CEREMONIAS
JAIME LUIS
HUENÚN
CEREMONIA DE
AMOR
Los árboles anoche
amáronse indios: mañío e ulmo, pellín
e hualle, tineo e lingue nudo
a nudo amáronse
amantísimos, peumos
bronceáronse cortezas,
coigües mucho
besáronse raíces e barbas e renuevos, hasta el amor
despertar
de las aves ya arrulladas
por las plumas de sus
propios
mesmos amores trinantes.
Mesmamente los
mugrones huincas
entierráronse amantes, e las aguas
cholas
abrieron sus vertientes alumbrando, a sorbos
nombrándose, a solas e
diciéndose: aguas buenas, aguas
lindas, ay pero violadas somos
aguas Rahue,
plorosas Pilmaiquén, floridas e parteras e aún
felices
las arroyos que atraviesan como liebres
los montes e los
cerros.
E torcazos el
mesmo amor pronto ayuntáronse
los Inallao manantiales
verdes,
las Huaiquipán bravías
mieles, los Llanquilef veloces
ojos, las
Relequeo pechos
zorzales, las Huilitraro quillay
pelos tordos,
los Paillamanque
raulíes nuevos.
Huilliche amor,
anoche amaron más
a plena chola arboladura, a granado
cielo
indio perpetuo
amáronse, amontañados
como aguas potras e como
anchimallén encendidos, al alba
aloroso amáronse,
endulzándose
el germen lo mesmo
que vasijas repletas de muday.
FOGÓN
Menos que el
silencio pesa el fuego, papay, tu
gruesa sombra que arde
entre
leños mojados;
menos que el silencio a la noche
y al
sueño,
la luz que se desprende
de pájaros y ríos.
"Hermano sea el
fuego", habla, alumbra
tu boca,
la historia de praderas y
montañas
caídas,
la guerra entre dioses, serpientes
de
plata,
el paso de los hombres
a relámpago y sangre.
Escuchas el galope
de las generaciones,
los nombres enterrados
con cántaros y
frutos,
la lágrima, el clamor de lentas caravanas
escapando a
los montes de la muerte y la vida.
Escuchas el
zarpazo del puma
al venado,
el salto de la trucha en los
ríos
azules;
escuchas el canto de aves adivinas
ocultas tras
helechos
y chilcos florecidos.
Respiras ahora el
polvo de los nguillatunes,
la machi degollando el
carnero
elegido;
respiras ahora el humo ante el rehue, la
hoguera
donde arden los huesos del largo sacrificio.
"Hermano sea el
fuego", dices retornando,
el sol ancho del día
reúna a los
hermanos;
hermano sea el fuego, papay, la memoria
que abraza en
silencio la sombra
y la luz.
Papay es el
nombre afectuoso que se da a las ancianas.
PURRÚN
Yo la
miro
danza
canelo florecido lleva en sus manos
danza
sus
pequeños pies llenos de tierra
danza
flores del ulmo y miel en
su cabello
danza
ríe y danza
bebe su muday
Yo la
miro
yo no danzo
y el polvo que levanta el baile
me
oculta
ante sus ojos
Purrún: baile
colectivo usado en el "nguillatún" y otros
ceremoniales.
HERMANA
Aquellos ojos
del color del color,
a una altura gris, miran
copihues,
hilos de agua.
¿Es por el viento
de esta hora su silencio o
son abejas borrachas
trayendo miel y
sangre
al panal de sus sienes?
Porque el agua
es hermosa,
y el cielo es hermoso
y ambos son buenos amigos
-dice.
Porque la luz es
mi alma en la estrella,
y mis pechos son fuentes de luz.
Porque callados
sabemos lo que somos:
el águila y el cisne,
el venado y el
puma,
montañas, manantial y viento,
sementeras de la
eternidad.
Los versos en
cursiva pertenecen al poeta Pablo de Rokha.
MARERA
Detén el mar,
hermana oh,
detén el mar entre tus piernas.
Detén el sol,
hermana ya,
detén el sol fijo en tus ojos.
El sol y el mar
harán rulamas
que sacaremos de la roca.
Y jaibas grandes y
rojizas,
y lunfo y luche y cochayuyo.
No mires mal,
hermana no,
no mires mal hacia la Isla.
Huenteao habla en
cada ola,
y con sus nubes tapa el sol.
Báilale bueno un
cielito,
tócale banjo y mandolina.
Se reirá el Viejo
en la Piedra,
y hará que el sol vuelva a salir.
Los viejos
Huilliches de la provincia de Osorno aún realizan el
viaje
ritual y alimenticio hasta las playas de Pucatrihue.
Allí, después de
hacer rogativas a Huenteao, se convierten en
mareros, pescadores y
recolectores de orilla que trabajan el
mar para vivir.
CEREMONIA DE LA
MUERTE
Uno
(Forrahue)
"...alzaban sus manos
ensangrentadas al
cielo..."
(Diario "El Progreso" de Osorno
21 de
octubre de
1912)
No hablábamos
chileno, mi paisano,
castellano que lo dicen.
Copihue sí, blanco
y rojo,
flor de michay,
chilco nuevo.
No sabíamos de Virgen
ni de Cristo, padrecito,
ni del Dios en las Alturas.
Jugábamos
tirándonos estiércol de caballo en los potreros;
robábamos panales
a los ulmos y a los moscos,
y pinatras a los hualles de la
pampa;
mirábamos desnudas bañarse a las hermanas
con manojos de
quillay en el arroyo.
Malo era.
Sí.
Por eso vino envidia y
litigio y carabina;
por eso se volvieron lobos los venados y los
peces.
Malo era, paisanito, malo era.
Comíamos caliente el crudo
corazón de un cordero
en el lepún;
rezábamos huilliche al ramo
de laurel
junto a la machi;
matábamos con fuego al que mete
huecuve
contra el cuerpo y contra el alma.
¡Brujo diablo, anda
vete! decíamos escupiendo,
y el bosque más espeso
escondía a la
lechuza.
Malo era, malo era.
No sabía vivir el natural antes
amigo, no
sabía.
Las mujeres se preñaban en lo oscuro y en lo
claro,
y los hijos se criaban a la buena
de los bosques y los
ríos.
Así era, mamita, así fue:
las estrellas dejaron de
alumbrarnos
la sangre de repente,
y tuvimos que ocultarnos como
zorros
en montañas y barrancos.
DOS
(Misión de
la Costa)
El traía un
cargamento de abarrote en la montura,
y una calfinita de
aguardiente en el morral.
"Grítenme montes y valles,
háblenme
piedras del campo", cantaba
ya borracho,
con los ojos todavía
encandilados
por las luces y los bares
de la calle
República.
Las estrellas se caían a pedazos esa noche,
paisanito,
meteoros que les dicen los del pueblo,
pero el mar
las detenía entre sus rocas
y pudimos dormir sin
sobresaltos.
Buenas noches, nos dijimos, buenas noches.
Un
chonchón rozó la ruca. Fue de encanto.
Mi abuelita hizo una cruz en
la ceniza,
y quemó un par de trintraros que me andaban
en la
nuca y en la frente.
Desperté bajo unos notros florecidos,
con
los labios amargados
por el vino y la intemperie.
Mi caballo
descansaba junto a un álamo;
escuchó antes que yo a la
trutruca
y soltó un relincho fuerte
corcoveando.
Ahí mismo lo
corrí y le di alcance,
y lo monté y lo galopé hasta el
rancherío.
Le gritamos ¡párate, Juan, arráncate!,
pero el venía
del pueblo
y traía el cuerpo malo.
"Grítenme montes y
valles,
háblenme piedras del campo", cantaba
de costado en la
cuneta.
Rematado dicen que fue,
aunque ya había muerto
mucho
antes que dejara de cantar
esa ranchera.
CINCO
(Punotro)
Pero nada se
oculta en este cielo, hija, nada
y el difunto corazón, podrido y
todo,
no olvida bajo tierra:
Francisco Acum,
recuérdate - lloraba-,
limpiaplata le llevo a tus
heridas.
Anjela Rauque es una loica encinta
que da luz entre
peumos y tineos.
Ya pues, Marinao,
no llores muerto,
y vamos a nadar al río Contaco.
María Santos es
buena tejedora,
sus mantas valen oro cuando rompe el
agua.
Candelaria Colil,
huelen tus pechos
a poleo quemado y a chilco con rocío
Carolina
Guimay aporca, alza porotos
como lanzas florecidas hacia el
cielo.
Carmen Llaitul,
escarba, coge berros
y el estero se llena de salmones.
Antonio Nilián
hierve, endulza chicha
con la miel y con los pétalos del
ulmo.
Tránsito Quintul
tiene visiones
donde arden las hojas del latúe.
Candelaria
Panguinao busca nalcas
y varillas de voqui en las
quebradas.
Juan Acum sangra,
moja juncos
que se doblan sobre el agua del Maicolpi.
(Todos sangran,
son sus sangres las que caen
al oleaje de la tarde en
Pucatrihue.
Todos sueñan en el
monte y la llanura,
y en un hilo del alma de sus hijos).
DIBUJO DE
MONTE
(Cunco Chico)
.......... Pelehue
nombran este lugar. Desde el cerro Mariaguín contemplo los volcanes:
el Llaima, con su corona de humo y una icatriz en la nieve; el
Villarrica, mariposa blanca entre las hojas de maqui: el Lonquimay, y
su cumbre pulida por el cielo del atardecer. "El sol se va al
mar", dice la machi, mientras echa en un saco los remedios de
monte.
*
.......... "Este, melahuén, tiene flor bonita, parece menta. Este otro,
afülkón. Este, mülul, zarzaparrilla llaman en huinca. Este de aquí,
filulahuén, remedio de la culebra. Este, palosanto, canchelahuén en
mapuche. Este, palqui, quita la fiebre. Este, hacachu, pastomaíz.
Florece. Bonito. Y este, canelo, nehuenlahuén, remedio de la
fuerza".
*
.......... La machi Isabel Fariñe Caniuqueo y su joven ayudante Abraham
Montero Huentemil, limpian las hierbas tomadas en el cerro. Las
apartan y las envuelven con hojas de diarios y con retazos de
plástico. Luego amarran los paquetes y los cuelgan frente al
fogón.
*
......... La ruka, ya a fines del invierno, mantiene a raya vientos,
aguaceros y heladas. El nütram, la balbuceante conversación, espanta
los espectros del espíritu. "Mi corazón te conoce, hermana, / mi
corazón te conoce: / tú eres la que teje / mi corazón en el telar",
dice un canto que oí, efímero y monótono, en Playa La Mina, a orillas
del río Quepe. Y es así: bajo las extrañas sombras de nuestros cuerpos
proyectadas por el fuego y por la lámpara, nos miramos y nos
reconocemos. Afuera los treiles graznan volando la bulliciosa danza
del apareo. Adentro escucho verter las palabras, el mapudungún que se
desliza por entre mallines y pedregales. No entiendo, pero sí, en los
ojos, en el fuego, en esa rama de sombra que de golpe cae a la boca de
la machi Isabel.
*
.......... La luz de la lámpara a parafina ha atraído un gran zancudo.
Una de las hijas de la machi lo toma y lo arroja a las brasas,
escupiendo.
*
.......... Salgo de la ruka. Noche cerrada. Sin embargo, es posible
distinguir la silueta de los peuma bajo el cielo nublado.
*
.......... Gris es la mañana. Vuelan los urcos sobre el quilantal.
Anuncian el salto de la culebra de agua.
*
.......... Remigio Hueche canta. Dicen que está loco, que cuando le viene
la locura desvaría durante un mes o dos. Ahora está sano. Un poco
borracho, eso sí, pero canta. Es el único que todavía canta el "ül" en
Cunco Chico.
"Mi caballo es blanco
y yo soy el viento que lo
monta.
Mi caballo es blanco
y corre poderoso bajo el cielo
azul.
Nadie podría quitarme este caballo.
Nadie podría quitarme
este caballo.
Firme llevo yo las riendas
Firme llevo yo las
riendas.
Sólo tú, linda hermanita,
podrías hacerme
bajar.
Sólo tú, linda torcaza,
me podrías derribar.
Mi
caballo es blanco
y yo soy el viento que lo monta.
Mi caballo es
blanco
y corre poderoso bajo el cielo azul.
En mi caballo te
llevaré,
a otra tierra te llevaré.
Te alegrarás después,
hermanita.
Sí, te alegraras"