Prosa sin
Problemas
Cristian Huneeus
es una excepción entre los jóvenes escritores chilenos en dos
sentidos: uno, en que se dedica por entero a la literatura, es un
"hombre de letras", esa especie tan vapuleada por las nuevas
generaciones. Y en segundo lugar, que no es un escritor del estilo
"cósmico", tan en boga hoy, sino que es un artífice consciente,
cuidadoso, con un sentido de la medida que hace de su último libro,
recién publicado, "Las Dos Caras de Jano", un libro excepcional entre
las novelas actuales. Sus virtudes de conciencia y medida son lo que
dan categoría al libro. Pero también lo limitan.
..... Ya conocíamos a Cristián Huneeus, por
su volumen "Cuentos de Cámara", por los premios obtenidos por sus
cuentos en certámenes del Instituto Pedagógico, y por el cuento que
apareció en la antología de Armando Casigoli "Cuentistas de la
Universidad". Huneeus nació en 1937 y estudió en el colegio St. George
y en la Escuela Militar. Ingreso al Instituto Pedagógico de la U. de
Chile, donde escribió su memoria sobre Henry James, lo que no es de
extrañarse, por la afinidad temperamental entre James y Huneeus. Ahora
reside en Inglaterra, donde está becado para especializarse en
literatura inglesa.
Un
bucólico moderno
..... Hay algo en la primera parte de "Las
dos Caras de Jano" -la segunda parte no es más que un apéndice
innecesario agregado para completar el volumen- que es inmediatamente
atractivo . Una pareja de recién casados se acarician y viven en un
mundo bucólico de un fundo. El padre, los hermanos de la mujer, algún
peón, aparecen como siluetas en torno a la pareja que se ama. Pero el
marido reciente, Bernardo, tiene que volver a la capital y dejar a su
mujer en el campo. En la capital, Bernardo, a pesar de querer a su
mujer, se enreda con otra mujer, amiga de la propia, van a una boite,
salen a comer, van a una fiesta con personajes bastante ambiguos y se
hacen el amor. Bernardo, después de su semana de trabajo y otras cosas
en Santiago, regresa al campo, confiesa su falta a su mujer, y ésta lo
perdona, lo acepta tal como es.
.....
Una trama perfecta, clara, con un principio y un fin, que traza
un círculo perfecto de acción y atmósfera en torno a los personajes.
Pero sucede que cuando un escritor joven tiene en sus manos el rico
instrumento que posee Cristián Huneeus, se le exige más. Hay algo
pobre, algo escuálido y blando en las páginas de "Las dos Caras de
Jano". Es como si nada de lo que estuviera sucediendo, nada de los
personajes ni de la situación, poseyera otras proyecciones que las de
la acción misma. ¿Dónde están la ironía, la crítica, la pasión por
otro lado; el entusiasmo; dónde están los problemas y el compromiso
necesario al proponer por lo menos algo en cambio del mundo que nos
entrega? La sensación principal al lerr el libro es lo que aparece en
él; es lo único que conoce Huneeus, lo único que ha vivido. No es que
se le pida que sea un escritor comprometido con ideologías, ni que sea
de ésos que se enorgullecen de escribir "con las visceras". Se le
pide, sí, que, dado a un temperamento frío e intelectual, enriquezca
su experiencia, viva de alguna manera en el mismo sentido intelectual,
para dar la dimensión posible a la novela que acaba de
publicar.
Cuestiones de estilo
..... Con todo, y a pesar del tono un poco
"rosa moderno" (lo de moderno por la infaltable fiesta dolce vita a
que asisten los personajes), "Las dos Caras de Jano" tiene una
posición distinguida dentro de la actual producción novelística de la
juventud chilena. Es refrescante ver un libro que no es rabioso sin
causa, un libro que está bien escrito. Aunque aún en esto, el idioma
de Huneeus es algo académico y pesado: su finura de percepción, la
extraordinaria fluidez de la secuencia de las escenas que hacen tan
fácil la lectura, su facilidad para manejar el idioma no se funden en
un todo armonioso ni expresivo. Es como si rebotaran en una pared,
como si la falta de vitalidad -que podría ser una vitalidad de tipo
intelectual- redujera las resonancias del todo.
..... Pero Huneeus sigue con más talento que la
mayoría, el tipo de novela "cotidiana" de la juventud chilena, en las
que están tácitamente prohibidos todos los elementos "literarios":
argumento que tenga algo que no parezca natural; todo lo que parezca
invención, todas las estilizaciones, deformaciones de la realidad, que
hasta ahora han sido los elementos más interesantes de la novela. Los
realistas actuales, Robe Grillet, por ejemplo, exacerban ciertos
elementos de la realidad, hasta darles un peso emocional y
transformarlos en objetos casi de fantasía al posarse más de lo común,
casi obsesivamente en ellos; el caso de la descripción del muelle de
atraco, por ejemplo en "El Mirón". Pero esta elección de elementos
para comprometer a la obra en algún sentido, está ausente de los
nuevos "realistas" chilenos, y su realismo queda en algo fácil y
cotidiano, no interponen una visión personal de la vida y de la
literatura, como lo hacen los "antinovelistas" franceses, los
"beatniks" americanos, en otro sentido, los realistas sociales
marxistas de otra manera más, y la nueva escuela de novelistas
"realistas" españoles, García Hortelano, Sánchez Ferlosio y los
Goytisolo. Hasta que los nuevos realistas chilenos, como Huneeus no
tomen algún compromiso tanto con la literatura como con la vida, y ese
compromiso deshaga valederamente lo anterior en la novela,
enriqueciéndola, no escribirán más que libros tenues, libros bien
escritos, discretos, pero no grandes novelas, que reflejen, por un
lado la vida, y por otro, la vasta problemática literaria que es parte
de la conciencia de la vida.
en Ercilla
22 agosto
de 1962