Diamela Eltit
 
 


Mujer, escritura y dictadura: reflexiones en torno
a Los vigilantes de Diamela Eltit

Un ensayo sobre la novela Los vigilantes (1994), una magistral representación de la figura de la madre y una deconstrucción de las dicotomías y estereotipos de género

por María Ines Lagos

En esta novela, la diferencia genérica permite recrear de manera alegórica la tensión en las relaciones de poder, en la que las mujeres tradicionalmente han ocupado el lugar del subalterno. Aun cuando el padre gana el caso, comprobamos que las relaciones entre el que detenta el poder y el subalterno no son unidireccionales

......... La narrativa de Diamela Eltit ocupa un lugar preeminente en el panorama literario chileno e hispanoamericano actual. Por la inteligencia creativa de su expresión y las preguntas que plantea, por su fuerza y pasión, su escritura continúa ganando lectores e intérpretes en varios continentes. El quehacer literario de Diamela Eltit se sitúa dentro de una rica tradición hispánica y latinoamericana que busca textualizar la experiencia personal y colectiva de su época valiéndose de un acerbo cultural y social. En sus textos se encuentran ecos de la épica española, de Góngora y otros escritores barrocos, de Vallejo y Rulfo, como también de textos provenientes de otras culturas, desde la griega a la norteamericana. Si bien la crítica especializada y universitaria en Chile y en el extranjero reconoció desde un principio en ensayos perspicaces e iluminadores la innovación artística que representaba la obra de Eltit, el continuado interés que ha despertado su obra lo demuestran las traducciones al francés (Quart-Monde, 1992; Lumpérica, 1993), inglés (The Fourth World, 1995; Sacred Cow, 1995; E. Luminata, 1997) y otros idiomas, libros y capítulos de libros, numerosas entrevistas y varias tesis doctorales.
..... Diamela Eltit se inicia como escritora en los años de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) en Chile, con una narrativa de resistencia a las estrategias del poder en la que expresa de una manera textual la experiencia de vivir bajo un régimen represivo. Si bien sus textos son inconcebibles fuera del contexto de la dictadura que se inscribe en sus relatos, estos son antes que nada expresiones artísticas profundamente afincadas en la cultura, el pensamiento y la sociedad contemporáneas, a pesar de que se originen en una mirada que, como toda experiencia, comienza siendo local. De hecho, la escritora hace hincapié en que los espacios que le interesan son precisamente las historias locales, los microcosmos, pero sus textos adquieren una dimensión latinoamericana y universal.
..... Durante el período de la dictadura, Diamela Eltit escribió Lumpérica (1983), Por la patria (1986), El cuarto mundo (1988) y El Padre Mío (1989), y a partir de 1990, fecha en que se inicia la transición democrática, publica las novelas Vaca sagrada (1991), Los vigilantes (1994), Los trabajadores de la muerte (1998), y el libro del que es co-autora con la fotógrafa Paz Errázuriz, El infarto del alma,

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En estas reflexiones sobre la narrativa de Diamela Eltit en torno al tema mujer, escritura y dictadura me voy a referir a un caso específico, a la representación de la figura de la madre en su novela de 1994, Los vigilantes, que escribió en México mientras ejercía el cargo de agregada cultural de Chile durante el gobierno del Presidente Patricio Aylwin (1990-94).
..... La novela gira en torno al conflicto de una familia inmersa en un contexto social que se caracteriza por un asedio constante. El fragmento central y más extenso de Los vigilantes lo constituyen las cartas de respuesta que una madre escribe al padre de su hijo. En ellas la mujer se niega a admitir los cargos que éste le hace responsabilizándola de que al niño lo hayan expulsado de la escuela. A primera vista parecería que se enfrentan dos voces claramente identificables por sus rasgos genéricos, la voz de un padre que reclama su autoridad paterna y la de una madre acosada. Pero al mismo tiempo que la novela deconstruye la dicotomía fuerte/débil, racional/emotivo tradicionalmente asociada a los estereotipos masculino y femenino respectivamente, sugiere que la imagen del poder asociada con el padre posee una autoridad social que resulta difícil disputarle.
..... El texto que leemos a lo largo de esta sección es el de una madre que expone su caso mediante un persuasivo uso del lenguaje. Su indiscutible capacidad para argumentar es excepcional, especialmente si consideramos que la voz de la madre es una presencia relativamente infrecuente en las letras hispanoamericanas, aún en los textos de escritoras contemporáneas. Si bien las madres están presentes en el trasfondo, no aparecen normalmente en primer plano haciendo uso de la palabra. También en otras obras de Diamela Eltit -por ejemplo en Por la Patria (1986), El cuarto mundo (1988), y Los trabajadores de la muerte- la madre es una presencia importante, pero se la presenta más bien a través del discurso de los hijos.
..... En la correspondencia privada entre la madre y el padre en Los vigilantes interviene un entramado social que contribuye a crear el conflicto y participa en él. Como ha señalado Michel Foucault en Historia de la sexualidad, la regulación del comportamiento privado dentro de la familia ha sido uno de los recursos fundamentales para proteger los intereses de una clase que quiere mantener su poder. La conducta de las mujeres y de los hijos repercute en la imagen que proyecta la familia y, por lo tanto, incide directamente en la reputación del padre en la sociedad y debe ser vigilada.
..... Lo que distingue a la madre en Los vigilantes es que muestra que sí sabe responder, por lo que la madre en la novela se dirige al padre como si tuviera iguales derechos y capacidad de razonamiento. Su estilo es seguro y desafiante. Dice: "estás equivocado" (pág. 27), "me hieren tus injurias (27), "te insisto" (27), "no quiero volver a recibir de ti ninguna expresión inoportuna" (27), con lo cual provoca la ira del padre, quien no sólo no acepta las explicaciones de la mujer sino que la hace vigilar por los vecinos y por su propia madre (y suegra de la mujer), desautorizando su saber con la información que recibe. Pero si bien la madre comienza muy segura, el padre poco a poco socava esa seguridad refutando sus razonamientos, convirtiendo sus acciones en motivo de sospecha, e incrementado el asedio. La madre está consciente del tejido que va creando el padre con su lenguaje, amenazas y provocaciones. Aunque la madre al comienzo no se subordina, colocándose en la posición de un igual con respecto al padre, el modo como están organizadas las relaciones entre los géneros-entre hombres y mujeres en la sociedad-no le permite despojarse de su posición subalterna, situación que es reforzada por la suegra, los vecinos y la ciudad misma.
..... Si bien la madre se siente amenazada ante todo por motivos familiares, su lucha incluye también el rechazo de los valores que el medio trata de imponerle y que ella no comparte. Por ejemplo, la madre recibe en su casa a un grupo de desamparados, un gesto que censuran los vecinos, y permite que el hijo crezca de un modo no convencional. Por estas razones la mujer aparece como un agente que resiste un orden social rígido y carente de solidaridad humana. Hacia el final del relato, la madre deja al descubierto su precaria situación, pues se da cuenta de que no puede seguir luchando contra las acusaciones que ha ido elaborando el padre. Sospecha que hasta los mismos desamparados a quienes ha protegido la acusarán en las cortes, y también que las cartas que ha escrito pueden ser utilizadas en su contra. Contempla la posibilidad de una derrota por su incapacidad de prevalecer ante el ambiente hostil que ha ido construyendo el padre de su hijo, y siente miedo de que las fuerzas contra las que lucha sean demasiado poderosas. Cuando por fin se dispone a transar con el padre, éste no acepta negociar sino que exige la victoria total. Comprobamos, así, que el conflicto familiar no se fundamenta solamente en antagonismos personales, sino que las relaciones familiares están contaminadas por unos procesos sociales, legales y económicos que las sobrepasan. De allí que la diferencia genérica represente, alegóricamente, otras relaciones de poder y, sobre todo, la amenaza de una economía global basada en las tácticas del mercado que, como "la violencia del frío" (33), la mujer no puede evadir.
..... Los límites entre lo puramente racional y lo intuitivo son difusos, no sólo en el caso de los monólogos del hijo que abren y cierran la novela, sino también en las cartas de la madre, y en las palabras y acciones del padre. En Los vigilantes la fusión de pasión, obsesión y argumentación lógica, como también la mezcla de lenguajes y las variantes genéricas, constituyen los rasgos caracterizadores del discurso de los varios interlocutores.
..... En un nivel, Los vigilantes es una novela sobre el acoso que sufre una mujer y su hijo por parte del padre de éste. En esta relación el padre aparece como el antagonista que representa las concepciones del mundo dominante, la sociedad convencional y el respeto a las normas. La madre, en cambio, se resiste a adoptar los valores que se consideran "normales". Esta distinción parecería corresponder a la dicotomía femenino /masculino que ha asociado a la mujer con el cuerpo y la emotividad, y al hombre con la mente y la racionalidad, pero esta primera impresión no es exacta, pues ni las acciones del padre se caracterizan por ser eminentemente racionales ni la madre es sólo una mujer temerosa y acosada. Eltit utiliza las categorías de femenino y masculino para representar una lucha más amplia en la que, aunque la mujer pierde el pleito, no hay un ganador absoluto. El padre no logra arrebatarle el hijo, al contrario, el hijo se convierte -al final- en el portavoz de la madre desquiciada que todavía resiste.
..... Si examinamos la relación padre/madre comprobamos que el padre ejerce presión sobre la mujer no sólo a través de sus cartas sino creando un ambiente de sospecha y vigilancia constantes en su mente. Recurre a los chismes de los vecinos para acorralarla y luego envía a su propia madre a visitar a su hijo. Estas acciones del padre resultan eficaces. Mientras la madre se defiende de todos los cargos con un discurso inteligente y persuasivo, el padre no se deja convencer porque lo que está en juego es su prestigio, su honor de padre, algo emotivo. No puede permitir la vergüenza de que se despida a su hijo del colegio, y tampoco acepta que su hijo comparta su casa, aunque sea por una noche, con los mendigos que recibe la madre, según le han dicho los vecinos.
..... La madre rechaza vigorosamente las acusaciones del padre, explicándole lo falaz de cada uno de sus cargos. Pero el padre no escucha estas razones. Así, aunque la madre vive sola con su hijo en realidad está rodeada de un entorno que parece controlarla. Se siente vigilada por una vecina, por los vecinos, por el padre y su madre, y por la ciudad. Se da cuenta de que no tiene libertad para crearse su propio mundo porque fuerzas externas invaden su intimidad, como una violencia que no puede contener.
..... La continua necesidad de defenderse a que está sujeta la madre para explicar su conducta va creando una atmósfera insoportable. Los vigilantes pone de manifiesto la capacidad del lenguaje para ejercer poder sobre el otro, y para interpretar / malinterpretar sentimientos y relaciones.
..... La novela sugiere que el tipo de sociedad que propugna el padre ha creado un ambiente opresivo, una ciudad en la que la madre y su hijo no se sienten protegidos sino amenazados, una sociedad sin espacio para la diferencia, donde los que no quieren participar del mundo de la ciudad posmoderna, consumista y llena de luces deben abandonarla.
..... Si bien la vigilancia, el acoso y la claustrofobia podrían asociarse con el clima represivo que creó la dictadura en Chile, en esta narración, al contrario de lo que sucede en Lumpérica, la primera novela de Eltit, no hay ninguna referencia de lugar. Hay un pasaje, sin embargo, donde se alude de manera oblicua a los métodos que usó la dictadura para "normalizar" a la ciudadanía:

Tú y los vecinos se fueron apoderando de una gran cantidad de bienes abstractos. Se hicieron dueños de los peores instrumentos. Consiguieron un uniforme, un arma, un garrote, un territorio. Lo consiguieron inundando la ciudad con una infinidad de lemas banales: "el orden contra la indisciplina", "la lealtad frente a la traición", "la modernidad frente a la barbarie", "el trabajo frente a la pereza", "la salud frente a la enfermedad", "la castidad frente a la lujuria", "el bien". Lo dijeron, lo vociferaron. Mintieron sin contemplaciones cuando hicieron circular maliciosamente la última consigna: "Occidente puede estar al alcance de tu mano". (110)

..... El acoso se refiere de manera alegórica al tipo de sociedad que la dictadura institucionalizó, una sociedad que se caracteriza por un exacerbado hincapié en el consumo y donde el individuo se siente acechado por los valores dominantes de las sociedades occidentales, valores que promueven el éxito material y social, la limpieza y el orden, y el prestigio del nombre familiar. La novela muestra el dramático tira y afloja en la lucha entre los bastiones sociales y el hacer individual, una lucha inmemorial. La imagen que le queda al lector de esta novela es el acoso implacable que sufre la madre a manos de un discurso que se hace pasar por lógico y racional, pero se sugiere también que la intolerancia no ha sido capaz de destruir completamente la resistencia.
..... En esta novela, la diferencia genérica permite recrear de manera alegórica la tensión en las relaciones de poder, en la que las mujeres tradicionalmente han ocupado el lugar del subalterno. Aun cuando el padre gana el caso, comprobamos que las relaciones entre el que detenta el poder y el subalterno no son unidireccionales. En su ensayo "Errante, errática", Diamela Eltit afirma que 'la verbalizada emoción, ha sido [su] lugar literario" (20, mi énfasis). A través de un proceso de "verbalizada emoción", la novela de Eltit, Los vigilantes, plantea el dilema de qué se puede hacer frente a un mundo en el que dominan la intolerancia y la irracionalidad, pero que vive del mito de que se rige por la lógica.



Este texto es una versión abreviada de un trabajo que aparecerá en el libro Creación y resistencia: la narrativa de Diamela Eltit, 1983-1998 en Santiago de Chile: Revista Nomadías / Editorial Cuarto Propio, una colección de ensayos sobre la obra de Eltit editada por María Inés Lagos.

Los vigilantes. Santiago de Chile / Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1994.

 

 

 
 

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