"El Poeta Pobre", de Carl Spitzweg

Lo que el Pensamiento No Puede Pensar


La poesía vive de su inminente desaparición, con lo cual expresa aquello que el pensamiento no puede pensar. Ese es el hilo conductor de la gran poesía, el lugar donde no cabe nuestra muerte.


por Ramón Andrés

 

La poesía ya llegó anciana a la Grecia arcaica, a la de los elegíacos como Tirteo y Arquíloco. Siempre a punto de expirar, todavía mantiene ese hilo de voz propio del moribundo, que, paradójicamente, está destinado a no morir. Su forma natural es la agonía, y por ello escribir poesía significa negociar constantemente con la nada. Algunos han visto en esta terra incognita de la voz un lugar sagrado, porque ignoran su procedencia. Cuando los hombres no pueden explicar algo, conceden al objeto la categoría de enigma, y ello crea quimeras.
..... Pero la poesía tiene que desmitificarse, son demasiado los milenios de liturgia celebrada en torno suyo. Muchos son los que creen no "escribir" poesía, sino "oficiarla". Aceptemos que la poesía no es culminación del lenguaje, porque éste ya es de por sí una alegoría del destino, el "resultado casual", aludido por Lucrecio; podríamos decir que la poesía es precisamente el lugar intermedio, lo no definido, y por lo tanto una incertidumbre, que, como tal, el género humano no soporta bien. Lo inaprensible, lo escurridizo, siempre ha creado heterodoxos, que en este caso estarían encarnados por los "poetas de verdad", es decir, aquellos que están al margen de sí mismos, que se saben ramaje, pero no tronco. El poeta debe destruir al autor y saber que es un legatario del vacío, un ser que de pronto aparece para entrar en la definición que los griegos hacían de los héroes, ándres epiphaneis, "los especialmente visibles", esos seres que tras una hazaña desaparecían en la melancolía, acaso el estado más razonable del ser humano. La presunción del que se sabe creador, del que fomenta su conciencia como tal, no cabe en un ejercicio como el poético, que consiste precisamente en el arte de la no afirmación, del obrar poco, del silencio. Del modo en que ha evolucionado en Occidente, la poesía está saturada de certidumbre y biografismo, lo que no deja de ser una forma de expiar la indeterminación, de negar sus arenas movedizas; se ha convertido en el reino de la ingenuidad, cada vez más poblado de identidades, incapaz de reconocer "que no somos".
..... Por las numerosas causas sociológicas que no cabe traer aquí a colación, a lo largo del milenio el poeta, y sobre todo en los últimos siglos, ha llevado a la poesía a lugares ciertamente humillantes, a convertirse en un ridículo oráculo del culto personal, olvidando que la mayor parte de las veces estamos en lo que no hemos construido. Las mentes lúcidas, que las hay, tienen por lo menos la posibilidad de cuestionar lo que en apariencia constituye un contrasentido: debatirse entre su "yo" y el poema, como el asno de Buridán. ¿Recuerdan el problema propuesto por el filósofo? Si un asno tuviese ante sí, a la misma distancia, dos haces de heno iguales, no podría manifestar preferencia por uno más que por otro, y, por lo tanto, moriría de hambre... Por que no admitir que todo procede del deseo, de la necesidad de su culminación. A veces tomar partido por el poema es "tomar partido por el otro", y eso siempre resulta incómodo al sujeto, agraviado ante la negación de erigirse en su propia obra...

HIJOS DEL PLAGIO

..... Todas las civilizaciones son fruto de la imitación, y ello equivale a decir que procedemos del plagio. En cuestión de poesía -y de las artes en general- hay que otorgarle al plagio la dignidad de creación, y ahí está el ejemplo de Johann Sebastian Bach, cuya Musikalisches Opfer es una de las mayores exhibiciones de la retórica musical elevada al rango de inventio. Quien piense haber descubierto algo no es más que un pusilánime, un vanidoso, un cándido, un marchante. En el fondo las vanguardias, rebosadas de gentes ilusorias y crédulas, sirven para podar la tradición, a fin de que ésta surja con más fuerza. Reconocerlo me parece la manera más decorosa de acercarse a la naturaleza de la poesía, una naturaleza ambigua porque existe desde lo refractario, desde el no existir. Cuanto menos nos conformamos con esta limitación, más llenamos de tiempo lo que por esencia es atemporal; por eso el fracaso poético se nos parece demasiado, porque hemos conferido a la poesía el carácter de "duración", una magnitud de biografía: la hemos llenado de determinismo. El que no sea capaz de mezclar su voz entre la de sus semejantes y desprenderse de ella es un impostor, y no desearía que esta idea se asociara con el concepto platónico según el cual el poeta es un hombre perdido entre los hombres. No, se trata de otra cosa, porque tal razón ha hecho que la poesía se manifieste como un fruto de desvalidos, como el qui non intellegor ulli ovidiano de las Tristes, cosa tan aprovechada por los románticos, idólatras del solipsismo.
..... Creo que el milagro, si se me permite el término, ya que hemos empezado hablando del "moribundo destinado a no morir", es que la poesía vive de su inminente desaparición, con lo cual expresa aquello que el pensamiento no puede pensar. Ese es el hilo conductor de la gran poesía, el lugar donde no cabe nuestra muerte, las palabras que no se arredran ante los versos de Hélinand de Froidmont: La danza de la muerte empezó a animar sus pasos y mudanzas cuando le pusimos nuestra música, cuando se convirtió en mercaderia de "sentimentalidad". A veces la poesía espera un destello: entonces aparece el poema, el momento que no se convierte en un acto desesperado por salirse del lenguaje, porque ya dijimos que el lenguaje es una alegoría del destino, poco más. El resto es producción, pasión por relatarse, redundancia, aseveración. Ante tal peligro, tomemos en serio el consejo con que el abate Dinouart abre el primer capítulo de "El arte de callar". "Sólo se debe dejar de callar cuando se tiene algo que decir más valioso que el silencio".



Ramón Andrés ha publicado el "Diccionario de instrumentos musicales. De Píndaro a J. S. Bach" y
"Los caminos que llevan a Mozart" y en poesía: "Imagen de mudanza" y "La línea de las cosas", entre otras obras.
(Revista Archipiélago).

 

 
 

[ A PAGINA PRINCIPAL ] [ A ARCHIVO DE ENSAYOS ]

mail : oso301@hotmail.com



letras.s5.com , proyecto patrimonio, "Lo que el Pensamiento no Puede Pensar". Ensayo. por Ramón Andrés. (Revista Archipiélago)


proyecto patrimonio es una página chilena que busca dar a conocer el pensamiento y la creación de escritores y poetas, chilenos y extranjeros, publicados en diarios, revistas y folletos en español

 

te invitamos a enviar tus sugerencias y comentarios