Marcela Saldaño
Por Ernesto González Barnert
En su epitafio a Sylvia Plath, Anne Sexton cita un fragmento de una carta de Kafka: "Un libro debería ser como un hacha ante el mar congelado que tenemos dentro". Marcela Saldaño (Santiago, 1982) ha comenzado a escribir ese libro y nosotros a leerlo.
Aprovechamos de felicitarla por su Premio Eduardo Anguita 2007, extrañarnos de que la Fundación Neruda haya obviado nuevamente su impecable trabajo poético, reconocido, laureado y publicado.
- ¿Cómo llegaste a la poesía?
- A través de un taller de poesía y buenos amigos.
- ¿Qué ha significado para ti la Poesía?
- Todo. Estar perdida y encontrarme. Apartarme y juntarme. Todos los opuestos y contrarios. Todos los llantos retenidos, el color de mi pelo, la risa, una forma de vivir, etc.
- ¿Para quién escribes?
- No sé. Es algo que no tengo claro. Sólo sé que hay algo que está ahí, pero ni siquiera lo busco y no quiero toparme con eso tan rápido. Creo que cuando uno encuentra ese algo que te lleva a escribir te comienzas a morir de a poco.
- ¿Cuándo escribes necesitas algo a tu alrededor, alguna cosa, haces algo en particular, etc?
- Necesito estar sola, aunque a veces igual escribo con gente dando vueltas por la casa. Escucho música, me gusta en todos los idiomas, The Smith, Black, Charly García, Patti Smith, Cecilia Martorel, etc, escribo con eso y mucho, también me gusta observar a la gente y sus gestos, eso me marca todos los días, cuando escribo en el metro, en la micro, en la calle.
- ¿Cómo es tu proceso escritural? ¿Cómo trabajas hasta concretar un poema?
- Simplemente fluye y se van formando los proyectos, porque solo debo mirar, leer algunos poemas y ya sé adonde pertenecen. Algunas veces pienso algún tiempo un proyecto de libro como “Un ojo llamado cacería” que escribí en un par de meses, creo que fueron alrededor de dos, eso sí antes tuve un periodo de concretización interior de los textos, acumulación de ideas y de conceptos referentes al libro y al tratamiento de algunas lecturas y de algunos capítulos de este poemario.
- ¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido?
- Yo creo que sí, pero con su propia obra. Para mí es vital estar en constante cambio, creo que es la única manera de evolucionar, sin miedos, sin competencias, y creo que se puede lograr escribiendo constantemente.
- ¿Qué poetas, escritores, artistas o experiencias han marcado tu cocina literaria y también la propia vida?
- Aimé Cesaire (el primer poeta que leí con atención), Humberto Díaz-Casanueva (El sol ciego fue el primer libro de poesía chilena que leí), luego Vox Tatuada, La Estatua de sal, La hija vertiginosa y cada uno de sus libros), Rosamel del Valle, Carlos de Rokha (Canto profético al primer mundo y todos los otros), Anne Sexton (El asesino y otros poemas), Sylvia Plath, Baudelaire, Rimbaud, Aragón, Kyats, Federico García Lorca, Ovidio, Enrique Lihn, Alejandra Pizarnik, Oliverio Girondo, Cortázar, Sábato, Xavier Villaurrutia, Maurice Blanchart, Juarroz, Fernando Pessoa sobre todo Álvaro de Campos, Holderlin, Rilke, Catulo, Dalí, Francis Picabia, Proust, Bolaño, José Donoso, Domingo de Ramos, Burroughts, hay más si me acuerdo los agregamos..
- ¿Cómo ves la poesía actual chilena? ¿Y dentro de ella a tu promoción?
- Veo voces interesantes, es bueno eso, últimamente he conocido a mucha gente de excelente calidad poética. Santa Rosa 57 tiene buenos exponentes, leí su antología y me pareció un producto bueno, producto de años de reunión y crítica. Ernesto te lo dije, tus poemas me gustaron como tu primer libro que tengo ahí en mi casa lleno de anotaciones, hay algo nuevo en ellos pero tu voz sigue siendo la misma y eso para mí es muy importante, Juan Pablo Pereira con esos poemas impecables que tiene, bien escritos, con metáforas suaves y violentas a la vez, Marcelo Guajardo que tiene poemas de factura impecable y otros con tratamientos extraños pero igualmente alucinantes como es el caso de su libro Máfil, Guido Arroyo me ha sorprendido con unos poemas no – ta - bles como él mismo diría, Galo Ghigliotto y su bello poemario Aeropuerto, con poemas alucinantes que te sacan y vas de viaje a otros lugares, Oscar Saavedra y su Doping Histórico siempre en proceso, trabajando en él, con inocencia y consecuencia, ese libro es algo que se viene muy grande y lleno de sorpresas, César Cabello y sus edades laberínticas, es un honor tener ahora el premio que él también ganó el año 2006, Roxana Miranda y su estilo maravilloso, canción en mis oídos, me alegra que viaje a Australia ella es una poeta que me representa, Bruno Serrano otro poeta que me encantó en “Riesgo País”, además hizo una gran presentación de nuestro libro Anomalías, mi gran amigo Simón Villalobos y su poemario Voca, ese es un libro que debería salir muy pronto, Marcos Arcaya con varios poemas que me sorprenden, Alexis Donoso que lo conozco hace mil años y este último lo he leído con atención y su fuerza ha ido en aumento, Gladys Mendía y el alcohol de sus estados intermedios y los míos, Rodrigo Morales y su increíble poema Agua uno de mis favoritos, Cristián Arregui Berger con una delicadeza que me conmueve, llena de fuerza y trabajo solitario, Federico Eisner con una nueva poesía realmente buena, Roberto Contreras y Siberia un bello poemario, Jaime Pinos el criminal de siempre, fuerte y despiadado, Carlos Henrickson con una poesía elegante y noble, Marcela Parra y sus cuchillos que le roba a Mary, Pablo Ortiz, hermosas huellas en las palabras, Ignacio Briones mi gran amigo e iniciador poético él es una de las personas que marcaron mi camino hacia la poesía y se lo agradezco, Lorena Tiraferri y su cama de arroz poema hermoso que escuché en Valparaíso, Rafael Farías entre otros, ojalá no se me olvide alguien, si es así me refrescan la memoria.
- ¿Qué opinión te merece los talleres literarios?
- Muy buena yo comencé en uno y conocí a alguna gente que hasta ahora me acompaña. Son ocasiones perfectas para intercambiar lecturas y opiniones, hacer buenos amigos y sobre todo mantener de cierto modo el estilo porque son instancias donde la voz propia se fortalece, pero hay que tener cuidado porque también hay otras ocasiones esa voz puede homogeneizarse.
- ¿De tu obra si tuvieses que elegir un poema o fragmento...cuál?
- De mi nuevo libro “Un ojo llamado cacería”
Pero sé que esa patria romperá el vientre de quien la aloje, sé que esos agujeros pueden cerrarse a fuerza pero nunca, nunca ser exterminados, sé también que los juegos no siempre son alegres y todo guarda su lado oscuro, palabras mezcladas. Mi madre acostada en la mesa. La cama incendiaria. Un ojo donde nadan reptiles y sus dientes definen los colores.
- ¿Qué libros nunca has podido terminar de leer?
- Obviamente, Ulises de Joyce, lo comienzo, lo dejo un rato porque me cansa, luego siento la necesidad de comenzarlo de nuevo y siempre pasa lo mismo.
- ¿Cuál es para ti el gran libro olvidado de la poesía chilena?
- El Canto Profético al Primer Mundo de Carlos de Rokha y Elina, Aroma terrestre, novela de Rosamel del Valle.
- ¿Cuál fue el último libro de poesía chilena que leíste?
- Los he leído y sigo leyendo…Teseo, hacia el mar de Cartagena de Marcelo Guajardo, Higiene de Ernesto González y La Hija del Carnicero de la poeta peruana Vanessa Martínez.
- ¿Qué libro estás leyendo ahora?
- Elina, Aroma terrestre, novela de Rosamel del Valle.
- ¿Qué te parece este Chile ad portas del Bicentenario? ¿Su política cultural para con la Poesía?
- Este Chile me tiene un poco podrida. Es un Chile que intenta ser nuevo, pero que se vuelve viejo. Fome.
- ¿Qué palabras le dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía, alguien que ha decidido ser poeta?
- Que sea poeta, no político, ni publicista ni ninguna otra cosa.
- ¿Cuáles son los 10 libros que recomiendas leer?
- Sol Ciego de Humberto Díaz-Casanueva.
Las Armas Milagrosas de Aimé Cesaire.
Fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes.
Historia del ojo de Georges Bataille.
Poeta en Nueva York de Federico García Lorca.
Los Papeles Salvajes de Marosa Di Giorgio.
El Obsceno Pájaro de la Noche de José Donoso.
Alcoholes de Guillaume Apollinaire.
La pieza oscura de Enrique Lihn.
De la Seducción de Jean Baudrillard.
- ¿Qué opinas de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura?
- Excelente, descentraliza y ayuda a tener que comenzar a discriminar, en el buen sentido, ayuda a desarrollar el pensamiento crítico, de este modo se puede ver mucho y tener opiniones claras, extrañas, a veces confusas, pero bellas en el sentido del caos que genera el bombardeo audiovisual, que saca a la literatura del aburrimiento y del polvo de las bibliotecas, porque aunque adoro los libros, detesto que no sean masivos.
- ¿Qué cosa últimamente te quita el sueño?
- Mis sueños y los sueños de mis amigos que me golpean en medio de la noche.
- ¿Qué te escandaliza?
- Creo que nada. La traición la detesto, pero no me escandaliza.
- ¿Me gustaría que a ti mismo te hicieses una pregunta – que nadie más te ha hecho- y te la respondieras. Una que nadie ha tenido la gentileza de hacerla?
- No me gusta que me hagan muchas preguntas, a no ser que quiera decir algo y quiero que insistan en ello.
- Y por último ¿A qué le tienes miedo?
- Me da miedo comenzar a sacarme fotografías con libros de fondo. Me da miedo descubrir fórmulas y olvidar intentar renovarlas día a día. Porque la poesía me sostiene, lo he comprobado empírica y espiritualmente.
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Del capítulo Estados catárticos
Los pesados pesos
Alguien en lo alto viene a juzgarme Soy de nuevo presa de una pasión indeterminada El sueño de un verdugo Me acuerdo de lo prometido Me acuerdo de todo y nada Vuelvo a la imagen del bosque A la imagen de palabras incendiadas.
Qué se yo de los mártires De las especies en la losa De los muelles y las oficinas De lo que todos llaman realidad Por fin puedo convertir estas pieles en elementos de mi agrado En suaves contorsiones Aterradores gritos que puede ser el ojo que me dice espera Cambia estos mirlos Y pon sobre ellos visiones en las rodillas Siente este espejo como parte de un juego sucio Amaneceres perpetuos Híbridos que nadie llama noche.
Una vez hubo un incendio Ese ardor me pareció agua Agua estrecha en recipientes rotos Pero agua al fin Palabras torcidas y líquidas Sé que en alguna capa el dolor se asfixia a si mismo Sé también que el viento es una revelación que sigue un diluido peregrinaje La propia destrucción ese crimen del rojo en el rojo La pelea Mi visión de crimen Esta memoria retorcida y llena de asco El incendio que se produce en la mano La astilla en el ojo Consuelo de esta mortalidad Sé que siempre huyo de una geografía y hay estados horrendos de los que me niego a escapar Porque están del otro lado de la belleza Y ese edificio trizado en medio es mi garfio Una habitación cubierta de ventanas y patria Plazas cuya vegetación fue sacada de un sueño Esas cortinas blancas casi transparentes Tu otra belleza sobre mí La dualidad de mi pasión Huyendo de la mano cuya geografía dactilar rompe mi corazón No me digas que fue devorado No me digas que al abrir mi ojo sólo viste un desastre No me digas que mis reptiles no tienen dientes No sueñes nunca conmigo porque sufro de olvido y una parte de ti en mi se muere No hables de mi boca porque siempre es diferente No te construyas como especie ni clasifiques tus males ni tu silencio No contribuyas al espacio significándolo todo Olvida de memoria y sigue en pie La serpiente rueda en mi boca En mi mano patrias verticales giran.
El ojo siempre dispuesto a herirse Sobreviene Sobrevive Inmerso en el caos En el primer estado desnudo Líquido Envuelto en oscuros recipientes Retina café Pasajes en medio del espejo Signo de reconocimiento y desagrado Las últimas raíces del bosque Ese bosque en medio de otro bosque No se reconoce No llora No crece Sólo retiene pequeños espíritus Huellas de una geografía dactilar Encendida en las líneas Las miradas en un taxi El chofer y las distancias lascivas Un trozo de espeso sentido Tendremos que detenernos o seguir o desfallecer O en el mejor de los casos dar vueltas en el patio Partir a otro sitio Al bosque oculto en cada uno Allí esa luz se extermina Y el ojo es roca La patria una deformidad Este canto sólo un grito que no alcanza.