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APROXIMACIONES AL CREACIONISMO DE VICENTE HUIDOBRO

Por Eric Salazar

 


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La Primera Guerra Mundial condicionó las prácticas políticas, sociales y económicas no solo en Europa, sino también en el resto del mundo, por lo que no es de extrañar que en el plano artístico, también se produjeran cambios fundamentales, que resultaron ser rupturistas con las manifestaciones de los siglos anteriores.

En este contexto nacen vanguardias como el futurismo (1909) con Filippo Tommaso Marinetti, el surrealismo (1920) con André Bretón, el dadaísmo (1916) con Tristan Tzara, entre otras; en efecto, fueron incontables ismos que se gestaron en el viejo continente, pero que como tablero de una planta eléctrica traspasaron “invertebradamente los estratos seculares para transmitir a las cuatro esquinas de la Rosa Náutica una nueva vitalidad[1]”.

Esto trajo como consecuencia directa nuevas formas de representación de la realidad en Europa, lo que su vez derivó en repercusiones en el continente Hispanoamericano, donde la figura de Huidobro “adquiere un realce adecuado, ya que sus obsesiones, anhelos y logros (como también sus fracasos) van de la mano de una autoconciencia crítica en torno al lenguaje que (…) no es muy común hallar[2]”.

Por tal motivo, existe en Huidobro “un imperativo moral y una obligación contraída con el destino de la humanidad que se debate en medio de los horrores de las guerras[3] ”; ante esto, resulta necesario buscar la mejor forma, no de evadir, sino “de superponer la estética a esos cruentos dolores de aquella etapa europeizante de la Primera Guerra en Hispanoamérica[4]”, mostrando de esta manera, un real compromiso con la historia, la política y la sociedad de la época.

En este sentido, las vanguardias tanto europeas como hispanas, tienen en común “el ansia de buscar (…) un lenguaje primordial que sea capaz de sacudirse de encima las esquirlas de la historia y que muestre su vocación de origen[5]”. Por tanto, conviene destacar en la figura de Huidobro a un hombre de plena conciencia sobre esta situación, “que hace emerger el esplendor del ser humano en una estética diferenciadora (…), no como un mero ismo, sino como un nuevo pensamiento[6]”, dando origen así al creacionismo, que “resulta ser el primer movimiento de Vanguardia Latinoamericano[7]”.

El nacimiento del creacionismo se encuentra asociado a la lectura del manifiesto “Non serviam” en el Ateneo de Santiago en 1914, sin embargo, como teoría estética, se comenzó a elaborar mucho antes[8], por lo que este documento solo vendría a delimitar los aspectos fundamentales de esta vanguardia, comenzando con el rol del artista, quien ahora es creador y no mero imitador: “el poeta se levanta y grita a la madre natura: Non Serviam. Con toda la fuerza de sus pulmones, un eco traductor y optimista repite en las lejanías: No te serviré[9]”.

Para Huidobro, los artistas de la época no podían limitarse solo a observar el devenir de la historia del mundo y simplemente imitarla; sino que debían internarse en ella con “una estética nueva, consciente de sí misma y a la vez enraizada en los nichos contextuales (biográfico, social y político) del país[10]”; de esta manera, los artistas creacionistas tendrían el poder de regenerar la historia del mundo: “el poeta, en plena conciencia de su pasado y de su futuro, lanzaba al mundo la declaración de su independencia frente a la Naturaleza. Ya no quiere servirla más en su calidad de esclavo. El poeta dice a sus hermanos: Hasta ahora no hemos hecho otra cosa que imitar al mundo en sus aspectos, no hemos creado nada[11]”.

Ahora bien, es evidente que la frase utilizada en este manifiesto tiene una estrecha relación bíblica: “El hombre sacude su yugo, y se rebela contra la naturaleza como antaño se rebelara Lucifer contra Dios[12]”; idea que se vuelve a reforzar en el “prefacio” del poemario Adán, en donde el chileno modifica el sentido que se le ha otorgado bíblicamente al primer hombre y le atribuye una connotación científica: “Mi Adán no es bíblico, aquel mono de barro al cual infunden vida soplándole la nariz: es el Adán científico. Es el primero de los seres que comprende la Naturaleza, el primero en el cual se despierta la inteligencia y florece la admiración[13]”.

Huidobro presenta, además, en este “prefacio”, otra de las características fundamentales del creacionismo: el verso libre, que viene a concluir una autonomía poética sin precedentes, cuestionando el sentido interno de la poesía anterior, considerándola carente de fondo y reconociendo, finalmente, una deuda  con Emerson en lo referente a la percepción de la belleza: “Todos los metros oficiales le dan idea de cosa falsa, literaria, retórica pura. No les encuentro espontaneidad; me dan sabor a ropa hecha, a maquinaria bien aceitada, a convencionalismo (…) Pues el poema no lo hacen los ritmos, sino el pensamiento creador del ritmo; un pensamiento tan apasionado, tan vivo, que, como el espíritu de una planta o de un animal, tiene un arquitectura propia, adorna la Naturaleza con una cosa nueva[14]”.

Ante esta idea, es necesario reconocer que la literatura propuesta por el chileno no es ingenua, pues trae consigo la transformación social y literaria en “una vanguardia que pretende ser al mismo tiempo estética (punta de lanza de una nueva corriente artística) y política (punta de lanza para la creación de un nuevo país)[15]”. Por tal motivo, una correcta aproximación a la vanguardia de Huidobro requiere explicar las dos tendencias incipientes en América Latina durante las primeras décadas del siglo XX: los creacionistas y los imaginistas.

En la carta abierta a Paul Dermée (1920), el chileno sostiene que, para el creacionismo, “la verdad exterior que existe a priori es despreciable desde el punto de vista artístico[16]”, por lo que el arte creacionista “no debía limitarse a imitar solamente, sino a crear nuevas realidades”[17], y a encontrar la verdad interior a la que el creador da forma y vida.

En lo que respecta a la otra escuela poética de América, los imaginistas “pretenden escribir poesía mediante una serie de de imágenes rápidas y despojadas o de pequeñas descripciones recortadas, de las cuales se desprendería una emoción poética total[18]”.

Ahora bien, es en este afán creador que "El arte presenta una tendencia natural a separarse más y más de la realidad preexistente, para buscar su propia verdad, dejando atrás lo superfluo y todo lo que pueda impedir su realización perfecta[19]”; esta idea se refuerza en el postulado de Huidobro sobre la evolución del Hombre- espejo, hacia el Hombre-Dios, resumida en el siguiente verso: “El poeta es un dios; no cantes a la lluvia, poeta, haz llover[20]”.

Para concretar este proceso, “el artista obtiene sus motivos y sus elementos del mundo objetivo, los transforma, y los devuelve al mundo objetivo bajo la forma de nuevos hechos[21]”; esta realización es libre, independiente y se adapta al medio en que los artistas se desenvuelven, haciéndolos crear sin imitar, obedeciendo a sus leyes internas.

En efecto, para esta vanguardia se debe crear y es bajo esta consigna que se publica  “Época de creación” (1921), donde Huidobro afirma que ‘‘el reinado de la literatura terminó.  El siglo veinte verá nacer el reinado de la  poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de la creación[22]”; por esta razón, la poesía no debe imitar a las cosas sino “seguir las leyes constructivas que forman su esencia y que le dan la independencia propia de todo lo que es[23]”, interesándose más por el creador que por el observador, como se menciona en el libro Pasando y Pasando (1913).

Así pues, el creacionismo plantea que “la primera condición del poeta es crear, la segunda, crear y la tercera, crear[24]”, por lo que la poesía dentro de esta vanguardia “se compone de imágenes creadas, de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional, salvo que en él, dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización[25]”.

En este sentido, lo que más interesa de la formulación teórica de Huidobro es la propuesta “universalizante” en su vanguardia. Su poesía es traducible a todos los idiomas, debido a que “la importancia (…) reside ante todo en el objeto creado, aquél no pierde en la traducción nada de su valor esencial[26]", por lo que las manifestaciones artísticas creacionistas se adscriben en un plano multicultural, que es accesible a todas las países y personas, para esto, consolida su idea del poeta como creador, equiparable, por tanto, a Dios.

En conclusión, Huidobro establece en sus postulados sobre el creacionismo, que es un movimiento de vanguardia que responde al compromiso del artista de erguirse como una especie de Dios humano, capaz de desmembrar el mundo y ordenarlo de nuevo a su imagen; no de manera imitativa, sino con una fuerza creativa sin precedentes, que permite marcar una diferencia significativa con respecto a otras vanguardias, y que apela a una concepción extremadamente autoconsciente y de control por parte del sujeto productor que, a su vez, “desea llamar la atención acerca de sus procedimientos como avalados por un cientificismo naturalista que permite apreciar la voluntad huidobriana de desmarcarse de cualquier quimera de irracionalidad afectiva o escarceo sentimental[27]”.

 

 

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NOTAS

[1] Huidobro, V.: “Rosa Náutica”, en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p. 95.

[2] Gavilán, I.: “Los manifiestos de Vicente Huidobro: poesía y reflexión, un acercamiento”. Crítica: Revista latinoamericana de ensayo, Santiago, 2012, p. 2.

[3] De la Fuente, J.: “Vanguardias: del Creacionismo al Realismo Popular Constructivo”, Universum, Vol. 22, Nº 2, Talca, 2007, p. 58.

[4] Rosas, J.: “Acción poética en Huidobro”, Diacrítica, Vol., 28, N° 3, Portugal, 2014, p. 253.

[5] Ídem, p. 2.

[6] Rosas, J.: “Acción poética…”, p. 255.

[7] Sarabia, R.: “Triángulo armónico y la experimentación visual de un orientalismo parodiado”, Anales de la literatura chilena, N°9, Santiago, 2008, p. 21.

[8] Huidobro, V.: “El creacionismo”, en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p. 85. “El creacionismo no es una escuela que yo haya querido imponer a alguien; el creacionismo es una teoría estética”

[9] Huidobro, V.: “Non serviam”, en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p. 72.

[10] Subercaseaux, B.: “Chile es mi segunda patria: Vanguardia heroica y recepción nacionalista”, Atenea, N° 501, Concepción, 2010, p. 54.

[11] Huidobro, V.: “Non…”, p. 72.

[12] Huidobro, V.: “La creación pura”, en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p. 82

[13] Huidobro, V.: “Prefacio a Adán”, Adán (1916), en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p. 73

[14] Ibídem, p.74.

[15] Subercaseaux, B.: “Chile es…”,  p. 54.

[16] Huidobro, V.: “La actual literatura en lengua española”, en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p.  77.

[17] Rosas, J.: “Acción poética…”, p. 255.

[18] Huidobro, V.: “La actual…”, p. 78

[19] Huidobro, V.: “La creación…”, p. 80.

[20] Ibídem, p. 81.

[21] Ibídem, p. 82.

[22] Huidobro, V.: “Época de creación”, en Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991, p. 85

[23] Ídem, p. 85.

[24] Huidobro, V.: “El creacionismo…”, p. 86.

[25] Ibídem, p. 87.

[26] Ibídem, p. 90.

[27] Gavilán, I.: “Los manifiestos de…”, p. 11.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

De la Fuente, J.: “Vanguardias: del Creacionismo al Realismo Popular Constructivo”, Universum, Vol. 22, Nº 2, Talca, 2007. Disponible en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-23762007000200005 [Fecha de consulta: 11/11/2016].

Gavilán, I.: “Los manifiestos de Vicente Huidobro: poesía y reflexión, un acercamiento”, Crítica: Revista latinoamericana de ensayo, Santiago, 2012. Disponible en:
http://ceh.ilch.uminho.pt/publicacoes/Diacritica_28-3.pdf  [Fecha de consulta: 11/11/2016].

Rosas, J.: “Acción poética en Huidobro”, Diacrítica, Vol., 28, N° 3, Portugal, 2014. Disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4944679 [Fecha de consulta: 11/11/2016].

Sarabia, R.: “Triángulo armónico y la experimentación visual de un orientalismo parodiado”, Anales de la literatura chilena, N°9, Santiago, 2008. Disponible en:
http://letras.uc.cl/html/6_publicaciones/pdf_revistas/anales/a9_1.pdf  [Fecha de consulta: 11/11/2016].

Schwartz, J.: Las vanguardias latinoamericanas. Textos pragmáticos y Críticos. Madrid, Cátedra, 1991.

Subercaseaux, B.: “Chile es mi segunda patria: Vanguardia heroica y recepción nacionalista”, Atenea, N° 501, Concepción, 2010. Disponible en:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4944679 [Fecha de consulta: 11/11/2016].


 

 

 

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