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Andrés Florit


Por Ernesto González Barnert


La voz poética de Andrés Florit Cento ( Stgo, 1982) apela a líneas claras y concisas, de temple neorromantico y resonancias pseudo clásicas. A una Poesía que podemos emparentar temáticamente y por forma con el fuego leve pero siempre encendido de una gran cantidad de poetas buenos, pero de segundo y tercer orden en Chile. Por supuesto, es temprano para dar alcance crítico a un autor tan joven y con tamaña fuerza escritural en pleno crecimiento y desarrollo, pero creo que es el momento adecuado para dar cuenta de un muchacho que trabaja con rigor y disciplina, sin apuro, sin descanso. Que no confunde poesía con atrevimiento. Y ha logrado ya, poemas para siempre, si los lectores realmente saben algo de escritura. Vale.

- ¿Cómo llegaste a la poesía?
- Creo que a través de la música, específicamente a través de las letras de Gustavo Cerati. De mis hermanos heredé el gusto por Soda Stereo y me fascinaba su creatividad y sutileza para decir las cosas, la profundidad que lograba a partir de temas amorosos. En ese tiempo tenía unos 13 o 14 años, no escribía ni había leído un solo libro por cuenta propia (faltaban algunos años para que lo hiciera) y sólo jugaba a la pelota, escuchaba música y veía tele. Pero disfrutaba paladeando esas palabras, que aunque a veces no alcanzara a captar todo su sentido disfrutaba. Sabía que estaban diciendo algo. Ese debe haber sido mi primer acercamiento a la palabra como posibilidad de algo más que su utilización para las imprecisiones, confusiones y vulgaridades cotidianas. +

- ¿Qué ha significado para ti la Poesía?
- Una forma más rica de conocer el mundo, de ver las cosas, de verme a mi mismo entre ellas. Leyendo o viendo o escuchando o palpando obras poéticas he llegado a honduras, a estremecimientos, que superan toda razón y discurso. Es como perder y a la vez recobrar la inocencia. Imágenes, palabras, sonidos, formas, que me hacen sentir más vivo y también más muerto. Ha significado vivir de forma más intensa, asomarme a abismos terribles y al mismo tiempo experimentar plenitudes de un instante que me duran toda la vida. Creo que ya no podría vivir sin esos goces y esos despeñaderos que encuentro en las obras poéticas. Además, la poesía ha significado encontrar muy buenos amigos con quienes conversar y compartir, y creo que al final eso es lo más significativo que me ha podido dejar, seres cercanos, afines, compañeros de juego, que me hacen tanto más alegre la vida.

- ¿Para quién escribes?
- Para mí, para todos, para nadie.

- ¿Cuándo escribes necesitas algo a tu alrededor, alguna cosa, haces algo en particular, etc?
- No, nada en especial, lo poco que escribo lo escribo en cualquier parte y en cualquier hoja y a veces en computador. En general suelo escribir acostado, pero eso es flojera, nada más.

- ¿Cómo es tu proceso escritural? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
- Escribo un verso, luego otro, luego otro, a veces tacho alguno y lo reescribo, y así.

- ¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
- ¿Comprometido con qué? Por supuesto que el escritor(a) tiene que ser una persona comprometida, la cosa es que hay varios tipos de compromisos, políticos, estéticos, sociales, etc. Creo que lo más importante es que sea fiel a sí mismo y no elabore un discurso a la medida de lo políticamente correcto. La poesía puede provenir de tantos lugares que confinarla a ciertos tipos de compromiso sería absurdo.

- ¿Qué poetas, escritores, artistas o experiencias han marcado tu cocina literaria y también la propia vida?
- Todo lo que leo o veo o vivo, aunque sea por defecto, marcan mi forma de ver las cosas y por tanto mi forma de escribir. Hay por supuesto presencias más fuertes en distintos momentos de la vida, que resultan significativas para seguir por determinados rumbos. En el colegio encontré al poeta, sabio y amigo Miguel Ruiz, que fue determinante para mi formación más temprana. El fue mi profesor, y tanto a mí como a muchos otros les ha transmitido un amor por la poesía y por el “vivir poéticamente” que agradezco demasiado, fue muy importante para mí. Luego Guillermo Carrasco Notario, que además de ser uno de los poetas cuya obra más admiro, es una persona muy generosa, un hombre brillante y completo, que me ha enseñado muchísimas cosas y que he tenido la gran fortuna de ser su amigo.

Miguel y Guillermo son muy diferentes entre sí, pero a la vez hermanos en un enfrentar la poesía como algo delicado, casi sagrado y a la vez demasiado humano, ajeno a los berrinches y los prosaísmos y artificios y fatuidades de los cenáculos literarios. A ambos les debo mucho. Y luego a tantos otros, a los amigos del colegio, a los de la antigua Compañía de Poesía de las Dos Lunas Llenas, a la gente que he conocido en la universidad, ahora último a mis camaradas del taller de Santa Rosa, tantos amigos que conozco en persona o leyendo, vivos o muertos, que son importantes e innumerables y que marcan –junto a cada experiencia cotidiana- mi “cocina” como dices tú y sobre todo mi vida.

- ¿Cómo ves la poesía actual chilena? ¿Y dentro de ella a tu generación?
De la poesía actual chilena poco puedo decir, porque no soy un experto en la materia. Sólo tengo impresiones de lo que he visto, a veces detenidamente, a veces a retazos. Me gustan cosas de varios que he leído (algunos de ellos desconocidos, que no suenan en la “escena literaria”), pero no mencionaré nombres porque me sería muy fatigoso y odioso. Pero tengo la impresión de que en general la poesía de hoy está muy pegada en la literatura misma, en versificar el oficio mismo de escribir, en Lihn, o en una mala y facilista asimilación de Parra, y hay pocas voces más arriesgadas y personales, que rompan ese esquema. Hay pocos que se atrevan a mirar el mundo por sí mismos, y no que digan que ya nada puede decirse porque todo está dicho. Esa idea ya es un lugar común que justifica a cualquiera. Por lo mismo nacen ciertos énfasis grotescos y añejos en lo formal de cierta gente “experimental”, o una especie de “no importa nada, todo es poesía y no me reprimo nada” de otros, que es un falso giro a una espontaneidad muy calculada, proveniente de la teoría. Tantos poemas escritos sobre el tema del poder con Foucault en la mano. Tanto poema críptico, que ni si quiera se salva porque sea un verbo atractivo, sino que justifica su oscuridad en una intelectualidad vacía de contenido. En general los poetas coetáneos míos no me mueven un pelo, porque les falta atreverse a mirar, o les falta profundidad, caer dentro de sí mismos. No basta escribir bien, cortar bien los versos, decir cosas que suenen inteligentes. La poesía creo que tiene que provenir de una conmoción que remueva al que lee, y como en este momento “posmo” pocos se conmocionan, pocos me conmueven. No digo que eso tenga que venir de una cosa amorosa, ni nada, puede ser también algún tema literario o metaliterario, pero que no huela a farsa, a cálculo, a querer hacer correcta literatura adecuada a los tiempos. Me tiene harto el arte conceptual, la idea de que todo puede ser arte, que en el fondo es decir que el arte no existe. Yo no creo que todo pueda ser arte. Yo sí creo en la poesía, en la poesía que arde, en hogueras que no siempre se encienden. La literatura en sí misma no es nada, solo un formato vacío. El que no vive con una conciencia de su propia existencia no tiene nada que decir, solo repite fórmulas, y acomoda su pensamiento a discursos ya legitimados. Tanta inteligencia, tanta moda, tanta antipoesía me fastidia. Que los poetas vuelvan al olimpo. Ya demostraron lo humanos y falibles que son.

- ¿Qué opinión te merecen los talleres literarios?
- Pueden ser una buena experiencia, pero no son necesarios.

- ¿Qué opinión tienes del Taller de poesía Santa Rosa 57?
- Santa Rosa 57 es el único taller (salvo experiencias curriculares en el colegio y en la universidad) en el que he estado, porque en general no me interesan los talleres. Pero un buen amigo (Guajardo) me invitó y se lo agradezco, porque creo que es un grupo muy rico, y su riqueza no va por el lado de su talento (que por cierto lo hay, pero no seré yo quien lo ensalce) sino que por cómo se enfrenta la poesía, la manera respetuosa y cariñosa con que se leen y se trabajan los textos, las discusiones, y también los excesos de corrección (creo que a veces se exagera y se olvida el simple goce de un poema por deconstruirlo y armarlo a la medida del gusto de cada cual, antes de degustarlo tal como viene). Porque en ese exceso también hay mucha pasión, y al final, al pasar de los días, los consejos reposan en cada uno, que luego ve qué toma de eso y qué no. No hay una cabeza que lo dirija y eso es muy sano. Lo que no me gusta definitivamente es la sensación de que a veces, al corregir, haya un canon tácito en el que el poema tiene que calzar para ser “bueno”. Supongo que esa debe ser una perversión de todo taller, pero es algo que me parece absurdo. Pero un lugar donde juntarse a leer poesía, que te lean de verdad, te escuchen y encima te aporten para mejorar, en un ambiente grato, de personas y no de personajes, es muy bueno. Por esto mismo, Santa Rosa se ha convertido para mí por sobre todo en un grupo de buenos amigos con los que puedo compartir cosas que con pocos puedo compartir.

- ¿De tu obra si tuvieses que elegir un poema o fragmento...cuál?
- Me quedo con los que aún no he escrito.

- ¿Qué libros nunca has podido terminar de leer?
- La Biblia, el Diccionario de la Lengua, la antología “Cantares” y tantos otros.

- ¿Cuál es para ti el gran libro olvidado de la poesía chilena?
- Me falta leer mucho para contestar eso, y creo que deben ser demasiados, pero de lo que conozco que pueda ser algo ignorado o no valorado lo suficiente puedo nombrar “Los íntimos metales”, de Homero Arce.

- ¿Cuál fue el último libro de poesía chilena que leíste?
- No he leído mucha poesía chilena últimamente. Creo que lo último que (re) leí fue “El ciudadano del olvido”, de Huidobro.

- ¿Qué libro estás leyendo ahora?
- “Las 7 tragedias” de Sófocles.

- ¿Cómo ves hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le darías a este problema?
- La industria editorial (lo que no es nuevo) por sus criterios comerciales deja fuera una cantidad de cosas interesantes a las que le es vedada la circulación, y están confinadas a pequeñas ediciones autofinanciadas o de editoriales pequeñas que con esfuerzo logran distribuir sus libros. Creo que hay tantas editoriales chicas que están haciendo un buen trabajo que si se juntaran quizás podrían crear algún tipo de contrapeso, sobre todo a la hora de distribuir. Los fondos estatales están ayudando también a que haya más recursos para publicar.

Ahora, la visibilidad que tengan esas obras es otro tema, porque no se puede competir con las estrategias de posicionamiento mediático que tienen las editoriales poderosas transnacionales y que los periodistas y sus jefes compran tan fácilmente. Me da mucha risa leer a un crítico de El Mercurio diciendo por ahí “como quieren que les comentemos los libros si no nos los mandan”. Además de que sí se les mandan muchos libros a los que no dan ninguna importancia, salvo que seas profesor de la Portales o algo así, encuentro de una mediocridad inmensa esperar que lleguen los libros a sus manos y no ir tras ellos como lo haría un crítico serio que estuviera atento a lo que está pasando en la literatura chilena. Y otros, como Braithwaite de LUN que no lee lo que critica y tiene una formula de burlarse de cada poemario, contrastando el prólogo con un verso, diciendo “dice esto de esto”, haciéndose el inteligente sin aportar nada. No hay periodismo cultural de calidad a nivel masivo en Chile y eso es asfixiante, no hay diálogo, las obras salen y nadie dialoga con ellas. La crítica literaria de hoy es paupérrima. Eso también por cierto es parte de las lógicas de la industria, tanto editorial como de los medios. A ninguno de ellos les importa de verdad la cultura, sólo vender y posicionar a sus amigos.

- ¿Qué piensas de los Premios literarios?
- Son una buena chance de ganar dinero, pero en general no les veo ninguna honorabilidad.

- ¿Quién te gustaría que recibiera el Premio Nacional de Literatura?
- ¿Tú te refieres al premio que recibió Zurita, el autor del libro “Poemas militantes”? ¿El que no le dieron a Teillier ni a Lihn ni a la Bombal? Creo que lo puede recibir cualquiera, no se precisan méritos, sólo una buena estrategia política. Como me decía un amigo, ojalá se lo den a alguien que necesite la plata, que sería lo único bueno que podrían hacer con eso.

- ¿Qué te parece este Chile ad portas del Bicentenario? ¿Su política cultural para con la Poesía?
- Eso del Bicentenario es un invento de quienes quieren seguir vendiendo este país al mejor postor, no sé si habrá tanto que celebrar el 2010. No sé si hay una política cultural específicamente pensada para la poesía. Los libros sí la tienen, y ahí están los polémicos y necesarios fondos, algunos premios. Pero en Chile ya sabemos que falta sobre todo una mejor educación, falta que el Estado se ponga los pantalones y deje de bajárselos por unas chauchas. Faltan lectores de poesía, gente que aprecie el arte. Eso no se logra con fondos.

- ¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser poeta?
- No sé, nunca he tenido mucha vocación pedagógica. Aparte me cuesta pensar en un “alguien” indeterminado a quien pudieran servirle toda clase de consejos, que no soy quien ni me siento capaz de dar.

- ¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas leer?
- Casi al azar, los que me vienen a mi desmemoriada mente:
El Quijote
Madame Bovary
La Ilíada y la Odisea
Desolación, de Gabriela Mistral
El ciudadano del olvido de Huidobro
Réquiem, de Humberto Díaz Casanueva
Kavafis íntegro, trad. de Miguel Castillo Didier
El otro, el mismo, de Borges
Las odas de Ricardo Reis, de Pessoa
Poemas Helénicos, de Guillermo Carrasco Notario

- ¿Qué opinas de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?
- Me parecen bien, aunque por supuesto hay de todo, cosas muy valiosas y otras súper prescindibles. Lo bueno es la posibilidad de difusión, que es mucho mayor, y los costos reducidos, que permiten publicar muchas cosas que quizás se perderían si no hubiera Internet. Además todas esas páginas van generando una base de datos increíble. Aunque no reemplaza al papel, es un buen y necesario complemento. Además, todos caben y todos los que quieren ser poetas pueden serlo. Ahora tienen su propio show.

- ¿Qué cosa últimamente te quita el sueño?
- Soy un poco obsesivo y las cosas que estoy haciendo y las que pienso o tengo que hacer me suelen quitar el sueño. Siempre estoy tramando algo, pienso demasiado, es un defecto que espero ir superando.

- ¿Qué te escandaliza?
- La basura que pasa por cultura, la cultura que es tratada como basura, los noticiarios que se ocupan casi íntegramente de delincuencia y fútbol como si no hubiera otros temas importantes en el país, la poca conciencia patrimonial y estética de Santiago, lo pasmados (yo el primero) que estamos como ciudadanos, el mercado libre, desregulado y encima de productos defectuosos en que se ha convertido Chile, el éxito sostenido del país creado por el régimen militar, la obsecuencia de los que dijeron que traerían la alegría, no tener por quién votar, etc., etc. Además, que escribas en todas tus entrevistas sobretodo y no sobre todo.

- ¿Cuál es el poeta que más relees?
- Jorge Teillier

- Y por último ¿A qué le tienes miedo?
- Al dolor físico.

 


- Selección poética -

 

DIRECTAMENTE SENTENCIO

Directamente sentencio:
..... que las sábanas no entibian
...... el lado vacío de la cama,
... que hay paisajes inversos
...... en la memoria,
... que no acabarán de caer
...... las hojas en otoño,
... que los relojes siempre
...... se atrasan un poco,
... que el olvido no es sombra
...... sino luz consumada.

Directamente sentencio:
... que el viento en las hojas
...... es eterna caracola,
... que los árboles son
...... las estrellas de la tierra.

 

 

QUE LA PALABRA SEA...

Que la palabra sea
un pozo sin fondo
caer y no volver
al sosiego del brocal
el rostro que devuelve el estanque
es solo la careta
de otro rostro ignorado
¿lo podremos ver?
dentro del sueño más profundo
darse cuenta que es un sueño
poder alargarlo
rozar ese vaho
con el humo de las palabras
que todo sea claro y elocuente
como la bruma de las 6 de la tarde
en un día de mayo
el vértigo sosegado de los días
el asombro repentino ante un respiro
no son palabras
pero lo son.
¿Las podremos decir?
Dentro del pozo
no hay espejos:
solo voz.

 

 

TENDIDO SOBRE LA HIERBA

Tendido sobre la hierba
escucho a unos pájaros
y poco me importa
saber sus nombres.

 

 

De “La Caja Oblicua”:

Palabras emplumadas caen
no alcanzan jaulas
¿una trampa?
no no alcanzan trampas
hambre
¿qué anzuelo?
ni moscas ni lombrices
¿tebos?
pejerreyes en la cesta
¿pejerreyes?
carnadas vivas
intactas
¿no comes?
pejerreyes no como
aquí hay pejerreyes
pejerreyes no como.

 



Andrés Florit: Cursa el último año de Periodismo en la Universidad de Chile. Ha publicado, con el financiamiento del Consejo Nacional del Libro y la Lectura 2005, el libro Juan Florit Caudillo de los Veleros. Vida, Poesía & Prosa (Cuarto Propio, 2006). Además, un folletito de versos titulado El Infierno Blanco, en las (auto) ediciones Rocanrol (2004) y El Crisol: antología de letras agustinianas (Ediciones Platero, 2000) Algunos poemas suyos aparecen en Colectivo de Poesía Las Dos Lunas Llenas (Apostrophes, 2004), antología homónima del grupo poético en que participara desde el año 2001. Además escribió una introducción crítica para el libro Fausto en el Purgatorio, del poeta Guillermo Carrasco Notario (Cervantes y Cía. editores, 2006) y dirigió la revista Sobrehumanos en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Actualmente trabaja en el área de comunicaciones de la Facultad de Artes de dicha Universidad y comparte viernes a viernes en el taller Santa Rosa 57.

 

 

 

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