HOJAS
DE POESÍA EN EL FORESTAL
Por Horacio Eloy
Publicado en Periódico "Carajo", edición
número 6, enero de 2006
Adentrarse en este territorio proclive al ocio, el amor y las artes
es sumergirse de cabeza en fragmentos de la historia ciudadana. Caminar
pisando las hojas secas del parque produce una sensación de
indescriptible bienestar, la certeza de vivir respirando la música
que nace de los árboles. En el 2010 cumplirá 200 años
de vida, no es poca cosa para quien nació sobre depósitos
de basura.
Todos sabemos que el Parque Forestal junto al cerro Santa Lucía
han sido los lugares favoritos de aquel notable deporte estudiantil
que es la tradicional "cimarra", actividad pletórica
de adrenalina, pura aventura y reivindicación del tiempo libre
de cara a los sueños juveniles. El cimarrero siempre retorna
al lugar de los hechos, así lo expresa un poema de mi libro
"El Cielo a pedazos" de 1995. Dice así :
"Con una resaca
descolgándose por mis ojeras
me interno al antiguo parque
... Florecidos los árboles como la primera cimarra
un ritmo de pájaros
estalla lentamente
un ritmo desatado sobre la fuente
y las pálidas estatuas.
Un aroma de cannabis
revolotea mis narices
como la primera cimarra
un pedazo de cielo
unas alas negras abriendo la mañana.
Las parejas
ya no trazan corazones flechados
sobre los árboles.
Este parque es una fotografía
trucada. "
Hojeando fotos y recortes de diarios surge desde una carpeta una
especial fotografía, se trata de aquella en la cual junto a
Nicanor Parra, varios próceres de las denominadas " Generación
del 50 y del 38" posan sonrientes para la cámara sentados
en las escalinatas del Museo de Arte Contemporáneo,
epicentro del Parque Forestal, al parecer desde allí en ocasiones
se descuelgan las figuras de Jorge Teillier, Enrique Gómez
Correa, Francisco Coloane, José Donoso y otros que apatotados
vuelven a recorrer los prados que los acogieron platicando sobre el
profano oficio del escritor y haciendo crujir las hojas con sus pasos
de otro mundo.
Pero no solamente los pasos de los escritores se han escuchado en
este elegante parque. Es un hecho concreto que ninguna marcha o manifestación
estudiantil ha dejado de hacer sentir su energética presencia,
plena de cánticos, gritos y bombas lacrimógenas, en
coreográficas batallas campales contra las fuerzas Especiales
de Carabineros, antes el llamado Grupo Móvil y sus secuaces
los zorrillos y guanacos. Por lo general estas expresiones terminaban
siempre y así lo recuerdo frente a la vilipendiada Embajada
de los Estados Unidos que durante años funcionó frente
al parque. Tengo grabada en mi memoria la imagen de una atractiva
muchacha de largos cabellos que con premura y entusiasmo sacaba de
su morral esas molotov que su barbado compañero hacía
volar con precisión hasta las rejas de la embajada encendiendo
aquel mediodía y mi corazón zurdo de cimarrero.
Pero los escritores y el parque suman y siguen. Un colectivo muy singular
de fines de los 60 lo constituyó la llamada "Tribu No"
integrada por los poetas Claudio Bertoni y Cecilia Vicuña.
Entre sus acciones de arte se recuerda aquella exposición de
fotografía y poesía realizada en una sala del Museo
de Bellas Artes, la cual fue llenada de hojas de árboles recolectadas
en todo el Forestal hasta la altura de un metro aproximadamente según
nos cuentan algunos de sus visitantes.
Cecilia Vicuña tenía 22 años en aquel 1970, también
formaría parte del Taller de Letras de la Universidad Católica.
Este poema llamado "Mastaba" pertenece a su libro "Sabor
a mí" al parecer editado aquel año:
"Me pareció que estaba
asomada a una cascada
del bosque
mientras metías tu mano
en mis nalgas
Creí que volaba
bajándome del caballo
tu mano en mi sexo
me impulsaba como pájaro
húmedo
Floté gozosamente
en la ocasión
me mojé hasta las rodillas
y dos lágrimas
me pusieron negras
las mejillas
tanto estar cabeza abajo ".
Retornando a la "Generación del 50", uno de sus
sobrevivientes, Claudio Giaconi, autor de ese notable libro de cuentos:
La difícil Juventud, tuvo a su retorno de Nueva York
un rudo encuentro con el impersonal quehacer policiaco que custodia
el parque Forestal. Se encontraba el escritor relajadamente desgranando
un oloroso cogollo para luego proceder a liar su artesanal pitillo
cuando intespectivamente fue interrumpido por un par de policías
en moto. Luego de extensos argumentos, dimes y diretes el escritor
felizmente quedó libre.
"Esto nunca me había ocurrido en el Central Park"
expresó después a unos poetas amigos.
Durante el año 1969 se instaló en el parque , a un costado
del Museo de Bellas Artes la Carpa de la Cultura de la Unidad Popular
en plena elección presidencial, durante meses pude escuchar
y ver a los más representativos exponentes del Movimiento de
la Nueva Canción Chilena: Víctor Jara, Quilapayún,
Inti Illimani, Patricio Manns y muchos más. Desde aquella sencilla
y precaria carpa iluminaron primero el parque , luego la ciudad y
finalmente todo el país con sus canciones y su mensaje.
Más allá desde el Bellas Artes hasta la embajada gringa
se instalaron los representantes del jipismo chileno. Guitarreos y
conversaciones sobre lo humano y lo divino era la tónica que
animaba a varios cientos de congregados. La tranquilidad sólo
era interrumpida por algunas redadas que cada cierto tiempo realizaban
los funcionarios policiales de la primera comisaria.
Anclada a calendarios desgastados se realizaba la Feria de Las Artes
a espaldas del río Mapocho, en ella pintores, escritores, mimos
y hasta la mismísima Violeta Parra exponían sus creaciones
en un largo pasadizo que llegaba hasta la Escuela de Derecho.
Después del Golpe de Estado, al igual que todo el país,
el Parque perdió su encanto y se convirtió en el solitario
refugio de amantes y canallas.
Con los aires de la democracia volvió la gente a llenar su
espacio, las artes callejeras y todas las manifestaciones culturales
postergadas retomaron sus prados , hasta el partido Comunista celebró
en 1991 su tradicional "Fiesta de los Abrazos", luego la
Concertación realizó masivas fiestas de la cultura,
recitales , fiestas tecno, etc, etc.
Tiempo después llegó Tunick...