
 
LÍRICA 
DEL EDIFICIO 201
BLACK & VERMELHO, 2007. 
Buenos Aires
José 
Ángel Cuevas
Ni un mañana 
mejor ni nada, soy un chileno aún, es decir, mi mundo es la dureza, o el 
sobrevivir.
Que nadie diga que no. El mío es el trabajo de un ex-poeta 
que antes se metió a hacer profecías que no se cumplieron. A cantarle 
a los ríos, pueblos, cerros.
Pero ya no es el caso. Mi sujeto es un 
tipo de voluntad férrea que oye el ruido territorial, sabe que el mundo 
es gran texto, como dicen las malas lenguas.
Sólo deseo pasar a los 
nuevos estilos de vida.
Por último, agradecimiento a Cristian De 
Nápoli, que está haciendo un trasvasije de lo latinoamericano con 
Sergio Parra, Yanko González, Rubio, Cucurto y huifayayay.
Venceremos.
Nota 
del autor
 
DEFINICIÓN 
DE UN POETA
No es el poeta espectáculo de sombrero 
alón
gestualidad, ni fama, ni nada.
Ese mal vestido que va allí,
cargando 
una tajada de mundo una familia/ un vacío
con su cara de fracaso, cara 
de barrio y botillería lejana.
No es el poeta sabio
el iluminado 
egomaniático. 
Sino al revés
Es el emisario de un país 
vencido/ impago/ tartamudo,
alguien de los sectores medios
que ninguna mujer 
desearía como amante.
Quizás sí damas de población
o 
mujeres enfermas de los nervios
viejas, pobres, sordas, solas.
Mas nunca 
muchachas arribistas ni mujeres cursis.
En cuanto a su trabajo
el poeta 
dice que No tiene la pretensión
de escribir nada nuevo, fragmentos, 
un rayo láser
voz aguardentosa en el firmamento No. No 
Dice que 
si algo sale bien:
Es pura coincidencia.
 
 
POEMA 
49
(Yo) nací un día que dios estuvo enfermo
un 
día que dios se mejoró
amanecer hermoso de este mundo. 
Nací 
en el pobre Chile
Que no sé lo que es.
A lo lejos 
se oía una música
voces de gente que iba por la calle. (Yo) miraba 
las casas
desde el balcón/ el río.
¡La vida ha sido 
tan vertiginosa! Las escenas corren. 
Cierto es que se puede ver el universo 
en un grano de 
maíz,
la eternidad mirando las grandes cordilleras 
.. .. .. .. .. .. .. . .. .. .. . .. .. .. . .. ... .. 
.. .. antes que amanezca.
 (Yo) andaba siempre por el cielo, fui empleado 
de oficina 
veía pasar hordas de oficinistas y dependientes (como yo)/
 
fumando. Nací en el pobre Chile/
 el sangriento Chile/ yo comía 
pizza y miraba
 tardes enteras el bullir de las calles desde mi trabajo.
 
 
POEMA 
88
Fuera del sistema, no creemos en el Poder 
de status/ternos/ropas 
al viento 
botones, corbatas.
Hace tiempo descolgados/
 
fuera de casas y palacios chilenos.
 En el período de las masacres sociales;
Allí
se 
aprendió a existir con lo mínimo
 vivir del cielo en la noche
 
internarse por la cordillera infinita
 con la mirada.
Alejado de lo 
universal se pudo sobrevivir
 con una cebolla en escabeche/ mujer e hijos,
 
oír música fúnebre
la madrugada de las grandes concentraciones
 
y radios extranjeras dentro de la cama.
Aquí fuera del sistema se 
ven cambios/
 nuestro mar y árboles locales.
No llevamos tarjeta 
de crédito
apenas identidad supuesta y salud pública
Ni hacer 
caso de la publicidad maloliente
Dinero.
Estamos aquí solos
tomando 
un vaso de vino tinto.
 
 
POEMA 
45
Trabajé como un perro durante años
hablando 
por autoparlante, desde
una oficina, como mecánico de autos.
La cantidad 
de dinero que se ganó
día a día. Toda se esfumó.
Los 
muebles ya están gastados, el piso
lleno de hoyos. Nadie lleva ropa 
nueva.
Los malditos buses que no dejan dormir
Esa es la lucha diaria.
Sólo 
que ya no entra lluvia por los techos
Como en la última temporada.
 
 
POEMA 
73
Olas del Mar sobre los pobres de Chile,
madres de 
piernas moradas 
sin dientes ni várices son rociadas
por las olas 
del infinito
Los encorvados.
Pero el mar sigue, sigue
con su espuma blanca
en 
la negra belleza
lamiendo la frente de los pobres 
sus celulares, su celulitis 
sus panzas de vino y voces roncas. ¡r
De noche pasan llevando
bolsas, 
helados,
pasan los ebrios perdidos
con sus risas cínicas.
El mar 
fluye a los pies de ellos los pobres,
¿Qué carga un pobre? ¿cielos, 
azotes, patadas?
La población se baña allí
robos 
cesantías ojos morados
bofetadas a las mujeres niños ollas.
Lo 
cubre el saludo de las olas que el tiempo repite
los niños se alejan
por 
plazas y playas, el sufrir.
el reír, eso es lo que Lava
aquí 
la Ola que los salpica
 

 
ESTE 
LIBRO
Es la primera edición de un 
conjunto de poemas que el autor reunió bajo el presente título y 
que fueron escritos en los últimos anos.
José Ángel 
Cuevas nació en Santiago de Chile en 1944. Ejerció la docencia 
como profesor de Filosofía. A un puñado de libros editados en forma 
casera a partir de los 70 le siguieron, entre otros, Adiós muchedumbres 
(1989), 30 poemas del ex poeta José Ángel Cuevas (1992), 
Proyecto de país (1994), Poemas de la comisión liquidadora 
(1997) y Maxim, carta a los viejos rockeros (2000), así como la 
antología Restaurant Chile (2005).
Perteneciente, en sus 
palabras, a "la promoción poética que surgió entre los 
goles de Leonel Sánchez en el Mundial de 1962 y el golpe de Estado de 1973", 
una generación, afirma, "marcada por el viaje metafórico que 
va de un momento a otro: de la expresión encarnada de sueños cotidianos 
hechos realidad -desde la revolución cubana al movimiento hippie- a la 
imagen de esos actores políticos como los veteranos del 70", la poesía 
de Pepe Cuevas da cuenta del derrumbe de esos intentos colectivos, el destierro, 
la persecución y el silencio.
"Quiero pensar toda la militancia 
como un gran desvarío, un gran soliloquio, que de hecho yo he vivido, en 
conversaciones de bares, en conversaciones íntimas, de dolor, el todo esto 
que pasó y que está grabado en nosotros. Yo cumplí 60 años 
y viví toda la grandeza del levantamiento popular y esa inmensa trascendencia 
del gobierno popular y después todo el horror... Horror que sale de las 
voces, de las conversaciones, de las borracheras, del dolor. Porque imagínate 
cuántas conversaciones he tenido en mi mente, cuánto echar de menos, 
a los de afuera, a mis amigos. Cuánta desilusión al volver a la 
democracia, cuánta caída, cuanto olvido... al militante que está 
ahí olvidado, porque hay gente que ha hecho grandes cosas ... y a esos 
hombres los he visto por ahí. Sin un peso en los bolsillos, sin dientes, 
deshechos".
"Soy poseedor de un tiempo y ese tiempo lo juego 
como un ajedrez interior".