Todo sobre
Gabriela
Un volumen que
reúne la poesía completa de la Mistral acaba de ser publicado como parte
de un proyecto editorial que pretende rescatar el legado en verso y
prosa de la Premio Nobel.
por
Elizabeth Neira
.......... Gabriela Mistral
fue una mujer excepcional en el más amplio sentido de la palabra.
Campesina, mestiza, honesta y lúcida hasta la irritación, profesó y puso
en la práctica (y en la escritura) un universo poético demasiado
avanzado para su género y para su época. A pesar de haber dado a Chile
el primer Premio Nobel del continente y de ser hasta ahora la única
mujer de habla hispana en haber recibido el máximo galardón, ha sufrido
por años - en el país- , una injusta subvaloración. En su tiempo fue
eclipsada detrás del lucimiento de titanes como Huidobro, Neruda o De
Rokha. Luego, otro tipo de olvido, uno que es consecuencia de la
ignorancia o de lecturas descuidadas y simplificadoras, nubló su legado.
A décadas de su muerte, "Poesías Completas de Gabriela Mistral"
(Editorial Andrés Bello), recopilación que dirigió el estudioso de la
obra mistraliana Jaime Quezada, repara de alguna manera parte del vacío.
Según el académico, el libro responde a un renovado y creciente interés
de parte de nuevas generaciones de lectores y de críticos por abordar la
obra de la Mistral. Al volumen lírico se sumará durante este año el de
las "Prosas Completas", también a cargo de Quezada, quién, según
afirma, ha respetado fielmente las versiones aparecidas en las primeras
ediciones.
.......... Cinco títulos
componen el legado poético de Gabriela Mistral, "Desolación"
(1922), "Ternura" (1924), "Tala" (1938), "Lagar"
(1954) y el libro póstumo "Poema de Chile". De ellos, sólo uno,
"Lagar", fue publicado en Chile mientras vivía.
- ¿Por
qué es "la eterna olvidada"?
... "Lo
que ha pasado es que nos quedamos tempranamente como sabiéndola. Siempre
pensamos que la Mistral llega hasta aquella llamada "poesía pueril"
enseñada en el colegio, que tampoco es pueril, sino que pueril es la
lectura que se hace. Sin embargo ella está realmente mucho más allá de
los piecesitos de niños. Después del centenario de Gabriela Mistral se
produjo en Chile, afortunadamente, un fenómeno de acercamiento a su
obra. Tanto las editoriales como nuevos lectores le prestaron atención.
Han aparecido interesantes relecturas que la sitúan en toda su
importancia y complejidad, lo que en todo caso, en el extranjero viene
ocurriendo hace rato porque afuera y, sobre todo a nivel
latinoamericano, siempre ha sido una figura capital".
- Al
parecer, la mayor injusticia fue de parte de sus
contemporáneos...
... "Sí. Los
críticos de la época no tuvieron la visión suficiente. De ella se dijo
hasta que no sabía escribir. Además, vivió gran parte de su vida fuera
de Chile. Sale a los 30 años y ya no vuelve nunca más, salvo en dos o
tres oportunidades, pero sólo de visita. Eso también ayudó a que fuera
desconocida aquí porque en esa época las comunicaciones eran muy lentas
y dificultosas".
- ¿En qué medida fue una mujer y una
escritora de vanguardia?
... "Ella fue
una suerte de vanguardista al revés. Si Huidobro fue un vanguardista
porque traía de sus viajes a Europa la última moda literaria de
entonces, todos los ismos, la Mistral llevaba al mundo nuestro
continente, su habla y su paisaje. A ella le importaba nuestra realidad
a nivel continental. Le tocó abrirse espacio como escritora, como poeta
e, incluso, como educadora en una época muy difícil para su sexo, cuando
a éste ni siquiera se le reconocía derecho a voto. Tuvo una actitud
cívica y luchó por el papel de las mujeres, por los problemas agrarios,
sociales, educacionales e indigenistas. Temas conflictivos que sus
coetáneos no estaban dispuestos a escuchar en una voz femenina. La
Mistral además fue una figura polémica porque siempre dijo lo que
pensaba con una sinceridad que molestó a muchos chilenos de
entonces".
- ¿Por eso tuvo que salir?
... "Ella fue capaz de abrirse un espacio que
trascendió Chile. Tuvo oportunidad de decir su opinión en múltiples
instancias internacionales. Por eso, cuando la Academia Sueca le entrega
el Nobel en 1945, lo hace reconociéndola como la voz de un continente.
El galardón fue importante en Chile como noticia, pero no hubo mayor
repercusión en el ambiente literario, al punto que no se hizo en el país
ninguna publicación de su obra y no se le entregó el Premio Nacional de
Literatura hasta seis años después. Ella siempre tuvo conciencia de esta
postergación y lo asumió como su sino".
Legado Imperecedero
- En términos
estéticos, ¿cuáles son sus mayores aportes?
... "El uso del idioma. Su obra está enraizada en
lo más castellano del idioma. Ella utiliza lo que se podrían llamar
arcaísmos, pero de una manera muy vital, al punto de que al leerlos hoy
estos términos resultan ser un verdadero aporte. Enriquece el idioma a
través de una escritura aparentemente áspera y difícil, pero en verdad
extremadamente sensible y casi mística. Todo el dolor y el goce de lo
humano está presente en su obra con una intensidad
abrumadora".
- El rescate de la oralidad en la poesía, que
encuentra su máximo exponente contemporáneo en Nicanor Parra, ¿se puede
rastrear ya en la Mistral?
... "Ella
incorpora el habla de la gente, de su tribu, tanto en su poesía como en
su prosa. Escribe apelando a las conversaciones que tuvo cuando niña, a
los cuentos y a los relatos que se transmitían oralmente y lo hace de
manera muy consciente. Luego aludirá a las hablas del resto del
continente donde le toca vivir, retomando palabras que ahora nos parecen
de encantamiento, pero que tuvieron un uso cotidiano. La Mistral es la
gran rescatadora de nuestra oralidad latinoamericana".
- ¿En
qué medida cree que su obra sigue vigente?
... "Los problemas que aborda en su escritura están
plenamente vigentes; el mundo indígena, el asunto de la identidad
latinoamericana, el rol de la mujer. Ella representa el sentir de un
tiempo, pero a la vez es una gran visionaria porque sus temas cruzan el
siglo y se perpetúan como los grandes tópicos de la centuria venidera.
En su poesía podemos vislumbrar una gran preocupación por la tierra y un
acercamiento a la naturaleza, anticipándose incluso a los movimientos
ecológicos hoy en boga.
en El Mercurio 1 de Julio 2001