Habla
el suicida de la habitación:
MIGUEL
RUIZ EFFIO:
"PRIORIZAR EL LENGUAJE ES EL ÚNICO MEDIO PARA CONTAR
UNA HISTORIA QUE RESULTE MEMORABLE"
Entrevista:
Harold Alva
Lima, 26 de agosto de 2006
En
abril de este año apareció en Lima LA HABITACIÓN DEL SUICIDA
(Zignos, 2006), su autor, Miguel Ruiz Effio, ha ganado varios certámenes
literarios, el último, ser finalista en el concurso nacional de cuento
de la Asociación Peruano Japonesa. Ruiz Effio es un tipo silencioso que
escribe con suma intensidad, limeño (1977), ex estudiante de administración
de la Universidad Mayor de San Marcos, ha logrado presentarnos un conjunto de
historias muy bien sintonizadas que lo consolidan como una de los nombres a tener
en cuenta en esta última promoción de novísimos narradores.
- ¿Por qué empezar tu carrera literaria
con un libro que le rinde culto a la muerte?
- El tema de la muerte
fue algo que fue saliendo con el tiempo, no es que yo lo planeara así desde
el principio. Incluso
el primer cuento que escribí fue Sala de espera, que se diferencia
del resto porque no hay una muerte física, sino más bien una "muerte
simbólica". Después me di cuenta que se estaba articulando
un discurso alrededor de la muerte como tema principal, y me pareció atractivo
trabajar ese tema, vincularlo con el amor, que también empezaba a predominar
como motivo.
- Siento una predilección por
el detalle, es decir, construyes los escenarios como quien se prepara para un
culto, casi a lo Horacio Quiroga, ¿Es Quiroga uno de tus referentes latinoamericanos?
¿Quiénes son tus referentes?
- Yo diría que
mis referentes son más bien Onetti y Cortázar. O por lo menos han
sido los autores a quienes más he querido acercar mis temas y mi estilo.
Ellos construyen meticulosas descripciones físicas y emocionales en sus
relatos. Creo que mis influencias van más por allí. Me gusta construir
la atmósfera donde se sitúan los hechos antes de resolverlos. Intento
crear un mundo que envuelva al lector, que es la mejor manera de lograr que la
historia perdure en su memoria. También Borges, que me impresionó
por su infinita capacidad para crear historias perfectas con materiales eruditos
o que aparentan serlo.
- ¿Y de nuestros
más contemporáneos?
- He tardado bastante para leer
a escritores más recientes. Antes me preocupé de aprender de los
clásicos, como MVLl y Bryce. De Vargas Llosa me impresionaron, sobre todo,
los montajes que utiliza para narrar sus historias y sus inacabables recursos
técnicos. De Bryce, he tratado de aprender la oralidad de sus historias.
Y de lo más contemporáneo podría citar a Alessandro Baricco
y Umberto Eco. El primero ha significado un descubrimiento en el tono de la narración.
Su novela Seda me parece un ejemplo de sutileza y poesía. En el
caso de Eco, lo que me atrae es el lado libresco o erudito que se respira en sus
historias, mezcladas con intrigas tan bien armadas.
-
En el cuento Una venganza, el recurso cíclico es fundamental para
presentarnos una historia que sorprende, por qué ese recurrir a la figura
del padre asesinado o del padre que se suicida ¿por qué esa frecuencia
hacia la figura del padre?
- Sí, la imagen paterna ha sido
un aspecto importante en mi escritura de este periodo. En cierta forma es un homenaje
a mi padre, a quien todavía le debo una historia. Él siempre ha
sido una persona de una fuerza impresionante, un modelo que me ha enseñado
la importancia de no dejarse avasallar por las adversidades. En el cuento La
habitación del suicida le doy vuelta a esta figura, presentando la
posibilidad de un hombre que -aparentemente, porque es un final abierto- hace
lo contrario, es decir, se rinde. Por otro lado, hay toda una tradición
en la literatura peruana sobre la figura del padre, ¿no? Quizá de
alguna manera me he insertado en ella, aunque no ha sido de manera consciente.
-
Y también acudes a lo bíblico, la recreación de Judith, ese
humanizar positivamente a "su víctima", ¿qué te
motivó a desmitificar a un personaje como ella?
- Me pareció
interesante sugerir la idea de que Holofernes se enamora sinceramente de Judith.
El texto bíblico dice, acerca del encuentro del general con ella: "Holofernes
la vió y la deseó", y nada más. Se describe lo inmediato,
lo sensorial y se excluye cualquier tipo de sentimiento. En general las historias
de la biblia abren un abanico de posibilidades para cualquier escritor y, particularmente,
siempre quise reescribir un tema bíblico y enfocarlo desde otro punto de
vista, darle vuelta totalmente, hacer algo provocador. En la historia que cuento
resulta que el general exitoso muere por abandonarse a su amor por una desconocida
que lo cautiva con su belleza.
- Lo contradictorio
es, y eso es lo que enriquece a tu primer libro, el tema de la muerte avasallado
por una temática del amor que gira en casi todas sus páginas, por
ejemplo ese amor muy a El amor en los tiempos del cólera, de Un beso en
la frente, pero que a diferencia de Gabo, en tu cuento solo existe en él,
no en ambos, ¿crees que el amor es una forma de morir?¿crees en
el amor como una forma de muerte?
- No creo que siempre ocurra así,
pero me interesaba contar ese aspecto de las relaciones amorosas. Quería
presentar al amor como aquello que conduce a la muerte; allí estaba la
relación entre estos dos temas. A pesar de que este tema ya ha sido visitado
muchas veces, quise explorar un tema que en la década pasada había
sido evadido por los narradores jóvenes. Lo
sentí como un reto, tocar este tema sin caer en lo trillado. Por eso decidí
utilizar un tono intimista y un lenguaje sutil, que rozara lo poético.
En mis cuentos el amor es esquivo a los personajes, y los conduce a un callejón
donde la única salida es la muerte.
-
¿Tienes algún método para escribir?
- Generalmente
concibo el tono del discurso casi al mismo tiempo que la historia. No suelo definir
las características de los personajes sino hasta cuando ya estoy escribiendo
la historia. Trato de escribirla en poco tiempo, dependiendo de su extensión
y de los cambios que surgen durante el proceso de escritura. Después me
dedico a las correcciones, pero trato de que pase algún tiempo entre la
finalización de la escritura del texto y el inicio del proceso de correcciones,
para tomar cierta distancia. Y algunas correcciones nunca terminan, porque siempre
me parece encontrar un defecto, una palabra que reemplazar o mejorar.
-
¿Qué esperas de este libro, sientes acaso que con este cierras un
tema o será la muerte algo que sospechas te acompañará durante
toda tu escritura?
- No creo haber agotado este tema. Incluso algunas
ideas recientes que tengo en espera aún exploran en la muerte y en el amor.
Creo que aún no he escrito todo lo que desearía sobre estos dos
temas, y además, siento que puedo vincularlos con otros asuntos. Pero hay
también una sensación de fracaso en los cuentos de este libro, y
quisiera profundizar en esa línea. Los amores imposibles o truncos son,
en el imaginario de mis personajes, fracasos que los marcan en lo más profundo
de sus sensibilidades. Creo que éste, antes que la muerte, será
un tema recurrente en mi escritura.
- ¿Estás
sobre otro proyecto narrativo? ¿Intentarás tentar con la novela?
-
Tengo un cuento nuevo ya terminado. Es algo mucho más extenso,
que se acercó a una novela corta, y que está en la línea
de lo que todavía quiero escribir. Se llama "Tres soledades",
y es una larga conversación entre dos amigos que amaban a una misma mujer
desde los años de la adolescencia, que vivieron enemistados por muchos
años, y que se vuelven a reunir el día de la muerte de ella. Es
un texto más reflexivo, sobre el amor, la muerte y la escritura, donde
he explotado otros recursos técnicos y formales. Y es un homenaje a dos
escritores que admiro: César Vallejo y Julio Cortázar.
Este
texto me ha acercado a la novela, pero aún estoy enhebrando las historias
que me puedan conducir a un texto más largo. La idea de una novela está
allí, pero no tengo prisa por darle forma. Lo que creo es que lo próximo
que publique será un libro de cuentos, mucho más largos, quizá
tres o cuatro, pero me seduce la idea de presentar un tríptico.
-
En una sola frase ¿cómo definirías al narrador Miguel Ruiz
Effio?
- Puedo decir que trato de ser fiel a mí mismo cada
vez que abordo una historia: fiel a mis influencias, a un universo narrativo que,
con los años seguramente, lograré construir, y a un estilo en el
que priorizar el lenguaje es el único medio para contar una historia que
resulte memorable.