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Una muy reciente anécdota sobre Oscar Hahn: Hace un par de semanas, el
poeta se encontraba en una prestigiosa universidad de Boston
recitando algunos de sus
versos más recientes. Al comenzar la ronda de preguntas del público, y
a propósito de un poema titulado "Vía láctea" (ver recuadro), y
que según conto Hahn fue concebido en un viaje reciente a Sevilla, un
académico, con tono muy solemne y erudito, señaló que le había
parecido notable la forma en que en dicho poema estaba incorporada la
figura -muy común según él- de una virgen andaluza a la cual le sale
leche de sus senos. Hahn se quedó mirando al autor del comentario,
silencioso, hasta que lo soltó: nunca había visto a virgen alguna en
Sevilla, con o sin leche; de hecho, aseguró, su viaje a dicha ciudad
consistió exclusivamente de desplazamientos entre el hotel y el lugar
del congreso en el cual participaba. Los presentes, muchos de ellos
profesores o alumnos de literatura, oscilaban entre la risa y el
desconcierto. Y es que con Hahn, las interpretaciones academicistas
son una mera anécdota. A pesar de ser él mismo un eximio profesor de
la Universidad de Iowa, su discurso no es el de un locuaz letrado. No
tiene el perfil de un catedrático, mucho menos el de un pontificador o
vate que pretende exudar sabiduría y genialidad. Hahn es alguien mucho
más cercano. Y su poesía también, por mucho que en ella y en éll se
puedan rastrear las más variadas escuelas literarias.
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"Soy irresponsable acerca de mis poemas -señala-, en el sentido de que
no puedo responder por ellos. Porque cuando estoy haciendo el poema no
pienso en términos literarios o culturales. Prefiero dejarlos que
hablen por sí mismos y no intervenir desde afuera. Pero, claro, como
soy una persona que está inmersa en este ámbito, es natural que esos
elementos estén incorporados en lo que hago. Entonces, cuando algún
académico como aquél me habla de esta virgen del chorro de leche, y
piensa que porque yo estuve en Sevilla la tuve que haber visto, bueno,
me siento obligado a decir que yo no la vi, cosa que acabo de
comprobar hoy día en la mañana; llamé a un amigo sevillano que estuvo
con nosotros en ese entonces y le pregunté al respecto. Me confirmó
que no, que no habíamos visto a virgen alguna, ni con leche ni sin
leche (risas)... Aunque otorgo que se trata de una coincidencia
increíble".
Iquique,
Iowa y vuelta a la muerte
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Desde Iquique hasta Iowa City, pasando por Valdivia, Rancagua, Arica y
Maryland. El itinerario de Oscar Hahn ha sido variado. Por llamarlo de
alguna manera, excéntrico. "Iquique -recuerda Hahn, nostálgico-, en
donde viví hasta los catorce años, representa para mí la niñez,
significa el juego. El juego en el desierto, en la playa, tirándome
junto a mis amigos al agua desde el muelle, jugando con ellos en el
cerro Dragón, que eran unas dunas inmensas de arena finísima. Conservo
muchas sensaciones de ese tiempo: el olor del mar, el ruido de las
olas golpeando contra las rocas, la textura del huiro, el color de las
algas marinas. Y es curioso, porque mi padre murió en esa ciudad
cuando yo tenía cuatro años, pero no asocio a Iquique con esa muerte,
sino con el niño jugando junto al mar". Su última parada en Chile fue
de dulce y agraz. Arica. Vinculado a la Universidad de Chile y su sede
del norte, tuvo momentos que recuerda con placer, hasta que llegó el
golpe de Estado y su detención. Y su exilio en Estados Unidos, del que
nunca volvió de manera definitiva.
-Oiga, ¿usted sigue cocinando tan mal como cuando escribió
"Televidente", pocos años después de llegar a Norteamérica? Quiero
decir, ¿sigue consumiendo casi exclusivamente sopas y cremas
Campbell?
..... -Sigo cocinando tan
mal como antes -ríe con ganas-, pero he mejorado en cuanto a las sopas
Campbell, porque ahora esas sopas son de mejor calidad, así es que mi
comida ha evolucionado... Antes eran más aguachentas, menos
sofisticadas, menos variadas. Hoy son como casi lo único que puedo
comer, porque tengo un estomago muy delicado.
-¿Y
no será mucho tiempo 25 años en Iowa City, no se siente un poco
aislado, retirado?
....- Mirando
hacia atrás uno puede pensar que es mucho tiempo, pero me siento
cómodo. Iowa se ha transformado en mi lugar natural. Cuando salgo,
siempre llega un punto en que tengo ganas de volver a Iowa City. Y sí,
en cuanto al retiro, eso tiene que ver con mi carácter. Yo necesito
cierta reclusión, cierto estado de recogimiento. Sin embargo, no
olvidemos que escritores de la talla de Tennesee Williams, Phillip
Roth, Raymond Carver o John Irving fueron alumnos o profesores de la
Universidad de Iowa y que esta universidad fue la inventora de los
talleres literarios. Iowa City es una ciudad con una vida cultural muy
rica.
-Durante todo este tiempo, ¿ha seguido escribiendo, como
dijo en algún poema, "porque el fantasma porque ayer porque hoy: /
Porque mañana porque sí porque no / Porque el principio porque la
bestia porque el fin...", etc., es decir, por todo?
..... -Sí, nada ha cambiado. Desde que empecé a
escribir, a los 17 años, siempre tuve un ritmo muy lento, muy reposado
y múltiple, cosa que he mantenido todo este tiempo. Y cuando soy
requerido desde adentro de mí, estoy preparado para responder a ese
requerimiento. Ahora, si no percibo ese llamado, si no escucho a ese
alguien que está en mi interior y que golpea la puerta, no me siento,
digamos, programáticamente, a escribir un poema. Intentar lo contrario
sería como proponerse soñar con algo específico, planeado de
antemano.
La
muerte, el amor, nuevos libros
-A
más de dos décadas de "Arte de Morir" y a algo menos de "Mal de Amor",
¿cuán importantes son para usted estos textos, hoy considerados como
fundamentales dentro de la poesía chilena?
..... -Arte de Morir no está tan presente
ahora porque he intentado que mi poesía se vaya por otro lado. Pero,
claro, yo no mando en este tipo de cosas y siempre de algún modo
aparecen poemas que están en la órbita de ese libro... Mire, me
atrevería a decir que hay ciertas coordenadas dentro de mi poesia que
reaparecen. Y supongo que después de mi muerte alguien va a encontrar
algo así como ciclos de poemas al interior de mi trabajo. Uno de esos
ciclos bien podría ser el de "Arte de morir", que se formalizó
con este libro, pero que después, inevitablemente, siguió penando. Con
"Mal de amor" se abre otro ciclo.
-Sí,
es lo que se ha mencionado mucho sobre su poesía, en cuanto a la
coexistencia en ella de Tanatos y Eros, en ese orden... Pero parece
que ultimamente usted está volviendo a privilegiar la idea de la
muerte, ¿no? De hecho, hace poco usted dijo que, a diferencia de lo
que sucedía 20 años atrás, dicho tema lo ha vuelto a obsesionar por
cuanto la inmortalidad dejó de pronto de ser una de sus
cualidades...
..... -Sí, hasta no
hace mucho, y por una enfermedad que tuve, la muerte era casi una
abstracción, algo que sólo le ocurría a los demás. Pero de repente
tuve la sensación de que la muerte era algo que me podía pasar en
cualquier momento, que esa bomba de tiempo que se llama corazón podía
estallar el día menos pensado. En mi libro inédito hay un poema
titulado "La muerte es una, buena maestra" (ver recuadro), que
refleja este cambio de actitud. Conciencia de la muerte tenemos todos;
lo que yo tengo ahora es el sentimiento de la muerte.
-Mucho se ha dicho que la poesía de Oscar Hahn está
influenciado por el beat, el pop, por Mick Jagger incluso, por una
parte, y los sonetos gongorinos por otra. A su juicio, ¿cuán acertado
es este diagnóstico?
..... -Es
cierto. Desde antes de haber llegado a Estados Unidos, la presencia de
la cultura norteamericana en mi trabajo ya existía. Escuchaba mucha
música rock, desde Elvis Presley hasta las letras de Mick Jagger. Y
debo decir que el caso de Jagger es curioso, porque la gente tiene, a
mi juicio, una imagen bastante injusta de él: como alguien medio loco,
irresponsable, frívolo quizás. Pero si se leen las letras de las
canciones escritas por él, uno se da cuenta de que son verdaderos
poemas, irreverentes, claro, pero con mucha substancia. Entonces, el
trabajo de escuchar y transcribir esas letras para entenderlas mejor
terminó por contagiar mi poesía, supongo. Títulos como "Get off my
cloud" o esa canción hipnótica y maligna que se llama "Simpathy
for the Devil" me parecen fascinantes. En 1975 yo vi a los Rolling
Stones en persona y recuerdo ese show como si hubiera sido ayer. Pero
también he asistido al show de Luis de Góngora, que aunque parezca
raro, me parece irreverente como Mick Jagger. Aunque en otro sentido
claro... Estos son sólo algunos aspectos de mi trabajo. Mi obra es una
summa, es todas las voces pero ninguna. Esa ninguna, aunque
parezca paradójico, es mi voz.
-¿Qué me puede decir de su nuevo libro de poesía que va a
aparecer en España? ¿Tiene nombre?
..... -Sí, lo acabo de decidir. Se llamará
"Apariciones profanas". Son todos poemas post "Versos
robados". Treinta poemas. Hay algunas cosas diferentes, respecto a
mis libros anteriores. Por ejemplo, la presencia del jazz. Al jazz lo
descubrí muy tarde, recién hace dos años. Hasta entonces, escuchaba
música clásica, rock, rap incluso. De pronto escuché una pieza de Duke
Ellington, y lo hice en un momento en que necesitaba espiritualemnte
alimentarme de otra cosas que no fuera la literatura, ni la música que
hasta entonces me acompañaba. Fue un momento de verdadera revelación,
que me hizo investigar el jazz, aprehenderlo. Y terminé
transformándome en un fanático de Miles Davis. Y hoy a él lo escucho
todos los días, a toda hora. Tanto así, que una amiga me dijo que mi
droga era Miles Davis. Esta experiencia, aunque de manera muy
incipiente, se encuentra en este libro. De hecho, viene un poema sobre
Ellington y otro sobre Davis. Otro tema que está en este nuevo libro,
si bien ya se prefiguraba en Versos robados, es el
inconsciente.
-¿El
inconsciente? Ese es un tema recurrente en usted. Un tema, además, que
la crítica ha mal entendido como signo inequívoco de su surrealismo,
¿no?
..... -Claro, ahí está el
problema. Hay cierta crítica que es un poco cómoda. Reacciona como los
perros de Pavlov, mecánicamente, mediante reflejos condicionados. Ven
la palabra "inconsciente" y sin pensarlo dos veces señalan que el
poema tiene que ser surrealista. Es lo que sucede también con la
presencia del humor en mi poesía, a partir del cual no dudan en
incorporarla a la órbita de la antipoesía. Están los rasgos que se
comparten, desde luego, pero muy pocos se toman el trabajo de mostrar
las diferencias y reflexionar sobre ellas. Como en el chiste, aquí
deberíamos decir: "Viva la diferencia".
Lo nuevo, Lo inédito
de Hahn
Oscar Hahn
publicará dos libros próximamente. El primero titulado
"Magias de la escritura", aparecerá en junio en
Editorial Andrés Bello, y reúne artículos sobre Borges,
Cortázar, Herrera y Reissig, Huidobro, Lihn, Neruda y Alfonso
Reyes. El segundo, es el poemario "Apariciones
profanas", que será publicado el próximo año en Editorial
Hiperión, de Madrid. De este volumen se adelantan aquí, de
manera exclusiva, dos poemas.
LA
MUERTE ES UNA BUENA MAESTRA
Levántate y anda al hospital me
dijo la voz Soy el fantasma anterior a tu
nacimiento
Aún no es tiempo para el otro
fantasma
Tu muerte te afectaría
profundamente Jamás podrías recuperarte de tu
muerte
Me pusieron en una camilla y me
metieron al quirófano Al otro lado se ve el infinito
qué miedo
Tengo un hoyo en el alma Por
el cual se me escapa el cuerpo
El médico me abrió la arteria
que pasa por la ingle Y empecé a delirar
Aquí en
este mar que llaman el inconsciente Hay unas liana que
se te enredan en el cuello
Lianas azules lianas rojas
lianas incoloras Que se te meten por la boca y no te
dejan respirar
Los otros los que estaban
conmigo en el agua frigida Rodeados de pedazos de hielo
me dijeron:
Somos todos pasajeros del
Titanic
El inconsciente es un árbol
lleno de pájaros muertos Que se hechan a volar cuando
uno menos lo espera
Escucho el ruido de serruchos
que cortan tablas De martillos clavando
clavos
Viene del astillero de la
muerte y no se oye con los oídos
Somos árboles ambulantes en la
vía pública Soñando con ser barcos o aspas de
molino
Pero no leña en la
hoguera Donde las llamas bailan y se ríen y
contorsionan
Como si estuvieran en una orgía
las muy cochinas Striptiseras del cabaret de la
muerte
El médico me abrió la arteria
que pasa por la ingle
Estuvo mucho rato adentro de
mi aorta Sacando la nieve con una pala
El camino hacia el corazón está
limpio Y mi sangre empezó a fluir
Entraron mi mujer y mis dos
hijos pequeños Y me acariciaron las manos llenas de
pinchaduras
Soy inmortal les dije al menos
por ahora Y caí profundamente dormido
Desperté adentro de una pintura
del Bosco Entre tubos y alambres conectados a
máquinas
Pero aquí no hubo ni extracción
ni piedra ni locura Solamente un sujeto perfectamente
lúcido
Se me acercó un arcángel y me
dijo: Soy Tammy Era más dorada que el sol y estaba
atravesada por la luz
Un ave vuela de las cenizas de
mi corazón Un ave roja que palpita y canta
La muerte es una buen
maestra Cuando te habla al oído y se retira
VIA LACTEA
Le salía leche de los
pechos Le salía leche que bajaba por su
cuerpo
en arroyos de indecible
blancura
Le salía leche que fluía por su
vientre le mojaba los pies y se escurría por debajo
de la puerta
Era un río de leche que corría
por la calle atravesaba el barrio de Santa Cruz y
llegaba a la plaza de doña Elvira
Era leche que subía por los
árboles ascendía a los cielos y se desparramaba en
la bóveda infinita
Eran grumos de leche que
brillaban en el firmamento
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en Artes y Letras de El Mercurio
15de
abril de 2001