Con evidente connotación filosófica, los lingüistas
modernos asignan al habla una función principalmente comunicativa.
Tanto en los libros especializados como en los más elementales
empleados en la educación escolar se pesquisa con insistencia
ese mecanismo, señalando en todo análisis de textos,
al destinador, al destinatario y al mensaje.
Nada podría objetarse al esquema, salvo que hay un tipo de
lenguaje que reclama para sí un tratamiento mucho más
sutil: la poesía.
Mientras los lingüistas
clasifican los tres tipos de funciones del idioma: la emotiva,
la conativa y la referencial, constituyendo la segúnda
la paradigmática, a mí me parece que hay que sugerir
otra: y que es la perteneciente a la poesía. Para los lingüistas,
la función conativa define con mayor propiedad al habla:
es aquélla en que un sujeto hablante (el destinador)
se comunica con otro, que es el destinatario y su intención
medular, aparte del contenido del mensaje es principalmente
el
comunicarse: establecer el vínculo por medio de las palabras.
Como variedad -elemental, por cierto-de esta función conativa
cita Jakobson a Malinowski, quien observa el hablar de tribus primitivas
y el primer "hablar" del niño: que es exclusivamente
un intento de "establecer la comunicación:
verificar el circuito". Malinowski califica ese lenguaje como
"de función fática" (nótese
que no es "fáctica"), y también lo atribuye
a los pájaros del tipo "parlanchin". La verdad es
que todo grito o canto de pájaro, sea cual fuere su especie,
generalmente es "fatico", y su intencionalidad, si bien
es la de establecer la comunicación, también, alcanza
a rener una significación distintiva; agresiva, encantatoria
(a la hembra), etc... Pero por otra parte, existen cantos y gorjeos
despojados de todo mensaje, y no involucran ninguna intención
de comunicarse: por ejemplo, el canto del ruiseñor: canto que
es mucho más variado y hermoso cuando se desenvuelve como juego,
al margen de toda
intencionalidad de naturaleza vital o biológica y de todo diálogo.
Ese canto lúdico no ejecuta ninguna función
fática, ni conativa. Es gratuito en cuanto a objetivos
utilitarios y es extraordinariamente libre y creador.
La poesía, pues, es
un lenguaje -no siempre en todas las obras ni en todos los autores-
absolutamente carente de función conativa. Puede darse con
función emotiva, o con función referencial,
pero la función conativa no es evidente, por mucho que
todo tipo de poesía se dirija a otros.
Ahora bien; aunque exenta
de intencionalidad comunicativa, nace, eso sí, de la necesidad
de un hombre (el poeta), de establecer esta clase de comunicación:
entre una masa amorfa de sentimiento y de pensamiento preparlante,
que embarga, inicialemnte al poeta, y su progresivo constituirse en
palabras, y luego, en una entidad lingüística,
totalmente autónoma: el poema. El vínculo al que se
ve compelido a establecer el poeta es aquel que liga a su conciencia
íntima con "la conciencia de su conciencia", para
cuyo efecto las palabras en su selección y organización
se convocan y conforman moldeadas por el primer espíritu, eso
que tradicionalemnte es llamado inspiración.