LA
VOZ DE FUEGO DE LILIANA BLUM
Por
Elena Méndez
Liliana
Blum. Cabello rojo, ideas incendiarias. Aire de princesa victoriana. Una prosa
agridulce, límpida.
Liliana Blum nació en 1974, en
Durango, Durango; radica en Ciudad Madero, Tamaulipas. Es Licenciada en Literatura
Comparada por la Universidad de Kansas y Maestra en Educación con especialidad
en Humanidades por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey (ITESM); de ambas instituciones se graduó con Mención
Honorífica.
Sus cuentos han sido publicados en importantes revistas,
tales como El Cuento, Aleph, FEM, The Dirty Goat, Tierra Adentro, Baquiana,
Eclectica, Arkansas Literary Forum, Inch, Literal, The Bayou Review, Story South,
Mslexia, Alborada, Reflexiones: revista virtual del sistema ITESM; Letralia, El
collar de la paloma y Ficticia.
Su cuento "Una golondrina
de madera" fue incluido en el libro La cabalgata y otros dos (Plaza
y Valdés, 1992).
Ha sido considerada en las antologías de
los concursos de Creación Literaria del Sistema ITESM (1991, 1992, 1999
y 2001).
Por otro lado, aparece con los ensayos "Sobre plenitud"
y "Sobre los inquilinos de su 'yo' " en el libro Oleajes (Universidad
del Noreste-Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Tamaulipas, 1998).
Logró una mención honorífica en la segunda edición
del concurso "¿El crimen como una de las bellas artes?" y está
incluida en la antología ¿El crimen como una de las bellas artes?
II, con el cuento "Modelo para armar" (Miguel Ángel Porrúa
Editor, 2003).
De 1997 a 2002 Blum impartió clases de redacción
y literatura en el campus Tampico del ITESM.
Ha
obtenido las siguientes becas: de 1990 a 1993, la de Excelencia por el ITESM,
campus Querétaro; de 1993 a 1996, la Tuition Weaver for International Students,
por la Universidad de Kansas; de 1998 a 2002, la de Maestría para Profesores,
por la Universidad Virtual del ITESM; de 2001 a 2002, la de Jóvenes Creadores,
por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tamaulipas (FONECAT); de 2004
a 2005, la de Jóvenes Creadores por el Fondo Nacional para la Cultura y
las Artes (FONCA); y de 2005 a 2006, la de Creación Artística, otra
vez, por el FONECAT.
En el 2006 obtuvo la mención honorífica
en Cuento con "Las horas de la mañana", dentro del Concurso Interamericano
de Cuentos Fundación AVON para la Mujer, en Buenos Aires, Argentina (próximamente
aparecerá la respectiva antología).
Ese mismo año
ganó el Premio Nacional de Cuento Beatriz Espejo con el cuento "Techo
de bello corte o los funestos efectos que deja la lectura en las mujeres sin oficio
ni beneficio".
Su minicuento "Una entrada de mi bichonario personal:
sapo", fue incluido en La difícil brevedad: selección de
minicuentos (compilación de Héctor Alvarado Díaz y Patricia
Laurent Kullick (Casa de la Cultura de Nuevo León-CRIPIL Noreste, 2006).
Colabora
semanalmente para TampicoCultural.com.mx.
Su primer cuentario se titula
La maldición de Eva (Editorial Voces de Barlovento, Tampico, 2002).
Su segundo cuentario, llamado ¿En qué se nos fue la mañana?
obtuvo el primer lugar del III Concurso Regional de Literatura Juan B. Tijerina.
La edición corre a cargo del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las
Artes (ITCA). Pronto estará a disposición de los lectores.
Durante
este año saldrá The curse of Eve (traducción al inglés
de su primer cuentario), que incluye los textos del libro original y otros distintos.
La traducción corre a cargo de Toshiya Kamei; la edición, por parte
de Host Publications.
Los temas que obsesionan a Blum son: el pesimismo,
la misoginia, la violencia (en particular, doméstica), el hastío,
la soledad, la muerte; mismos que presenta con enorme ironía, crítica
social, un lenguaje conciso y poético.
Conocí
a Liliana Blum por internet. Tenía noticia de su existencia gracias
a Eve Gil(1) quien le dedicara un artículo
en su columna La Trenza de Sor Juana. Tiempo después, la propia
Eve nos incluiría en una ponencia sobre narradoras norteñas, misma
que me permitió subir a mi blog (2).
Liliana leyó el texto; dejó un comentario sobre feminismo y literatura.
La contacté y desde entonces somos amigas (aún no nos conocemos
personalmente).
Me responde este cuestionario vía internet. Declara
haberlo hecho 'bajo el influjo de una droga antigripal y de un cerebro congestionado'.
-
¿Todo escritor es en el fondo un solitario?
- No me atrevería
a generalizar a todos los escritores. En mi caso, diría que más
bien soy una solitaria en la superficie y no tanto en el fondo. De niña
era la más callada y tímida del salón, pelirroja con trenzas
que otras niñas malaleche jalaban sin que yo me defendiera. Pasaba los
recreos contando hormigas en el patio, hasta que llegó otra solitaria como
yo y entonces contamos las hormigas juntas. Mis amigos de cada época de
mi vida nunca llegan a más de tres. No me gustan los eventos sociales y
siempre prefiero los lugares con poca gente. Peleo y añoro cada minuto
que puedo estar conmigo misma. Así que, en la superficie, se podría
decir que soy una solitaria, incluso una antisocial. Pero no en el fondo, porque
necesito a la gente y a sus vivencias para mis propias historias. Me gustan las
pláticas en las que alguien relata íntimamente algo, aprecio la
tibieza y la cercanía de la piel de mis hijos, la compañía
de mi perra dormida a mis pies.
Supongo que en algún momento todos
necesitamos espacios de tiempo a solas, sin que eso signifique ser un solitario.
En inglés puedes decir loneliness para la sensación de abandono
que surge cuando deseas y no estás acompañado, pero también
está solitude, que implica estar a solas con uno mismo, de una manera voluntaria
y positiva. Es en esos momentos de solitude cuando uno puede pensar, escribir
y finalmente crear. Y en ese sentido, sí, soy solitaria.
-
¿Cómo influyen Margaret Atwood(3) y Rosario
Castellanos(4) en su narrativa?
- A Margaret
Atwood la leí por primera vez gracias a un profesor de mi carrera, Karl
Woelz, y le estoy agradecida de una manera que no te imaginas. No sé si
yo misma fuera capaz de explicar la forma en que esta escritora ha influido en
mi narrativa; me temo que no tendría la objetividad para hacerlo. Lo que
sí te puedo decir es que agradezco que ella exista por las horas de placer
que sus novelas y cuentos y libros de ensayos me han proporcionado. Podría
decir que Atwood es un modelo a seguir porque nada me gustaría más
que alguien sintiera al leer mis textos lo que yo siento leyéndola a ella.
La admiro profundamente y la leo con un gusto enorme. Supongo que eso se refleja
(como todo lo que pasa en mi vida, malo o bueno) en lo que yo escribo, pero no
sabría decir de qué manera. Si fuera una niña diría
que de grande me gustaría ser como ella. Llegar a su edad y poder sonreír
como lo hace ella desde las solapas de sus libros.
En cuanto a Rosario
Castellanos, fue una sorpresa conocerla porque cuando lo hice, me di cuenta de
que teníamos una cierta afinidad en los temas y en la forma de tocarlos.
Los relatos en Álbum de familia son mis favoritos y los más
parecidos a mis textos. Odio admitirlo, pero no había leído nada
de Rosario Castellanos hasta 1997 y lo lamento mucho. Disfruto mucho de su prosa
y definitivamente los suyos son los temas de los que me gusta leer. Así
que, aunque no hay una voluntad consciente de imitar a cualquiera de estas autoras,
sí puedo decir que el gusto y la admiración que tengo por sus trabajos
debe de trasminarse de alguna manera en las cosas que yo hago, sin que eso quiera
decir que yo no tenga mi propio estilo lilianesco de teclear mis ideas.
-
¿Se considera feminista? En tal caso, ¿cómo incidiría
dicha condición en lo que escribe?
- El feminismo es un
concepto muy heterogéneo y complejo. Hay muchos subtipos, desde el marxista,
el radical, el sicoanalítico, el posmoderno, el socialista, el anarquista,
el cristiano, el individualista, hasta el separatista, pasando por varios más.
Virginia Woolf se oponía al término, a pesar de que hoy por hoy
se le considera un icono del feminismo. Actualmente se habla de una primera, segunda
y una tercera 'ola' de feministas. Así que la cosa es complicada. No podría
decirte que me considero feminista o no, porque ciertamente no conozco detalladamente
cada una de las subcorrientes dentro de todos los movimientos feministas.
Ahora
bien, sé que algún escritor maduro y radical se ha referido a mí
como una 'pinche vieja feminista'. Contestando a tu pregunta pues, más
bien otras personas asumen que soy una feminista, pero yo nunca me he colgado
ninguna etiqueta. Ciertamente comulgo con algunas ideas que se pueden considerar
feministas. Sé distinguir entre hombre y mujer (sexo biológico)
y lo masculino y lo femenino (los roles que determinada sociedad y tiempo asignan
a los hombres y a las mujeres), y creo que las diferencias biológicas existen
y deben de ser reconocidas, pero no deberían usarse para favorecer o discriminar
a ninguna persona a partir de ellas.
Yo no odio a los hombres (al contrario,
he amado a muchos hombres y amo a mi esposo profundamente), pero desapruebo las
acciones de algunos hombres en relación a algunas mujeres. Idealmente las
relaciones entre los dos sexos deberían darse en el terreno de la igualdad,
la tolerancia y el respeto, pero estoy consciente de que la realidad no siempre
es así, en especial la de muchas mujeres de nuestra cultura, y eso es algo
que yo no puedo pasar por alto porque lo veo cada día, en los medios, en
la gente que conozco, en algunas partes de mi propio pasado.
En mis textos
yo no pretendo decir cómo deberían ser las cosas, sino que me limito
a mostrar algunas cosas que yo veo. Tal vez mi naturaleza pesimista me hace concentrarme
en las partes negativas, pero las mujeres de mis narraciones casi siempre la tienen
muy mal.
- ¿A qué atribuye que el
género de cuento no sea tan leído ni tan vendido en la actualidad?
-
No tengo ninguna estadística a la mano, pero sospecho que el
cuento se debe de leer y vender un poco más que la poesía, por ejemplo,
pero menos que la novela, y que cualquiera de estos géneros juntos no puede
competir en número de lectores y ventas con los que tiene la superación
personal o el chisme político.
Pero en cuanto a tu pregunta, que
tiene que ver con el cuento en particular, mi teoría es que se lee menos
cuento porque la mayoría de la gente tiene una idea equivocada respecto
al género. Si cualquier persona me pregunta qué escribo y yo digo
'cuento' generalmente la reacción es decir 'qué lindo' y pedirme
uno para sus hijos. Es decir, que para el ciudadano común y corriente que
no es un lector regular, cuento es sinónimo de cuento infantil o de hadas.
Luego de una explicación sesuda de mi parte, me preguntan: ¿entonces
es como una novela, pero más cortita? Suspiro y es a lo único que
puedo aspirar, que se lleven la idea de que un cuento es como una novela, sólo
que más corto. Tal vez por eso nadie quiere leer un cuento: piensan que
se encontrarán con Caperucita Roja, o peor, con alguna versión waltdisneysiana
(sic) de algún clásico infantil. Y francamente, dirán, para
eso mejor rentan el DVD.
Uno pensaría que para quien se inicia en
la lectura, sería más fácil empezar con cuentos (por su trama
única, por su extensión) que por una novela, no digamos una novela
clásica, pero al parecer no es así. Tal vez haya un cierto prejuicio
en contra del cuento, como si sus autores fueran novelistas frustrados que no
han podido escribir la gran novela de sus vidas y se contentan con abortos de
cuento. No lo sé. En todo caso, la falta de lectura de este género
y sus pocas ventas, se pueden achacar a la falta de cultura del mexicano para
leer literatura en general y a las editoriales, que no siempre quieren arriesgarse
a publicar a los cuentistas.
- Sus personajes están
inmersos en el hastío. ¿A qué se debe esto?
- Mis
personajes suelen estar insatisfechos con sus vidas y esto les provoca un hastío
existencial. Una combinación de malas decisiones, destino, sociedad, falta
de acción, los llevan a estar estancados en un estado del que ansían
salir. La mayoría de mis personajes se ahoga en su propia situación
personal y en algún momento toman la decisión de no seguir así,
aunque no siempre con resultados favorables.
Creo que la mayoría
de la gente que veo cada día sufre de hastío. No creo sea un mal
de nuestro tiempo, detesto eso de antes-no- era-así o en-mis- tiempos-eso-
no-pasaba. Supongo que el hastío es parte de la naturaleza humana y que
llega más fuertemente a aquellos que de alguna manera no han logrado descubrir
lo que les apasiona y les hace feliz. Muchos corren por el camino equivocado (el
éxito, las luces, el dinero) y de pronto se encuentran con que eso les
produce hastío también. Yo en cambio lo tengo bien claro: mientras
tenga la capacidad de amar a alguien, mientras tenga la posibilidad de escribir,
mientras pueda seguir leyendo, haciendo sudokus y armando rompecabezas, no me
hastiaré jamás. No seré una viejita cascarrabias a la que
se le acaba la vida cuando los hijos dejan el nido, eso lo sé. Pero mis
personajes siempre se encuentran en el punto en el que se dan cuenta de que deben
de cambiar o el hastío terminará con ellos.
-
¿Por qué le obsesiona el tema de la muerte?
- ¿Y
a quién no le obsesiona? La lucha por la eterna juventud no se trata meramente
de vanidad. Queremos permanecer (o al menos lucir) siempre lo más jóvenes
que podamos porque sabemos que al final de la juventud, generalmente viene la
muerte y todos pensamos que nuestra vida es importante y no debería de
terminar. Pero sé que te refieres a la muerte que aparece constantemente
en mis cuentos, casi siempre inducida por alguno de los personajes.
Es
cierto que tengo una malsana fascinación por el acto de un ser humano cortando
para siempre la vida de otro. Una vez más, es la naturaleza humana la que
siempre me maravilla y me intriga. Yo misma no soy capaz de matar una cucaracha
con mi propio pie ni una mariposa negra, que tengo me aterran, así que
estoy segura de que no me atrevería a matar a un mamífero ni mucho
menos a un congénere. Pero, ¿qué tal si alguien quisiera
matar a uno de mis hijos, por ejemplo, y la única forma de evitarlo fuera
haciendo lo propio con el atacante? ¿Lo haría yo? Por supuesto,
sin pensarlo. Eso es precisamente lo que me obsesiona. En qué circunstancias
mis personajes se atreven o se ven forzados a cruzar esa línea.
-
Háblenos de su interés por la literatura infantil.
- Otra
de mis obsesiones, para seguir con eso. El comprar libros infantiles es más
bien un fetiche para mí. Tengo mis autores favoritos (Roal Dahl, Christine
Nöstlinger, Arnold Lobel, entre otros) y a mis ilustradores favoritos (Anthony
Browne, Satoshi Kitamura, Juan Gedovius) y mi misión es tener todos sus
libros.
Yo crecí leyendo, aunque no siempre lo que me hubiera gustado
leer. Yo tenía al alcance las bibliotecas de los abuelos y la de casa (en
las que encontré libros que me traumatizaron por un tiempo, otros que me
marcaron, etc.), pero no había nada que fuera especialmente para mi edad.
Estaban los libros clásicos de hadas, sí, pero siempre me resultaron
algo aburridos y aterradores a la vez. Además, hay un cierto número
de cuentos de hadas; se leen y listo. ¿Qué más hay? Las versiones
de Walt Disney, que detesto hasta la fecha.
Ahora que soy adulta, me doy
cuenta de que existe la literatura infantil contemporánea, hecha para niños
de cierto rango de edad, sin moralejas, con ilustraciones preciosas y situaciones
con las que los niños pueden identificarse. Me interesa la literatura infantil
porque me gusta leerla, además de que me fascinan los formatos de los libros,
el hecho de que existan editoriales que tengan su propia línea infantil
en la que lo mismo se encuentren autores nacionales que grandiosos extranjeros.
Mis hijos tienen un par de libreros llenos con libros desde para bebés
hasta para niños de doce años. Me gusta leer con ellos y leer sola.
La última vez que fui a una FIL, compré más libros infantiles
que para adultos. Tal vez estoy llenando un vacío de mi niñez, no
lo sé. El caso es que así como consumo literatura infantil, he intentado
también producirla, pero hasta ahora, sin mucho éxito.
-
Ante el aura pesimista en su obra, uno se queda con la idea sostenida en el promocional
de la película Crónica de un desayuno (5):
'nadie mejor que tu familia para romperte la madre' . ¿Eso buscó
trasmitir?
- Nunca vi esa película, así que no podría
haber buscado trasmitir eso. Pero tienes razón en decir que hay un aura
pesimista en mi obra. Supongo que personalmente mi forma de ver la vida es un
poco oscura y desesperanzada, tal vez porque no creo que Dios, si es que existe
y mira que tengo serias dudas, tenga algo que ver con lo que sucede aquí
abajo. Creo que la naturaleza humana es esencialmente más mala que buena
(con sus excepciones) y que no se puede esperar mucho porque los seres humanos
somos, bueno, como somos, y sólo nos tenemos a nosotros mismos.
Fuera
de un cuento que hice hace muchos años en la prepa, mi papá nunca
más ha leído nada mío, precisamente porque retrato las cosas
'feas' que les pasan a las personas. Él me preguntó: '¿por
qué no puedes escribir de algo bonito, positivo?' Aunque quisiera, no puedo
escribir sobre lo que no he visto. Además, con lo bonito y lo perfecto
no hay conflicto. Todos viven felices. ¿Para qué escribirlo? Todo
será un la-la-la armonioso, así que mejor nos ahorramos unos kilos
de papel. En mi caso particular, el promocional de la película sí
aplica, pero no en mi trabajo narrativo. Pero como decía la nana Goya,
ésa es otra historia y no cabe en esta entrevista. Espera. La nana Goya
no dijo todo eso. Estoy poniendo palabras en su boca y no debería, porque
la nana Goya es una referencia nacional. Retiro lo dicho.
-
¿Cuál es su perspectiva sobre la literatura femenina producida en
México hoy en día?
- El tema de la literatura femenina
es un puerco espín que nadie quiere agarrar sin guantes. La cuestión
de si existe o no una literatura 'femenina' da para una larga disertación
y varios seminarios y conferencias y debates y libros. Así que mejor cambiaré
un poco tu pregunta y sustituiré 'literatura femenina' por 'literatura
escrita por mujeres', lo que nos limita a la producción literaria de otras
escritoras mexicanas. Hecho esto, debo tomar aire, para ver si puedo cómo
empezar.
Primero, no me siento con la seguridad para decir que he leído
a todas las escritoras que producen literatura en México hoy en día.
Así que en todo caso, puedo hablar sólo de una pequeña muestra
de todas esas escritoras que existen, pero que, por una u otra razón, no
he tenido oportunidad de leer. No diré nada de la generación de
escritoras en las que está Elena Poniatowska, Ángeles Mastretta,
Ethel Krauze, Beatriz Espejo, Silvia Molina, Guadalupe Loaeza, Carmen Boullosa,
Elena Garro, Laura Esquivel, etc. Bueno, me retracto, lo único que diré
es que me quedo con la Garro, con la Espejo y con la Molina. Pero tú me
preguntas de mi perspectiva sobre la literatura escrita por mujeres que se produce
hoy en México, así que asumiré que te refieres a las nuevas
voces, es decir, a la nueva camada de escritoras mexicanas.
Entre las escritoras
que ya han chapoleado el difícil camino editorial, hay varias que me gustan
mucho y que considero poseen mucha calidad, como Cristina Rivera Garza, Eve Gil
y Ana García Bergua. Están también escritoras aún
más jóvenes, como Glafira Rocha y Gabriela Torres Olivares, que
son muy talentosas, pero mucho menos conocidas. ¿Mi perspectiva? Contrario
al sentimiento popular (muchas veces con dentadura postiza) de que todo tiempo
pasado fue mejor, yo creo que salvo algunas excepciones, lo que las nuevas generaciones
nos ofrecen es una propuesta más interesante, menos pretenciosa y más
profunda. Pero claro, podría estar equivocada, como me sucede todo el tiempo.
-
Platíquenos de la traducción de su libro La maldición
de Eva al inglés.
- Bueno, como dicen los artistas y
los deportistas, 'todo se lo debo a mi manager', yo todo se lo debo a mi traductor.
Se llama Toshiya Kamei y llevamos ya un par de años trabajando juntos.
Yo nunca había pensado ser traducida, pero él me contactó
luego de leer un cuento mío en Ficticia.com me pidió permiso para
traducirlo y yo dije que sí, sin pensarlo mucho. Ahora me felicito por
haberlo hecho, porque a las pocas semanas Toshiya me escribió para decirme
que el texto había sido aceptado en una revista de Estados Unidos. Y luego
en otra, de Inglaterra. Después me pidió más cuentos y para
hacértela corta, te diré que él ha traducido y logrado colocar
más de veinte (ya perdí la cuenta) de mis cuentos en revistas norteamericanas
en su mayoría, tanto de formato electrónico como impreso, además
de conseguirme un book deal con Host Publications, de Nueva York.
Ahora
déjame que te platique del libro que saldrá para finales de este
2007. Te aclaro primero que no se trata de una simple traducción de mi
libro con el mismo nombre, sino una colección de una gran parte de mis
narraciones, incluidas las seis de La Maldición de Eva y muchas
otras. Los editores de Host Publications decidieron que le darían al libro
el nombre del cuento homónimo, porque les parecía atractivo.
-
Pero te cuento la historia de este libro porque es como una fábula de Esopo.
-
Había una vez una codorniz que era escritora y estaba segura
de que era muy buena en su oficio, puesto que ya le habían publicado varias
cosas e incluso algunas revistas le habían pagado por sus textos traducidos.
A la codorniz la traducía una hormiguita muy diligente, que logró
colocar uno de sus textos en una revista llamada The Dirty Goat. La codorniz exigía
su pago monetario, de lo contrario, no daría su permiso de publicación.
La hormiguita se sentía en un dilema y hasta pensó en pagarle de
su propia bolsa a la codorniz para que ésta accediera a publicar, ya que
la revista pagaba con ejemplares y no con dólares. Al final la hormiguita
tuvo que decirles a los del chivo sucio que el autor no publicaría si no
se le daba dinero, pues, decía la codorniz, se denigraría como autor,
puesto que ya era una codorniz establecida y no quería malbaratar su trabajo
intelectual. Así que los de la revista le preguntaron a la hormiguita:
¿y no tiene otras cosas ya traducidas? Y entonces la hormiguita les mandó
un par de textos de una orangutana, y la revista los aceptó, y más
tarde, la editorial a la que pertenece la revista, se interesó en esa orangutana
y le propuso a la hormiguita y a ella si les interesaba hacer un libro.
Moraleja:
no desperdicies las buenas oportunidades por unos cuantos dólares. La avaricia
y el ego de unos es la oportunidad de otras. Amén.
Y ésa es
la historia, mi querida Elena. Creo que esto ya fue para largo. Gracias nuevamente
por interesarte en lo que yo tenga que decir.
NOTAS
(1)
Nacida en Hermosillo, Sonora, en 1968. Autora de cuatro novelas: Hombres necios,
El suplicio de Adán, Réquiem por una muñeca rota y Cenotafio
de Beatriz. Está por publicar un libro de cuentos, Sueños
de Lot, y otro de ensayos, Jardines repentinos en el desierto, con
los que obtuvo en el 2006 el Premio Nacional de Literatura Efraín Huerta
y el del Concurso del Libro Sonorense, respectivamente.
(2)
Dicha ponencia, titulada "Bárbaras del norte o el síndrome
de la triple frontera: Narradoras de la frontera norte", fue leída
durante el IV Festival de la Literatura del Noroeste 'Trasladando fronteras',
realizado en Tijuana, Baja California, del 8 al 11 de noviembre del 2006 (Mesa:
La historia de la literatura de la región noreste y noroeste, con Gabriel
Trujillo Muñoz, Víctor Soto Ferrel, Adolfo Morales, Martha Piña,
Gilberto Ibarra Rivera y Vicente Alonso). Puede consultarse en: http://letaniadelajovensuicida.blogspot.com/
(3)
Poeta y novelista originaria de Ottawa, Canadá (1939). Su obra conjunta
ha sido galardonada con el Premio Internacional del Welsh Arts Council's (1982).
(4)
Poeta, novelista, cuentista, ensayista, dramaturga y diplomática mexicana,
nacida en 1925 en México, Distrito Federal. Becaria Rockefeller en el Centro
Mexicano de Escritores en el periodo 1954-1955. Murió en Tel Aviv, Israel,
en 1974.
(5)
Crónica de un desayuno: Película mexicana, escrita por Jesús
González Dávila; realizada en el 2000 bajo la dirección de
Benjamín Cann y producida por Bruno Bichir, Epigmenio Ibarra y Matthias
Ehrenberg. Protagonizada por María Rojo, Bruno Bichir, Eduardo Palomo y
Angélica Aragón.
MÁS
DE LILIANA BLUM:
http://lasalasdelalacran.blog.com/
DATOS
DE LA AUTORA:
Elena Méndez
(Culiacán, Sinaloa, México, 1981).- Licenciada en Lengua y Literatura
Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Narradora. Ha
participado en los talleres literarios de los escritores mexicanos María
Baranda, David Toscana y Cristina Rivera Garza. Cuentos suyos han sido publicados
en TEXTOS, La Pluma del Ganso, La Línea del Cosmonauta y Expreso; y en
www.aviondepapel.com, www.letras.s5.com, www.homines.com y www. antilibros.com.