citaré de ahora en adelante, como HQP la edición 
          mencionada y la página correspondiente), así como también en los 
          planteamientos acerca de su actividad discursiva que sostienen la 
          arquitectura de la novelística de este autor. 
          ... Lo primero que debo señalar es 
          que mi experiencia lectora con el género en comento se remonta hace ya 
          varios años desde el instante en que tomé conocimiento de la narrativa 
          de Edgar 
          Allan Poe (1808-1849), especialmente de los cuentos protagonizados 
          por Auguste Dupin, el primer detective literario de la historia. Estoy 
          hablando de mi formación como lector en la adolescencia. Recuerdo que 
          en esos años me impactó la lectura de "Los crímenes de la calle 
          Morgue", que leí en una antología de relatos policiales que estaba 
          en la biblioteca familiar. Obviamente que esta lectura fue lo que en 
          teoría literaria se llama una lectura ingenua, pues en esos años no 
          sabía que, específicamente, en este relato de Poe estaban todos los 
          elementos constitutivos del género, además que en él se materializaba 
          la idea de que el crimen es una forma de misterio susceptible de ser 
          resuelto mediante un método basado en el positivismo científico y en 
          el determinismo filosófico. 
... 
          Contribuyó también en mi adhesión al género policial otra figura 
          canónica que lo llevó a la consolidación; me refiero a Arthur Conan Doyle 
          (1859-1930) y al detective literario por excelencia, Sherlock Holmes. 
          De la lectura de los relatos protagonizados por Holmes y el no menos 
          popular Dr. Watson, se desprendía que lo más innovador de su escritura 
          estaba en que su personaje aparecía dotado por un implacable rigor en 
          su metodología de investigación que estructuraba en sí el texto. 
          
          ... En los años como alumno de la 
          Carrera de Pedagogía en Castellano, donde la enseñanza y el 
          aprendizaje de la literatura tienen un lugar fundamental, seguí 
          haciendo lecturas de relatos policiales, paralelamente a las lecturas 
          obligatorias del currículo en que estaban ausentes las novelas 
          protagonizadas por detectives. A los clásicos Poe y Conan Doyle, se 
          unieron Agatha 
          Christie (1891-1976) y Ellery Queen que 
          cultivaron lo que la crítica especializada ha denominado la novela 
          problema o novela enigma. De Christie recuerdo la lectura de "El 
          asesinato de Rogelio Ackroyd" (1926), original novela, ya que está 
          narrada desde la perspectiva del asesino. Significativo fue el 
          encuentro en la textualidad del relato de Hércules Poirot, el 
          detective belga protagonista de las novelas de la escritora, quien 
          descubre regularmente en el lugar del crimen los indicios que lo 
          pueden llevar a resolver el problema. Por otra parte, en Ellery Queen 
          se borraban las fronteras entre realidad y ficción y se introducía el 
          llamado "desafío al lector". 
          ... Otro autor que por esos años de 
          estudiante universitario leí con interés fue Gilbert K. Chesterton 
          (1874-1936). Con el escritor inglés conocí al famoso Padre Brown, un 
          sacerdote católico que oficia de detective aficionado y que de alguna 
          manera presagia al monje investigador de la novela de Umberto Eco, El 
          nombre de la rosa. El padre Brown busca redimir al delincuente a 
          través de su arrepentimiento más que resolver un enigma. 
          
          ... Posteriormente, vendría a 
          incorporarse al canon del relato policial que estaba formando, el 
          norteamericano Dashiell 
          Hammett, exponente de la novela negra, quien introdujo como 
          personaje a su investigador Continental Op, un detective privado tan 
          violento y marginal como cualquier delincuente.
          ... Aparte de las lecturas indicadas 
          también hice algunas del ámbito hispanoamericano, especialmente de la 
          narrativa argentina, como por ejemplo, Jorge Luis Borges, uno de los 
          más profundos conocedores del género en el país transandino, quien 
          junto a Adolfo Bioy Casares, publicara la colección "El 
          séptimo círculo". Han sido de lectura recurrente, al momento de 
          explicar el concepto de cuento y, específicamente, el de relato 
          policial, los cuentos borgianos "La muerte y la brújula" y "El jardín 
          de los senderos que se bifurcan"; el primero, policial strictu sensu, 
          y el segundo entre la trama policial y la de espionaje. 
          
          ... Pero también mis incursiones 
          lectoras en este proceso de aprendizaje fueron hacia la literatura 
          policial generada en nuestro país. Así, entonces, conocí el relato de 
          Alberto 
          Edwards (1874-1932), quien creara un curioso detective apodado el 
          Sherlock Holmes chileno, el criollísimo Román Calvo, que se encuentra 
          en uno de los textos con su homólogo inglés. También no puedo dejar de 
          mencionar a René 
          Vergara, un ex policía de Investigaciones, que escribió 
          interesantes relatos que recrean las propias experiencias de este en 
          algunos casos policiales de la historia chilena. Hay otros textos que 
          aparentemente escapan a los códigos escriturales del género policial, 
          pero mantienen cercanas relaciones con él; estoy pensado, por ejemplo, 
          en la larga tradición de cuentos de bandidos en la literatura chilena 
          escritos alrededor del criollismo. La novela de Edesio Alvarado, El 
          desenlace, por ejemplo, tiene como protagonistas a un bandolero 
          rural y a un carabinero de origen campesino. 
          ... Siendo ya profesor de literatura 
          en la Universidad de Playa Ancha, la recurrencia de la temática 
          policiaca ha girado en torno a mi quehacer docente, ya sea 
          incorporándola como una temática dentro del contexto de la narrativa 
          hispanoamericana y chilena contemporánea, o bien como punto de interés 
          para seminarios de especialidad(2). Cabe señalar 
          que una novela como Crónica de una muerte anunciada de García 
          Márquez puede ser leída como un relato de corte policial, ya que la 
          novela se parece a un efecto que busca su causa. No es extraño, por lo 
          demás, que el relato del escritor colombiano tenga como fuente 
          metadiscursiva un hecho policial ocurrido en Sucre.(3) 
          Por lo demás, ya en su primer relato, La Hojarasca, 
          García Márquez había insinuado los códigos de la escritura policiaca. 
          En la literatura chilena contemporánea, como es sabido, el discurso de 
          corte neopolicial ha tenido una significativa presencia adoptando, 
          generalmente, el formato de la serie negra. La eclosión de relatos da 
          cuenta que el género policial se presta para narrar las situaciones 
          provocadas en Chile en los tiempos de la dictadura. El relato 
          policial, entonces, enmascara una otra realidad donde la tortura, el 
          crimen y la muerte se constituyen en los motivos aglutinadores de la 
          acción narrativa. Un texto ya canónico en este sentido es El 
          infiltrado (1989) de Jaime Collyer, donde el protagonista narra su 
          propia historia trasformándola en la confesión de un 
          culpable.
          ... Sin desmerecer a los autores que 
          escriben dentro de los cánones del género, o bien los adecuan a las 
          circunstancias de la historia reciente, se debe señalar que tanto 
          Ramón Díaz Eterovic como Roberto Ampuero se han constituido en los 
          escritores epónimos de esta corriente literaria. Coincidentemente, 
          ambos vuelven a los orígenes del género, en cuanto a que este 
          preconiza dentro de sus códigos la existencia de un detective o 
          investigador. El detective Heredia, creado por Díaz Eterovic, y 
          Cayetano Brulé, creado por Ampuero, son dos figuras de ficción 
          protagonistas de las novelas de los dos autores con más oficio dentro 
          del género policial que forman parte ya del imaginario colectivo. Los 
          relatos de Ampuero centran parte de la historia en Valparaíso por 
          donde deambula su personaje central, un cubano avecindado en Chile, 
          pero aséptico en materia política(4). Heredia, por 
          su parte, no tiene nada de aséptico, pues aparece concretado como un 
          personaje comprometido con su pasado.
          ... Cabe mencionar que también hay 
          novelas que aparentemente encubren su pertenencia al género como, por 
          ejemplo, La ciudad anterior (1991) de Gonzalo Contreras, donde 
          el autor pone énfasis en la categoría del suspenso en el desarrollo 
          del acontecer. 
          ... En general, el relato chileno 
          contemporáneo adscrito al género policiaco y que fue la preocupación 
          primordial de las ponencias y debates del Encuentro Latinoamericano al 
          que hemos hecho referencia, es el de corte policial negro que tiene 
          una manera crítica de focalizar la realidad social y política del 
          país. De este modo, el género policial negro en Chile ha pasado a 
          constituirse en una forma de representar la realidad nacional.(5)
          ... Cuando preparaba la ponencia para 
          el coloquio en cuestión había concluido recién la lectura de una 
          novela reciente del escritor mexicano Guillermo 
          Arriaga (1958), titulada Un dulce amor a muerte, publicada en 
          2001. La novela del narrador azteca me confirmó que el interés por el 
          género policial y el neopolicial está muy presente entre las últimas 
          promociones de escritores latinoamericanos, adoptando los matices 
          discursivos propios del espacio en que se generan(6). Se trata el relato de Arriaga de una novela que 
          parte de un hecho de sangre, un crimen de una joven ocurrido en un 
          espacio rural del México de hoy. Por eso que los editores presentan la 
          obra como una "novela negra ejidal". Lo interesante de este relato es 
          que el culpable no lo es tal, pero las circunstancias del medio lo van 
          envolviendo en la trama de la culpabilidad; y, además, se da una 
          desligitimización de la norma narrativa, puesto que aquí no hay un 
          investigador principal, sino que todo el pueblo conformado por 
          campesinos van urdiendo el dulce olor de la 
          muerte.
          II. 
          Ramón Díaz Eterovic o de la opción discursiva por el género 
          policial:
          ... En 
          el contexto de la literatura chilena contemporánea, Ramón Díaz 
          Eterovic destaca por dos situaciones que tienen que ver evidentemente 
          con su oficio de escritor. Por un lado, este autor permanentemente 
          está reflexionando metacríticamente en torno a su quehacer narrativo 
          y, por otro lado, ha logrado afianzar su opción discursiva por el 
          género policial dentro de la literatura chilena y también en el 
          extranjero con varias de sus novelas traducidas a diversos 
          idiomas.(7) 
          ... Díaz Eterovic manifiesta que su 
          narrativa debe ser adscrita dentro de los parámetros de la novela 
          negra: "un género que desde sus orígenes caminó sobre los límites de 
          lo que durante mucho tiempo se entendió como literariamente correcto, 
          planteando nuevos códigos para mirar y reflexionar acerca de lo que en 
          definitiva creo es el objeto de toda literatura: la condición humana" 
          (8) En este sentido, la opción de este autor 
          chileno por el relato neopolicial está en consonancia con la 
          emergencia de dicho formato discursivo en el contexto de la literatura 
          hispanoamericana a partir de las novelas de Osvaldo Soriano, ya que 
          este según Díaz Eterovic le dio a la novela policial escrita en este 
          continente la impronta latinoamericana; en otras palabras, la 
          literatura neopolicial ha servido para revelar la realidad de nuestros 
          países donde -dice Díaz Eterovic- "crimen y política han sido una 
          ecuación trágicamente perfecta" (9)
          ... Argumenta el autor chileno que la 
          narrativa neopolicial ha logrado imponerse dentro del contexto de la 
          literatura chilena e hispanoamericana, a pesar de que muchas veces se 
          le consideró como una literatura marginal y vista prejuiciosamente 
          tanto por los escritores como también por la crítica especializada y 
          periodística. Sin embargo, hoy en día los parámetros discursivos de 
          esta forma discursiva, así como sus códigos y estrategias han invadido 
          incluso aquellos relatos que en principio no se han definido como 
          esencialmente policiacos. 
          ... Díaz Eterovic ha sido muy 
          explícito al justificar su opción por el género de la novela negra. En 
          el artículo que estamos revisando dice que esta opción nació como "una 
          búsqueda de una literatura que me permitiera expresar el sentir de una 
          sociedad bajo vigilancia y el trasfondo de violencia y poderes ocultos 
          en que se desenvuelve".(10) Esta propuesta 
          discursiva neopoliciaca se inició en 1987 con la publicación de la 
          novela La ciudad está triste y en ella aparece por primera vez 
          como protagonista de sus relatos el personaje del detective Heredia; 
          el relato alude en su título a una desdibujada y oscura ciudad de 
          Santiago de Chile por la que deambula Heredia. La saga de este 
          detective proclive a las lecturas y a las citas literarias ha 
          proseguido en las novelas: Solo en la oscuridad, nadie sabe más que 
          los muertos, Angeles y solitarios, Nunca enamores a un forastero, Los 
          siete hijos de Simenon, El ojo del alma y El hombre que 
          pregunta.
          ... Heredia ha sido concebido como un 
          detective solitario y marginal que vive junto a su gato Simenon en un 
          departamento santiaguino.(11) La incorporación del 
          gato en la narrativa de Díaz Eterovic es un acierto discursivo, pues 
          le permite al investigador privado poder tener un interlocutor para 
          sus reflexiones. El actante es un homenaje literario del escritor para 
          con el escritor francés George 
          Simenon, que junto a Raymond Chandler y Osvaldo 
          Soriano son los autores que reconoce como maestro en su oficio de 
          escritor. 
          ... En la construcción del personaje 
          de Heredia, nuestro autor ha partido de ciertos rasgos característicos 
          de los personajes clásicos de la novela policial, sin embargo le ha 
          dado la impronta propia de un personaje inserto en la realidad 
          nacional. Díaz Eterovic escribe que "como todo buen chileno, suele 
          protestar por los trabajos que le toca realizar, pero al mismo tiempo 
          declara en una de sus novelas: "me gusta lo que hago y creo que no son 
          muchos los tipos que pueden decir lo mismo"(12) El 
          personaje de Heredia ha sido descrito como un sujeto algo oscuro, con 
          tendencia a la melancolía, y también sensible; de carácter crítico y 
          marcado escepticismo, muestra además un humor negro para mirar la 
          realidad de la ciudad y del país. En este sentido, Díaz Eterovic cree 
          que el personaje de Heredia se ha convertido en un testigo de la 
          historia chilena de los últimos veinte años: "En las novelas de 
          Heredia hay un discurso esencialmente moral, ético, relacionado con el 
          accionar de los poderes y la degradación constante de la sociedad en 
          que vivimos".(13)
          
III. 
          El hombre que pregunta en El mundo de las letras 
          (14)
          ... El último relato de la saga de 
          Heredia se inserta, como es de suponer por lo que he dicho más arriba, 
          dentro de los márgenes y cánones de la novela neopolicial chilena, 
          adoptando los códigos de la forma discursiva de la novela negra. A 
          diferencia de la novela policial canónica, el formato de la novela 
          negra aparece signada por a lo menos las siguientes características, 
          según las determina el crítico Leonardo Padura Fuentes: "se produce, 
          en primer lugar, una disminución de la importancia del enigma como 
          elemento dramático fundamental. Segundo, una preferencia por ambientes 
          marginales. Tercero, acudir a determinadas formas de la cultura 
          popular, incorporándolas a la creación literaria (…) Cuarto, el empleo 
          de un lenguaje fundamentalmente literario pero a la vez desembozado e 
          irreverente; un lenguaje que trata de expresar las vivencias de la 
          vida cotidiana. Quinto, la renuncia a crear grandes héroes" (14)
          ... Ciertamente que las novelas de 
          Heredia transitan a través de estos caracteres; sin embargo, en la 
          octava entrega de la serie, es posible detectar algunos cambios 
          significativos en cuanto a la constitución de la historia. Así, por 
          ejemplo, en el último relato, Heredia se ve inmerso más que en 
          ambientes marginales -a pesar de que se atisba tal realidad- en el 
          ambiente de los intelectuales, en este caso el mundillo literario con 
          sus escritores, editores y críticos para la resolución del caso con 
          que se abre la diégesis. 
          ... El caso que deberá dilucidar 
          Heredia es el crimen o el suicidio de un reconocido crítico literario, 
          Francisco Ritter, producido la misma noche en que este ha celebrado 
          una cena junto a un selecto grupo de escritores, quienes pasarán 
          inmediatamente a la categoría de sospechosos, una vez que el detective 
          Heredia comience la investigación a instancias de una antigua amante 
          del crítico, ya que ésta no cree en el eventual suicidio de Ritter. En 
          las primeras líneas del relato, el crítico es definido como "el 
          crítico literario más temido del país. Sus palabras hundían un libro o 
          lo elevaban al olimpo de los consagrados" (HQP, p.15). De este 
          modo, entonces, Heredia abandonará sus habituales investigaciones por 
          los ámbitos del narcotráfico, los contrabandos de armas o las 
          traiciones políticas como ha acontecido en los otros títulos de la 
          saga, para sumergirse ahora en los recovecos no menos inquietantes del 
          mundo de las letras.
          ... 
          Aparentemente el mundo de los letrados aparece como una realidad ajena 
          al crimen. La idea de que "los escritores no matan" es como un 
          leitmotiv que se mantiene en suspenso durante la narración. En forma 
          gradual se va desenvolviendo ante el lector la imagen de que el mundo 
          los escritores es también tan oscuro a como lo son los otros mundos 
          por los que Heredia ha transitado, pues el narrador nos va revelando 
          el oscuro manejo del poder. Por una parte, el poder del crítico 
          omnipotente cuya palabra es consagratoria o condenatoria de la obra de 
          un escritor; y, por otra, el poder de quienes detentan la producción 
          librera, es decir, el mundo de los conglomerados editoriales. El 
          ingreso de Heredia en este mundo del circuito literario será paulatino 
          a partir del momento en que se le asigne la responsabilidad de 
          resolver la muerte del crítico Ritter. Uno de los primeros espacios 
          que visitará el detective es la Biblioteca Nacional, ya que Ritter 
          acostumbraba trabajar en una de sus secciones, que el lector informado 
          asocia con la de las referencias críticas: "El salón de la 
          Biblioteca Nacional donde trabajaba Ritter era un espacio amplio e 
          iluminado. En su interior había ocho mesas para lectores, y otras 
          cuatro, ocupadas por los funcionarios encargados de clasificar y 
          archivar la información relacionada con los escritores chilenos" 
          (HQP., p. 31-32). Los otros espacios citadinos que Heredia va 
          visitando son, por ejemplo, las librerías y los bares. El bar es un 
          espacio discursivo frecuentado por Heredia, puesto que le gusta beber; 
          la librería es otro espacio significativo que se abre para la 
          intelección de la trama, ya que en ella obtendrá uno de los indicios 
          para la resolución del conflicto. 
          ... La diégesis del relato de Díaz 
          Eterovic escrita en clave de novela neopoliciaca negra tiene, por 
          tanto, como ley estructurante lo que García-Corales y Pino han 
          denominado crimen y poder (15). Es en su 
          deambular por los espacios públicos de reunión como los recién 
          nombrados en que la relación entre crimen y poder se va configurando. 
          Es en estos espacios que Heredia descubre la existencia de un 
          escritor fantasma, cuya muerte será el elemento clave para 
          dilucidar el problema inicial: "El enigma más evidente era el del 
          joven poeta universitario. Intuía que resolverlo me permitiría 
          observar la muerte de Ritter desde otra perspectiva" (HQP, p. 63). 
          
          ... La ciudad de Santiago es vista 
          por el narrador en primera persona como una urbe que vive su propia 
          ruina física y humana, con lugares en franca decadencia y otros que 
          han sido transformados como la Estación Mapocho. Siguiendo la pista 
          del poeta Román, Heredia dice que "vivía a tres cuadras de la Gran 
          Avenida José Miguel Carrera (…) El barrio lucía deslavado por la 
          lluvia de los últimos días". Santiago aparece en la saga de 
          Heredia constituido como el cronotopo en que los misterios del poder y 
          crimen se van consolidando, así como la ecuación detective-ciudad 
          configuran un signo indisoluble, tal como lo ha señalado Mirian 
          Pino(16). Heredia reflexiona cuando ingresa a un 
          bar en su deambular: "La tristeza del lugar era deprimente, como la 
          de muchos otros sitios que sobrevivían en los rincones más anónimos de 
          Santiago. Me pregunté si los muchachos que bebían junto a las mesas 
          tendrían, al cabo de unos años, una historia más alegre que contar o 
          si estaban condenados a soportar la realidad de un país condenado a 
          las mentiras y apariencias" (HQP, p.54). 
          ... A pesar de que una de las 
          características esenciales de Heredia como personaje de las novelas de 
          Díaz Eterovic es el ser un marginal, un solitario que más bien 
          desconfía de su prójimo, en esta novela figuran otros personajes ya 
          conocidos por los lectores de la saga, como Marcos Campbell, el 
          periodista que escribe artículos por encargo y cuyos conocimientos de 
          informática permitirán darle un vuelco a la historia; Razetti, el 
          abogado que le encarga a Heredia pequeños casos de cobranzas y 
          seguimientos; Anselmo, el kiosquero, entre otros. Cabe señalar que el 
          detective es aficionado a las aventuras eróticas al igual que la 
          mayoría de los investigadores de la serie negra, y en este relato se 
          ve involucrado con la escritora Carmen Trigo. Dentro de la galería de 
          los personajes de El hombre que pregunta hay un innominado 
          amigo de Heredia que recibe las aventuras de éste para luego 
          escribirlas; interesante fenómeno de inversión narrativa, por cuanto 
          la novela al estar narrada en primera persona problematiza la figura 
          del enunciante de la historia. 
          ... Vuelvo al principio de estas 
          líneas. Ciertamente que la novela de corte policial permanece siendo 
          aún una desconocida dentro de los ámbitos del aula universitaria, pues 
          todavía se la tiene como un tipo de discurso situado en los márgenes 
          de la literatura. Sin embargo, el creciente interés que despierta, tal 
          como lo demostró el Encuentro sobre la novela neopolicial, nos señala 
          que la literatura de corte policial al estilo clásico o de acuerdo a 
          los parámetros de lo neopolicial, es una modalidad discursiva que está 
          destinada a mantenerse siempre vigente, ya que este tipo de relatos 
          tiene el privilegio de atrapar al lector como ningún otro tipo 
          discursivo. Por otra parte, la presencia de autores de la categoría de 
          Ramón Díaz Eterovic le están dando a esta forma narrativa el justo 
          reconocimiento que se merece. Díaz Eterovic con su novela El hombre 
          que pregunta demuestra cabalmente sus innegables méritos 
          narrativos. 
           
          Eddie Morales Piña 
          
Magister en 
          Literatura por la Universidad de Playa Ancha Avda. 
Playa Ancha 
          850, Valparaíso (Chile)
emorales@upa.cl
          *Artículo escrito 
          bajo el marco del Proyecto DIGI HUMI 05-0304: Diccionario de 
          autores de la literatura chilena del siglo XIX al XX. 
          
          Notas
          (1) El Encuentro 
          Latinoamericano de Narrativa Neopolicial fue organizado por la entidad 
          "Letras de Chile" y contó con la participación de destacados 
          escritores latinoamericanos, entre ellos el argentino Mempo 
          Giardinelli, y los chilenos Ramón Díaz Eterovic, Luis Sepúlveda y Poli 
          Délano, que incursionan en este género narrativo. Las ponencias de 
          este coloquio pueden leerse en la página web: 
          http//www.letrasdechile.cl. Entre los textos críticos que abordan 
          la problemática del género policial y neopolicial en la literatura 
          chilena se deben mencionar, entre otros: Novela chilena nuevas 
          generaciones: el abordaje de los huérfanos (1997) de Rodrigo Cánovas 
          que tiene un apartado titulado "Del género policial"; Albricias: la 
          novela chilena del fin siglo (2000) de Verónica Cortínez que contiene 
          estudios sobre El infiltrado de J. Collyer y La ciudad anterior de G. 
          Contreras; y Poder y crimen en la narrativa chilena contemporánea (Las 
          novelas de Heredia) (2002) de Guillermo García-Corales y Mirian 
          Pino.
(2) En 1996 dirigí el seminario para optar al título de 
          Profesor de Castellano por la Universidad de Playa Ancha de los 
          alumnos Yolanda Arellano y Luis Flores: El relato policial en Chile: 
          ¿Quién mató a Cristian Kustermann? de Roberto Ampuero y 
          Angeles y solitarios de Ramón Díaz Eterovic.
(3)Cfr.: 
          "Crónica de una muerte anunciada: el referente extratextual y su 
          ficcionalización en el texto literario", en el libro de mi autoría 
          titulado: Mito y antimito en García Márquez (Valparaíso: 
          Ediciones de la Facultad de Humanidades, UPLA, 2002)
(4)Roberto 
          Ampuero es Premio Municipal de Literatura de la ciudad de Valparaíso. 
          Cuando se le otorgó dicho galardón en 1995, me correspondió hacer el 
          discurso de presentación del autor y de su novelística; este texto se 
          transformó con ligeras modificaciones en el artículo: Roberto 
          Ampuero y la novela policial, que fue publicado en la Nueva 
          Revista del Pacífico, Facultad de Humanidades, UPLA, nº 40, 1995, pp. 
          147-152.
(5) García-Corales y Pino sostienen que "la nueva novela 
          negra conforma una narrativa realista en torno a hechos criminales que 
          suscitan una investigación. De este modo, recoge las inquietudes del 
          individuo actual, del habitante de las grandes urbes, inmerso en 
          sociedades donde su destino parece decidido por variables políticas y 
          de poder que pocas veces coinciden con sus intereses" (2002: 
          54).
(6) Entre los autores chilenos de las promociones 
          generacionales más recientes -me refiero a lo que Díaz Eterovic, entre 
          otros han calificado de "generación del golpe", de "los 80" o "N.N"-, 
          que han incursionado en el género policiaco o bien cuyos textos 
          adquieren características policiales cabe mencionar a Sergio Gómez con 
          la novela La mujer del policía (2000) y a Darío Oses con La 
          bella y las bestias (1997). 
(7) En la preparación de este 
          escrito para el apartado II, he tenido a la vista fundamentalmente dos 
          textos de Díaz Eterovic en que alude a la opción por el género 
          policial; me refiero a: Una mirada desde la 
          narrativa policial, publicado en la Revista Cormorán de la 
          Universidad de Chile, nº2, año 1, (citado por "Una mirada…") y a El detective Heredia y 
          su gato Simenon, aparecido en la Revista Libros&Lectores, 
          nº 1, enero-marzo de 2003 (citado por "El detective…"). 
(8) Díaz 
          Eteovic, "Una mirada…" p. 65.
(9) Idem., p. 66. 
(10) Idem., 
          p.69. 
(11) En el artículo publicado en la revista Libros & 
          Lectores, nº 1, 2003, Díaz Eterovic escribe acerca de la relación 
          existente entre el gato Simenon y el detective Heredia: "El gato 
          Simenon nació en la segunda novela de Heredia -Solo en la oscuridad, 
          publicada en Buenos Aires, el año 1992- y su nombre se debe al hecho 
          que al llegar por primera vez el gato a la oficina de Heredia, se 
          instaló a dormir sobre los ejemplares de las obras completas de 
          Georges Simenon" ( "El detective…" p. 12). 
(12) Díaz Eterovic, 
          "Una mirada…" p.70. 
(13) Idem., p. 71-72 14 En el título del 
          apartado III he jugado con el nombre de la última novela de Díaz 
          Eterovic y un primerizo texto de introducción a la teoría literaria 
          que conocí cuando ingresé a la universidad: la obra de Vodicka y 
          Belic: El mundo de las letras, ya que la novela de Heredia 
          tiene como trasfondo el mundo de los literatos. 
(14) Pino, M.: El 
          relato policial en América Latina, en: http://www.letrasdechile.cl/mpinon.htm 
          
(15) El texto de García-Corales y Pino al que aludí en la nota 1 
          es uno de los estudios más completos acerca de la literatura 
          neopolicial en Chile, focalizado en uno de sus cultores prestigiosos 
          que ya ha trascendido las fronteras de nuestro país, como lo es Díaz 
          Eterovic. El libro contextualiza al autor y su obra en el marco de la 
          literatura chilena contemporánea y luego aborda todas las novelas de 
          la saga de Heredia, con excepción de El hombre que pregunta. 
          
(16) Idem., nota 14.
          
            
               
           
          
            
            
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