Ejercicios
de la Memoria
Hombres con destino
Por Ignacio Rodríguez
Revista de Libros de El Mercurio, Sábado
29 de marzo de 2003.
Recopilación de ensayos
autobiográficos da cuenta de las contradicciones vitales y
el destino de la generación de escritores más importantes
del siglo XX en Chile: la del 38.
Es curioso que los artículos-ensayos que conforman este libro,
que en palabras de Alfonso Calderón en el prólogo "durmieron
largamente en las páginas de la revista Plan", hayan sido
escritos y publicados
entre el 30 de septiembre de 1972 y el 6 de septiembre de 1973, y
que no haya en ellos ni la más mínima referencia a la
situación política que en ese entonces se vivía
en el país. Y es curioso, también, que a pesar de ser
ésta la segunda edición, la primera es de 2000, contenga
tantas erratas, algunas de ellas de grueso calibre. Anguita le hubiese
quitado el saludo a los editores, así como sometió a
la ley del hielo a Pedro Lastra en 1971 a propósito de la lamentable
encuadernación de Poesía entera de la Editorial
Universitaria. Ya sabemos que para el poeta "fijar un texto era
un modo de volverlo sagrado" (Calderón).
La falta de sincronía entre el tiempo de la escritura y los
contenidos de estos textos se debe quizás a la singular percepción
que del tiempo mismo tenía Anguita, para quien los "hombres
con destino" habitan en la metáfora de la "existencia
circular", "una conjugación del libre albedrío
con los sucesos que les ha tocado vivir / una elección ética;
más ética mientras mayor sea la perseverancia en consentir
y activar lo que uno propugna y en repudiar y luchar contra lo que
uno estima malo, feo e injusto: todo ello pese a los embates y pruebas
que haya que soportar". De este modo, cualquier tiempo es todos
los tiempos, y el ejercicio de la memoria, por lo tanto, un acto de
compromiso con ese presente perpetuo. En este contexto alcanza toda
su vigencia lo que Anguita llama "el tema de nuestra generación"
(la del 38), expuesta como leitmotiv programático mediante
unas palabras que Dostoievski pone en boca del nihilista personaje
Kirilov de su novela Los endemoniados: "Toda mi vida he
querido que hubiera algo más que palabras. Sólo he vivido
para eso. Para que las palabras tuvieran un sentido, para que fueran
actos".
Así, este libro constituye un panorama expositivo o interpretativo
sobre los rasgos característicos de aquellos grupos disímiles
y tempestuosos que irrumpieron alrededor de 1933, el más importante
de los cuales fue la búsqueda de la "poesía práctica"
y cuyas obsesiones analíticas fueron, en general, resolver
estas antinomias que Anguita enumera: "Palabra y/o Acción.
Individuo y/o Sociedad. Bellezay/o Ética. Poesía y/o
Pueblo. Sueño y/o Compromiso. Esencia y/o Existencia. Persona
y/o Historia". ¿Y no eran acaso esas mismas antinomias
las que rondaban como bandadas de delirio por los tormentosos días
en que fueron escritas estas memorias? Rememorar es reactualizar:
todos los descalabros no son otra cosa que versiones de la única
caída original, de la permanente tensión y angustia
de estar y no estar al mismo tiempo en el Paraíso, del simultáneo
castigo del exilio y del retorno al ser.
A estas altura, Anguita constituye un deber de lectura, tanto de
su poesía como de su obra ensayística, pues todos sus
ensayos, como planetas, le siguen dando vuelta a esas cumbres que
son Definición y pérdida de la persona, La visita,
El poliedro y el mar y Venus en el pudridero.
Páginas de la memoria
Eduardo Anguita
Recopilación Pedro Pablo Zegers
Prólogo de Alfonso Calderón
RIL Editores,
Santiago, 2002, 134 páginas.