En los próximos
meses podría publicarse su epistolario
Francisco Coloane: literatura austral para distintas geografías
Por El Mostrador.cl
6 de Agosto del 2005
Una de sus novelas será
llevada al cine, las traducciones de su obra se extienden en el mundo
y aún quedan al menos tres libros póstumos que publicar.
Ayer se cumplieron tres años desde la muerte del escritor,
ovejero y periodista. Mientras, sus textos navegan sanos y salvos.
“... Hay veces en que despierto al borde de un abismo
donde termina el mar de mi infancia; pero siempre encuentro a alguien
a mi lado. O una música lejana que viene de mis islas, traída
por el tamborileo de la lluvia sobre los techos del viento. Bajo esas
aguas del tiempo y en el fondo de mí mismo, no veo otra cosa
que un hombre, una mujer y un niño, jugando con un bote a orillas
de nuestro mar interior de chilote, al cual le han puesto un mástil
y un timón, esperando un soplo en la vela, para hacerse a la
mar entre las islas.”
F.C.
Nació en la frontera entre el mar y la tierra, en ese espacio
musical, salobre y húmedo que enlazaba la isla de Quemchi con
el océano. Pasó del sonido de las aguas del vientre
materno al de las olas que golpeaban por debajo del dormitorio en
que su madre lo dio a luz. Era una casa de palafitos, con un bote
a la puerta y con aromas que “Panchito” no olvidaría más.
Volodia Teitelboim ha dicho que era un escritor anfibio; no pudo
haber sido de otra manera. En sus geografías australes los
tránsitos no se daban por seguros, y los paisajes que plasmó
en sus libros estaban siempre en los umbrales: entre la vida y la
muerte, entre la enormidad y la finitud, entre la tempestad y la calma.
En ese espacio fronterizo, en el silencio de la naturaleza, Francisco
Coloane nació, y a él volvió.
Contaba que su padre -un experimentado navegante- la noche en que
murió, le tomó la mano y le dijo simplemente “volvamos
al mar”. Aproximadamente la misma oración saldría de
los propios labios del escritor décadas después, el
5 de agosto del 2002, cuando supo que era su tiempo.
A pesar de lo prolífico de su obra, según Coloane,
nunca pudo escribir todo lo que habría querido, y sólo
las licencias por enfermedad le permitían períodos de
creatividad tranquilo. “Mi trabajo literario lo he realizado casi
siempre como el de un ladrón, pues he tenido que ganarme la
vida y la de mi familia en labores muy ajenas a esta vocación.
He tenido que esconder muy rápidamente mi robo, cada vez que
se ha acercado el capataz o el jefe de oficina a ver lo que estaba
haciendo”, confesaría. Dos de sus libros emblemáticos,
El último grumete... y Cabo de Hornos los escribió
durante largos reposos en cama.
A tres años de su muerte, la obra de Coloane crece y se multiplica.
Además de los libros que publicó en vida, una serie
de obras póstumas están en proceso para ser editadas.
Cartas, cuentos y anotaciones que “don Pancho” dejó entre los
cajones de su casa. Paralelamente, las reediciones y traducciones
se entrelazan en Italia, Francia, España, Portugal, Alemania,
Rusia y Estados Unidos.
L' Ultimo mozzo della Baquedano,
Cape Horns et Terre de Feu
“Dopo alcune ore di navigazione
arrivammo sull'isola dai vari nomi...”
Los títulos del autor del Último grumete de la Baquedano
no sólo proliferan en español. De hecho, en Francia
fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras, y los críticos
se referían a él como “el milagro Coloane”. Francia,
junto a Italia y Rusia, son algunos de los países en los que
la obra del silencioso ovejero ha tenido más éxito.
El próximo año debería editarse en el país
galo una selección de cuentos escogidos.
En Italia se acaba de publicar una traducción de Galápagos,
una crónica de viaje a las “Islas Encantadas”, y Los conquistadores
de la Antártida, ambos este año. Durante el 2004
se publicaron Naufragio y su libro de memorias Una vida
al fin del mundo, y en el 2003, la segunda reedición de
Tierra del Fuego y Cazador de Indios. Es necesario reconocer,
eso sí, que parte de la fiebre por la literatura fueguina deriva
del fenómeno que significó la publicación de
Patagonia express, de Luis Sepúlveda, donde el
autor narra un encuentro con Coloane. De hecho, la novela se cierra
con una alusión a su “maestro”: “Nunca más estaría
solo. Coloane me había traspasado sus fantasmas, sus personajes,
los indios y emigrantes de todas las latitudes que habitan La Patagonia
y la Tierra del Fuego, sus marinos y sus vagabundos del mar. Todos
ellos van conmigo y me permiten decir en voz alta que vivir es un
magnífico ejercicio.”
En Estados Unidos ya se publicó Cabo de Hornos y está
en proyecto la edición inglesa de Tierra del Fuego,
una de sus obras más famosas. Esta novela también está
siendo traducida al portugués en Brasil, aunque ya había
sido publicada en Portugal en 1996.
En Chile, el año pasado LOM editó Papeles recortados,
una recopilación de anotaciones hechas durante la estadía
de Coloane en China. Asimismo, dos libros de cuentos inéditos
del autor -La campana navegante y otro que en principio se
llamaría "Viven porque están muertos”- podrían
ser publicados durante los meses que siguen por otra empresa editorial.
Asimismo, el epistolario entre Coloane y su mujer, Eliana Rojas podría
estar en el mercado una vez que ediciones Universidad de Santiago
le dé el vamos.
Coloane en el cine
La obra del escritor debutó en el cine con “El último
grumete de la Baquedano” (su primer libro, y también su
“novela símbolo”). En la navidad 1983 la historia del joven
Alejandro, que se embarca clandestinamente en la última travesía
de la corbeta militar con sólo 15 años, se estrenó
en la pantalla grande, bajo la dirección de Jorge López.
Fue protagonizada por Gonzalo Meza, Domingo Tessier, Juan Cristóbal
Soto, Cora Díaz, Enrique Heine y Teresita Rivas. La música
fue compuesta por Carlos Hernández, y el tema central, "El
navegante", fue una célebre creación de Eduardo
Gatti.
En el año 2000 se estrenó “Tierra del Fuego”,
una coproducción ítalo-chileno-española dirigida
por Miguel Littin y con actuaciones de Jorge Perugorria, Ornella Muti,
Tamara Acosta y Nelson Villagra, entre otros.
Y ahora es el brasileño Walter Salles (“Diario de Motocicletas”)
quien llevará al celuloide “El camino de la ballena”.
La cinta se rodará a fines del próximo año en
Chiloé, y por el momento se está trabajando en el guión,
ya que la historia implica ciertas complejidades logísticas,
sobre todo por las escenas de mar.