Una Sabrosa
Paila
por Jessica
Atal
HUEVOS
REVUELTOS
Delia
Dominguez.
Tacamó Ediciones,
Santiago,
2000.
81 páginas.
.......... Después de La Gallina Castellana y otros Huevos (1995),
Delia Domínguez sigue empollando. La atmósfera informal y cotidiana
que envuelve el décimo libro de la autora osornina confirma su
reconocido estilo silvestre y espontáneo. Compartiendo acertados
espacios nerudianos, su escritura rústica fluye de manera sencilla y
coloquial, siempre apostando por las formas orales, por la lógica
simple y palpable, por ese aire puro de campo y de tierra, como si
para hacer florecer poesía sólo hiciera falta sembrar unas cuantas
palabras, un poco de agua, un poco de sol.
.......... Aun cuando le preocupa el destino de
una "enana blanca" y defiende "su derecho de estrella", Delia
Dominguez no persigue quimeras. Escribe versos "sin guión dramático".
No se cuestiona más allá de lo que todo chileno o chilena quisiera
saber: "¿Cómo es la cosa?" La expresión directa apunta al sentido más
profundo de la existencia, pero sin dejarse arrastrar por el tono
grave que este cuestionamiento implica. La autora intuye, además, que
para responderlo "No tener miedo es la clave".
.......... Se advierte, en todo caso, cierta
inquietud metafísica relacionada con el paso del tiempo y la muerte
vislumbrándose próxima. Sin embargo, no se confiesan "tragedias
sicológicas ni teológicas". La poesía permite el examen de conciencia
casi religioso, pero también da paso a la expresión inconsciente o
irracional del ser humano, a la asociación libre. Por eso, no es raro
encontrarse, dentro de tanta miseria, con una importante cuota de lo
real maravilloso. La escritura surge desde "latitudes extremas". La
armonía poética se produce entre opuestos. Se superponen la existencia
visible y la invisible. El rebelde es hombre de paz. La irrealidad es
la misma realidad. Y así como "todas las mujeres son mi madre", "yo
soy la madre de todas las mujeres".
.......... El lenguaje, en este sentido, es
vulnerable y delicado, pero también fuerte y tosco. Aunque la autora
no quiera hacer nada más violento que revolver la paila de huevos, los
quiebres (de huevos u otras cosas) que se producen aquí tienen, sin
duda, pura connotación de vida. "El ave rompe el cascarón. / El huevo
es el mundo", son los versos de Hermann Hesse que Delia Domínguez cita
en el poema inicial.
.......... Al
terminar de saborear la "Primera Paila", se nos advierte sobre el
"riesgo del poema escrito". La vulnerabilidad de la palabra aparece
desde el momento en que se escribe, desde el momento en que el lector
puede apropiarse del poema, sentirlo, hacerlo suyo. Entonces, el yo
poético se protege: "No estoy para hazañas. Hoy no escribo...",
escribe. La paradoja infranqueable. Querer decir con el silencio. "Hoy
no quiero ser blanco de nadie". Lo imposible.
.......... Algo similar ocurre con el motivo de
la memoria. Pretende ignorarla, pero cómo. ¿Qué es la historia de cada
uno sino una caja de recuerdos? "Mi abuela tocaba el Piano con
Sombrero", el poema final de la tercera y última paila, es, de hecho,
pura nostalgia, puro pasado, espacio ya ido. Y "Eso era todo", escribe
la autora, aunque no quiera.
..........
Mientras vivimos la "revoltura de los tiempos", la poesía de Delia
Domínguez va "más allá de todas las palabras", desarrollándose como un
diálogo atemporal, más allá del contenido intelectual, a pesar de todo
lo escrito y lo leído, sustentándose en una sabiduría definitivamente
más intuitiva. Y la relevancia que tiene la naturaleza, el deseo de
querer compartir con el señor "afuerino" un "Salmón de Río" o sus
consejos caseros como el "Agua de las Carmelitas", nos transportan, de
algún modo, a la cuna poética de Gabriela Mistral. Salvando
diferencias, ambas autoras se funden en la exaltación de la tierra y
su gente, en esa ternura manifestada en versos que hablan de la magia
de los niños (conmovedores son sus "Niños de la Lluvia") o del encanto
de personajes tan chilenos como el Tony Caluga.
.......... Es, sin duda, desde ese instinto "de
pura perra" que nacen verdades poéticas como la "Regla de Tres" o
imágenes tan enraizadas en nuestra tradición como el sentirse "(...)
fuerte como olla de tres patas / donde/ hierven/ todos/ los/ caldos/
de/ Chile".
en Revista de Libros de El
Mercurio
9 de septiembre de 2000