Crónica del Desamparo
Emergencias. Escritos sobre literatura, Arte
y Política
Diamela Eltit.
Edición y prólogo de Leonidas Morales
T.
Editorial Planeta/Ariel, Santiago, 2000
205
páginas
por Roberto Hozven
.......... Hay actos, empresas, libros
que conmueven por la generosidad de sus propósitos o por la
autoexigencia de su pedida. Emergencias (2000), de Diamela Eltit, es uno
de ellos. Sinteticemos una de sus pedidas: ¿cómo escribir el desamparo
psíquico, económico y político de la desigualdad chilena? ¿Cómo hacer
públicos los signos sociales íntimos en que encarna la fragilidad del
desamparo, "profundamente desprovisto y humano"? ¿Cómo hacerlo para que
la escritura que asume su desigualdad conserve el vigor y la convicción
verbal de su reclamo ético? ..........Desde
su índice, Emergencias nos propone ocho trayectos posibles de lectura
más un epílogo: Transición democrática, mercado y literatura; Sujeto y
frontera; Género y poder, diferencias y resistencias culturales;
Recensiones; Homenajes, obras; Artes visuales, Una estética desde la
escritura propia, y Epílogo sobre feminismo chileno: Elena
Caffarena.
.......... Fijemos el entramado
argumentativo que atraviesa y articula los textos de este índice: su
primer eje ordenador es una reflexión ética sobre los invariantes
históricos y corporales que han regido la sociedad chilena desde el
golpe militar a hoy en día. Frente al autoritarismo que reduce la
civilidad al espacio doméstico, destruyendo la pluralidad y la
diferencia, y que "blanquea" la memoria cultural conforme al "deseo
febril del presente"-eco del funcionamiento del mercado-, Eltit opone el
desarrollo de una práctica artística que aborde el espesor cultural del
sujeto, para así descomprimir sus emociones e ideas de las redes de
opresión que las moldean.
.......... Un
segundo eje refiere a dos maneras literarias y políticas de escribir:
por una parte, está la escritura "light" de la forma comunicacional
dominante, que convoca a sus lectores en un "lugar común", apelando a
sus "sentimientos comunes" y haciéndolos consumir esa comunidad en el
mercado. Por otra parte, está la escritura impugnadora de los sentidos
dominantes; lo hace integrando tres niveles: el e los poderes políticos
microscópicos que moldean los cuerpos y emociones e los chilenos y
chilenas desamparados (en sus angustias, neurosis y expectativas), con
el del sistema social que los enajena y con los procedimientos textuales
con que Diamela Eltit combate esa enajenación en su escritura.
.......... Un tercer eje es el análisis cultural de
eventos coyunturales (dos autobiografías turbias, una exposición
pictórica, una ceremonia de santería, etc.) que revelan analogías con el
contexto histórico global que los enmarca. Por ejemplo, las
autobiografías de Luz Arce y María Alejandra Merino (figuras sociales de
la noche que relatan historias de delación, traición y tortura) pueden
ser leídas como alegorías de las vueltas y revueltas discursivas de
algunos protagonistas de la transición democrática actual. La relación
de Arce y Merino con las Fuerzas Armadas, a la vez legítima (fueron sus
oficiales) e ilegítima (fueron cooptadas mediante tortura para, luego,
ser reclutadas como coloboracionistas "voluntarias"), no es muy distinta
-sugiere Eltit- de los costos pagados por algunos personeros de la
transición. El costo de tener que "violentar su propio pasado histórico,
confundiéndose con los cuerpos de aquellos que fueron sus antagonistas y
sus virtuales captores".
.......... Esta
analogía provocativa -obedece a un modelo, observa Leonidas Morales en
su excelente prólogo- incita a extenderla a otros de sus textos.
Digamos, por ejemplo, al caso del mapuche referido por José Bengoa: "Si
uno le pregunta: ¿usted es chileno? (responderá) sí, pero también soy
mapuche". Esta respuesta postula que él no es ninguno de los dos,
completamente, porque es ambos. Pero -atención- se trata de un "ambos"
que es también menos de cada uno de ellos tomado individualmente; en la
medida que el desamparo mapuche lo priva de ser, de modo subjetivo u
objetivo, completamente chileno o mapuche. El es ambos, pero de modo
incompleto. Este modo de ser configura un tecer espacio, híbrido, que
está hecho de la interpretación ambigua de ambas incompletudes. Esta
extensión híbrida, subyacente a la respuesta mapuche traída a colación
por Eltit, ¿no le añade, quizás, otro sentido "más profundamente
desprovisto y humano" a la pirueta fraudulenta del personero
concertacionista? ¿Acaso una inmersión mayor en la verdad densa, turbia,
del hibridismo mapuche (hecho de desamparo y ambigüedad) nos podría
abrir las puertas de la razón y del corazón a la convivencia compasiva
8y no ya mera coexistencia9 de torturadores y torturados, de izquierda y
derechas? Las provocaciones de este libro generoso --reo- nos invitan a
cambiar un modo de pensar disyuntivo (hecho de exclusiones y
exclusividades) por otro más bien triádico (hecho de conjunciones e
implicaciones).
El
Mercurio 26 de Agosto de 2000
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