Fernando Luis Pérez
Poza,
nació el 25 de febrero de 1958, en la ciudad gallega de Pontevedra
(España). Por la rama paterna desciende de una familia en la que
destaca su abuelo Rogelio Pérez "Roxerius", escritor, poeta,
inspector de primera enseñanza y político nacionalista gallego,
quien junto a su primo hermano, el poeta vanguardista gallego
Manoel-Antonio, formó parte de la generación literaria "Nós" de
tanta trascendencia para la literatura gallega. Es el menor de
cinco hermanos. Su hermano Ramón Antonio Pérez Poza, también
escritor, ha publicado varios libros de poemas y relatos cortos y
una novela.
Cursó estudios de bachillerato en el Colegio
Sagrado Corazón y en el Instituto de Pontevedra. A los doce años
ingresa en el Seminario La Pequeña Obra de Valladolid, que
abandona a los quince al renunciar a su idea de hacerse misionero.
Regresa a Galicia y acude a la Universidad de Santiago de
Compostela, donde realiza estudios de Medicina y Filología Inglesa
sin llegar a terminarlos.
A los veinte años se traslada a
vivir a la ciudad de Sevilla, donde reside un año trabajando como
administrativo en una empresa de productos químicos. Allí alquila
una buhardilla justo al lado de la casa de Gustavo Adolfo Bécquer
y escribe sus primeros poemas, que recita en las veladas que se
celebraban en los locales del grupo poético Noches del Baratillo.
A su regreso a Pontevedra publica un pequeño libro de
poemas y relatos cortos, de corte vanguardista, que titula "Los
neurosábados". Paralelamente colabora con el movimiento asociativo
juvenil, participando en la fundación de los Exploradores de
España, Boys Scouts de Galicia y el Grupo Pioneiro Máis Alá, este
último que recibe el nombre de un manifiesto poético efectuado por
el poeta Manoel-Antonio y otros intelectuales y que iba destinado
a la juventud gallega.
Su vida laboral transcurre
entregado a los movimientos asociativos, sindicales y de defensa
del consumidor, así como a la administración pública, en la que ha
desempeñado el puesto de Jefe de Protocolo de las Cortes de
Castilla y León durante una legislatura, puesto desde donde
fomentó la realización de numerosas publicaciones institucionales.
En el ámbito de la prensa escrita ha colaborado
desinteresadamente con medios de comunicación como La Voz de
Galicia, Diario de Pontevedra y Faro de Vigo. En la radio,
participa habitualmente en programas de la cadena Ser, de la
Cadena COPE y casi todo el resto de emisoras de radio y televisión
con sede en Galicia, especialmente en el área de consumo.
En la actualidad compatibiliza su cargo de Consejero de la
OCU, Organización de Consumidores y Usuarios, a escala nacional,
con su cada vez más intensa producción literaria, que le lleva a
escribir varios libros de poemas: "En la espiral del Sur", "Poemas
de la Red", "Rosas de Sal", "Lengua de Trapo", "Camino de la Luz",
"El laberinto de las letras" y, numerosos relatos cortos. Desde
hace algún tiempo, colabora con varias listas poéticas de la red
de Internet, entre las que cabe destacar Mundo Poético
(Argentina), el grupo Bolivia-Literatura (Bolivia), Blinda
(Argentina), Diáspora-poesía (Chile), Canto Poético (Puerto Rico),
Literato, Escritores, El club escarlata, etc... El boletín
electrónico de poesía "Brisas", con distribución diaria a 4.500
personas repartidas por todo el mundo ha seleccionado y publicado
algunos de sus poemas. Asociaciones culturales de New Jersey y Los
Ángeles en EEUU han incluido varios de sus poemas en sus revistas
y webs y varias emisoras de Argentina los han radiado. Desde hace
varios meses publican regularmente algunos de sus escritos revistas como
EOM-El idígoras, Voces, Crónica Literaria, Divague, El astillero,
Encontro de Escritos, Entre Amigos, Almiar-Márgen Cero, Cuentalia,
Flor y Piedra del Caribe, Fontana Azul, Café Berlín, La
Literonáutica, Mis escritos,
El Ebro, Solotxt, Fígaro, LetraHeridos, Palavreiros,
Rutilia Literaria, Mecenas,
etc...
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LA MAREA DEL
RITMO
Después de la
penumbra y la tiniebla vino la vida, la vida fecunda: vino
la chispa fértil del relámpago, en cuya selva ardían las
palabras, vino la luz y la esperanza, el verso sin plumas,
la utopía literaria.
El ritmo ebrio vino, de las
mareas, del fondo del océano, del mar, como una ola
gigantesca que trepa por la espuma a la cima de los
cielos; del reino de neptuno vino, blanco como la nieve y
hondo como la luz a rescatar del silencio pedazos amargos
de mi volcán interior.
A la boca se asomaron sus
pétalos abiertos de flor radiante y sincera, sus pétalos
de abismos transparentes, sus pétalos de sueños y
serpientes. A la boca fluyeron desde dentro de las venas,
en la sangre que corre río abajo tropezándose en las
piedras, en la sangre cubierta por el musgo del olvido
como si fuera tierra.
El ritmo vino dentro de la
bruma, escondido en la piel de los sonidos, de la rima,
del metro, del acento, rebosante de brillos y
latidos. Vino como un deseo ineludible, como un río
salvaje y turbulento que estalla su caudal contra las
rocas y bebe las esencias del rocío en la sabia despensa
de la aurora.
Su aroma espeso me trepó a las
venas, llenó mi alma de resplandor marino como si fuera
espuma del océano, trepó por las enredaderas hondas de mis
nervios como si fuera hiedra en la que hierve el sol fértil
de la vida, la estrella luminosa del destino, el barro de
la tierna alfarería.
El ritmo nació inmenso del
silencio, de los golpes de voz que da el acento al llenar
de palabras cada verso y de versos la espiral donde se
arma la cadencia secreta del sonido. El ritmo nació así,
como un suspiro, como mana una fresca melodía del más
hondo volcán de la garganta, de las letras, del viejo
crucigrama donde se forjan febriles los sueños y se fragua
el vértigo de la danza.
(Abril
2001)
DIARIO
Septiembre.
En agosto llamé para ponerme de acuerdo contigo pero
no estabas. Fue una lástima. Quería contarte todo lo que me
sucedió durante el mes de julio e informarte de los buenos
propósitos que me estimulan para afrontar con alegría una
nueva temporada de otoño e invierno. Me imagino que habrás
iniciado las vacaciones y que estás en pleno agobio de sol, la
playa, los mariscos gallegos... ¡Ojalá yo también me
encontrara ahí, contigo! Pero no me queda más remedio que
esperar a tu regreso. ¡Tengo tantas cosas
que decirte!
Octubre.
Nada. Sin noticias tuyas, a pesar de que inundo tu correo
de e-mails... Es como si te hubiera tragado una nécora
mientras practicabas submarinismo en la playa de Cabío. ¡Ya
sé!! .... Lo más probable es que hayas cogido esos días que
te debían de vacaciones y aprovechado la veta de buen tiempo
que han dicho en las noticias de la tele que se está
produciendo y es tan poco habitual por esos pagos. La playa
es genial y probablemente hayan afluido a tu memoria montañas
de recuerdos, de cuando eras niño e íbamos a bañarnos en sus
aguas con tus primas y tus tíos en aquellas jornadas maratonianas
de sol a sol. Fue allí donde comenzó tu afición a la pesca
submarina que con tan suculentos manjares y durante bastante
tiempo nos ha obsequiado el estómago. |
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Noviembre.
Sigo sin saber de ti... y aunque te envío misivas a través
de todos los medios y sistemas habidos y por haber, nunca me
respondes. Es posible que el trabajo no te deje un minuto
libre. ¡Estoy seguro!... Pero, vamos, una llamadita la
podrías hacer. O será que te has ido al extranjero a dar
clases en comisión de servicios del Ministerio de Educación. Si
el destino te ha llevado a Brasil ya me contarás a qué sabe
la caipiriña y si ha sido a Cuba ¿te acordarás de traerme la
receta del mojito? Por si acaso, ayer pasé por delante de tu
casa, pero tenías las persianas cerradas y no me atreví a
llamar a la puerta. Sé, por propia experiencia, que es muy
molesto que te despierten si estás echado, durmiendo una
siesta. Yo cada día me encuentro un poco más solo. Ahora ya
ni la vecina me dirige la palabra. Se ha vuelto muda y cuando
la encuentro en el descansillo de la escalera me tuerce la
cara. Sí, estoy solo, y no tengo a nadie a quien contarle
el terrible problema que estoy padeciendo.
Diciembre.
Te llamé y me respondió Burt Simpson diciéndome que no
estabas. Por cierto, ya es casualidad que los dos hayamos
escogido el mismo personaje para el buzón de voz. Como no
estabas, dejé un mensaje. Ojalá no se borre. En ese momento
me sentí como un náufrago lanzando una botella al mar.
Hace frío y yo sigo con los problemas a cuestas. Apenas salgo
de casa. Espero que estés donde estés lo estés pasando bien,
valga la redundancia. Mi cabeza es un lío. Las ideas se me
enredan como si fueran hilos de un ovillo con los que está
jugando el gato y aunque tiro de la madeja nunca encuentro
el principio. Ya verás cuando te lo pueda contar, te vas a
quedar alucinado. ¡Es todo tan extraño! Aunque quizá cuando
te enteres el asunto te parecerá pecata minuta. Yo siempre
hago de una gota una inundación y a lo mejor a ti te está
cayendo el diluvio por encima.
Enero. Nada. Las persianas
siguen cerradas y empiezo a pensar que sólo eres un producto
de mi imaginación. Sí, las neuronas me patinan a veces y
ya casi no distingo entre la ficción y la realidad. Un trozo
de oscuridad invade mi cerebro y me arroja a un pozo cada vez
más hondo. Tal vez nunca naciste. Tal vez tú nunca fuiste tú.
Tal vez solamente eres el producto de un sueño. Pero yo
juraría que en este mes es tu cumpleaños. Esto cada vez
me resulta más extraño. He preguntado a algunas personas y me
han dicho que no te conocen, que no saben de quién les estoy
hablando, que no te han visto en toda su vida. He pasado por
tu casa y entrado en el portal y en el buzón no hay ni una
señal de tu paso por ese edificio, tu nombre ha desaparecido,
en su lugar alguien ha puesto el mío.
Febrero. En la
pescadería tampoco te recuerdan. Y me han mirado como si
yo estuviera un poco chiflado. Dicen que yo nunca tuve una
hija, que nunca estuve casado, y si me descuido hasta que
nunca fui humano. Pero yo sé que tu mundo es la realidad y no
la ficción. Tú sabes que siempre te he deseado lo mejor y que
me habría gustado formar parte de tu vida como un si fuera
un brazo, un ojo, un pie tuyo. Tú sabes que habría querido
celebrar todos tus cumpleaños, como el mes pasado, en que a
pesar de que no estabas compré una tarta, encendí las cuarenta y
tres velas de turno y las apagué con el fuelle del colchón de
playa, porque mis pulmones ya no dan para más.
Marzo. La
soledad se va acentuando. Cada día te echo más de menos.
Quiero seguir a tu lado. A fin de cuentas, ¿cuánto tiempo ha
pasado desde que nos hicimos amigos, desde que te encontré en
la calle un poco despistado, desde que me enviaste aquellos
largos e-mails donde me relatabas todos los pormenores de tu
atribulada existencia? Lo que no termino de entender es
por qué los e-mails llegan de regreso a mi ordenador, por qué
las cartas son como boomerangs que retornan siempre al buzón
de mi portal, y por qué las llamadas telefónicas suenan en mi
teléfono móvil cuando marco tu número.
Abril. Ya no lo
soporto más. Tengo que contártelo. Necesito decírselo
a alguien y no puedo esperar. Es algo que me come por dentro,
como un gusano interior que se alimenta de la soledad. En el
mes de julio pasado fui al médico, al psiquiatra. Sí, ya sé
que te estarás preguntando por qué. Y te diré que ni yo mismo
lo sé. Quizá era que me encontraba mal, que nuestra relación
me estaba saturando un poco, que estaba cansado de escuchar tu
voz como si de un altavoz instalado en mi cerebro se tratase.
Lo cierto es que fui y que tras numerosas pruebas y preguntas
me diagnosticó esquizofrenia. Sí, me ha dicho que tú
solamente eres otra personalidad que en ocasiones vive en mí
y que gracias a la medicación que él me ha recetado me
has abandonado. Quizá por eso te echo de menos. ¿Sabes? Añoro
aquellos tiempos en los que nos turnábamos en este cuerpo
para salir a dar una vuelta o simplemente para ver la
televisión.
Diciembre 2001©Fernando Luis
Pérez Poza Pontevedra.
España a Fernando le puedes escribir a: fpoza@navegalia.com
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