Poesía
de Héctor Hernández Montecinos
Notas
a todas las Putamadre
Ramón
Peralta (1)
Texto publicado en la revista VOZOTRA,
No. 4, México, verano 2006.
Al principio de Putamadre(2)
hay una nota que llama la atención: "Esta selección de textos
hecha por el autor corresponde a la serie llamada Las categorías visuales
de la gloria trágica que está conformada por No! (2001),
Este libro se llama como el que yo una vez escribí (2002), El
barro lírico de los mundos interiores más oscuros que la luz
(2003) y Coma (inédito)". Coincido directamente con unas líneas
del epílogo: no es, en un sentido específico, una antología
(un florilegio, la muestra de las flores más bellas del jardín).
Héctor Hernández Montecinos se desplaza por
la vía de la multiplicidad, hasta el intento de agotar las diferentes formas
combinatorias en las que puede ser leída su obra. Como el conjunto de un
gran poema albergado en diferentes libros y espacios geográficos como Chile
y Perú. En esta representación y desdoblamiento los poemas se desplazan
y se superponen en una unidad de sentido. La identificación es con el vacío,
con la ausencia que permite moldear una presencia. Y no con un juego que maneja
todas las posibles combinaciones.
Su desdoblamiento, puede ser entendido
como un retroceso de sí mismo, para alojarse en el interior de una nueva
posibilidad de relectura que oscila en el contenido que lo representa. Estamos,
sin duda, frente a una fuerza que va de afuera a dentro, y es expulsada en virtud
de mantener la cohesión. Junto a esta fuerza hay otra, una centrífuga,
por la cual el poeta tiende a disgregarse, a gustar de lo inesperado, por más
que todo ello sea una apuesta, una perdida, un riesgo: buscar el radio de la antítesis
con una misma obra y así lograr la multiplicidad.
Putamadre
representa una reorganización poética que acarrea la tradición
literaria a partir de la intertextualidad como forma de supervivencia, lo cual
sirve para representar el presente. Comprenderlo no significa reconstruir un estadio
(auto)biográfico de Hernández Montecinos, sino participar de lo
que dice desde el lugar que lo dice: Chile. Su alto contenido testimonial es el
resultado de permanecer lo suficiente cerca de cada uno de los posibles personajes;
donde todos son él mismo, y se tocan y entre ellos no hay nada, salvo lo
que ocurre mientras se observan.
El intercambio implica manipulaciones
que, en consecuencia, son superposiciones extracorporales. En este sentido encontramos
muchos Hernández Montecinos en uno mismo, y son descubiertos en otros personajes
dispuestos a participar en una ficción que simplemente ocurrió;
pese a que nunca nadie les dijo que se quedara allí. En uno de los poemas
se lee:
Yo les voy a contar lo que
nadie ha visto/ y lo que nunca he dicho.
Putamadre
guarda una estrecha relación con la escritura barroca y naif, dentro de
una estructura inestable que le dota de cierta salud ante un estadio de crisis
formal y al asumir la perdida de la sistematización. También es
necesario decir que enuncia una voz colectiva al nombrar continuamente a un Nosotros/
Somos, como el acto de una voz generacional, en un intento de asesinar al
poeta como autor. El libro, por momentos cursi y melodramático, explora
el cuerpo textual como testigo de su tiempo y su sexualidad; por lo que una parte
de la crítica lo ha encasillado en una poética de género.
Más allá, diría que estamos ante un libro de posibilidades
telúricas.
NOTAS
(1)
Ramón Peralta (México, 1972) Poeta y ensayista. A publicado Diáfanas
espigas (FETA), Fotosíntesis (Ediciones Invisible, 2006). El
texto aquí presentado forma parte del libro de ensayos En el silencio,
poesía (inédito). Es director de Ediciones Invisible.
(2) Hernández, Montecinos Héctor, Putamadre,
Zignos, Lima, 2005.