El libro Abyecta de Elizabeth Neira trabaja desde la
refractación y desde una reactualización contradiscursiva
de ciertos imaginarios performativos de la literatura que se articularon
en condiciones tanto productivas como introyectivas de perversión
o abyección durante el proyecto moderno
donde las nociones de poder, burguesía, revolución y
mercado permanecen en filigrana hasta el día de hoy. Digo desde
ya que no es el cuerpo el abyecto sino que los flujos maquínicos
como el político los que generan la posibilidad de este arrebato
perturbador que amenaza los devenires del ethos urbano occidental.
Este libro re-cita tres momentos de la historia literaria que son
por un lado la escena de los malditos y los simbolistas franceses
en el cual el cuerpo femenino se convierte en musa sublime o prostituta
pútrida y exótica. Aquí ambas imágenes
se funden en una sola:
Nosotras
divinas hasta la intoxicación,
violadas hasta el cansancio,
inspiramos poesías en bares asquerosos... (A:20)
Pero además sucede que esta fusión le da voz y lenguaje
al tópico literario para convertirlo de objeto en sujeto. Se
interviene así la comunidad literaria masculina de estos autodenominados
"príncipes de la poesía", lo cual se parodiza
en la primera parte del libro llamado "De príncipes y
princesas". La voz de la puta cruza la enunciación colectiva
de una subjetivización que se construye desde su cuerpo, sus
territorios, sus discursos. La puta que trabaja con semen cuando este
trabajo implica placer y fatalidad como el de la poesía. La
puta en este sentido y la promiscuidad suspenden la mercancía-sexo
del contrato familiar burgués, de aquí una primera abyección
en el seno del capitalismo industrial desde donde amenaza y se hace
inasimilable esa suspensión de la producción.
El segundo momento de la literatura que este libro revisa es la escena
de los beatnik en Estados Unidos, un núcleo también
masculino de la poesía en el que la voz lírica entra
para descentrar la subjetividad y el devenir mujer. El cuerpo alucinado
presenta múltiples corporalidades. El yo se hace ambiguo y
de esa fisura intermitente la mujer se ve a sí misma como representación.
Además las citas de Jim Morrison y Allen Ginsberg dan otro
poco más de señalética. Es interesante que desde
aquí se inaugura la imagen del libertino del siglo 20 en el
seno del capitalismo neoliberal y los media cuando estos grupos contestatarios
abren la permeabilidad de los discursos oficiales con los que se presentan
en contra del contrato social de la modernidad. De hecho el libro
se abre con la frase "Peace & Love. Love, Love, Love, Love"
Me he acostado con tu padre, tu hermano
y tu
hijo, por no nombrar a tu tío y a todos tus amigos.
Con tu abuelo fue imposible y tu madre se salvó
por vinagreta.
No puedo dejar de nombrar a los vecinos,
los cabros del bloque,
los de los flipper
los volados de la plaza y de la esquina... (A:46)
En tercer lugar el otro momento que reconozco es el de la disidencia
a la dictadura militar chilena en el que la mujer ya se instala en
la cultura literaria siguiendo sus resistencias políticas y
se puede autodenominar poeta por un lado debido a las luchas materiales
y simbólicas de los primeros feminismos reivindicatorios de
los derechos culturales. Esto se podría ver en poemas como
"Militante ejemplar" o "Corazón de molotov".
De este segmento vienen la mayor parte de las reflexiones metapoéticas
pero no de las textualidades mismas sino que de los horizontes de
lectura, recepción y mercado de esta producción poética
escrita por mujeres al interior de estos círculos masculinizados:
La poesía:
Me ha dado hombres, felicidad y mucho dinero,
¡Viva la poesía! (A:33)
La ironía, el sarcasmo y la exageración recorren estos
poemas y casi todos los del libro. La hipersexualización del
cuerpo tiene el correlato de este tener que meterse en los discursos
oficiales. Penetrante y vaginizado al mismo tiempo. El recorrido literario
de Abyecta tiene que ver con el recorrido de las mujeres por
una subjetivización política y creativa. Prostituta
abyecta porque rearticula la objetivización literaria que es
aun más abyecta. Mujer que no sólo se presenta como
sujeto sino como dispositivo social. Luego esta mujer también
participa de una contingencia bélica y se declara poeta desde
su triple anclaje subjetivo.
No obstante, una vez que accede totalmente al contrato cultural le
es inculcado que también ser mujer es pertenecer a los paradigmas
femeninos de la esposa o la dueña de casa. Tal como tiene la
posibilidad de salir al espacio público esta supeditada a la
caverna de la Sibila en Cumas desde donde profetiza su propia tragedia.
Si al inicio su voz era la del coro de las lamentantes ahora es la
protagonista de su propia representación y de su lucha material
y simbólica.
Esta noche
llegarás a casa de madrugada, borracho y gritando
derribarás la puerta de una patada mientras yo
me reviento llorando.
Una vez adentro me amenazarás con el cuchillo
carnicero, me obligarás a desvestirme y riendo me
mostrarás desnuda y agarrada desde el pelo a tus
amigos... (A:62)
Este sentido histórico literario de la voz y el cuerpo poético
se ve reforzado por el uso de los tiempos pretéritos, presentes
y futuros. Cuando el tiempo es la escenografía de una guerra
cotidiana y vieja. Por esto digo que de estas constelaciones de poetas
asiduos a las drogas y al alcohol y sus relaciones con las mujeres
mediatizadas por el goce sexual unipersonal es que este libro abre
las entradas a otros imaginarios y se visibilizan los poetas que se
pelean a las putas. Profetas que son putas. Putas que son profetas.
Putas que son poetas, pero además queda claro que sus subjetividades
son móviles y que son posibles las fugas de estas.
El carácter visual de los poemas deviene cinematografía
dado por los personajes las situaciones y las escenificaciones. Película
que significa piel sin aberturas se contrapone a los túneles
somáticos de su propio cuerpo. De esta visualidad en movimiento
los colachs son una pequeña cartografía en que se ve
a la mujer descuartizada por el panóptico, la virgen con monedas
y joyas, un indígena mestizo feminizado convertido en ludus,
taladros, botellas, lombrices y otros objetos falotizados. Escribir
es placer y fatalidad en todos sus sentidos y este es en último
caso lo que queda después de la burla paródica y desesperada
por un espacio dentro de la literatura con la lengua afuera y los
calzones abajo. Es el conflicto de fuerzas por desnaturalizar y culturizar
su cuerpo mediante la hipérbole sexual recurriendo a los diagramas
del placer normativizado. Los textos radicalizan en extremo la instauración
de las estructuras cognitivas en la mujer de ser deseable y deseosa.
Abyecta y perversa porque perturba el círculo-orden de hombres
poetas. Abyecta y perversa como una estrategia política, pues
en la abyección real no hay lenguaje ni discurso, es decir,
la abyección no habla de sí, al igual que la locura
jamás se mira a sí misma.
Kristeva señala que en francés la palabra "perversión"
es homófona a "pére-version", es decir, a
padreversión. Desde estas versiones del padre en los tres momentos
de la literatura es desde donde grita y gime Abyecta. Penetrando sus
discursos y sodomizando su patriarcado de acero. Y cito para terminar:
METERÉ MI DEDO SODOMITA POR TU
ANO VIRGEN. LO METERÉ HASTA EL FONDO,
SIN CONTEMPLACIÓN NI VASELINA, CON
UÑAS, ANILLOS Y TODO...TALADRARÉ COMO
UN ENANITO VIOLADOR MIENTRAS TE
RETUERCES DE DOLOR (A:59)