Una
feroz ordinariez
Por
Alejandro Zambra
Las Ultimas Noticias,
Miércoles 31 de diciembre de 2003
Aunque a la hora de los recuentos la arbitrariedad suele convertirse
en la reina de la fiesta, no es demasiado arriesgado afirmar que el
2003 fue un año formidable para la poesía chilena: además
de la concesión del Premio Cervantes a
Gonzalo Rojas, se recuperó un conjunto relevante de textos
inéditos de Juan Luis Martínez (“Poemas del otro”);
se publicaron al menos tres interesantísimas obras de autores
jóvenes (“Clavados”, de Germán Carrasco; “Marulla”,
de Juan Cristóbal Romero, y “Tres bóvedas”, de Leonardo
Sanhueza), y, como si se tratara de una conspiración revisionista,
se reeditaron varios libros realmente importantes: “Proyecto de obras
completas”, de Rodrigo Lira; “El Paseo Ahumada”, de Enrique Lihn;
“Poemas del país de nunca jamás” y “Crónica del
forastero” -los dos en un solo volumen-, de Jorge Teillier, y, ahora,
también en un volumen doble, “La Tirana” y “Los Sea Harrier”,
de Diego Maquieira.
Publicados originalmente en 1983, el primero, y en 1993, el segundo,
ambos poemarios de Maquieira constituyen ejemplos contundentes de
la vertiente más transgresora de la lírica nacional.
Esto vale, sobre todo, para “La Tirana”, texto que propone una vibrante
subversión de los códigos sociales a partir del alocado
discurso de la protagonista. “Mi vida es una inmoralidad/ Y si bien
vengo de una familia muy conocida/ Y si es cierto que me sacaron por
la cara/ y que los que están afuera me destrozarán/
Aún soy la vieja que se los tiró a todos/ Aún
soy de una ordinariez feroz”, advierte, de entrada, la despabilada
mujerona.
En “Los Sea Harrier”, en tanto, Maquieira pololea con la estética
del cómic y la ciencia ficción. Construido con la misma
excusa de los poemas épicos -el enfrentamiento entre dos fuerzas
armadas, premunidas, eso sí, de máquinas de última
generación y abundantes dosis de alcohol-, el texto revalida
la guerra como espectáculo y como vehículo de la pasión,
aunque no hay ganadores ni perdedores ni solitarios héroes
que enfrentan con dignidad la derrota, sino que más bien impera
una absoluta dispersión: “Preferíamos la muerte/ a perder
la libertad/ y llevábamos la alegría del amor/ hasta
las puertas del infierno/ hasta desafiar a la misma muerte/ desnudándonos
en pleno combate/ o agrandándonos las heridas recibidas”.
Es inevitable, en todo caso, que el cientificismo fanfarrón
y divertido de “Los Sea Harrier” desluzca un poco al lado de “La Tirana”,
un libro simplemente extraordinario donde el erotismo, la vulgaridad,
la violencia, el desencanto y el humor se conjugan y se complican
con innegable maestría: “Nos educaron para atrás padre/
Bien preparados, sin imaginación/ Y malos para la cama./ No
nos quedó otra que sentar cabeza/ Y ahora todas las cabezas/
Ocupan un asiento, de cerdo”.
La lectura de este volumen doble -publicado por Tajamar Editores-
nos hace esperar con cierta ansiedad el nuevo libro que Diego Maquieira
ha anunciado en algunas entrevistas. Mientras tanto, por cierto, vale
la pena repasar las escaramuzas de los Harrier y las desventuradas
visiones de “La Tirana”.