La Habana profunda
por Javier
Campos
...
Para hablar hoy de Cuba hay que estar en la isla. Pero no como turista
en las playas y en los hoteles cinco estrellas de Varadero, ni menos
como turista revolucionario. Los primeros quizás no se enteran mucho o
poco les importa como vive el cubano todos los días. Los segundos, son
las personas de izquierda -pero de la izquierda nostálgica,
principalmente- que no desean darse cuenta (ni decirlo dentro ni fuera
de la isla) cómo funciona el socialismo real allí. Es decir, en las
actuales condiciones de dolarización que vive Cuba y los que tienen
que subsistir, únicamente, con pesos cubanos.
... Lo primero que me sorprendió, positivamente,
es la cantidad de congresos internacionales que hay cada mes en La
Habana durante todo el año. Por ejemplo, los de literatura, poesía,
arte, Feria Internacional del Libro (cada enero), Coloquios
Internacionales sobre Musicología, El Destino del Libro en la Era
Virtual, o sobre La Representación Cultural del Caribe, Congreso de
Pedagogía 2003, Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo,
V Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo que
discuten, principalmente los cinco últimos, los efectos negativos de
las economías neoliberales entre los pobres del planeta. Y no faltan
los congresos sobre "el delicioso despotismo" de los medios masivos en
la actual e injusta globalización mundial.
... Alguien me comentaba en La Habana que esos
congresos son toda una industria cultural que le deja millones al
Estado cubano. Funcionan, inevitablemente, dentro del concepto de
mercado como ocurre en cualquier país capitalista. El invitado
extranjero a tal congreso, si no es un invitado especial del gobierno
cubano, debe pagar la estadía por su cuenta en dólares más otra
cantidad si es participante activo en algún panel. Sin embargo, la
revolución justifica esos continuos congresos porque tienen un
propósito muy loable: "hacer conciencia en el mundo que la actual
globalización neoliberal es injusta para la mayoría pobre y marginada
del planeta, y que un mundo mejor es posible" (Fidel Castro, 14 de
febrero, 2003).
Mi amigo Norberto
... En uno de esos congresos cubanos conocí a
Norberto, quien me dio otra visión, más cotidiana, de Cuba en las
actuales condiciones de su socialismo. El no tiene más de 35 años y
vive con su madre, una mujer, relativamente, joven. Él no tiene
trabajo fijo. Ella trabaja en una fábrica pero siempre está deprimida.
"Son los nervios", me dijo cuando la conocí. Gana cerca de 240 pesos
cubanos mensuales (son 10 dólares, aproximadamente, si el cambio
actual son 25 pesos por dólar).
...
El estado les da una Libreta de Abastecimiento. A través de
ella ambos reciben cierta cantidad mensual de arroz, pasta, huevos ( 8
por persona cada mes), café, fósforos, aceite, sal, algo de pollo o
carne. Las carnes o el pollo suelen retrasarse en la entrega y se debe
esperar al día siguiente, si los hay. También reciben mensual un jabón
y una pasta de dientes por persona. Y un pan diario cada uno.
... En todo caso la cantidad de
entrega alcanza sólo para 12 días. Y el resto de tiempo, como dicen en
Cuba, hay que "zapatearlo" o buscarlo como sea. Decir que Norberto y
su madre viven con hambre permanente sería injusto, pero comen poco,
tratando de ahorrar lo mínimo que obtienen con la libreta y buscar el
resto de los alimentos por otros lados. Además, con esos 240 pesos
deben comprar no sólo más comida (pero en pesos cubanos) sino
vestirse, reemplazar sus zapatos, comprar cepillo de dientes, pagar la
electricidad, el bus, recreación, etc.
... Por ejemplo, en una tienda en dólares unos
zapatos abiertos de verano (chalas) cuestan cerca de 10 dólares ( 239
pesos cubanos) y en una tienda en pesos la misma cantidad. Un jabón
"Lux", 60 centavos de dólar. Un televisor, 600 dólares. Una pasta de
dientes (con sabor), un dólar. Una botella de shampoo, tres dólares y
medio. Un par de calzoncillos, 4 dólares y medio. Un estéreo-radio-cd,
400 dólares.
... Esos precios son
algunos ejemplos para mostrar que con 240 pesos mensuales (o con 600
pesos mensuales que gana un médico) el poder adquisitivo del cubano en
su mayoría ha bajado en forma dramática con la dolarización. Realmente
a un nulo consumo, incluso de los bienes más indispensables. Uno puede
entender entonces que la depresión de la mamá de Norberto tiene su
explicación "económica", para usar la terminología marxista.
... En reciente información, el
ministro cubano de Comercio Exterior, Raúl de la Nuez, afirmó que
durante 2002, y en lo que va de 2003, Cuba compró a EEUU (y seguirá
comprando) 250 millones de dólares en alimentos. La mayor parte fueron
productos agrícolas. Esto quiere decir que el embargo, sin duda
inaceptable, en estos momentos es relativo cuando el mismo ministro
afirma: "El embargo se ha extendido por mucho tiempo, especialmente en
el área de la agricultura".
...
Seguimos conversamos con Norberto y su mamá en su casa de Centro
Habana. Me muestran el pan diario que reciben por la libreta. El pan a
veces lo dan un poco crudo, me dicen. Lo toco. Es cierto. Los huevos
son del tamaño de una pelotita de pin-pon. Luego me comentan que
aquella comida que Cuba le compra al gobierno norteamericano va
directamente a los supermercados en dólares. Ellos no reciben nada de
eso por La libreta de Abastecimiento.
... Incluso en un supermercado (en un Mall de el
Vedado) para diplomáticos, altos jefes del gobierno, turistas, o gente
que posee dólares, vi tomates en latas producidos en Cincinnati, entre
otros productos. La mejor comida está allí, en abundancia, pero en
"divisas" (dólares) como dicen en la isla.
... Es cierto entonces que muy poco o nada de lo
que Cuba compra a EEUU (o a otros países) va a la Libreta de
Abastecimiento de la mamá de Norberto, sino que se vende en dólares en
aquellos supermercados. Eso significa que la mayoría de la población
se queda sin los beneficios del "libre comercio" a causa de la
relativa ruptura del "bloqueo" norteamericano. "¿Acaso eso no es
neoliberal, también?", me decía otro cubano quejándose de esa
situación tan contradictoria respecto al destino en Cuba de esos
alimentos comprados al "imperio yanqui".
... Los medios masivos cubanos no dicen "embargo"
sino que usan una palabra mucho más fuerte: "el bloqueo". No hay que
escuchar mucho en la TV y radio cubanas para darse cuenta que todas
las calamidades que ocurren, especialmente con la falta de alimento y
poder adquisitivo de la población, se atribuye únicamente al "bloqueo
norteamericano". Lo que también quiere decir que la política económica
de la Revolución (que afecta la vida diaria de la mamá de Norberto y a
él mismo, por ejemplo) no se abrirá en este momento -ni en un futuro
cercano- a una economía de libre competencia en la isla. En eso Fidel
es muy claro en todos sus discursos.
... El temor al consumo abierto de la población,
según la política de los dirigentes de la Revolución, traería,
probablemente, la parte más negativa del capitalismo global. Y eso se
puede leer continuamente en sus medios masivos ("Granma", "Juventud
Rebelde", "Orbe", "Trabajadores") y se machaca en las continuas "Mesas
redondas", cada viernes a las 6:30 p.m., en la TV cubana, donde los
panelistas están, siempre, de acuerdo en el tema tratado.
... Un día le regalé a la madre de
Norberto un tubito de antibiótico. Era para la piel de su brazo.
También le ofrecí un frasco de 40 pastillitas de Tylenol para
sus continuos dolores de cabeza y depresiones. Todo eso le pareció
como caído del cielo. "Es difícil conseguir aspirinas en Cuba", me
dice. "Y antibióticos, imposible". Es cierto, he pasado por varias
farmacias en La Habana, y siempre hay largas colas con gente con
recetas en las manos. Muchos deben volver a la cola al día siguiente o
los subsiguientes para ver si encuentran algunas medicinas que
necesitan.
... Norberto me explica
la cuestión de los medicamentos en Cuba: "ahora, con la depresión
económica escasean los medicamentos y los pocos que hay muchas veces
se distribuyen mal, priorizando las tiendas en dólares. Hay falta de
cosas tan simples como aspirinas, algodón, jarabes, etc. Muchos de los
hospitales para la población carecen de higiene y accesorios básicos
como sabanas, colchas, almohadas, alimentación, lo cual es
contradictorio puesto que, generalmente, se cuenta con tecnología
avanzada para la cura de enfermedades". Y terminaba: "Cuba se
vanagloria de tener una industria farmacéutica a nivel mundial, sin
embargo son incapaces de producir una simple aspirina para la gente".
... Dentro de tantas personas de la
izquierda europea o latinoamericana, o norteamericana (como el
sociólogo James Petras), que pasa por Cuba a través de esos continuos
congresos, estuvo por esos días Volodia Teiltelboim invitado a la
Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, en
homenaje al 150 aniversario del natalicio del Héroe Nacional José
Martí. El chileno dio una entrevista el 31 de enero pasado en el
diario "Juventud Rebelde", uno de los cuatro diarios existentes en
Cuba, todos controlados por el gobierno -en la isla no se distribuye
(ni se conoce) la prensa internacional-. Además del muy restringido y
controlado acceso a Internet que, además, cuesta 3 dólares la media
hora de conexión y se debe pagar sólo en esa moneda.
... En esa entrevista Teiltelboim decía al
periodista cubano: "En la segunda ocasión que llegue a la isla fue
a un año de haber triunfado la Revolución. Y desde entonces no dejo de
asombrarme… Uds. han obrado el milagro de demostrar al mundo que la
justicia es posible, que la libertad y el socialismo son viables. Y
han cultivado la inteligencia por encima de todo. Se necesita mucho
talento y genio político para lograr ese milagro de mantenerse en pie
y de decir, definitivamente, que Cuba ha vencido".
... Norberto lee también la entrevista y luego me
dice, irónicamente, que sería bueno que esa gente de izquierda se
viniera a vivir aquí, a Centro Habana, "únicamente un mes en nuestra
casa, recibiendo el salario en pesos, comiendo sólo con la Libreta de
Abastecimiento, mirando los únicos tres canales estatales de TV,
leyendo los periódicos igualmente controlados por el gobierno, sin TV
cable porque está prohibida (excepto para los diplomáticos, las
embajadas, y los hoteles), sin prensa internacional, sin acceso a
internet, privarnos de ver la película: "Fresa y chocolate" que nunca
se ha pasado por la TV cubana, o impedirnos leer autores cubanos
porque ciertas obras de ellos están censuradas como las de Reinaldo
Arenas, Zoe Valdez, Jesús Díaz, Norberto Fuentes, Eliseo Alberto,
entre otros. Entonces, después de vivir todo lo anterior, sólo por un
mes, me gustaría que repensaran aquella `libertad y justicia del
socialismo´ en la Cuba actual".
...
En una de las últimas visitas a la casa de la mamá de Norberto, me
invita que conozca el segundo piso. Es realmente una sola pieza
construida para crear otro piso independiente. Es muy común esas
construcciones improvisadas en esos edificios de Centro Habana con
cuartos muy altos. Me muestra un hoyo en la pared. "Mire aquí", me
dice. Miro y veo una gallina y un gallo. Es un gallinero clandestino.
... El gallo parece mudo y la
gallina pone 5 huevos cada día. "Se adaptaron al sistema", me dice
Norberto riéndose. "Ni la seguridad sabe que tenemos dos aves aquí".
¿Y por qué no venden los huevos extras?, le pregunto. "No, si me
sorprenden me quitan el gallinero. Luego a lo mejor voy a la cárcel.
No se pueden vender los huevos extras porque se prohíbe la libre
empresa. Sería un contrarrevolucionario". Sin embargo, Norberto quiere
criar pollitos y comerse algunos. "Quizás los otros los venda a
escondidas", me dice.
... La
gallina y el gallo viven allí en silencio. Ni en la mañana canta el
gallo. Sabe que no debe denunciar a sus dueños. El gallo monta a la
gallina en Centro Habana y nadie dice ni pío. La gallina sabe que sus
huevos son de oro. Y luego se quedan allí los dos tranquilitos en ese
hueco. El gallo arrimado en una esquina, quien sabe si aburrido o
soñando un jardín con pastito fresco. La gallina es aún más silenciosa
porque no cacareara cuando pone los huevos. El gallo está condenado a
vivir sin chistar en la oscuridad de un cuarto de un edificio
descascarado, en Centro Habana, Cuba.
... Norberto no me ha escrito ningún correo
electrónico desde mi regreso de la isla. Sé que él jamás ha navegado
por Internet y se le notaba un “hambre” por otras fuentes de
información diferentes. Tendría que gastarse 3 dólares por sólo media
hora porque el acceso allí no se paga en pesos cubanos. Pero, ¿quién
puede navegar por 30 minutos en Internet, en los hoteles o sitios
restringidos, si se necesita un mínimo de una hora para hacerlo,
excepto los turistas y los extranjeros de paso que pueden pagar más,
además de que la conexión para el público cubano está fuertemente
controlada por el gobierno?
...
Después de estar en Cuba entiendo por qué Norberto no puede contestar
un simple mensaje electrónico. Es que resulta difícil para la mayoría
comunicarse con otras partes del planeta cuando es primordial gastarse
mejor aquellos tres dólares -y porque no hay otra opción- en
suplementar con comida extra la escuálida Libreta de
Abastecimiento.
Habana, enero-febrero 2003
Javier Campos es escritor y
académico chileno en EE.UU.