"Los seres buenos se hacen mejores con el dolor;
los malos nos hacemos peores."
Gabriela Mistral
I
Paraderos
Paraíso
Aquí no hay glamour
ni bares franceses para escritores
sólo rotiserías con cabezas de cerdo
zapatos de segunda
cajas de clavos. martillos. alambres y sierras
guerras entre carnicerías vecinas y asados pobres
este no es el paraíso ni el anteparaíso
El territorio del corazón
Bajaba del colectivo
y miraba tu calle
desde Gran Avenida
hasta Santa Rosa
caminaba
alrededor de tu casa
marcando el territorio del corazón
como un perro
te esperaba
en las escaleras del metro
por si ibas a trabajar
en la mañana
o si regresabas
para almorzar
después
vino la noche
y Aretha Franklin
el ron con cocacola
y el whisky en los bares
las llamadas telefónicas
entre fiesta y fiesta
los viajes en taxi en la madrugada
para ir a buscarte borracho
a los paraderos
vinieron el descontrol
los baños públicos
las peleas
las esposas y las antiguas amantes
el viaje a Argentina
los perros muertos
los almuerzos en el mercado
y los poemas
todas las noches
te busco
sentada en las cunetas
donde vas a beber
te espero en el bar
hasta que se hace de día
y apareces
con un librito
en la gabardina
un librito
en el que está dibujado
mi corazón
Swing
Dua, dua, dua
Ella Fitzgerald
los ojitos de sueño americano
sacudiéndose
en el Savoy
Dua, dua, dua
Gladys González
los ojitos de heroína
sacudiéndose
en la Habana Club
oculta los colores del fracaso
en el mismo swing oscuro
Barquitos de papel
Veo la pobreza de mi barrio
las calles inundadas
llenas de barquitos de papel
que los niños recortan
Veo la pobreza de mi barrio
barquitos de papel
naufragando como lucecitas
en el barro
Tibieza
Se detienen en un paradero
iluminado a ratos
por el parpadeo del tubo fluorescente
encienden cigarrillos
que lanzan a la rendija del desagüe
como haciendo tiro al blanco
con la falsedad de esa imagen de tibieza
Pequeñas cosas
Porque uno
puede morir
por las pequeñas cosas
como por el gracioso baile
de las esporas
que se arrastran
por la tela
de mi vestido
por el silencioso crujir
de la pintura hinchada
reventando en un día de lluvia
esparciendo un polvillo rosa
sobre mi nuca
Me dice
Me dice que escribía en boletas
y papelitos de cigarros
mientras ella
se iba al baño
a mirarlo por la ventana
Me dice que ella es su muerte
y que no quiere morir todavía
porque la muerte
es mujer fatal
Me dice que ella es su crisantemo
y le recita haikus
en el cerro San Cristóbal
mientras los animales
se vuelven histéricos con la lluvia
Él recoge las mejores cartas
y las guarda en su libro de budismo
recitando mal a Girondo
mientras ella
se aleja
con sus senos de magnolia
volando
sobre la ciudad
Trozos de mercurio
Una pensión en Valparaíso
una cama
una mesa y dos sillas
tengo a John Milton
sobre la taza del baño
estoy bebiendo lo que queda de la tarde
he escrito cosas mientras estaba borracha
que me parecen bien
espero a mi amiga del cerro Barón
para que me recoja despacito
como trozos de mercurio
y me lleve a comer algo
en un restauran donde halla wurlitzer
porque quiero escuchar
esa canción de Bob Dylan
todo lo que me resta de vida
La chica más
linda
La chica más linda de la fiesta
tiene una bolsa plástica en la cabeza
marcas de tinta en los dedos
sus huellas digitales
en toda la ciudad
Un paradero
En Gran Avenida
hay un paradero
y una chica
que lo habita
su corazón está oxidado
como las vigas de metal
que sostienen la estructura
por tantas historias
tatuadas en forma violenta
sobre la superficie
en Gran Avenida
hay un paradero
aún más triste
y una chica que lo habita
un paradero que ha visto todo
y que se convierte
en el esperadero silencioso
de la persistencia
Cicatriz
El lado salvaje del amor,
muchacho,
me lo llevo
en este último viaje
junto a un toque de morfina
y con la sensación
de ser una eterna cicatriz
que vaga por la ciudad
Taxi
Tú y yo
en un taxi
mudos
cada uno en un extremo
el pelo mojado
y el viento
entrando por la ventana
esparciendo las cenizas del cigarrillo
mudos
sin excusas
para dejar
de volver a hacerlo
Penumbra
Ella lo miraba
desde el baño
orinando desnuda
en la taza del water
con su chaqueta de cuero
y un Jack Daniell's en la mano
Ella lo miraba
desde el baño
retocándose el corazón
con un lápiz labial
en la penumbra de esa habitación
La misma noche
A nadie le importó
quién se iba primero
o quién pagaba la cuenta
de estos cuatro meses
jamás beberemos
tanto como entonces
ni tendremos la sensación
de ser tan felices
teníamos el corazón tan cargado
que nos arrastrábamos
como imanes
a la misma noche
a la misma mesa
al mismo vacío
que no podíamos dejar
y nos dolía tanto
al mismo flamenco
teñido de apareamiento
que caía seco
en las sillas plásticas del bar
al mismo engaño
que jamás fue
sino el pliegue de una mirada
en dirección a la misma lejanía
al mismo espacio inconsolable
que era también
la única forma
de entrega
Hilo rojo
Debo decir
que me duele un hombre
en todo el cuerpo
fotocopio su rostro
y lo pego en los paraderos tristes
de Gran Avenida
bordo su nombre con hilo rojo
en mi ropa interior
me tatúo las costillas
por si acaso un día te saco de adentro
tomo té 9 veces al día
hablo con los pájaros
hago mandas al niño Jesús de Praga
prendo inciensos
leo el Kamasutra
mando a revelar tus fotos antiguas
no duermo buscando algo más que ofrecer
me corto la yema de los dedos
y camino goteando las calles
con los brazos caídos
y la cabeza semirapada
Bolsita
Me llama
a las tres de la mañana
para comprar pan
agarro la bolsita
y tomo un taxi
la noche me espera
en un paradero
Doméstica
Esta primavera
he comenzado a hacer mi cama
todas las mañanas
después de levantarme
Busco domesticarme con pequeños rituales
lavar platos
pagar cuentas
hacer el desayuno
............. almuerzo
............. once
............. y cena
Busco la manera perfecta
de arreglar mi cabello
y de hacer aeróbicos
en el gimnasio
todo
para verte desde lejos
y engañarme
con que mi vida
ya no se escribe
hacia abajo
que ya no es
un verso largo
y menos un poema
II
El
tatuaje de la última batalla
"Pero yo sé guardar
y usar lo triste y lo barato
en el mismo bolsillo donde llevo esta vida
que ilustrará las biografías."
Julio Cortázar
Pavimento
Toda yo alambrada
recogida por los muslos
la carne floreciendo por las púas
la planta de los pies deshaciéndose
y sellando la tragedia en el pavimento
como una marca de sol
Pedacitos de muerte
Esta noche
no intercambiamos jeringas
ni besos
nos declaramos la intensidad en el rostro
nos guardamos la sangre salvaje
para no contagiarnos desde el amor
Estampada
Sigo estampada
como un pedazo de género barato
como un muestrario de dolores
que se vende apilado
al aire libre
recordando las historias
que han pasado por esta tela
los dedos que han delineado
cada figura del grabado
tomo las tijeras
saco trozos para pegarlos en mi libreta
intercalo las palabras
con el tejido
para coser vestidos
tengo vestidos de calle
tengo vestidos de fiesta
tengo vestidos de cama
tengo vestidos
estampados en batallas
que no se han terminado de escribir
Lamiendo las paredes
Camino en las noches
por mi departamento
lamiendo las paredes
para sentir el sabor de la violencia
que dejaste la última vez
masturbándome despacio
sin placer
con el corazón amarrado
a un costado
por el desprecio
Tul
Quiero verte en tu cama de hospital
contagiarme de tu muerte
bañarte con una esponja
como a los bebes
escribirte en el borde de las piernas
"no me dejes"
dibujarte la cara
con los granitos de arroz de mi plato
curarte los moretones del ojo
te haría el amor
desde esta esquina
despacito
sin tocarnos
porque yo sé que no puedes estar conmigo
y no me importa
me aguanto las ganas
me como el deseo
te regalo mi chaqueta
mi vestido de tul
mi casita de la zona sur(1)
duermes en tu cama de hospital
y yo pongo más números
a mi lista de fracasos
me voy marcando la carne
con alambres y clavos
me voy convirtiendo
en la explanada de tu llaga
(1) Los amigos dicen que soy
una tonta
Que quieres experimentar
Yo les digo que soy un tubo de ensayo
Me miran y mueven la cabeza
Saben que voy a sufrir
Yo les creo todo
Ninguna pintura
Módulo B. Celda Nº
100
Yo no tuve ninguna pintura de la última batalla
nada que diga
que estuve allí
solo un montón de fotografías borrosas
coinciden con nosotros
en que la calle fue nuestra
en que nadie pudo domarnos
ni siquiera
cuando estuvimos jadeando
de espaldas a la pandereta
te acuerdas
que parecíamos tan ingenuos
cuando nos decía:
"quédense en ese paradero"
y esperábamos horas
a que él llegara a recogernos
cuando ni las fiestas
ni los tragos exóticos
ni los cambios de vestido
ni ninguna boca que besáramos
nos daba un golpe como este en el rostro
yo no tuve ninguna pintura de la última batalla
ningún saludo marcial
que me regalara una despedida
ninguna disculpa
ningún perdón
Gladys González
GRAN AVENIDA
Edit. La Calabaza del Diablo. 2005