Tremolo
y origen
Felipe
Ruiz
Nos contentamos con ir a buscar los
días saliendo como si fueran overoles que uno se combina con la ropa de
trabajo. El retorno de Germán Carrasco, este sábado pasado, arribando
a Santiago como su enjuta sonrisa bestial y condescendiente, nos tiene a todos
los poetas contentos. ¿Es mejor mi poesía que la de Eliot una vez
que la leímos y filtramos en el paladar? Sólo a condición
de que yazcamos en el parnaso. Lo que me parece es que el sobrio poeta norteamericano
no sabría responder a la bestial demencia de este mundo, y seamos sinceros,
ni yo ni él iniciamos el mundo.
Pero al regreso de Germán,
que nos da pruebas y no respuestas, comprueba que la sinceridad y la soltura es
mejor que la sobriedad y la demencia: me dijo un día, una primavera atrás,
en el bar Rapa Nui, que la poesía es como un juguete. Una respuesta oportuna
a la marea de orates que se esconden en barrios como Lastarria, el Llano o que
vienen de Las Condes a instalarse al otrora símbolo del Pinocho: la torre
ENTEL. Es tanto peor la penosa poesía wuarra, combativa hasta el hartazgo.
Es factible que nuestro actual medio de poesía se encuentre entrampado
en esa sordera comunicacional que es la de escribas y poetas. Los escribas, pioneros
en fundar la poesía del año 2000, como Matías llama… ¡al
pasado de rico y vendedor de álamos y bosques!, quiere la palabra pasada
como la moda del presente. Pero la otra poesía, la del lado oscuro desprecia
la belleza, da lástima
Es quizás tangible querer siempre a
Germán como un amigo que viene a quedarse, pero no producto de que sea
el mejor, el premiado.
La poesía es amor y es belleza
..
. .. .. .. .. . .. . .. .. . .. .. G. Carrasco.