Entrevista
a José Antonio Galloso y Pescador
"La
poesía visual está pasando por un momento de fertilidad digno de
detenernos ante ella y echarle una mirada"
Por
Gabriel Ruiz Ortega
Se dice
y se comenta hasta el hartazgo que el mero hecho de que alguien se dedique a la
literatura es de por sí un acto suicida. Sin embargo, el mejor acicate
que cualquier suicida puede encontrar en el quehacer literario está muy
asociado a las dificultades que esta actividad depara. Por ello, como muestra
de una soberana sacada de lengua a la realidad, el ducho narrador Max Palacios
decidió fundar el sello Bizarro Ediciones. Pero ¿qué es lo
que hace especial a este nuevo sello?, pues la respuesta es fácil: el albergue
a toda posibilidad de manifestación literaria que no cuaje dentro de los
parámetros normales de una editorial común y corriente. Bizarro
Ediciones ofrece la oportunidad a todo texto que aborde el tópico underground,
marginal, radical y anti-sistema.
Cualquiera diría que una empresa
como esta no tardaría en conocer la parcela del desánimo, pues no
es el caso de Palacios, puesto que ni bien hizo el anuncio del nacimiento de esta
editorial en www.amoresbizarros.blogspot.com
no dejó de recibir mails de personas interesadas -tanto de Lima,
provincias, España y USA- en hacer realidad sus inquietudes guardadas.
Y luego de analizar los textos, el ahora escritor-editor entrega al público
lector el libro experimental de poesía Recortes de la memoria. El libro
de la sombra, del peruano José Antonio Galloso y el chileno
Franz Fischer o mejor conocido como Pescador.
Aprovechando
la publicación de Galloso y Pescador, ambos accedieron desde San Francisco
(USA) a esta entrevista. Vale decir que las preguntas fueron contestadas por separado,
y por más extraño que parezca, sus respuestas reflejan más
de un punto en común. Como dicen los entendidos, el azar bien visto es
prueba irrefutable de poesía.
- ¿Cómo
nace la idea de este proyecto y cuánto tiempo les demandó?
JAG:
La idea surgió de manera natural. Una tarde mientras conversábamos
en el estudio de Pescador se nos ocurrió hacer algo juntos. Entusiasmados
por ello empezamos a lanzar ideas y, el concepto del libro como espacio que puede
integrar la imagen y la palabra, nos pareció más que adecuado.
En realidad, creo que podríamos hablar de inconsciente colectivo, ambos
nacimos en 1972, él en Chile y yo en Perú, y cuando nos encontramos,
hace más o menos cinco años, de inmediato nos reconocimos como semejantes,
cosa que terminó de quedar clara cuando nos adentramos en el discurso creativo
del otro. Todo esto, sumado a una amistad profunda, nos fue llevando por el camino
del trabajo conjunto. Por otro lado, la ejecución del proyecto nos tomó
un año aproximadamente. Un año en el que cada viernes, en el taller
de Pescador, nos entregábamos a la creación hasta el amanecer.
PESCADOR:
El primer lazo de este proyecto fue la amistad, las circunstancias de generación,
idearios filosóficos y estéticos, identidad latinoamericana como
inmigrante y experiencias entrelazadas a los dos lados de la frontera Arica-Tacna.
Después vino la siempre difícil disponibilidad de trabajar colectivamente,
dejar los egos y subir a las cumbres del entendimiento y la discusión,
hasta llegar a los cientos de pruebas abortivas y visiones individuales, tratando
de encajar esos dos mundos personales y paralelos, dentro del lenguaje colectivo
universal que es la poesía y la imagen. Siempre poniendo en la balanza
el gran sabor e impacto que ambas proporcionan, haciéndola irresistible
ante los más resistentes a un libro de poesía. La tarea fue ambiciosa
y temeraria - frágil de romper - todos los viernes que religiosamente se
respetaron por todo un año hasta ver el final. Consistencia de la que hasta
hoy me sorprendo.
- ¿Cuánta libertad
puede deparar el terreno de la creación experimental, en este caso, de
la poesía visual?
JAG: Como en cualquier proceso creativo
la libertad es infinita en relación al soporte que se elige. En este caso,
nuestra única limitación era el espacio del libro como tal, pero
lo que hiciéramos ante cada página en blanco, ese era un vuelo infinito.
Un espacio de descubrimiento común.
PESCADOR: La libertad absoluta
e infinita, todas las carreteras abiertas, las riendas sueltas en cuanto a contenido,
técnicas o formatos. La libertad elemento fundamental para un buen fruto
y para la decantación creativa.
- ¿Cómo
se dividieron el trabajo, tanto el verbal como el icónico?
JAG:
En realidad, y eso es lo interesante de este proyecto, no hubo separación
de trabajo, todo lo hicimos juntos. La primera decisión fue la de buscar
el espacio de comunión entre el trabajo visual y la palabra. Así,
optamos por trabajar en base a lo que cada uno ya tenía hecho e ir hacia
la búsqueda de un nuevo objeto de arte. Una vez que seleccionamos las imágenes
y los textos, nos enfrascamos en el proceso de creación, para ello, decidimos
tomar el collage como herramienta básica; el collage en su sentido más
básico, es decir, tijera, papel y goma. Cada página del libro fue
diseñada por ambos, cada letra y cada imagen fue cortada y pegada una por
una. Esto le dio al proceso creativo una intensidad difícil de explicar.
PESCADOR:
El trabajo de cortar papelitos, sean letras o imágenes, la diagramación
de la pagina, la selección de los textos y todo lo demás fue compartido,
discutido, criticado, destruido y reconstruido siempre por los dos, por eso dos
títulos. Literalmente un libro hecho a cuatro manos.
-
Algún referente que les sirvió para la elaboración de Recortes
de la memoria. El libro de la sombra.
JAG: En honor a la verdad,
no hubieron referentes, no hubo nada que nos sirviera de guía, en ningún
momento nos dijimos: "Ah, mira, es algo como esto lo que debemos hacer",
eso no existió. Fue un proceso puro de descubrimiento. Pero por otro lado,
me imagino que hay innumerables influencias inconscientes, aunque suene a cliché,
todo lo vivido es influencia y referente a la hora de crear.
PESCADOR:
Pues el norte del libro diría yo, fue tratar de quebrar esa casi doctrina
de texto e imagen en diferentes páginas que tanto uno se aburre de ver,
queriendo romper esa tendencia nace la idea ya desarrollada quizá en el
cómic, pero a diferencia de este, la
profundidad que puede tener un poema reconstruido en una imagen sacada de muchas
fuentes enriquece la visión del lector. Creo que de verdad nunca tomamos
a nadie como ejemplo a seguir y eso le da frescura al libro
-
Sin embargo, si un posible referente puede encontrarse, este me lleva a ciertos
trabajos de Nicanor Parra.
JAG: Si uno se pone a buscar posibles
referentes, la lista puede ser larga, Parra, Apollinaire, Jose-Carlos Beltrán,
y un largo etc. Sin embargo, como ya lo dije antes, en este libro no hay referentes
conscientes. En todo caso, creo que esta búsqueda de lo visual es una consecuencia
lógica de los tiempos en estamos viviendo: la globalización, el
ciberespacio, el desarrollo desmedido de la tecnología y el acceso que
ahora se tiene a ella, nos están convirtiendo, más que nunca, en
animales visuales. Es así que, aunque no se hable mucho de ello, la poesía
visual está pasando por un momento de fertilidad digno de detenernos ante
ella y echarle una mirada.
- Este libro es una
muestra tajante de que la poesía no solo se suscribe a las palabras, sino
que hasta en las muestras aparentemente ordinarias también puede haber
poesía.
PESCADOR: Estoy totalmente de acuerdo, es más,
mi relación con la poesía siempre ha sido muy profunda y eso se
traduce en un lenguaje pictórico y creativo. La poesía como madre
de todas las ramas del arte. Lo primordial y necesariamente inseparable. Un buen
dibujo, cuadro o grabado sin su connotación poética es terreno infértil,
sin alma, muerto en vida. La poesía siempre es, y es como eso que algunos
llaman Dios: omnipresente, omnipotente, todo poderosa.
-
¿Hay otro proyecto conjunto en el futuro o están en la exploración
de búsquedas estéticas ya personales?
JAG: Una cosa
no tiene que ver con la otra. La búsqueda personal está siempre
ahí. Yo escribo todos los días, en este momento tengo una par de
novelas esperando en la mesa de alguna editorial, y tres libros en proceso de
escritura, pero de eso no se debe hablar hasta que las cosas se concreten. Por
otro lado, me fascina la fotografía digital y el collage, en ese terreno
siempre me encuentro en una búsqueda constante. Y, claro, la idea de hacer
otro proyecto con Pescador es siempre una posibilidad, quizá ya no en la
línea de éste libro, o sí, eso no lo puedo afirmar. Pero
hemos hablado ya de explorar la fusión de música y poesía,
y de otros proyectos. Veremos que pasa.
PESCADOR: Los proyectos van y vienen,
además, ya se colaboro con una carátula para una novela y se sigue
con la idea de quizá invertir los papeles y montar una exhibición
con poesía y trabajo visual de los dos. Los dos tenemos caminos ocupados,
llenos de bifurcaciones que nos separan y juntan, algo si esta claro y es que
trabajar colectivamente entre un chileno y peruano, no solamente es posible pero
saludable. Una experiencia altamente recomendable.