"UMBRAL" Juan
Emar.
Cuarto Pilar
DIBAM.
Bibliotecas, Archivos y Museos
(Colección Escritores de Chile
VIII)
16
Por ella caminé, presuroso. ¿Por
qué? No lo sé pero el caso es que iba a cuantos mis trancos me daban.
Pasaba bajo la luz de un farol y luego me sumergía en las nuevas
tinieblas...hasta ser alcanzado por una nueva luz. Tinieblas, luz;
tinieblas, luz. Así avanzaba yo por esa callejuela. Hasta que una voz se
dejó escuchar a mi lado. Decía eta voz:
...... -¡U-uuuy! ¡U-uuuy!
..... Respondí sin siquiera volverme hacia
ella:
..... - ¡No soy don Irineo Pidinco!
¡Las Guaxas nada pueden en contra mía! ¡Estoy en San Agustín de Tango!
¡No estoy en ese bosque de Guayacán!
...... La voz
entonces repitió:
..... - ¡U-uuuy!
¡U-u-u-uuuy!
..... Me detuve y me volví.
Grité con voz estentórea:
..... - ¿Quién
vive?
..... Un sujeto avanzó con lentitud
hasta mi lado. Se inclinó con toda cortesía y me dijo:
...... - Soy Juan Emar.
..... Todas mis ideas titilaron, todas se
entremezclaron y quedé absorto. Tuve que hacer un esfuerzo para no caer.
Estábamos entre dos faroles. Me protegí contra el muro bajo de una
casa.
..... Juan Emar vino hasta mi lado,
me tomó de un brazo y se expresó con voz suave, lenta, rítmica:
..... -Date prisa, Onofre Borneo. Tomba te espera
desde hace ya rato allá en Fray Tomate. Cierto es, naturalmente, que
estabas en Las Tres Chimeneas; cierto es que bebias gin y whisky. Al
beber whisky y gin las horas cuentan menos, las horas pasan y pasan y no
se sabe cómo. Así es que podemos marchar lentamente, podemos marchar
sobre las horas o podemos dejar que se deslicen a su antojo. ¿No lo
crees?
..... Respondí:
..... - No sé que creo. Habla si algo tienes que
decirme.
..... - Quería hablar de ese gran
hombre, de ese hombre que ya se encuentra más allá del bien y del mal,
de aquel que es todo, todo serenidad. ¿Ves de quién quiero
hablar?
..... Respondí:
..... - Sí; de Florencio Naltagua.
..... - Él repitió:
..... - Sí; de Florencio Naltagua. ¡Un hombre
inmenso!
..... Repetí:
..... - Sí; un hombre inmenso.
..... - Un ejemplo para todos nosotros.
..... Repetí:
..... -
Sí; un ejemplo para todos nosotros.
.....
Entonces, acercándose más a mí, me preguntó:
..... - ¿Estaba Florencio en LasTres
Chimeneas?
..... Respondí con ira aunque,
tal vez, con algo de envidia:
..... -
Florencio no frecuenta semejantes antros de bailes, riñas y llantos.
Florencio no bebe, jamás bebe ni una copa.
..... Juan Emar, siempre solícito, agregó:
..... - Cómo tú, carísimo Onofre, como tú. Jamás
bebes una copa ni jamás frecuentas semejantes antros de baile, riñas y
llantos.
..... - ¡Yo no los frecuento,
Juan Emar!
..... - ¿Quién, entonces, los
frecuenta? ¡Ah, es verdad! Natales y Yumbel... Claro está: la concepción
de una obra filosófica; el descanso después de la labor...
..... Caminamos un poco más, caminamos en silencio.
Al fin me preguntó mirando las tinieblas:
..... - ¿Hacia dónde te encaminas, Onofre mío? Si
sigues por este lado vas a ir a parar, vas a ir a parar...
..... Miré para un lado y otro, traté de
orientarme. Al fin dije:
..... - No sé
hacia dónde me encamino. Volvamos atrás, volvamos.
..... - Es decir -me susurró Juan Emar-, volvamos a
...pasar por Las Tres Chimeneas... ¿No es así?
..... - Es como tú quieras. No entraré en esas
tabernas inmundas, no, no entraré en ellas. Pero tengo que volver atrás
pues por esta calle... ¡el diablo sepa adónde iría a parar!
..... Dimos media vuelta y nos pusimos a tranquear,
lentamente, con mucha lentitud. Cuestión de darle oportunidad por si
algo especial tenía que decirme. Por fin lo hizo:
..... - Florencio Naltagua es un hombre
inmenso.
..... Respondí medio
fastidiado:
..... - Ya lo sé; Florencio
Naltagua es un hombre inmenso.
..... Nuevo
silencio. Al fin me detuvo y me recordó:
..... -¿ Te ves ahora saliendo de su casa, allá en
la plaza de los lindos castaños, la plaza Dominus Vobiscum? ¿Te ves,
Onofre...? ¡Oh, con qué euforia que te inunda íntegro! ¡Qué euforia, en
verdad, magnífica! La vida entera toma otro aspecto para ti, toma el
aspecto de...
..... - Como lo toma con
algunos vasos de...
..... - ¿Crees tú?
¿Crees tú que Tomba cree? ¿Y Marul Carampangue? ¿Crees tú que creería?
¡No, mil veces no! Ellas no creen en esos vasos de gin, de whisky, de
coñac, de ron, de pernod, de...
..... -
Quiere, entonces, decir que son unas mujeres que...
..... - ¿Qué...?
..... - Nada, nada, Juan Emar, sigamos nuestra
marcha.
..... Seguimos en silencio. De
pronto me detuvo e hizo con la mano un gesto de recordación.
..... - ¿De qué te acuerdas? -pregunté.
..... - De ese hombre inmenso -respondió.
..... - Sí, inmenso pero... pero estamos de juerga.
¡de juerga y nada más que de juerga! Sin querer nos estamos acercando a
este conjunto de bares, a Las Tres Chimeneas. En él ¿se insultan? ¡Quia!
Y, dime Juan Emar, ¿no se insulta la gente en todas partes de este globo
terráqueo? En él se lamentan y lloran los desgraciados y las pobres
desgraciadas... Dime: ¿no hay lamentos y llantos en el orbe entero,
enterito y más allá del orbe? ¡No, no y no! ¡No puedo pasar mi vida
evitando insultos y llantos, no lo puedo y ¡no lo puedo! ¿Oíste? Además
se baila, hay sandunga hasta reventar, hay de todo lo que uno quiera...
Por ejemplo hay mujeres, ¡y qué mujeres! Por ejemplo: Etete y Sibilina y
Bienvenida... ¡Ooooh, qué soberbias mujeres! ¿Carolina, dices tú? No la
conozco pero, claro está, era una mujer estupenda. Y, por ejemplo, sí,
eso es, por ejemplo..., por ejemplo... Hay gin, mucho gin, que no todas
las veces cae bien. El gin es como el whisky. No, no cae bien; cae mal a
menudo..., muy mal. ¡Ea! ¡Caminemos!