..... La
Bandera de Chile es un texto
que, en la actualidad -a casi diez años de haber sido escrito- se
propone a una relectura no sólo a la luz y sombra del proceso de
redemocratización en que se encuentra la sociedad chilena, sino
también de la obra posterior de Elvira Hernández.
..... Escrita en 1981 -poco
después de que la autora fuera detenida por la policía política de
Pinochet- La Bandera de Chile comenzó a circular
restringidamente hacia 1987, en edición mimeografiada, por algunos de
los canales -canales frecuentemente incomunicados- que la literatura
de la resistencia había logrado construir en un espacio cultural
reducido a fragmentos por la larga dictadura militar, no tanto como
consecuencia de un inexistente programa cultural del régimen, como por
efectos del terror generalizado y la desinformación que había impuesto
el ejercicio impune del poder.
..... En
el marco de la reconstrucción de un espacio público de la cultura
-iniciado ya en los últimos años del régimen militar, que no son
necesariamente de su declinación, sino más bien de ambiguos
preparativos para una determinada transición a la democracia- se está
haciendo posible alcanzar una visión de conjunto de los textos
producidos durante la dictadura y, con ello, creando las condiciones
para la discusión crítica de su carácter literario o meramente
documental o ideológico, es claro, en una situación en que las
categorías estéticas mismas están en crisis o fuertemente puestas en
duda por este mismo pensamiento crítico.
..... Con todo, hay una reordenación en marcha de
la producción poética a partir de 1973. Incluye no sólo a la obra de
los más jóvenes -los surgidos desde entonces-, sino también la de
poetas anteriores que no necesariamente congelaron su trabajo o
continuaron, como se ha insinuado, repitiendo modelos anacronicos de
hacer poesía o relacionar la escritura con la (in)experiencia. La luz
algo vacilante de la redemocratización -una mezcla de restauración y
reajuste del aparato institucional a las circunstancias desmedradas de
hoy, que reúne ambigua, por no decir perversamente, libertad y
tolerancia represiva- es más que suficiente para distinguir
diferencias textuales que antes estaban disimuladas en las penumbras
de una vida social marcada por la desinformación y la pobreza cultural
de los medios masivos de comunicación.
.... A los textos logrados -hablemos sólo de
ellos- de autores como Juan Luis Martínez, Raúl Zurita o Diego
Maquieira, me atrevo a agregar otros de Egor Mardones, Tomás Harris,
Alexis Figueroa, Elvira Hernández, que ya parecen haber articulado
escritura y experiencia en una (des)orientación
significativa.
..... En esta
reubicación, La Bandera de Chile -cuya reedición relativamente
tardía retiene gran parte de su carga pasada- continúa desplegando el
juego versátil -liviano, alegre, ingenuo, retórico, cínico, grave- de
su textura, dibujo y colores, ondulando al impulso de vientos
(des)esperadamente contrarios. La sujeto de la escritura la (per)sigue
y apenas manipula sus cambios. Símbolo múltiple -"se entrega a
cualquiera que la sepa tomar"- sus movimientos van exhibiendo y
recogiendo fragmentos (y facciones) de la historia, pero levanta
también cortinas de humo, disimula y atribuye autoridad a quien la
enarbola. Va de toma -toma de sitios de los sin casa- en toma: toma el
poder por los militares, en que se hace "extranjera en su propio
país", se despedaza repartida a los cuatro vientos del exilio y
termina siendo "usada como mordaza".
..... Carta de Viaje, más adelante,
recalca la aparente (falta de ) identidad de una sujeto que necesita
desplazarse al Viejo Mundo para descubrir mestiza, mezclada -ya
evanescentemente simbolizada por la "división perfecta" de los colores
de la bandera: blanco, rojo, azul- que la desconcierta en su lugar y
comunidad de origen donde, dice, "escuché toda mi vida la canción de
moda: "HAY QUE IRSE" y la conduce al "acto y el arte de partir / de
confundirse con el blanco", en el que, sin embargo, agrega, "no
encontrarán huellas de mis extremidades". La transitoriedad de la
sujeto -que paradojalmente tiene lugar de origen y de arribo: meta,
blanco- la precipita en su interioridad abisal que excede
desmedidamente a su conciencia y a su capacidad de sostenerse, de
intervenir en sí misma, de manipular la construcción de una
estabilidad, ejercer el poder para (re)basarse en el Nuevo Mundo o en
un mundo nuevo y no seguir oscilando entre "lo que botó la ola a la
sombra del Nuevo Mundo / lo que botó la ola en el lobby del Viejo
Mundo".
..... La escritura de Carta
de Viaje (1989) excede, en sus mejores momentos, las referencias
ya codificadas o previsibles desde los códigos hegemónicos. Su
resignificación está a cargo de una sujeto, por añadidura mestiza, que
rasga el telón de las representaciones -en una operación puramente
sensitiva, emocional, que (apenas) existe, anterior a los significados
establecidos, jeroglífica- y contacta con correlatos o (re)visiones
aparentemente decisivas para una modificación y completación de
nuestras experiencias.
.....
(Im)previsibles acontecimientos desdicen el anuncio del fin de la
historia: la caída del Muro de Berlín, la invasión de Kuwait. El
aparente "crepúsculo de las ideologías" no logra velar del todo
el predominio uniforme de una ideología. Esfuerzos escriturales y
metafísicos como los de cierta (anti)poesía retienen la (des)esperanza
de un cambio.
La Bandera
de Chile
Elvira Hernández
Editorial
Libros de Tierra Firme
1991
Buenos Aires-
Argentina