Una revista en un mar de libros
PO
- ETICA
Calabaza del Diablo/
Universidad de Chile
79 pag. 2006
Por
Felipe Ruiz
Reseñar revistas no es sencillo.
No sabemos qué específicamente podemos leer, empezar
a descubrir o por qué página comenzar un diálogo.
Pese a todo, podemos, al menos, hojear y ojear - con el ojo y la punta
del dedo -, el dossier encuadernado de artículos e imágenes
que componen el cuerpo de eso tan efímero hoy que es una revista.
Y aunque nada asegure su continuidad (¿quién podría
asegurar la
continuidad de cualquier adminículo impreso a estas alturas
o bajuras?), debemos, sin embargo, detenernos en esta particular producción
que es PO - ETICA, revista del Grupo de Estudios de Emmanuel
Lévinas.
Lo que me llama la atención de esta
publicación es primero que el título, como bien se señala
en la presentación, no respetando la etimología de la
palabra, realza el juego de la poesía como concerniente
a un ejercicio que sigue, pese a todo, alimentando la fe en una ética,
un estímulo a mejorar nuestro comportamiento vía artificio
de la palabra. El ethos, entonces, aliado al arte, que retribuye y
contribuye conmutativamente a escribir y ser al mismo tiempo. De allí
quizás que el término "poeta" aluda no sólo
a una práctica de escritura sino que a un modo de ser, un modo
de estar y co pertenecer al mundo. De allí también que
este primer número de la revista sea una realización
conjunta entre la Editorial Calabaza del Diablo y la Universidad de
Chile, institución que alberga al Centro de Estudios.
Ahora, esta alianza no se queda tan sólo
en el título ni el la formalidad editorial. También
podemos encontrarla en el contenido de la revista, donde hayamos poemas
visuales de Gonzalo Millán más una excelente serie de
poemas sobre pintores de reconocida trayectoria. En lo particular,
dado que soy fanático de su producción, me ha resultado
particularmente excitante
el poema dedicado a la conocida pintura de Edward Hopper Halcones
Nocturnos. Ahí va para cotejo del
distinguido:
En la esquina iluminada de la cafetería
no se oyen los chillidos de los halcones cazando mariposas al vuelo
en los nimbos de los faroles.
Como veloces acróbatas cruzan los altos edificios de ventanas
oscuras, las calles vacías con tiendas cerradas.
G.M
Por otra parte, lo estrictamente filosófico. Nos encontramos
de plano con la perspectiva ética de un filósofo poco
estudiado y conocido por el medio intelectual aficionado a lo epistemológico,
como la de este filósofo, Emmanuel Lévinas. ¿Quién
es? A riesgo de resumir demasiado, habría que hablar de su
admiración y posterior animadversión a Heidegger (a
quien nunca le perdonaría su adhesión al nazismo), su
cercanía a las patéticas francesa existencialista, con
las que dialoga si dejarse llevar por sus delicadezas.
Desde la perspectiva levinasiana, la mirada del Otro sería
lo propiamente insuperable. El Otro, para Lévinas, constituye
el punto ético que mi ser no puede traspasar. La mirada del
Otro - la huérfana, la viuda, el extranjero, dice el autor
-, me conmueve, llamándome a un punto de inexpugnable alteridad.
La ceguera, en este sentido, sería la no contención
del aspecto de la mirada propia del Otro, del Rostro cuyo ojos no
podría yo reemplazar en mi interioridad...
Sobre qué podríamos decir de esto en relación
a la poesía, se me ocurren muchas salidas. Por ejemplo, la
resituación del espacio de interlocución visual de la
escena de lectura, la significación de esa mirada del poeta
ante su libro y el público, como un espacio plenamente significativo
para el crítico y el escucha/ espectador. Ese lugar desplazado
de la escritura y del libro, que sería la asistencia al recital
y lectura, como el desde dónde comenzar a una "escena"
literaria altamente fragmentada por un falso sentido de textos ciegos,
perdidos en la gran biblioteca borgeana... como "leer a la luz
de un incendio", para citar al poeta Claudio Gaete.
En la mirada, pues, y en el tacto, de este ojear y hojear la revista.
Esperamos larga vida y un próximo número. Por lo pronto,
los interesados pueden acercarse a la página del Centro www.levinas.cl
o a la editorial Calabaza del Diablo, donde de seguro tendrán
un ejemplar para su deleite. Suerte.