Solitarios intelectuales también hay, esos jóvenes que leen,
reflexionan y escriben, sumergidos en un pueblo de borrachos y
prostitutas. ... La búsqueda y
misantropía de estos seres casi siempre raya en la locura. Hay
también un viejo archivero (Nocturno) que tacha todas las
solicitudes con un violento "no ha lugar", como venganza contra el
mundo estrecho que le rodea. Sueña con discutir a su jefe y amar a
la secretaria de la oficina, intentos que siempre terminan en
huida. ... Ante la miseria y
mezquindad del ambiente, los protagonistas se sumergen en un
universo propio, se aislan y el resto termina siendo sólo un telón
de fondo: "Me veo ahora, recorriendo el poblacho, calle arriba,
calle abajo, de cerro a cerro, de mar a mar. Debí parecer un
muchacho extravagante, con el sombrero embutido de cualquier manera
en la cabeza, de mirada dura, hostil y con un rostro enflaquecido
por las meditaciones; era como un piedrazo dado a la simpatía y la
cordialidad".
"LA SOLEDAD SE
ADHERÍA..."
... La locura,
la imaginación desbordada o los actos gratuitos ejercidos por los
personajes les hacen escapar por un pelo a estos cuentos de un
realismo estrecho y plano. La búsqueda de cierto modo de felicidad
que es común a todos los protagonistas les hace huir hacia mundos
interiores o maravillosos. Pero nunca conseguirán lo deseado. En el
cuento Octubre cruel, se recrea la vida en el interior de una
de las embarcaciones de Colón hacia América. Los marineros creen ver
a cada instante la tierra anhelada. Todos los avisos son falsos y al
final, cuando es verdad, el protagonista baja a su litera y se
duerme, aburrido. Este simbolismo recorre todos los
cuentos. ... Hay un designio fatal que
recuerda permanentemente a los personajes condenados de Manuel
Rojas. El tener que "pagar la cuota" de sufrimiento a cada paso,
parece también perseguir a los seres de Pablo García: "Nos faltaba
ímpetu, vitalidad, alegría de vivir. No teníamos alas ni suficiente
impulso para desear ser otra cosa y jamás podríamos escapar de la
trampa en que estábamos metidos. Eramos unos fracasados; unos
pájaros de mal agüero". ... Estos nuevos cuentos confirman que,
además de ser García un narrador sólido y entretenido, está metido
un poco a la fuerza en la Generación de1957. Sus temas y formas son
anteriores. Estos personajes desquiciados -algunos inolvidables-
locos y algo poetas, retratan un universo casi sin salida, pero que
hay que vivir. Los cuentos se beben de una sentada, encontrándonos a
cada paso con la frase que se repite: "La soledad se dhería al alma
como una mano helada..."
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