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Isabel Allende habla con la BBC


en BBC Mundo
Martes, 9 de diciembre de 2003






La novelista chilena Isabel Allende, autora de "Eva Luna", "De amor y de sombra", "El plan infinito" y "Retrato en sepia", habló con la BBC sobre el libro que le mereció fama internacional, "La casa de los espíritus".

A continuación transcribimos parte de la entrevista que Allende concedió al programa "Book Club" del Servicio Mundial de la BBC.

Las preguntas fueron enviadas por oyentes de todo el mundo.




¿Hasta qué punto se basó en sus experiencias personales para escribir la novela? ¿Escribir "La casa de los espíritus" constituyó para Ud. un proceso terapéutico?
La novela se basa en mi propia familia. Aunque es la historia de una familia, también se trata de la historia de un país. El micromundo de la familia refleja el macromundo del país donde yo vivía, Chile. Aunque está narrada de una forma ficticia, exagerada, y tomo prestados personajes de otras familias, y algunos de los personajes están creados a partir de dos personas diferentes o de la vida de uno y el carácter de otro, yo los conocía a todos. Fue como largo ejercicio de nostalgia, de memoria, de resucitar a los muertos, de reunir a quienes habían ido a parar a todas partes del mundo tras el golpe militar. Los conocía tan bien que muchos de mis parientes dejaron de hablarme.

Por eso creo que, desde varios puntos de vista, fue mi propia experiencia y se trata de un libro muy autobiográfico. Y fue terapéutico porque cuando escribí la novela yo vivía en Venezuela, exiliada, y creo que el año que pasé escribiendo el libro fue como largo ejercicio de nostalgia, de memoria, de resucitar a los muertos, de reunir a quienes habían ido a parar a todas partes del mundo tras el golpe militar, de tratar de encontrar a quienes habían desaparecido y recuperar el mundo que yo había perdido.

Sus novelas se suelen describen como "realismo mágico". ¿Considera que su escritura es más realista que mágica, o son dos cosas que no se pueden separar?
El realismo mágico es la capacidad de ver al mundo en varias dimensiones, de ver cómo nos influyen fuerzas invisibles.

Los espíritus en "La casa de los espíritus" no son siempre fantasmas. Con frecuencia se trata de pasiones y temores, y de esas cosas invisibles que impulsan a la familia y que de alguna manera determinan el destino del país. Hay momentos en "La casa de los espíritus" en que uno ve que algo terrible está pasando en el país, sin que haya absolutamente ninguna explicación, excepto alguna forma de emoción colectiva que se ha desarrollado a partir de algo irreal, completamente mágico.

Eso no sólo pasa en Chile, sino en todo el mundo. Por eso para mí es difícil responder a esta pregunta, porque siento que en mi propia vida pasan muchas cosas que no puedo explicar. Y he aprendido a aceptar todo tipo de misterios, coincidencias, sueños, premoniciones, la presencia de los muertos en mi vida. No es que yo vea el fantasma de mi hija vestido de blanco, flotando escaleras arriba... pero su recuerdo es una presencia tan fuerte en mi casa que es como si ella estuviera ahí.

¿El personaje de Clara se basa en una persona real? Una cosa que me pareció extraordinaria es que predecía el futuro, una y otra vez, y nadie le creía... ¿Qué quiere decir eso?
Clara se basa en mi abuela, que se llamaba Isabel Barros y era una persona un poco lunática y maravillosa. Ella provenía de una familia de lunáticos y si uno tiene parientes como los míos, no tiene que inventar nada.

Fue con ella que pasé los primeros años de mi vida porque mis padres se separaron y me mandaron a vivir con mis abuelos. Crecí con la idea de que hay muchos mundos paralelos, que coexisten simultáneamente en el mismo espacio. Yo participaba en sus sesiones espiritistas y crecí con la idea de que hay muchos mundos paralelos, que coexisten simultáneamente en el mismo espacio. Me parece que fue ella quien hizo de mí una novelista, gracias a sus historias.

La idea de que predecía el futuro y nadie la escuchaba es exactamente lo que pasó, porque mi abuela cometió muchos errores y muchas de sus predicciones no se hicieron realidad, por lo que resultaba fácil descartar lo que decía. Por ejemplo, en una de sus sesiones espiritistas un fantasma le dijo que había un tesoro debajo de la escalera.

Como en esos días mi abuelo estaba viajando, mi abuela le pagó a una cuadrilla para destruir casi la mitad de la casa. Por supuesto, el tesoro no apareció. Pero, según mi abuela, la culpa era de la arquitectura de la casa, no del fantasma...

Cuando Clara muere, parece que la magia deja de existir con ella. ¿Es así, o la magia sigue viviendo de una forma diferente?
Clara vuelve a aparecer, en el peor momento, cuando han torturado, mutilado y violado a su nieta.

Cuando la nieta está muriendo en un calabozo, ella aparece y la sostiene y le dice que todo el mundo muere tarde o temprano, pero lo que importa es vivir, y la obliga a regresar a la vida.
Cuando estaba haciendo la novela, escribía sin parar, como si estuviera hipnotizada, sin saber por qué lo hacía. Creo que lo que pasa es que los terribles acontecimientos políticos del momento parecen haber destruido cualquier tipo de esperanza, de magia, de amor, de compasión...por un tiempo. Pero todo eso continúa bajo la superficie y, en los momentos de mayor necesidad, regresa. Es por eso que Clara regresa. Por supuesto, puedo explicar estas cosas ahora, pero cuando escribí el libro no sabía por qué pasaban.

Durante 22 años me han pedido que explique el libro y he desarrollado algunas teorías. Sin embargo, cuando estaba haciendo la novela, escribía sin parar, como si estuviera hipnotizada, sin saber por qué lo hacía.

¿Hasta qué punto el haber tenido que abandonar su país por motivos políticos la ayudó a escribir esta novela maravillosa?
Gracias por lo de maravillosa...Tuvo mucho que ver. No creo que me hubiera convertido en escritora de ficción si me hubiera quedado en Chile. En Chile yo era una periodista bastante feliz, y tal vez lo sería todavía. Lo que me hizo intentar escribir ficción fue el hecho de que en Venezuela no podía trabajar como periodista. Yo tenía todas estas historias dentro de mí y un enorme deseo de recuperar todo lo que estaba en mi memoria y me parecía que se estaba desvaneciendo. Esta novela fue un intento de vencer al olvido.

¿Nos puede explicar el proceso de escritura del libro?
Fue un proceso muy orgánico, no fue planeado. En esos momentos yo trabajaba 12 horas al día en una escuela. Tenía dos turnos, de siete de la mañana a siete de la noche. Llegaba a la casa bastante cansada, sobre todo aburrida, porque no me gustan los niños...y el 8 de enero de 1981 nos llamaron por teléfono a Venezuela para decir que mi abuelo, Esteban Trueba, se estaba muriendo en Chile.

Como yo no podía regresar a despedirme de él, decidí escribirle lo que podríamos llamar una carta espiritual, que yo estaba segura de que él nunca leería. El único objetivo de la carta era decirle que yo recordaba todo lo que me había dicho a lo largo de mi vida, que podía morir en paz porque yo tenía sus recuerdos. Para probar eso, comencé a escribir la primera anécdota que me contó, la historia de su primera novia, Rosa, quien murió envenenada al ingerir el aguardiente.

Y en cuanto comencé a contar sobre el perro Barrabás y Rosa, que fueron las primeras historias que escuché cuando era niña, me di cuenta de que me había distanciado de la carta, de la verdad, de la memoria, y que había entrado a un reino en el que todas estas cosas se mezclaban y yo tenía la libertad absoluta de hacer lo que quisiera. Yo podía inventar, exagera, mentir. Era mi derecho. Fue un momento maravillosamente liberador.

Cuando regresé a la escuela al día siguiente, con todos esos papeles que había escrito, trabajé todo el día, pero en mi mente ya estaban los personajes. Esa noche, después de cocinar y de que todo el mundo se fuera a ver televisión, me encerré en la cocina y, con una pequeña máquina, escribí las dos o tres páginas siguientes. No sabía que había entrado en un campo minado, el campo de la literatura, en el que los críticos y los profesores universitarios te destruyen si tienen la oportunidad

Eso fue lo que hice todas las noches durante un año y al final tenía 500 páginas, en la cocina. Fue así que escribí "La casa de los espíritus".

Cuando se la di a mi ex esposo, que era ingeniero, para que la leyera, me dijo "Aquí hay algo que no funciona. Escribes sobre 70 años de la vida de estas personas y no envejecen". Me di cuenta, horrorizada, de que me había olvidado de que algunos personajes seguían siendo eternamente jóvenes. Entonces mi ex esposo preparó un esquema, con los años, los acontecimientos y las edades de los personajes. Gracias a eso, organicé la novela, después de haberla escrito.

Cuando pienso en aquellos tiempos, me doy cuenta de que yo era muy inocente. Ya no tengo esa inocencia. Y es una gran pena porque se trataba de algo muy liberador.

 


 

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Isabel Allende habla con la BBC
9 de diciembre de 2003
Fuente: BBC Mundo.com