La existencia de Hilda Hilst oscilo entre el delirio, la soledad y
el amor. Fue desenfadada y precoz para su época. Sus escritos
le quitaron el maquillaje a la hipocresía. En los noventa anuncio
su despedida de la literatura "seria", explorando lo que
algunos han dado en llamar "género pornográfico".
Nacida el 21 de abril de 1930, en Sao Paulo, su primer cuaderno de
poemas lo tituló Presagio (1950). Allí muestra
una poesía femenina, exenta de pudor y timidez. En el texto
numero 14 de la obra, dice: "Fui monja/ vestida de negro/ en
el laberinto azul./ Antes del ser/ había un hombre/ consciente/
destruyendo el lirismo/ de mis madrugadas./ Estaba presente/ en las
conversaciones de los bares/ y en las historias solitarias".
Entre 1937 y 1945 estuvo internada en una escuela dirigida por monjas.
Esta educación religiosa origino la orientación mística
de parte de su trabajo.
Posteriormente, edita Balada de Alzira (1951) y
Balada del festival (1955), libros que ella misma se
costea. Sin embargo, la autora afirma que su debut literario se inicia
con la publicación de la Pauta del silencio (1959).
Esta obra da cuenta de los horrores vividos durante la Segunda Guerra
Mundial. En ese tiempo participaba activamente de la vida cultural
y bohemia de Sao Paulo y Río de Janeiro. Son años de
la gran efervescencia social en América Latina. No es casual
que se manifestara en público a favor de la libertad femenina,
en el ámbito profesional, artístico, amoroso y erótico.
En una oportunidad, para poder conversar con Marlon Brando, se hizo
pasar por reportera. Le había encantado la película
"Un tranvía llamado deseo", dirigida por Elia Kazan.
Su belleza y talento eran sobrecogedores. Felipe Moisés, escritor
brasileño, recuerda: "La conocí cuando ella tenía
17 años, en casa de Massao Ono, donde había ido en busca
de editor para mi primer libro. Mientras conversaba con Ono, entró
una mujer deslumbrante; rostro de estatua y sombrero de
paja. Vi a aquella mujer fantástica y Ono me dice que es escritora.
No es posible, pensé, mujer tan bella no necesita ni hablar
ni escribir".
Sus pretendientes eran numerosos. Con el músico
y poeta Vinicius de Moraes tuvo un idilio. A poco
andar, éste le dijo: "Para tener tu amor, tengo que ser
un gran caballero". En esa época, Sao Paulo y
Rio eran una fiesta para Hilda Hilst.
Pese a ello, en 1963 se retira de la agitada vida social.
En 1966 se muda a la parcela de su madre, en
los alrededores de Campiñas, con el fin de dedicarse por entero
a la literatura. Ese aislamiento se vio
simbolizado en la Casa del Sol, ubicada en los predios de su progenitora,
estancia que hizo construir en un estilo arquitectónico que
recuerda un monasterio español. Esto surgió de la lectura
del escritor griego Nikos Kazantzakiz, que la marca profundamente.
Le dedica el conjunto de poemas titulado Trayectoria poética
del ser (1963 - 1966), donde escribe:"Tómame tierra
generosa.../ úngeme la boca, la lengua/ para decir una palabra
olvidada y alcanzar el ser".
Nunca deja de lado el feminismo. Es iconoclasta. La poeta
brasileña Cristiane Grando afirma al respecto: "Ella construyó
un universo de la mujer que asume su papel social, en un mundo normalmente
dominado por lo masculino. En Trovas para un señor amado
(1959), escribe Hilda: "Me dio el amor este don/ Para decir en
poesía./ Poeta y amante es lo que soy". Hilda Hilst realiza
más de cuarenta libros, desde 1950 a 1995, ya sea de poesía,
piezas de teatro escritas con la
intención de denunciar las atrocidades de la dictadura militar,
o bien prosa poética, en la cual lo sagrado y lo profano, la
trascendencia y la sexualidad, frecuentan el mismo espacio. También
incursionó en la crónica de humor para el diario "Correio
Popular", de Campiñas (estado de Sao Paulo), género
con que quiso desenmascarar a la sociedad de su tiempo.
Ejemplo de ello es El cuaderno rosa de Lori Lamby
(1990). Allí la autora aborda una narración erótica/obscena,
donde los personajes metaforizan de manera humorística el absurdo
existencial y social del mundo contemporáneo. Quiere expresarse
sin tapujos. Este ciclo está compuesto por Cuentos de escarnio
/ Textos grotescos (1990), Cartas de un seductor (1991)
y algunos poemas satíricos de Bufonas (1992). Con ello,
Hilda Hilts se replantea el papel de la literatura en el mercado neoliberal.
A ello se suma la publicación de Estar siendo.
Haber sido (1997). El personaje principal, Vittorio, ultimo de
una larga serie de alter-egos masculinos, enfrenta una muerte ahogado
en alcohol, un ajuste de cuentas a su propia vida y entorno. Escribió
Alcohólicas (1992), libro de poemas de carácter
biográfico. Dice: "Te amo, vida, líquida estela
donde me deleito".
La editorial brasileña Globo decidió publicar
desde 2001 su obra completa.Este proyecto contempla editar por separado
cada uno de sus libros Ya salió a la circulación La
obscena señora D (2001). Y qué es lo obsceno?, se
pregunta alguna vez Hilda Hilst. "Nadie sabe hasta hoy qué
es lo obsceno. Obscena para mí es la miseria, el hambre, la
crueldad. Nuestra época es obscena". Se sumaron luego
los tomos La muerte. Odas mínimas (2002) y Baladas
(2002). En la actualidad, sus escritos están siendo traducidos
al inglés y castellano.
Los días de Hilda terminaron en la Casa del Sol,
bebiendo de vez en cuando una copa de vino, en recuerdo de sus amigos Dean Martin y Carlos Drumond de Andrade, entre muchos otros. El silencio
se poblaba de voces. Escribía sin cesar y recibía visitas
de admiradores. El ánimo la acompañaba, pero no la salud.
En la madrugada del 4 de febrero de 2004, murió a la edad de
73 años. Dejó escrito en una de sus notas: "Para
poder morir apetecida/ Me cubro de promesas/ Y de memoria/ Porque
es necesario/ Para que tú vivas".