LA
PALABRA QUE ILUMINA:
MARÍA ANTONIETA MENDÍVIL
Por
Elena Méndez
Entrevista realizada el
20 de agosto de 2007
María
Antonieta Mendívil: Inquieta, reflexiva, espiritual. Una palabra que ilumina.
María
Antonieta Mendívil nació en Cajeme, Sonora, en 1971. Cursó
estudios de Licenciatura en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca;
de Letras Hispánicas por la Universidad de Sonora; y de Ciencias de la
Comunicación en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Monterrey (ITESM).
Ha participado en la edición, creación
y fundación de las revistas MuchoGusto/arte en sus sentidos; Arte Sonorense
(ganadora en 1992 de la Beca Nacional Tierra Adentro por Edición); Gradas
y Palabra de Mujer. Fungió como coeditora de la sección monográfica
en español de la
revista RE/ realidad y pensamiento (publicada en España).
Durante
1994-1995 y 2000-2001 fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes
(FECAS) en las categorías Jóvenes Creadores (Poesía y Novela)
y Creadores con Trayectoria (Novela); y de 2005-2006, del Fondo Nacional para
la Cultura y las Artes (FONCA), categoría Jóvenes Creadores, género
Novela.
Fue cofundadora de Equilibrio Editores -que estuvo funcionando de
1995 a 1997-.
En 1995 condujo la sección cultural del programa radiofónico
'Nosotras mujeres' en Radio Sonora.
Textos de su autoría han aparecido
en diversos medios impresos y virtuales como El Imparcial, Siempre!, Tierra
Adentro, Cultura Norte, Expreso, La línea del Cosmonauta, Observatorio
Digital, Homines y Espiral.
Ha sido incluida en las antologías
poéticas Cantos de Minerva (recopilación: Guadalupe Beatriz
Aldaco, Instituto Sonorense de Cultura -ISC-, 1994; Poesía Joven de
Provincia (Fondo Editorial Tierra Adentro -FETA-, 1994); Alas de alacrán
(compilación de Paloma Hernández Gómez (ISC/ Consejo Nacional
para la Cultura y las Artes -CONACULTA-/ PAMYC, 2006); y en la ensayística
(Casi) todos on-line (Servicios de Observación sobre Internet, 2006).
Ha
publicado el poemario Cuenta Regresiva (ISC, 1992); las novelas Otros
Tiempos (Equilibrio Editores, 2000) y Duelo de noche (Almuzara, 2006).
Próximamente otro de sus poemarios, Llama, aparecerá en Libros
del Umbral. Trabaja en una nueva novela, A ras de vuelo, que trata sobre
una dinastía de pilotos fumigadores.
Entre sus temáticas se
encuentran la soledad, el silencio, el miedo, la muerte y el dolor, todo ello
impregnado de enorme espiritualidad.
Supe de María Antonieta Mendívil
a principios del presente año, cuando llegó a mis manos Duelo
de Noche. Dicha novela trata de la historia de dos mujeres, madre e hija.
La madre-Concha- está en su lecho de muerte, a cuyo pie vela Sara, su hija.
El libro está narrado mediante lo no dicho: accedemos alternativamente
al pensamiento de una y otra, mismo que jamás se verbaliza. Al dolor de
la muerte se agrega el del silencio. Me impresionó tanto la obra, tanto
en su contenido como en su estructura, que busqué comunicarme con la autora.
'Hay dolores que salvan', recuerdo haberle escrito. 'Tu libro es de esos'.
Decidí
entrevistarla por la trascendencia que ha tenido esta obra, misma que va por su
segunda edición en España y ha sido reimpresa en México.
Responde el cuestionario vía internet. He aquí con toda su luz.
-
Paul Valéry decía: 'un poema nunca se concluye; sólo se abandona'.
¿Estaría usted de acuerdo con dicha afirmación?; En tal caso,
¿ello sería aplicable también a otros géneros, como
la novela?
- Creo que con esa frase Valéry nos liberó
de una gran culpa. Todo texto es perfectible, pero debe llegar un momento en que
debemos abandonarlo. Y ese abandono es una liberación bidireccional: del
creador hacia su texto y viceversa. Los textos requieren también liberarse
del autor. Un autor debe saber abandonarse para poder crear, y debe saber en qué
momento el texto nos ha abandonado y en qué momento lo mejor es abandonar
al texto.
- Al leer Duelo de noche, nos
parece que estuviese escrita desde el dolor. Ello, incluso, se aprecia desde el
título. Háblenos sobre esto.
- El escritor trabaja
con una caja de herramientas que es el lenguaje y sus recursos. Pero hay un instrumento
de gran importancia, que es la memoria emocional. Quienes creamos tenemos un enorme
desván, que es el subconsciente donde todo almacenamos, donde todo puede
pasar, donde todo transcurre sin censura. Soy una persona que vive muy en contacto
con sus emociones, pero de tan cerca que las disecciono, las analizo, las clasifico,
las ordeno en sus casilleros correspondientes. Los personajes de Duelo de noche
debían echar mano del dolor. ¿O qué puede sentir una hija
que es médico al ver morir a su madre sin poder hacer nada por evitarlo?
¿O qué puede sentir al enfrentarse al deseo infantil de ser huérfana,
si ve cumplirse el momento y le resulta insoportable? ¿Qué puede
sentir una mujer que lo que más desea es ser madre para recuperar las deudas
de amor que ha tenido toda su vida, si la hija destinada a cumplir esos deseos
es una persona impenetrable, desapegada, lejana? Duelo de noche transcurre
en el momento de la muerte. Y para mí la muerte es el último resumidero,
donde todas las emociones, las mejores y las peores, se mezclan y se purgan. Si
preguntas si sufrí al escribir la novela, sufrí como creadora, por
querer contar una historia con la mayor emoción posible, pero a la vez
con la mayor pulcritud y precisión. Y especialmente sufrí con el
personaje de Sara (la hija), porque era muy difícil manejarla por su dureza,
por su inconsecuencia, por estar permanentemente escindida de su entorno afectivo.
-
Su novela Otros tiempos nos resultó una alegoría sobre la
censura y el exilio. ¿Qué podría decirnos al respecto?
-
La primera piedra en la construcción de Otros tiempos fue esta premisa:
utilizar el lenguaje como tabú. El lenguaje está hecho para revelar
y esta es la apuesta de la narrativa, dosificar esta revelación por medio
de la tensión y el suspenso y el desenlace. Pero olvidamos que el lenguaje
oculta y me interesa mucho este pliegue. En épocas de censura, el escritor
ha tenido que ocultar con el lenguaje. Y también sucede que a veces trivializamos
tanto el lenguaje, que acaba siendo una jerga
totalmente lejana a los referentes. Hay momentos históricos donde es necesario
reinventar el lenguaje, revitalizarlo, volver a la raíz. El género
literario apocalíptico fue revolucionario en su momento por eso: porque
se alejó al lenguaje tradicional y echó manos de otros simbolismos,
de otras metáforas, de una forma críptica. Cuando el lector topa
con lo indescifrable invierte más tiempo y atención en decodificarlo.
Otros tiempos camina por esta tradición apocalíptica. Y fue
así, porque estaba por cerrar el siglo y el milenio, yo estaba viviendo
en una finca retirada de la ciudad, en medio del desierto y del paisaje más
inquietante que hubiera visto. Y así fue construida. Es una gran reflexión
sobre el lenguaje, la censura, la dilución de la palabra que provocamos
al alejarnos de su raíz, el poder de la palabra, el miedo que los gobernantes
tienen a ese poder que no les pertenece tanto como a los artistas y pensadores.
Y me agrada mucho que nunca se había hablado tanto de esta novela hasta
que fue publicada Duelo de noche.
- ¿En
qué radicaría que la visión predominante en la ya citada
Duelo de noche es femenina, mientras que en su novela en ciernes, A
ras de vuelo, es masculina?
- No creo que la visión sea
masculina o femenina. Es la visión de una escritora mujer. Los personajes
de la historia son los que marcan. En Duelo de noche quería mostrar
claramente el abismo generacional entre las madres nacidas en los 40 y las hijas
nacidas en los 70 y la relación tan compleja de madre e hija, en el contexto
que ya he mostrado: las últimas horas de una de ellas. En A ras de vuelo,
la novela que escribí gracias a la beca del FONCA, los personajes son predominantemente
varones: pilotos fumigadores en ambientes rurales, donde los varones cumplen mayoritariamente
los roles dominantes. Como escritora ha sido un reto meterme en la sicología
y el lenguaje de las mujeres y hacerlo ahora en el de los varones. Estoy jugando
más con el lenguaje, es una novela mucho más lúdica en este
sentido.
- ¿Por qué otorgar tanta
importancia al silencio dentro de su obra?
- El lenguaje no es lenguaje
sin el silencio. Y quienes escribimos intentamos explicar la realidad, pero una
vez que la explicamos no queda otra mojonera más que el silencio. Por otra
parte el silencio, el espacio en blanco, el misterio a veces es mucho más
revelador que la palabra más precisa. La palabra no puede alcanzarlo todo.
Tiene límites. Y sólo el silencio la salva de esos límites.
Yo he tomado este camino como escritora y como persona: quiero caminar hacia el
silencio
- Identificamos una honda preocupación
espiritual en su escritura. Coméntenos qué la motiva para ello.
-
Lo que más me interesa es la dimensión trascendente de
la palabra. La palabra que funda, la palabra que destruye, la palabra que anticipa,
la palabra que convoca. Los profetas son una importante fuente en este sentido.
¿La palabra que ellos enunciaban atraía los acontecimientos o los
vaticinaba? Para mí esta es la gran pregunta que mueve mi búsqueda
literaria, mi batalla al momento de escribir.
-
¿Qué género se le dificulta más y por qué?
-
Los que no escribo, sin duda. Hasta ahora he trabajado la novela y
la poesía, en ambos géneros me siento cómoda, en ambos siento
satisfechas mis necesidades de expresión. Tengo un gran respeto por ambas,
pero sin duda para mí la poesía es la joya de la literatura.
- Usted ha participado en la edición de
diversas publicaciones, en especial culturales. ¿Qué tanto se valora
estos productos en la sociedad?
- Si pensamos cuantitativamente,
puedo decir que poco. Pero cualitativamente, mucho. Es difícil sostener
las publicaciones culturales, más en la economía mexicana que se
ha esforzado por la sobrevivencia, no por la búsqueda de satisfactores
intelectuales o lúdicos. Creo necesario en cada generación fundar
estar revistas que muestren mosaicos de pensamiento, de propuestas artísticas
y literarias. Yo tengo un enorme amor por la revista Vuelta (1).
Para mí fue una ventana a lo que se hacía en poesía internacionalmente,
me puso en contacto con el mejor pensamiento de la época, las grandes controversias
que al paso del tiempo transformaron la historia, los autores más emblemáticos.
Y es un amor lleno de nostalgia. Soy una de las huérfanas de Vuelta.
-
¿Qué impulso obtiene un escritor que publica inicialmente en editoriales
pequeñas y consigue luego aparecer en una firma importante -como en su
caso, que publica ahora con Almuzara?
- Es muy relativo. Yo di el
salto a una editorial española desde este rincón del desierto. Y
sigo aquí. No convivo con el gremio, no me relaciono ni estoy al tanto.
No pertenezco a ningún grupo. Sólo tengo mi pequeño grupo
de amigos que escriben aquí en Hermosillo y con quienes comparto amistad
y un taller desde hace años. Al publicar con Almuzara de repente me vi
sentada con grandes escritores y editores en las ferias del libro en Monterrey
y Guadalajara. Pero eso no cambia en nada. Cenar junto a un escritor famoso no
cambia nada. Y en ese ambiente una escritora emergente, que recién publica
en el gran mercado, tampoco significa nada. Estoy contenta de pertenecer a una
editorial donde les interesa el autor como ser humano, donde se toman muy en serio
la edición del libro, pero muy a la ligera todo ese esnobismo que rodea
el ambiente literario. Me siento feliz de que sean buenas personas y que sean
divertidos. Me hace feliz saber que Almuzara acaba de publicar la segunda edición
de Duelo de noche en España, que para México hubo una reimpresión.
También veo con gusto un interés en Otros tiempos a partir
de esta publicación. De repente eres un poco más visible en los
circuitos culturales. Pero al final del día, yo tengo que seguir leyendo,
formándome, escribiendo, luchando con cada palabra para seguir contando
las historias que quiero y como las quiero contar. Y sobre todo, tengo que seguir
mi vida, que no se ha modificado en nada: con mi hija, mi perro, mi casa, mi trabajo,
mi familia, mis amigos.
- ¿Cuál
es su perspectiva sobre la literatura sonorense actual?
- Creo que
está en un momento muy vivo, productivo. Y lo que es mejor, no existe en
la generación actual las brechas ideológicas que en generaciones
pasadas causaban muchas divisiones y grupos de poder. Creo que ahora podemos trabajar
de manera unida, porque no hay nada que nos fisure, y en cambio sí mucho
en común, que es una gran pasión por la literatura y unas ganas
extremas por mostrar nuestro trabajo más allá de los límites
sonorenses. Están surgiendo revistas, suplementos, publicaciones, hay mucho
joven trabajando duro y su trabajo se está reconociendo. No puedo ver más
que muy buenas perspectivas.
NOTA
(1)
Revista literaria fundada en 1976 por el escritor Octavio Paz (Ciudad de México,
Distrito Federal, 1914-1998; Premio Nobel de Literatura 1990). A la muerte de
éste, la publicación dejó de editarse, para reaparecer al
año siguiente, dirigida por el historiador Enrique Krauze (Ciudad de México,
Distrito Federal, 1947), bajo el nombre de Letras Libres.
MÁS
DE MARÍA ANTONIETA MENDÍVIL:
www.palalbedrio.blogspot.com
DATOS
DE LA AUTORA:
Elena Méndez
(Culiacán, Sinaloa, México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura
Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Ha
participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos María
Baranda, David Toscana y Cristina Rivera Garza. Escritos suyos han sido publicados
en TEXTOS, Acequias, La Pluma del Ganso, La Línea del Cosmonauta, La Prensa,
Expreso, Milenio, Universo de el Búho, Replicante, Avión de Papel,
Letras.s5.com, Miel y Amoniaco, Espiral, Espéculo, Baquiana, El coloquio
de los perros y Homines.